ROMANCE VIGÉSIMO SEXTO. En la abundosa ribera y de olvido temeroso, con las olas del recelo hecho vn mar tempestuoso, y ardiendo en fuego amoroso, del mal de ausencia rauioso, más miserable imbidioso; y es lo que más le atormenta auer sido venturoso y verse en tal desuentura Por el profundo mar de amor nauego sobre la naue de mi pensamiento, donde ay tan altas ondas que me anego porque con mis suspiros crece el viento. Y lo que siento más es yr tan ciego que Si doy las belas á la confiança, de ver que vn tiempo fuy fauorecido, en tempestad conuierte la bonança, contrario tiempo de temor de oluido. Y si subo á la gauia de esperança, tan léxos veo el puerto prometido, que comienço á dudar de la vitoria ausente de mi bien y de mi gloria. Las áncoras allí de la firmeça lançando voy á el piélego profundo, por contemplar despacio la belleza que amor tiene por bien, por gloria el mundo. Mas luego se leuanta vna tristeza que lleua el pensamiento bagabundo, por la escura region de la memoria, ausente de mi bien y de mi gloria. Si ví el valor y el rostro soberano, y aquella discrecion tan peregrina, si merecí tocar la blanca mano y oyr la voz angélica y diuina, pagarlo hé con dolor tan inhumano, pues mi contraria suerte determina que ya me sea la muerte tan notoria, ausente de mi bien y de mi gloria. Estuuo assí el pastor triste el bien que le via gozando, vnos versos entonando: Pues que tienes á Siluia por zagala. GLOSSA. Afligido pastor, el rostro enjuga, no vayas con tal fuga el coraçon bertiendo por los ojos; enfrénese el furor de tus antojos, que no es bien que se tema suerte mala, pues que tienes á Siluia por zagala. Tan rara discrecion y tal cordura, ¿por qué no te asegura, teniendo por aliuio de tus daños, de su fe tan dichosos desengaños? goza del bien que su valor señala, pues que tienes á Siluia por zagala. No pueda tanto la desconfiança que acabe tu esperança, rompe de la sospecha el fuerte muro, que yo se bien que subes muy seguro á la gloria de amor por esa escala, pues que tienes á Siluia por zagala Pensar que puede ausencia distraella yo se ques ofendella, porque de tal valor y tanto brío ymaginallo, es loco desbarío; renueua tu plazer, buelue á tu gala, pues que tienes á Siluia por zagala. Entreténgate ausente la memoria de la passada gloria, y tras de aqueste eclipse tenebroso, No seas contigo mismo tan escaso que le cortes el paso, sin ninguna ocasion á la ventura, Quedó el pastor afligido algun tanto consolado con las discretas razones que Albanio le auia cantado; |