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puede hacerse cargo de obras de esta naturaleza y de los adornos que hayan de acompañar á las obras literarias; Mr. Mialhe, hábil paisagista, nos dará los mejores modelos de paisages cubanos y puede ademas hacer otros muchos dibujos con la pluma; Mr. Cosnier muy ejercitado en los trabajos topográficos, sabe trasladar á la piedra los planos y cartas, reduciéndolas á la escala que se pida; Mr. Bourrelier, escribiente del establecimiento ha dado muestras de su habilidad en su ramo; y D. Juan Muñoz, conocido mucho tiempo hace en la Habana como uno de los mas acreditados pendolistas, adm.tido como discípulo y empleado, no tardará en trabajar sobre la piedra obras dignas de las ingeniosas producciones que hasta ahora ha encomendado al papel. Los impresores son seguramente de los mejores que estaban empleados en Paris, como lo acreditan las obras que han impreso en este pais, donde tenian que luchar contra las dificultades que presenta el clima, las cuales han vencido completísimamente. Semejante ventaja no se habria alcanzado con prensas ordinarias; y así es que sin ser muy conocedores en la parte maquinaria de esta arte, podemos decir que las que hemos tenido á la vista, escogidas en Paris por Mr. Moreau, nos han parecido escelentes: lo mismo diremos de las piedras, de las cuales hemos visto un surtido regular. Por lo que hace á los precios, los hemos hallado moderados, y creemos que á esta moderacion deben los Sres. directores Cosnier y Moreau el trabajo que han tenido hasta ahora, y que irá en aumento, si como esperamos, mantienen esa equidad del precio á la cual desde el primer dia han unido la mas perfecta ejecucion. En prueba de esta última asercion acompañamos una muestra de todos los trabajos ejecutados hasta hoy, para que convencidos el Sr. Director y vocales de la verdad de lo que decimos, manifiesten de algun modo su satisfaccion á los directores de tan útil establecimiento, los cuales por su lado atentos al bien público y deseosos de complacer á esta Real Corporacion se proponen enseñar dos discípulos nacionales, y piensan haber ya cumplido con la mitad de su compromiso teniendo entre ellos al ya mencionado D. Juan Muñoz. Habana y abril 29 de 1839.Felipe Poey.-Ramon de Armas.

HISTORIA DEL CAFE.

Se llama así la semilla de una cereza que produce este árbol, de un pequeño tamaño, designado con el nombre Coffea Arabica y tambien con el de Jasminum Arabicum. Los botánicos han numerado diversas variedades de este árbol como existente en los emisferios del oriente y occidente, pero todos convienen en que esa variedad depende enteramente del clima y de los terrenos, como se ha justificado en su subsecuente naturalizacion en el nuevo mundo, demostrando que el café que allí se cultiva hoy es progenitor de la misma planta que por el año de 1714 presentaron los magistrados de Amsterdan á Luis XIV rey de Francia. Esta planta se puso en Marly bajo el cuidado del célebre Mr. de Jussieu, y algunos años despues sus renuevos se llevaron á Surinan, Cayenne y la Martinica. El cultivo en las Antillas debió ser muy rápido, porque en 1732 los productos del café en la Jamaica era ya de tal entidad, que la legislatura promulgó un acta en su favor. El uso del café como infusion alimenticia, fué conocido en la Arábia mucho ántes de la época que hemos referido, y todas las autoridades convienen en que lo introdujo allí un tal Megalleddinme, sacerdote de Aden, usándolo como droga medicinal al regresar á su pais nativo. Los progresos del café al principio fueron lentos y comprometidos en dificultades, pues hasta el año de 1554 no encontramos que se vendiese públicamente en Constantinopla. Luego que esta bebida se generalizó en la capital de la Turquía, los ministros de la religion la hicieron objeto de sus quejas, alegando que las mezquitas estaban desiertas, por la escesiva concurrencia del pueblo á los cafées y en su consecuencia estos se cerraron y la policía de la ciudad quedó encargada de prohibir absolutamente el café. Parece que no fué fácil llevar adelante esta medida y que al fin el gobierno se vió en la necesidad de permitir su venta, señalándole un impuesto que produjo sumas considerables á sus rentas. El consumo del café es muy grande en la Turquía, y no debe estrañarse que así sea en un pais en que los principios de su creencia se oponen al uso del vino y de los licores espirituosos. El café en un tiempo se estimaba de tan ta necesidad allí entre sus habitantes, que el no darlo el marido á la muger con razonable abundancia, se tenia como una prueba legal para ameritar derecho al divorcio. Son muchas las dudas existentes con respecto á la primera época en que se introdujo el café en la parte oriental de la Europa; sin embargo, los venecianos que hacian esclusivamente el tráfico del Levante, probable mente fueron los primeros que adoptaron su uso. Una carta es

crita desde Constantinopla el año de 1615 por el veneciano Pedro de la Valle á su corresponsal hace entender que pensaba llevar á Italia algun café, refiriéndose á ser un artículo desconocido en su pais. Treinta años despues unos viageros que fueron de Constantinopla á Marsella, llevaron consigo una provision de este lujoso artículo con todos los utensilios propio para hacerlo; pero hasta 1671 no se abrió en aquella ciudad la primera casa destinada á la venta del café preparado.

Las casas cafées de Londres fechan su orígen mucho tiempo ántes, y la primera que se abrió en George Yard, calle de Lombard, fué por un griego llamado Pascua que habia venido á Inglaterra en 1652 con un negociante turco.

La primera vez que se habla del café en nuestros estatutos se encuentra en el acta 12. Carr. II, cap. 24 (año de 1660) imponiendo el derecho de 4 peniques por cada galon de café que se hiciera para vender. Tres años despues se mandó que las casas cafées sacasen sus respectivas licencias de los magistrados en las secciones trimestres.

