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Se verifican en Paris mas de 8,000 matrimonios por año. Sobre 16,000 matrimonios, no hay 160 de aquella clase. Es poco mas ó ménos la sesta parte de los niños espósitos, cuyo máximum he calculado el resto ó perece, o se destierra, ó vegeta en la miseria y no encuentra mod» de casarse.

Para obtener otros resultados diversos de esta horrible estincion de los niños espósitos, es preciso que gaste el estado, en los diversos departamentos diez millones de francos por año; sin contar las cargas filantrópicas, que acuden al socorro de estos seres infortunados.

El exámen comparado de las admisiones de hijos espósitos y del total que resta á cargo de los hospicios, demuesta, desde 1830 un número de vivientes que se aumenta con mas rapidez que el de las recepciones. El acrecentamiento de estas de 1830 á 1833, mas allá del término medio de los seis años precedentes, es de 5,528 niños.

El acrecentamiento de la existencia á cargo de los hospicios es de 8,586 espósitos. Este resultado es tanto mas notable, cuanto que en este intervalo de cuatro años, los 5,528 admitidos de mas, deben disminuirse á lo ménos en cuatro décimas partes, por efecto de la mortandad excesiva de la primera edad.

El aumento de los gastos, resultado de un acrecentamiento simultáneo de niños espósitos y de longevidad, ha suscitado las quejas mas vivas de los departamentos. El excese de depósitos pertenece unicamente á los dos años fatales: el de 1831 por las conmociones civiles; y el de 1832 por estas mismas conmociones, aunque débiles, y por los terribles estragos del cólera, en que se han multiplicado los huérfanos y los espósitos.

El exámen de la mortandad de esta clase de niños, conduce naturalmente al de la mortandad general de la parte numerosísima de la poblacion, que no tiene lo suficiente á las necesidades de su propia existencia.

Siguiendo con atencion escrupulosa el movimiento de la poblacion de los hospitales de la capital, desde el principio del siglo, he encontrado la demostracion mas satisfactoria de una mejora fisica y moral. Espondré de una manera muy concisa, los resultados que he obtenido. Limitándome solo á los hospitales, me he preguntado ¿cuál es la proporcion de la poblacion total con el número de personas, que por sus enfermedades temporales se encuentran en el hospital en el espacio de un año?

Poblacion de los hospitales de Paris por cien mil habitantes, segun diversos censos.

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Estos resultados tan satisfactorios por sí mismo, lo serán aun mas, si se compara la reunion de personas que en cada año han permanecido en los hospitales, los hospicios y las casas de niños espósitos.

Número de personas que han permanecido en un año en el hospital, en los hospicios, y las casas de niños espósitos por cien mil habitantes.

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De modo que mientras que la caridad pública y la beneficencia municipal admiten en los hospitales y en los hospicios mas de un quinto en sus enfermedades, heridos, ancianos y niños aban donados, en treinta años, los muertos en estos asilos de sufrimientos y de miseria, comparados á la poblacion total disminuyen en la relacion de 13 á 9, esto es, de 31 på. Ved aquí el resultado de una administracion y de un servicio de sanidad que ha llegado gradualmente á ser mas ilustrado é inteligente.

Para comparar en seguida los dos estremos de la vida, he dividido por el número de nacimientos, el total de los muertos en los hospitales, en los hospicios y el depósito de los niños abandonados.

Cuadro del total de muertos en los hospitales y en los hospicios de espósitos, por 10,000 nacimientos.

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He aquí el progreso que han podido producir durante un tercio de siglo los esfuerzos bien dirigidos en favor de la humanidad, la mutacion tan saludable del estado de guerra al de paz, los adelantos en las artes económicas, el de las ciencias médicas y la riqueza del pais; riqueza cuyo desarrollo debe influir sobre la disminucion de un guarismo, que á pesar de todo disminuye con tanta lentitud.

En medio de los numerosos esfuerzos combinados por la autoridad pública, las ciencias y las artes, para endulzar el rigor de la suerte en las clases laboriosas; es muy justo decir que estas clases mismas han hecho laudables tentativas con el designio de coadyuvar á tan benéficas intenciones.

Desde 1827 he presentado el cuadro de sociedades de socorros mútuos instituidos por los obreros y los empleados de un gran número de profesiones, para contribuir mensualmente á formar un fondo comun que sirva para la asistencia doméstica de los miembros de la asociacion y sus familias sin recurrir al hospital. En aquella época existian en Paris 193 asociaciones de industriales de todas profesiones, que contaban 13,660 suscritores, libres ya con sus familias de los riesgos del hospital.

Siento sumanente no poder presentar con respeto al año de 1836 un cuadro del mismo género: estoy cierto, que probaría el progreso que ha hecho este noble espíritu de asociacion.

Sin embargo, aun cuando actualmente ascendiesen á 26,000 obreros, en lugar de los 13,000 asociados, su agregacion no formaría mas que una débil parte de la poblacion total. El bien que ha producido este arbitrio, solo es en cierto modo un egemplo de lo que es posible lograr sobre una escala infinitamente mas estensa. No solo 26,000 asociados, 260,000 cabezas de familia quisiera ver asegurar entre sí socorros mútuos.

