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mara, continuaron acompañando á S. M. con el Señor Gobernador y Señores Asistentes hasta el salon donde estaba el Reino, yendo delante los dos Alcaldes de Córte á que seguian los mayordomos de semana, luego los Señores Asistentes de Córtes á quienes seguian el Señor Gobernador del Consejo inmediato á la R. P. de S. M., y era la comitiva que precedia.

Seguian á la R. P. del Rey nuestro Señor D. Cárlos IV los Señores Mayordomo mayor, Sumiller de Corps, Capitan de guardias, Gentiles hombres y otros Grandes; y detrás de S. M. fueron los Escribanos mayores de Córtes, con los Caballeros Procuradores de Toledo, quienes pasaron á ocupar su banquillo separado, y aquellos siguieron para ponerse como lo hicieron detrás del banco de los Señores Asistentes.

Sentado S. M. en la silla, y en el espacio ó claro que por el lado derecho habia desde el mismo Trono hasta el banco donde se sentaron los Procuradores de Búrgos, habia otro un poco apartado para S. I., Señores Asistentes y Secretario de la Cámara que ocuparon luego que S. M. estuvo sentado, y lo mismo hicieron los Señores Mayordomo mayor, Sumiller de Corps y Capitan de guardias, Gentiles hombres y Grandes de España, en otros bancos dobles que estaban al lado izquierdo inmediato al en que estuvieron los Procuradores de Leon; los Alcaldes de Córte se mantuvieron en pie junto al asiento de los Procuradores de Toledo, frente al Trono con sus varas en la

mano.

Luego que S. M. llegó á la puerta del salon, se pusieron todos los Caballeros Procuradores con una rodilla en tierra, y sentado S. M en su Trono, dijo: SENTAOS Y CUBRIOS, y así lo hicieron.

Sucesivamente y hallándose todos colocados en sus respectivos asientos por el órden que va referido, y descubriendose el Señor Gobernador del Consejo en pie desde su puesto dijo lo siguiente.

Continuando el Rey nuestro Señor en distinguir al Reino, se digna en este dia concurrir personalmente á honrar las Córtes.

Sabe el Reino que estas se convocaron por órden de S. M. con dos objetos.

El primero fué respectivo al juramento y pleito homenaje que los Caballeros Procuradores de las Cortes con los demás órdenes del estado y júbilo universal prestaron el dia veinte y tres de septiembre al Serenisimo Principe de Asturias D. Fernando, en quien se hallan cifradas las ulteriores esperanzas de la nacion.

El segundo objeto de la celebracion de estas Córtes se redujo á tratar de aquellos asuntos que interesando al público se creyese conveniente su exámen en Córtes, habiéndome autorizado S. M. por mi empleo en la abertura que se celebró en el dia diez y nueve del propio mes de septiembre para proponerlos al Reino.

Cumplí como fiel vasallo y magistrado con esta grave confianza, y fuí testigo con los Asistentes de Córtes del celo y diligencia con que los honrados é ilustres Caballeros que las componen y están presentes trataron, examinaron y votaron las proposiciones hechas por mí.

La aceptacion con que S. M. las recibió dan otro testimonio de su acierto.

Al paso que las Córtes se esmeraron en llenar su obligacion, el Rey nuestro Señor á imitacion de sus gloriosos progenitores confirmó en estas Córtes á las ciudades, villas y lugares del Reino sus ordenanzas, privilegios, tér

minos, propios, rentas y los demás derechos, usos y costumbres.

Prometió tambien S. M. la conservacion é inalienabilidad del Real Patrimonio, siguiendo el mismo ejemplo. Conociendo el Rey nuestro Señor que la estacion del hibierno se adelanta, y los perjuicios de mantenerse los Caballeros Procuradores de Córtes detenidos en Madrid, permite á las ciudades y villa de voto en Córtes hagan representaciones á S. M. desde sus Ayuntamientos, proponiendo lo que crean útil á la causa pública, en inteligencia de que S. M. las atenderá por la particular consideracion que le merece la prosperidad general del Reino y bien de sus vasallos.

