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Queda pues muy satisfecho nuestro patriotismo, único móvil que nos guia, con haber probado hasta la evidencia que las transacciones de esta plaza con individuos de nuestra propia nacion progresan ventajosamente por medio de un sistema mercantil, cuyas conveniencias recíprocas están demostradas al favor de los datos mas convincentes.

Presentaremos ahora en el siguiente cuadro los derechos, ó las rentas en favor del Estado, producidas por las operaciones mercantiles en el año de 1838.

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Año comun del cuatrienio. 4.060,474

Vemos por la anterior demostracion, que á más de venir ascendiendo las recaudaciones de año en año, hay un aumento en favor del año de 1838 de 399,689 $ 24 rs.: puesto que los derechos devengados ascienden á 4.460,163 $3 rs., correspondiéndole solo en año comun del cuatrienio que hemos calculado 4,060,474 $ pesos real.

He aquí desmentida otra impostura de los que alegan que la renta pública en el ramo de aduanas no ha recibido aumento. Ya verán satisfechos sus deseos estos economistas de nuevo cuño. Pero á nuestro juicio los derechos marítimos no deben aumentar á medida del progreso comercial, sino en cuanto lo exijan las urgencias generales de la nacion y las atenciones del distrito. Una buena administracion supone una balanza fiel y exacta para colocar en un lado las cargas públicas, y en el otro las exacciones. Si el movimiento mercantil asciende por ejemplo á veinte millones de pesos y le corresponden á este ramo de la riqueza, cuatro millones de derechos, para llenar su cuota en las cargas públicas, aun cuando aquel ascienda á cuarenta millones, la exaccion debe ser la misma, si urgencias nuevas, ó estraordinarios gastos no exigen el aumento de la contribucion. La administracion de la Isla de Cuba no ha podido ménos que sujetarse á estas circunstancias: la necesidad la ha conducido á mantener siempre inclinada la balanza del lado de los impuestos. Cuando pudiera haberlo evitado, vino el deber nacional á ofrecer en las aras de la patria el sacrificio de nuevos recargos para el subsidio estraordinario; y nada es costoso al cumplimiento de tan sagrada obligacion. Pero nos parece una injusticia muy cruel que cuando se procura seguir esta honrosa y noble senda, haya todavía quien pretenda denigrar nuestra administracion con suposiciones intolerables.

Las operaciones mercantiles se han debido á las frecuentes entradas y salidas de buques en este puerto; el que, valiéndonos de la frase de nuestro virtuoso maestro el filósofo Habanero, representa un bosque de mástiles adornados con las banderas de todas las naciones, que flamean tranquilas en el pais de la filantropía. Espresarémos cual ha sido este movimiento en 1838.

Número de entradas y salidas de buques y sus toneladas, con distincion de sus banderas nacionales.

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No necesitamos comentario alguno para demostrar el aumento en el tráfico de buques y en el número de las toneladas, pues bastará fijar la vista en el cuadro comparativo que antecede. En él se nota un acrecentamiento gradual en los guarismos de año en año, hasta dar una diferencia en favor del último, comparado con el primero, de 483 buques de entrada, y 87.472 toneladas, y de 425 de salida y 70,721 toneladas.

Esta sería la oportunidad de presentar en resumen el total de la importacion y esportacion, y deducir la diferencia en favor de una ú otra parte; pero como no tocamos una utilidad real en esta

operacion, nos dispensamos de alargar mas este artículo. Sin em bargo, cualquiera puede verificarla; pero advertimos que los guarismos que espresan la totalidad, no representan rigorosamente el valor de las mercancías importadas ó esportadas, sino tan solo un precio convencional, prudentemente calculado en el aforo, casi siempre invariable, cualquiera que sea el estado de la plaza. Pondremos un ejemplo de esto. En la importacion se fija el precio del arroz á 12 rs. arroba y el de la harina á 12 $ barril. En la importacion se calcula el azùcar en general á 7 rs. por arroba, es decir que corresponde al surtido de 3 de quebrado y de blanco muy poco mas de 41 y 8 rs. la arroba. El café se valua á 4 $ el quintal. Ahora bien: 100 barriles de harina representarian 1200 $, y 150 $ 100 arrobas de arroz, que componeu el total de 1350 $ : para equiparar la balanza en este caso es preciso asignar 1350 arrobas de café; y ya se conocerá que no hay paridad en el cómputo; pues aun cuando se considere un aumento de precio en los renglones, porque pueden estar aforados muy inferiormente, y aunya que se calculen tambien los derechos que soportan, y sin embargo de recargarse asimismo el valor de los de esportacion con un moderado derecho, siempre resulta una enormidad; porque precisamente en 1838 puede asegurarse que el comercio no ha embarcado café que baje del duplo del valor que le consigna el aforo. Es verdad que la harina y el arroz se han visto en esta plaza á un precio mas que duplicado del que aquí se representa; pero ha sido por pocos dias; y siempre subsiste el inconveniente, porque se inclinará la balanza del otro lado.

