ROMANCE TRIGÉSIMO SEXTO. La hermosa Bradamante en Montaluan atendia preso que está por ver si la bella esposa y en vna torre muy alta, y en viendo algun cauallero Es fuerça que por fuerça me conuenga buscar al que me huye y se me esconde, y que á quien me desprecia humilde venga, y que llame al que nunca me responde. Sufrirse há que el coraçon me tenga quien á mi gusto en nada corresponde, y espera que del cielo le descienda diosa que el coraçon de amor le encienda. No quiere, con saber lo que le quiero, tenerme por amante, ni por sierua, y su fauor, con ver que por él muero, para despues de muerta lo reserua. Y porque mi tormento lastimero su boluntad no mude tan proterua, huye mis quejas fiero y desdeñoso como él las pide al canto sonoroso. Deténle ciego Dios, que libertado siempre me huye y nunca se quieta, ó buélueme en aquel dichoso estado, en que ni á tí ni á otro era sujeta. Mas ay, que es esperar desatinado, que cosa en mi remedio se entremeta, pues tú te agradas de los males mios y de ver en mis ojos sendos rios. ¿De quién podré, cuytada, lamentarme, sino de aqueste yrracional desseo, que hasta el cielo quiso leuantarme, donde abrasadas ya sus alas veo? Y aunque cayga no pienso libertarme del infernal tormento que posseo, porque serán al punto renouadas de nueuo començadas. y mis penas La quexa del desseo es escusadà, de mí la podré dar que le abrí el seno; y de razon el alma despojada, le aprouó por suabe, dulce y bueno. Mas á perderme soy por él lleuada, porque no tiene ni consiente freno, y sé muy cierto que me lleua á muerte, porque el mal esperado sea más fuerte. Mas, ¿por qué deuo yo de mí dolerme, qué error, si no es amarte, he cometido; ó quién tomó á su cargo deffenderme si no es vn femenil flaco sentido? ¿O cómo pudo no satisfazerme la rara perfeccion que me ha rendido, el semblante real, la cortesía, que fuera aborrecer la luz del dia? Lleuóme mi destino, y conmouida fuí de gente á quién fe se le deuia; suma felicidad me fué offrecida, deuido premio á la voluntad mia. Y si la persuasion era fingida que del falso Merlin se me hazia, dél puedo y deuo con raçon quexarme, mas de amar á Ruger no he de apartarme. De Merlin y Melisa juntamente serán mis quexas y lamento eterno, que mostraron el fruto descendiente de mí, con los ministros del infierno, para que esta esperança falsamente me rindiese, y la causa no discierno, si no es que acaso estauan imbidiosos de la seguridad de mis reposos. Quando la cansada lengua en aquel trance la vida, y él por agradarla en esto dize que le conocia, y que mató á Mandricardo que luego, en estando sano, juzguen los que de amor saben el dolor que sentiria la triste de Bradamante de aquellas nueuas que oya; y reboluiendo el cauallo, con el pecho ardiendo en yra, para Montaluan se buelue, |