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tardaua

y quando vió que del tiempo que puesto auia, él mismo por su persona boluer allá determina,

creyendo que aquel ausencia de nadie seria sentida; y poniéndolo en effecto en alta mar se metia, la qual andaua tan braua que passarle no queria el patron del vergantin (que quien era no sabia); mas el César, descubierto al marinero, dezia: No tienes de qué temer esta mar enbrauecida, que á César y su ventura lleuas en tu compañía. El patron, oyendo aquello contra las ondas porfia; pero la fuerça del viento

y

del agua más podia que las altiuas palabras

que Julio César dezia.
Y vuiéronse de tornar
porque passar no podian;
y á poco tiempo vinieron
los
que César atendia,
y con Pompeyo trabando

vna escaramuça vn dia,
encendióse de manera

que en batalla conuertida,

la gente de Julio César
á rienda suelta huya;
y Pompeyo, ymaginando
que fuesse cosa finjida
para coxelle en celada,
ó porque le parecia

que no auia más que hazer
para venzer aquel dia,
no executó la vitoria
y su gente recogia,
dexando el alojamiento
que los contrarios tenian:
en el qual, poniendo César
el cobro que conuenia,
dizen que dixo á los suyos,
viendo lo que succedia:
nuestros enemigos vieran
la guerra concluida

oy

si nos supiera vencer
el Capitan que trayan;
y en aquella misma noche
secretamente partia,

y en los campos de Farsalia
su alojamiento hazia.
Pompeyo le fué siguiendo
y segunda vez ponia
en manos de la ventura
la buena suerte perdida;
juntóse á dar la batalla
de la gente más lucida,
más gallarda y valerosa
que se ha visto hasta oy dia,

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en quien Pompeyo confia, començó á dexar el campo y la demas le seguia;

ansí que, en muy poco espacio,

fué la esperança perdida

que Pompeyo, de vencer,

á su parecer tenia;

y dexando las insignias

el Capitan que traya, con otros quatro con él se pusieron en huyda,

y

fuésse al Rey Tholomeo, que en Egipto residia,

que por contentar á César quitó á Pompeyo la vida.

ROMANCE SEXTO.

VN lúnes por la mañana, quando amanecer queria, el valiente Benzulema de Granada se partia, con trescientos de á cauallo que entre muchos escogia, valerosos en la guerra y en la paz de mucha estima;

va Benzulema delante

en vna yegua morcilla,
de seda morada y oro,
adereçada la silla,
lleua el moro vn capellar
y vna marlota amarilla,
con vn almayzar tocado
de lauor costosa y rica,
hechas tantas bueltas dél
que de defensa seruia,
y vna lança larga y gruesa
que por dos partes hería,
los borceguíes datilados
y espuelas de plata fina,
en el arçon vna adarga
ricamente guarnecida,
lo descubierto alheñado
á la vsança berberisca,

y parten para Lucena
á hazer correduría,
y de la gente christiana
que está desapercibida,
con más de cien prisioneros
á Granada se boluia,

y gran suma de ganado
de paso recogia;

que

y Benzulema, en llegando, al Alhambra se subia, y besando al Rey la mano le da la gente cautiua; y el Rey con este seruicio mostrando gran alegría, por pagárselo le ha dado de Antequera el alcaydía, mandándole que se parta dentro del tercero dia; por esta merced el moro los piés besado le auia; y al tiempo quel Rey le manda para Antequera partia;

y

auiendo ya más de vn año

que á su cargo la tenia,

á reconocer la tierra

vna mañana salia,

con seys moros de á cauallo

que van en su compañía,

y con vn christiano enquentran,

cuya presencia dezia

el valor de su persona

y su mucha valentía,

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