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CARTA.

No os puedo yo negar, Albania mia,

que antes de haber gozado el bien de veros ya las leyes de amor obedecia.

Mas no confessaré que fué offenderos, sino ensayo que pudo disponerme para mejor seruiros y quereros.

Y fué imbencion de amor entretenerme primero en otras cosas, por mostrarme la ganancia que hago con perderme.

Y

porque si este bien auia de darme, no estando yo á ninguno acostumbrado, pudiera enloquecerme ó acabarme.

De suerte, dulce Albania, que el cuydado con que estoy por ser vuestro enriquecido, es entredicho á todo lo passado.

Lo mismo es lo que fué que no auer sido, porque todo, señora, está cubierto con la tiniebla oscura del oluido.

Ya tengo de ventura el dulce puerto, do no hay tormenta, sino tal bonança, que todo es vida y bien cierto.

bien seguro y

Si no es del cielo, ya no ay esperança,

porque de las riquezas de la tierra,

lo más en vos y lo mejor se alcança.

Soys desseada paz para la guerra que hazian á mi alma los cuydados, y soys plazer que mi pessar destierra. Ya veo con vos mis males acabados,

y

los raros estremos de otras damas, por celebrar los vuestros, oluidados.

Otro nueuo ardor siento y otras llamas, amor, que enrriqueciéndome con ellas, por las venas del alma me derramas. Albania, para mí, mugeres bellas ya no las tiene el mundo, porque fuystes la luz del sol que esconde las estrellas. Ya no me offenderán cuydados tristes, pues auiendo mis obras aceptado, nueua prision y libertad me distes. Del alma desterrando aquel cuydado, que primero que os viesse me tenia de gusto y libertad enagenado,

Todo es ya primauera de alegría quanto le offrece al alma la memoria, á los sentidos todos les embia.

y

Vuestra belleza es viuo de mi gloria; contemplaros ausente, la pintura, y sombras desta, la passada hystoria.

Con vos se ha quilatado mi ventura, por vos desseo de nueuo tener vida y quanto la sustenta y asegura.

Tratáuala sin vos como perdida,

mas ya que os tiene por amparo y dueño, no aurá conmigo cosa tan valida.

Y mi fe, Albania, y mi palabra empeño, que para sólo amaros y seruiros

me será vn siglo plazo muy pequeño.

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Y sabrá esta alma vuestra referiros las causas desto con mejor lenguaje, quando os pueda hablar sin escreuiros.

Que es grosero el estilo, tosco el trage con que se viste aquí tanta grandeza de valor, discrecion y de linage.

Que vos de honrado trato, la fineza está como su centro con reposo, y el aseo, la beldad y gentileza. Tesoro soys de gracias milagroso, del amor vida, rico y dulce asiento donde triunfa y descansa victorioso.

Bendita sea la hora y el momento en que me hizo amor vuestro rendido, para nunca jamás mudar intento.

Tan gran vitoria nadie la ha tenido como yo agora en este rendimiento, donde soy vencedor, siendo vencido.

Deuda deuida al gran merecimiento que en vos, Albania illustre, se atesora, y justo premio de mi perdimiento.

Que otro ninguno puede auer, señora, para pagar la fe que esta alma os tiene, y que cada momento se mejora.

Contento viuiré quando más pene; que con tal ocasion de estar penado, hasta el dolor agrada y entretiene.

Vuestro soy, y ansí es vuestro mi cuidado,

y á vuestra voluntad será mi vida

y quanto viue en mí sacrificado.

Qual ninguna lo fué, sereys querida

de mí, que como supe conoceros querer sin tasa ni medida.

sabré

Será desto la paga, el bien de veros y vn buen acogimiento, que no quiero sino este galardon, por bien quereros, y la gloria de ver que por vos muero.

CARTA

DE

DON CARLOS DE ARELLANO Á PEDRO DE PADILLA.

La temeraria muerte que causaron

á Icaro sus alas, que en vn vuelo

á la sphera del fuego le lleuaron.

Me ha causado, señor, muy gran recelo,
viendo querer mi pluma leuantarme
á descubrir con ella vuestro cielo.

Y en el sublime choro presentarme
de vuestras sacras Musas, donde pueda,
por atreuido, Apolo castigarme.

Temo que el propio caso me succeda
de la simple auecilla, que procura
que la llama tocar do muera queda.

Mas al fin, bien podrá de su locura
quedar con vos mi Musa disculpada,
pues en esto pretende mi ventura.

Que me seria, señor, muy estremada entender que podré, con escreuiros, para vuestra amistad hallar entrada.

Y que no os daré enfado con pediros me mostreys las riquezas que quisieron las nueue hermanas juntas repartiros.

Pues de sus gracias tanta parte os dieron, la fama no es harto poderosa

que

para mostrar el bien que en vos pusieron.

Aunque sin ocuparse en otra cosa, publica el claro nombre de Padilla, yendo de vn polo al otro presurosa. Y por eternizar la marauilla de vuestro raro ingenio, se ha subido allá do tiene Júpiter su silla.

Y en medio de su templo esclarecido, vuestra inmortal memoria se pregona, para que mejor triunfe del oluido.

Ya quiere daros Phéuo la corona que pretendieron quantos han llegado á beuer en la fuente de Helicona.

Cuyos nombres los ha todos echado en las profundas aguas de Lethéo, porque sólo sea el vuestro celebrado. Y pone por blason en el trofeo de vuestra sacra Musa, vitoriosa, el instrumento lírico de Orpheo.

Pues su dulçura fué ménos gustosa, áunque pudo vencer con su armonía la furia de Pluton, tan espantosa.

Y suspender el llanto que se oya en su obscura morada, y el tormento que las dañadas almas afligía.

No percibe mi flaco entendimiento la perfeccion que el cielo pudo daros; y así, quiere dejar su loco intento

Y no gastar más tiempo en alabaros; hágalo el mismo Apolo, pues pretende sobre quantos nacieron ensalçaros.

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