de nuestros arcabuceros con cien picas amparadas, y á manera de esquadron diese en las trincheas contrarias, y que el resto se estuuiese y la gente de acauallo, viéndose desamparada, bino á chocar con la nuestra; mas fué su suerte tan mala, con que la gente española, el Comendador mayor, y por fuerça se alojauan, jurando de no salir de allí á ninguna jornada, hasta en tanto que les fuesse toda su deuda pagada. ROMANCE DÉCIMO SÉPTIMO. EL Comendador mayor, y quel dinero, que es neruio por el perdon general que del Rey les fué otorgado, se procurauan en vano, de volberse á lo passado; y auiendo tomado á Bura, en Olanda, por asalto, el Comendador mayor fué en este tiempo auisado de un teniente de Almirante, hombre de mar muy cursado, que ganando á Zirquizea podrá asegurar el paso, de manera que á Gelanda pudiese passar el campo, con que de aquello la órden la dexasen á su cargo, y dió tan buenas razones y medios tan atinados, que aunque eran difficultosos acordaron de intentallos; y assí se mandó aprestar en esto lo necesario, y á veynte y nueue del mes que es de Septiembre llamado, víspera de San Miguel, de setenta y cinco el año, llegó á la isla de Tola el exército aprestado, la qual estaua frontera de la que se yua buscando, y allí por ser tierra nuestra el exército a alojado, y por mar con sus bageles Sancho de Auila llegando, de lucida infantería todos ellos ocupados, quedó con mucha razon por donde se auia de entrar y en la isla despoblada que ganar les han mandado, de mar que con la menguante pudiera ser badeado, y á las onze de la noche con ánimo tan gallardo como si por tierra firme se salieran paseando, lleuando á Isidro Pacheco por su Capitan nombrado, dentro de solas tres horas, que era el tiempo límitado en que auian de tomar puerto para no ser anegados, |