Parece que nos damos á entender, en lo que acabamos de decir sobre la imposibilidad de buscar este equilibrio, y de graduar si se pierde ó gana en el movimiento mercantil, si acaso está ya decidido, ó por lo ménos puede aplicarse á todos los casos, que un pueblo pierde ó gana cuando su importacion es mayor que su esportacion o vice versa. De cualquier modo que sea, sería preciso para lograr siquiera una aproximacion en el cálculo, agregar á los valores del aforo los derechos con que van ó vienen recargados los renglones de entrada ó salida, tener una constancia del giro de letras que con tanta abundancia se verifica, así á favor como á cargo del comercio de esta plaza; y entonces podrian deducirse algunas consecuencias; pero en el estado actual nos basta instruirnos de lo que se importa para nuestro consumo; los frutos abundantes que ofrece este suelo, para permutar con todas las naciones civilizadas del orbe, y las rentas que produce al Estado este movimiento activo, base de la prosperidad de todos los pueblos. Tal vez no habrémos alcanzado este objeto. Pero si una omision involuntaria ó algun error en las operaciones numéricas nos ha hecho deducir falsas consecuencias, el juicio de nuestros lectores sabrá

rectificarlas y consignar en el lugar que merece cste trabajo, que por nuestra parte se ha emprendido en obsequio de nuestros suscriptores, y animados del mas puro sentimiento patriótico: Amor al pais.

DISCURSO

Sobre las relaciones entre la moral, la instruccion y la industria, pronunciado en el Conservatorio de Artes y oficios de Paris: por el Baron Carlos Dupin (1).

La enseñanza de las ciencias matemáticas, aplicadas á la industria, demuestra bajo de que principios deben emplearse las fuerzas fisicas del hombre, de los animales y de los agentes inanimados, para obtener en todas las circunstancias el resultado material, el mayor y mas perfecto.

Solo una razon ilustrada, serena é impasible podrá conducir á la aplicacion incesante y siempre apropiada de estos medios á las necesidades de la sociedad. Pero al lado de la razon, y muy frecuentemente en su perjuicio, nos seducen los intereses, nos arrastran las pasiones: las acciones productivas, ya desviadas de su objeto, ya debilitadas ó paralizadas, y otras veces sustraidas á sus poseedores legítimos, quedan perdidas para la masa de ciudadanos, y dirigidas en un sentido, contrario á aquellos esfuerzos, que procuran la riqueza de algunos y el bienestar de la mayoría.

Ademas de las fuerzas físicas, cuya aplicacion nos enseña la ciencia á disponer, encontramos fuerzas inmateriales, que cada hombre encierra en sí mismo, y que puede aplicar en bien ó en mal, á fin de concurrir al objeto comun de la prosperidad social, ó en un sentido contrario.

Resultaria un grave daño al Estado, si procurase que el progreso de las ciencias y artes solo sirviese para dar mas habilidad al ciudadano en el egercicio de las fuerzas fisicas, sin darle mas imperio en el de las fuerzas inmateriales. Segun este principio, la aplicacion de la moral á la industria, no debería jamas estar separada de la aplicacion de la ciencia á las artes y oficios. Tal es el pensamiento que nos ha dirigido despues de 16 años que hemos comenzado nuestro profesorato.

(1) Se nos ha remitido este Discurso inserto en el periódico intitulado Revue du Dix-neuvième siècle, con la pretension por parte de un compatriota ilustrado de que le demos publicacion despues de traducido; y así lo efectuamos, no solo la invitacion, sino por el interés que presta la materia, por los preciosos datos que contiene, y porque estamos seguros de que solo brillantes producciones nacen de este hombre filantrópico y de tan gran talento.

por

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