Si asociaciones tan multiplicadas no fuesen suficientes á los gastos de sus enfermedades, quisiera tambien verlos entrar en

composicion con la autoridad pública, para pagar progresivamente á medida que la posibilidad popular se aumentase hoy, una cuarta parte de los gastos que exigen los hospitales y los hospicios, mas adelante un tercio, despues la mitad, y luego los dos tercios; siempre e'evándose hácia la igualdad de las cargas con la contribucion de las personas socorridas.

Entonces el hospital no sería en tauto estremo, como lo es al presente, un refugio á la imprevision, à la disipacion, á la holgazanería, á la enervacion de las fuerzas, á la impotencia final de bastarse á sí mismo.

Por la contribucion voluntaria, el hospital se ennoblecería á los ojos del pueblo. Entonces no sería solo una caridad, una limosna que se hace así á la virtud como al vicio, así al mérito en desgracia, como al despreciable en el infortunio.

Creo indicar aquí la fuente de un gran progreso hacia la mo+ ralizacion del pueblo. Lo ofrezco á la meditacion de los buenos ciudadanos; á la simpatía de los corazones verdaderamente amigos de la humanidad; á la elevacion de alma de los hombres para quienes socorrer al sufrimiento no es mas que la mitad del beneficio, si el socorro no tiene el doble resultado, aliviando nuestros males físicos, de preservar nuestro carácter de la abyeccion que sigue siempre á la pobreza, cuando es socorrida ciegamente con este solo título.

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Hasta el presente no he hablado sino de la desgracia: preciso es llegar á un objeto mas penoso y no menos importante. Es preciso examinar los crímenes y los delitos tan dañosos á los apacibles trabajos de la indústria. Ofreceré los resultados comparados con la instruccion popular.

Doce años há que el Gobierno hace arreglar con la mas laudable perseverancia una estadística ya muy perfeccionada, distin guiendo con cuidado los crímenes y delitos cometidos contra las personas y contra las propiedades. Los correspondientes censos á los ocho últimos años presentan la distincion de criminales y de acusados, segun los grados de ignorancia ó de instruccion. He calculado los resultados de estos ocho años á fin de borrar en alguna manera las desigualdades inevitables que puede presentar cada año cuando se considera aisladamente. He encontrado sobre 10,000 individuos de cada clase acusados de crímenes contra las propiedades:

19 En la clase completamente ignorante.

3,624 Acusados de crímenes contra las personas.

2o En la clase que solo sabe leer y escribir imperfecta

mente:

4,411 Acusados de crímenes contra las personas.

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39 En la clase que sabe leer y escribir bien, y que se eleva al simple nivel de la enseñanza primaria: 4,041 Acusados de crímenes contra las

personas.

4. En la clase que posee una instruccion superior á la simple enseñanza primaria :

5,636 Acusados de crímenes contra las

personas.

Los resultados que acabo de concordar son de tal naturaleza que merecen la atencion mas profunda en el espíritu de los amigos de la humanidad.

¿No es á primera vista un hecho muy admirable, un hecho que parece destruir todas las ideas recibidas hasta el presente, cual es, que la completa ignorancia ofrece la proporcion menor en los crímenes contra las personas? Advirtamos con cuidado que no se trata de aquellas diferencias ligeras, unidas á accidentes y causas secundarias, inapercibidas y fortuitas. Aquí tratamos de ocho, años reunidos; sobre la criminalidad de un pueblo de 33.540,000 almas, y deducimos nuestras proporciones de un total superior á á cincuenta mil casos particulares.

La enseñanza mas imperfecta, la que no proporciona ni aun la facilidad de leer y escribir bien, forma una categoría en que se encuentran 4,411 acusados de crímenes contra las personas, esto, es cerca de una cuarta parte mas de 3,624 acusados por los mismos crímenes en la clase del todo ignorante; y el total por el. mismo número de diez mil individuos acusados de crímenes contra la propiedad.

La instruccion primaria transmitida con un suceso completo,. ofrece un resultado mucho ménos desagradable en la clase que la posee. Presenta una proporcion menor de crímenes contra la persona que la clase instruida incompletamentamente. Pero acercán-, donos á la clase enteramente ignorante, encontramos una novena parte mas de crímenes contra la persona comparativamente á los acusados por delitos contra la propiedad.

En fin, la clase que posee una instruccion superior á la ense ñanza primaria es la que excede á las demas por la multiplicidad de crímenes contra las personas. Comparándola con la clase completamente ignorante, se encuentra que ella sobrepasa en crímenesĮ contra la persona en proporcion de 55 på: siempre admitiendo en cada clase, por término de comparacion el mismo número de diez mil acusados contra la propiedad.

No es en sí misma la enseñanza de la lectura y escritura, del griego y del latin, del cálculo y del álgebra la que puede inclinar á los hombres al crímen ó á la virtud.

Sin embargo, admitámos que la instruccion pasa del maestro al discípulo, como un simple mecanismo: admitámos que se

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