mas no podrá con esto menoscabarse de mi fe el decoro, ántes con gran exceso se auentaja el quererte; en medio de los males que atesoro, firmeza es el tesoro de toda mi priuança, porque yo no nací para mudança, sino para firmeza, que tenga tal fineza que por ninguna causa mude intento para aliuiar siquiera mi tormento. Cancion de mis cuydados mensagera, como el viento ligera, parte á ver de mi Siluia la presencia, dila que en su ausencia y cosa que me entretenga no consiento para aliuiar siquiera mi tormento. YA CANCION SEGUNDA. A rompí la cadena, amor tirano, con que vn tiempo tuuiste puesto mi corazon en tanto estrecho; de la mortal herida que me diste estoy del todo sano, y viuo de mi estado satisfecho, porque el verano alegre ya es venido tras el nubloso inuierno desabrido. Ya libre de tormento y de tormenta e surgido en el puerto tan á costa del alma granjeado; amparo tengo ya seguro y cierto, con que no hago cuenta sé del agua impetuosa y viento ayrado; y que estoy seguro de anegarme, porque he de morir ántes que embarcarme. No me trayrá cansado la esperança, siguiendo mi locura del plazer al pesar toda la vida, ni pondré más en manos de ventura toda mi confianza, para que en un momento sea perdida, ni hará más tan loco desuarío, como por darme á otro, no ser mio. No tendrá tanta mano ya el sentido en mi contentamiento, que me dexe lleuar de su halago, porque al desenfrenado pensamiento que anduuo tan valido, pienso dar victorioso Sanctiago, porque la voluntad me sirua agora, mande la razon como señora. y No podrán ya palabras lisongeras hazer conmigo tanto que estime sin razon bienes fingidos, ni hará el dulce y engañoso canto que dexe muy de beras de tapar á este gusto los oydos, para que no me offenda ni dé pena la boz de una falsíssima sirena. No quiero ya con red coger el viento, ni extrañar desengaños que puedan ser al alma de prouecho, pues los agenos y mis propios daños me siruen de escarmiento; á gusto del engaño y mi despecho, acábense esperanças lisongeras, que aún para burlas son pesadas beras. El poderoso tiempo y el ausencia han deshecho el encanto en que viuia tan fuera de sentido; y libre dél, ninguno podrá tanto que esta larga expiriencia de mis daños, la cubra triste oluido, ni que el pié ponga más en este ciego confuso labirinto de sosiego. No quiero sembrar más ricos desseos en la estéril arena, sauiendo que ha de ser tormento el fruto; ni esperar bien comprado con tal pena, pues de mis deuaneos, áun paga el alma todavía tributo; que aunque lo principal se ha redimido, me executa el dolor por lo corrido. La fe inconstante, sin razon perjura, la mudança y oluido, otro tiempo, mortales enemigos, el fundamento de mi bien han sido; y en tal alta ventura, solamente me siruen de testigos de vista, que condenan un mal trato que ha de forçarme á parecer ingrato. Y pues que desto no es razon quexarme, no se tratará dello sino de la baxeza de vn engaño; que aunque yo sé que gano mucho en ello, no deja de cansarme término tan ruyn y tan extraño, cosa por cien mil causas reprouada Si no vuiera llegado el fingimiento á tan gran extrañeza que pareciera especie de locura, con la vida acabara mi firmeza; y el agradecimiento deuido á lo que sabe mi ventura; mas ver tan sin respeto tal mudança Sabe muy bien el justo cielo sancto lo que se ha padecido hasta venirme á ver como me veo, muy satisfecho del ageno oluido, y lo que estimé en tanto, borrado para siempre del desseo, sin que se aparte ya para engañarme quanto bien tiene amor que poder darme. A las manos de aquella que nació á sus antojos tan sujeta, vé cancion libertada muy sin miedo, y dí que su maltrato ha hecho seta, la fe que un tiempo mereció con ella, lo que amor sabe y yo dezir no puedo. CANCION TERCERA GLOSANDO ESTE VERSO: Que todo viue y todo caue en ella. GLOSSA. De rara discrecion y hermosura, y en effeto, de todo el bien del suelo, gloria de amor, infierno de crueza, ingrata como bella, que todo viue y todo caue en ella. |