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Y el que más bien supiere descriuilla, sólo podrá dezir que esta grandeza es obra de la misma marauilla.

Poblacion suntuosa, gran riqueza, y en effeto, lugar do no se sabe sino sólo por fama que ay pobreza.

De nuestra España, la defensa y llaue; de la nobleza della, propio asiento; do todo quanto es bueno viue y cabe. De clarísimo y raro entendimiento perfectísimos hombres, y la espuma de los que á Marte siguen, que no cuento. Y en effeto, es la cifra y es la suma de los que en competencia siempre pueden, ora tomar la espada ora la pluma.

Querer contar los casos que suceden

en este breue mundo cada dia,

no es cosa de las cosas que se pueden.
Aquí tiene su albergue el alegría,
no se conoce inuierno desabrido,

ni ay

mal de corazon ni melarchía.

Por Nauidad el campo está florido, las mesas con jazmines y con rosas, del cuerno de Achiloo enriquecido.

Ay damas muy discretas y hermosas, gallardos caualleros muy lucidos que siguen las empresas amorosas.

por

Gran suma de officiales escogidos, cada qual en el arte que se emplea, fama de sus obras conocidos. Aquí se tiene cuanto se desea, mas para mí, no viéndoos un momento, ¿qué cosa puede haber que buena sea?

¿O, qué me importa que otro esté contento, con ver florido el campo, alegre el cielo,

si

yo con tanto bien, morir me siento?

Y si para mí es todo desconsuelo, ¿qué importa ver un mundo probeydo de lo que aquí produce el fértil suelo? Fué el amigo con fiesta recebido, porque ya del lugar lo más granado estaua para esto apercebido.

De las ventanas era muy mirado, de la muchedumbre de la gente con admiracion grande señalado.

y

Ordinario y certíssimo accidente (en cualquier cosa nueva que suceda) del vano vulgo, báruaro imprudente. Lleuáronnos de paso al alameda, sitio apazible, fresco y deleytoso, do se bate del gusto la moneda.

Ví las columnas de Ércules famoso, mientras no començaron la carrera, con que se pasó un rato muy gustoso. Si alguno puede auer desta manera estando ausente yo, señora mia, de vos, que soys mi vida verdadera.

Fuymonos, viendo que acauaba el dia, hácia el castillo, y en llegando al puente començó á disparar la artillería.

Y en acabando esto alegremente, començaron la música en galera,

y en los nauíos que baxan al Poniente.
Donde toda la gente marinera,
con mil demostraciones de contento,
salia cada qual de su manera.

Llegóse un poco tarde al aposento, adonde quedé solo, entretenido con el regalo de mi pensamiento.

Que por auerme un rato distraydo de tanta gloria, con razon estaua de aquellos cumplimientos ofendido. Y quando ymaginé que se acauaba el enfado de tantas cortesías,

que el bien de contemplaros me quitaua, Duraron las visitas veynte dias,

sin dexar libertad sola vn ora

de aquellas cansadíssimas porfias,

Donde á mí costa pude ver, señora, que ha sido con razon muy celebrada vna comun sentencia hasta agora:

la

Que es mucha compañía que no agrada mayor soledad que se padece,

y á quien bien ama, lo que más enfada.

Lo que ha quedado ya se compadece, porque para gozar ocasion tengo del bien que al alma la memoria offrece.

Con sola vna ventana me entretengo, viendo el agua que crece ó va menguada, y en ella el mal estado que sostengo.

Pues cosa de la tierra no es bastante para menoscabar los males mios, haziéndoles que mengüen vn ystante. Bueluo despues á ver estos nauíos, de járcias tan diuersas ocupados y tristes aposentos y sombríos.

Y cómo, en su grandeza confiados, hazen del mar salado poca cuenta de vientos fortíssimos ayrados.

y

Su suerte imbidio, porque me atormenta ver que estén en el puerto con bonança, y yo casi anegado en la tormenta,

Sin poderme valer de la esperança, ni de otro algun aliuio que de veras pudiesse entretener mi confiança.

Otras vezes, mirando las galeras, en la chusma reparo desdichada, y en las penas que sufre lastimeras. Contémplola hambrienta, aherrojada, desnuda, pobre, de consuelo agena, y con causa y sin ella maltratada.

Y lo que deue darles mayor pena, es que á otros en popa ven jugando, libres de su miseria y su cadena.

Y que para lleuallos van vogando el son de sólo vn pito obedeciendo, y quando más no pueden, rebentando. Estóyme vn rato dellos condoliendo, mientras no dexan de la dura mano el remo que las aguas van rompiendo. Mas viendo que dan cauo y en lo llano de la arenosa orilla se detienen,

y

al penoso exercicio dan de mano, Oluidados de todo el mal que

tienen,

sin hazer caso de su desbentura, cantando alegremente se entretienen;

Y aunque su bien tan poco se asegura, considero mi vida tan cansada,

que hallo en la de aquellos más ventura.

Porque teniendo al alma aprisionada,

y en este mar ayrado del ausencia, á remar sin descanso condenada.

¿Cómo no ha de acabarse la paciencia,

y embidiar como suerte venturosa

de los mayores males la violencia?

Esta, esta es mi vida, dulce Siluia, hermosa, aunque sin vos no es bien llamarla vida, sino prolixa muerte congoxosa.

Ganancia seria ya verla perdida, que si es tan triste aquí para pintada, mirad qué tal será para sufrida.

Sólo está de esperança sustentada, que si tan buen arrimo no tuuiera, ya estuuiera mil vezes acabada.

Y no auiéndoos de ver partido fuera, pues para este bien sólo se procura sustentar el viuir desta manera.

Y ansí en esta penosa muerte dura ningun reparo tiene ni tormento, sino sólo vn papel que me asegura. Ley dura de sufrir del mal que siento, venga á ser el mayor que amor ha dado y de más viuo y nueuo sentimiento.

Y que para su aliuio haya quedado (aunque es bien de ninguno merecido), sólo vn remedio, y éste sea pintado. Al fin viuo con él entretenido, aunque conozco bien la differencia que en mí hazen lo cierto y lo fingido. Y porque para más falta paciencia, quiero acabar en solas dos razones, que haya más, plega á Dios, quien hizo ausencia y quién puso la honrra en opiniones.

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