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y fué lo

que

le suplica,

que quando algun hijo-dalgo desterrase de su reyno por estar dél enojado, término de treynta dias le fuesse dél otorgado, y que nunca procediese contra ningun hombre honrrado sin escucharle primero

para que fuesse juzgado,

y que no echase tributos
sin estar necesitado:

el Rey todo lo concede
como el Cid le ha demandado,
y que se fuese con él
á Castilla le ha rogado;
mas el Cid al Rey suplica
que, hasta auerse vengado
de la traycion que aquel moro
le hizo estando cercado,

no le mandase tal cosa,

porque no era bien mirado
partirse de allí primero
que quedase castigado;
aprecióselo el Rey

y á Castilla se ha tornado;
y el Cid el cerco reforma,
y tanta prisa se ha dado,
que le dauan el castillo
y nunca quiso tomallo,
hasta que prendió por fuerça
al moro que está encerrado

y á los que estauan con él, y presos los ha embiado; y el noble Rey D. Alfonso justiciar los ha mandado, y agradeció mucho al Cid seruicio tan señalado.

ROMANCE DÉCIMO SEXTO.

Muy grandes bozes se oyeron

en el real de D. Sancho,
que las daua un cauallero
de Zamora en el andamio,
todos por ver lo que dize
estuieron escuchando,

y al Rey le daua un consejo
que le fuera bien tomallo:
oydme buen Rey, le dize,
esto que os estoy hablando,
y aueys de saber que soy
cauallero hijo-dalgo,
y que mis padres y abuelos
de leales se han preciado,
y desengañaros quiero

porque no seays engañado,
que de aquí salió un traydor,
Bellido de Olfo llamado,
el qual mataros pretende
ó hazeros mucho daño;
y esto que os estoy diziendo
es porque, si soys burlado,
no digan los de Castilla
que no fuystes auisado;
quando aquello oyó Bellido

se fué para el Rey D. Sancho,

y començóle á hablar con rostro disimulado: ya sabeys que sabe mucho esse viejo Arias Gonzalo, y porque no os dé la villa deziros esto ha mandado;

y

hizo muestras de yrse mostrando estar afrentado

por aquello que le han dicho desde el muro zamorano: el Rey, quando aquello vido le traya luego del braço,

y

dixóle: buen amigo,

yo estoy de vos confiado y os doy mi palabra y fe, que si aquesta villa gano el Mayor os haré della como lo es Arias Gonçalo; por esta merced Bellido al Rey besaua la mano, y quedóse en el real, donde era muy regalado del Rey, que no se recela de su malicia y engaño, que con quitarle la vida desta merced le dió el pago.

ROMANCE DÉCIMO SÉPTIMO.

El quinto Rey de Nauarra,

que fué Don Sancho García,
vencido de amor, y ciego
más de lo que conuenia,
dió en seruir vna señora,
á quien por muger tenia
vn Conde muy valeroso,
que en Najara residía,
que D. Pedro Descaray,
de su nombre se dezia,
y Defunes y Pazuengos
título propio tenia;

y el Rey, por hazer su hecho
del modo que pretendia,
y mitigar el gran fuego
quen su coraçon ardia,
por hazer al Conde ausente
de la dulce compañía
de su querida muger,
y tras esto de la vida,
mandó que tomase á cargo
la frontera de Castilla,
pretendiendo ansí gozar
de la que tanto queria;
y luego que partió el Conde,
siempre D. Sancho salia

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