ques mayor de lo que vemos á lo que yo he sospechado; y con esto en vna torre todas juntas se han entrado, los coraçones rendidos al miedo y al sobresalto; los ojos tristes, llorosos y el bello color mudado, sólo en escuchar los golpes del furioso Furiolano, que malla, ni coracina, ni yelmo fuerte azerado, no son parte á resistir que ninguno diese en vano; muertos ya doze peones tiene á los piés del cauallo, con otros tres caualleros y rindiéndosele el quarto, á merced no le recibe que por cima dél passando, entre los piés de Bauieca el espíritu ha dexado; y los demas, viendo aquello, salen huyendo del patio, y del fuerte moro Abdalla, el temeroso cuñado, donde estauan las mugeres grandes golpes está dando, diziendo: hermana querida abridme, que este pagano viene para darme muerte como á los demas la ha dado: la mora con gran presteza, por de aquel que se le ha escapado, Gallardo moro, á quien Mahoma a dado del gran poder que tiene tanta parte, que no deue de auer en lo criado nenguno que en valor pueda ygualarte; temple su furia el fuerte pecho airado, pues no es ménos grandeza el apiadarte de vnas pobres mugeres afligidas, que quitar á los fuertes tantas vidas. Haga su oficio el pecho generoso en perdonar á quien se te ha rendido, y pues que te mostraste valeroso dando muerte á los muchos que has vencido, muéstrate agora misericordioso con el que de nosotras se ha balido, que no es despojo para enrriquecerte á quien el miedo rinde de la muerte. Esse incendio de cólera inhumano modérenle mis lágrimas agora, y aqueste llanto y ruego no sea en vano, de la más triste y afligida mora. Por quien te ruego mira que es mi hermano, adonde mi bien todo se atesora, y y que no es mucho, siendo cauallero, que me concedas este don que espero. En trueco de mi Abdalla que has dexado en la refriega muerto ó mal herido, siendo el más fuerte y más auentajado moro que entre nosotros ha nacido: éste sólo suplico me sea dado, porque yo sin hermano y sin marido no quede, y tu con nombre de homicida de vna muger tan sola y desualida. Montemayor deste castillo es nombre, á quien mi esposo Abdalla deffendia, cuyo valor y esfuerço á ningun hombre ventaja sino al Cid reconocia; oy quedarás con inmortal renombre, de humanidad, cortés y valentía, si de mí condolido hazes luégo lo que con ánsia tanto pido y ruego. Y si tan justa peticion no fuere, como seria razon, de ti admitida, esa espada sangrienta se acelere á despojarme de tan triste vida; y si ninguna cosa se hiziere destas dos ques forçoso que te pida, ánimo tengo yo constante y fuerte para darme á tus ojos cruda muerte. El valeroso Rodrigo, viendo el rostro delicado de aquella hermosa mora todo en lágrimas bañado, y el ánsia con que le pide la vida para su hermano, vn poco se ha enternecido; aunque está muy enojado, le dize: gentil señora, aunque conmigo han vsado estos tan gran demasía la batalla començando, pues algunos con su muerte ya me lo tienen pagado, yo por seruiros concedo lo que me aueys demandado, y por sólo vuestro gusto vuiera mucho holgado que el fuerte Abdalla viuiera, pero ya que os ha faltado por agora vuestro daño, y pues que aquí D. Rodrigo quiero que me sea entregado, porque en vn tan buen guerrero estará bien empleado, mi voluntad es aquesta, y vos dama dexá el yanto, se entregue al Cid castellano. el juramento hizieron como el Cid se lo ha mandado, y por alcayde á Hamete de aquella fuerça dexando, y acercándosele vn poco le oyó dezir suspirando: |