El café no puede cultivarse con ventaja en ningun clima, cuya temperatura en cualquiera época llegue á bajar de los 55 grados del termómetro de Fahrenheit. Los árboles vegetan con mas lozanía en los terrenos nuevos y elevados, donde las aguas corran y no perjudiquen sus raíces. En algunos lugares siembran dentro del café diferentes árboles para que las sombras de sus hojas apaciguen los rayos abrasadores del sol. El café principia á producir á los dos años, aunque propiamente no puede decirse si. no que á los tres. El aspecto de un cafetal cuando está en flor es interesante y de una mágica apariencia. En una sola noche los botones se abren admirando y sorprendiendo la hermosura con que esperan la risueña aurora para recoger en su cáliz el cristalino rocío de la noche.

Cuando el café viene máduro y se conoce por el color rojo subido que ha tomado la cereza, se procede á recogerlo. En la Arábia no se acostumbra arrancar el fruto con las manos: acomodan mantas debajo de los árboles y los sacuden para que en ellas caiga el que ya está sazonado; luego lo ponen al sol hasta que sus rayos lo hayan secado completamente, y así separan la cáscara por medio de unos rollos pesados de madera ó de piedra. El café aun despues de separado de la cáscara vuelve al sol á fin de evitar que se arda en los envases que se destinan para su embarque. El modo de coger el café en las Antillas es diferente. Destinan cierto número de negros, segun las fuerzas de las plantaciones, para que cosechen la cereza que ya está madura, cogiendo con la mano una por una, y para este fin salen al campo provistos cada uno de un saco de lienzo, en cuya boca lleva un anillo

ó arco de fierro que la mantiene abierta, el cual se lo cuelgan al pescuezo para dejar espeditas ámbas nanos. Luego que estos sacos se llenan, se deposita el fruto en grandes canastas que colocan á ciertas distancias. Se ha calculado que cada bushel de cereza madura produce 10 libras de café limpio. Para preparar la cereza la ponen al sol en camas (secaderos) de cinco á seis pulgadas de alto, en donde la pulpa fermenta en pocos dias, consumiendo las partículas accidosas gradualmente en el espacio de tres semanas poco mas ó ménos. En este estado se conduce al molino de descascarar. Algunos hacendados estraen la pulpa de la cereza en el momento que la arrancan de la mata por medio de otro molino construido al efecto.

La preparacion del café para usarlo es un progreso que necesita mucha limpieza y cuidado, pues si se deja quemar pierde. la aroma, substituyéndose en una materia carbónica, amarga y desagradable.

Esta operacion se hace hoy en un tostador cilíndrico que contínuamente se revuelve sobre su eje en el fuego á fin de que en el movimiento opere la candela por igual. Los inteligentes recomiendan que el café no se guarde por mucho tiempo despues de estar tostado, y que se muela si es posible en el momento de necesitarse para el uso, pues de lo contrario se disipa la virtud balsámica haciéndose insípido y de mal gusto.

La cantidad del café que se consume en la Europa es grande. Humboldt la estima en cerca de ciento veinte millones de libras, y como una cuarta parte de estas solo se gastan en Francia.

Despues de la época de este cálculo el consumo se ha aumentado en Inglaterra estraordinariamente á virtud de la reduccion de los derechos de importacion y del capricho del público que ha ido aficionándose mas y mas á una bebida que desconocieron nuestros mayores.

(Penny Magazine.)

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MONUMENTOS ANTIGUOS

DE LA

AMERICA

Y RELACIONES DE ESTE DOBLE CONTINENTE CON EL ANTIGUO

MUNDO.

Si los pueblos mas antiguos han escrito su historia de una manera durable es por sus monumentos. Estos han sobrevivido á las lenguas, como á la mayor parte de las tradiciones. Los que conserva el suelo americano, y que hasta una época muy inmediata á nosotros, eran generalmente desconocidos, ayudarán algun dia á desenmarañar tal vez su historia.

Despues de mas de tres siglos del descubrimiento de un pretendido nuevo mundo, el antiguo hemisferio estaba habituado á considerar al otro como saliendo apénas de la infancia. El sabio, lo mismo que el hombre vulgar, no podía separar la América de la idea de un estado salvage ó semi-salvage; atestiguando con la nueva formacion de sus pueblos y contrastando con la vejez de sus florestas. Bien sea que no se conservase el recuerdo de las maravillas del Perú y de Méjico, ó bien que la historia hubiese recogido pruebas de una civilizacion anonadada por las conquistas, la imaginacion nos representaba siempre las playas americanas, hermoseadas con los encantos de la adolescencia, cubiertas de selvas virginales, ofreciendo, por decirlo así á nuestra contemplacion un suelo nuevo, como sus habitantes; y la memoria, ayudando á la imaginacion, hacia revivir al punto á los Incas, á los hijos del sol, sus usos sencillos, sus costumbres tan limitadas, y por consiguiente tan pintorescas; estos guerreros que no conocian el hierro, estas mugeres desnudas que no conocian la vergüenza, y cuyo adorno y vestido consistia en algunas brillantes plumas; todo en fin formaba en el espíritu aquella idea de novedad muy justificada por la ignorancia, ó el estado de barbarie de la inmensa mayoria de las poblaciones que cubren la América.

Y con todo, en el fondo de estos bosques impenetrables, donde es preciso suplir con el fuego al hacha impotente; en medio de estos desiertos en donde creemos que la mano del hombre jamás ha construido cosa alguna, existen edificios numerosos imponentes por su carácter y por sus dimensiones gigantescas, edificios que, segun la espresion tan bella y tan pintoresca de Mr. Chateubriand, dominaban ántes á las florestas y hoy sostienen á estas sobre sus derribadas cúspides.

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