á su parecer llegaua, de sus dioses y del cielo con gran ira blasfemaua, por medio de la ciudad fuera de sentido entraua, y á ningun hombre perdona de todos quantos hallaua; los viejos dauan gemidos, las mugeres gritos dauan, y el soberuio moro ayrado, como la encendida llama que va por medio de un monte muy espeso, caminaua; á ninguno vee la frente, porque nadie le aguardaua; á los siervos y señores de vna suerte los yguala, rostro bello no perdona, merced en él nadie halla, los soberuios edificios y los templos abrasaua: mas en este mismo punto que el moro tan brauo andaua, llegó Reynaldo al socorro de la ciudad destroçada, y entonces le fué forçoso al moro la retirada, auiendo hecho el estrago y la más braua hazaña, que de vn sólo cauallero ha sido jamás contada. ROMANCE TRIGÉSIMO TERCIO. EL soberuio Rodamonte de Doralice negado, despues que la tierra y cielo con quexas a importunado, en vn barco yua metido, y estando pensoso vn dia como siempre lo auia vsado, por vn pequeño camino que estaua en medio de vn llano, vió venir vna donzella y con ella vn viejo anciano, era la dama Isabela que de Cerbino, su amado, y dixo que su intencion el mundo despreciando, ocuparse en el seruicio de aquel que la hauia criado: rióse el soberuio moro desta respuesta mofando, y respondióle: no es justo que esté tal rostro encerrado; y porque su parecer contradixo el hermitaño, de su respuesta offendido, por el cuello lo ha tomado, y por el ayre lo embia do jamás no fué hallado, porque le arrojó en el mar, que aunque de allí está cercano, por lo menos de distancia auia tres millas de llano, do por no saber nadar dentro della se a ahogado; y quando se vido sólo del monge desocupado, á la dama sin consuelo boluió ménos descuidado, y llamáuala su Dios, su contento desseado, su regalo, su esperança, hablar de amantes vsado, y mostróse en esta hora el moro tan bien criado, que no quiso tomar della cosa fuera de su grado; estaua la casta dama sola con el moro al lado, que á la rata parecia que en poder del gato a entrado, ántes que la qual, viéndole que estaua á ello determinado, le dixo: si tú quisieses no hazer lo que has pensado, vn bien que es tan extremado, y es que conozco vna yerua |