Estando concluidos los objetos porque se congregaron las Córtes, quedan terminadas y disueltas desde hoy, y es lo que pongo en noticia del Reino con expresa órden de S. M.

Acabada su arenga el Señor Gobernador del Consejo hizo profunda reverencia á S. M., y sentado en su puesto, se levantó del suyo el Señor Marqués de Villacampo, Caballero Procurador primero por Búrgos, y al empezar á arengar á S. M. los Caballeros Procuradores de Toledo, pretendiendo corresponder à aquella ciudad esta prerogativa por su antigüedad y notorias preheminencias como cabeza del Reino, los de Búrgos hicieron presente ser aquella ciudad á quien únicamente pertenecia este privilegio, y unos y otros Diputados hicieron su instancia en breves y reverentes expresiones. El Rey nuestro Señor se dignó resolver la peticion diciendo: "Hable Búrgos que Toledo lo hará cuando yo lo mandáre ;" y haciendo unos y otros profunda reverencia á S. M. le suplicaron mandase darles testimonio de ello, y S. M. respondió: "Así lo mando."

Los de Toledo volvieron á su banco, y los de Burgos hicieron á S. M. la siguiente arenga.

SEÑOR: No habiéndose celebrado Córtes desde el año de mil setecientos doce, en que se tratase lo conveniente á la monarquía que es el distinguido honor que ilustra á este Reino, se lo ha dispensado V. M. convocándolas al principio de su glorioso reinado, confiándole los asuntos de mayor interés del Estado que mas conducen para promover su felicidad llenándole de distinguidas mercedes, y engrandeciéndole con la asistencia de vuestra Real persona en el dia que se abrieron y en el presente. La fama, Señor, extenderá hasta los mas remotos límites de la tierra tan heróica dignacion de V. M. para con su amado Reino, y este la eternizará sellada en los corazones de los que le representamos, y generalmente en el de todos los vasallos de V. M., á los cuales ya nada mas les queda que apetecer, que derramar su sangre por la conservacion de la importante vida de V. M., de la Reina y Príncipe nuestros Señores, Real familia y por la extension de vuestro imperio y gloria.

El Rey nuestro Señor se sirvió responder al Reino lo siguiente.

"Quedo enterado y muy satisfecho de vuestro celo, fidelidad y amor."

Inmediatamente que S. M. dió esta respuesta se levantó de su asiento el Ilustrísimo Señor Conde de Campomanes, Gobernador del Consejo y Presidente de las Córtes, y besó la mano al Rey nuestro Señor, y despues lo hicieron los Señores D. Pedro Perez Valiente, D. Juan Acedo Rico, D. Santiago Ignacio de Espinosa y D. Manuel de Aizpun y Redin, Asistentes de Córtes, no habiendo podido concurrir por su indisposicion el Señor Don TOMO XVII.

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Rodrigo de la Torre Marin, decano del Consejo y Cámara, volviendo á ocupar sus puestos y quedando todos en pie, por estar ya finalizado el acto y disueltas las Córtes.

En seguida besaron la Real mano los Caballeros Procuradores de Burgos, y les siguieron por el órden de su antigüedad los de las demás ciudades y villa de voto en Córtes, concluyendo los de Cuenca á quienes siguieron los Escribanos mayores de Córtes.

Los Caballeros Procuradores de Toledo, á causa de su disputa de preferencia con Búrgos, terminaron el besamanos de las Córtes.

Segun iban cumpliendo los Caballeros Procuradores esta reverente y decorosa ceremonia, pasaron á colocarse en dos filas en la pieza inmediata á la de la antecámara del Rey, y luego que se concluyó este acto se retiró S. M. á su cuarto por medio de dichas filas con el mismo acompañamiento y formalidad con que salió al Salon de las Consultas.

Despues de esto salió el Reino con la misma solemnidad con que entró presidido de S. I. y Señores Asistentes, y todos fueron tomando sus coches por el mismo órden con que lo hicieron al ir á Palacio, manteniéndose hasta que llegaron á la escalera principal formadas y sobre las armas las guardias de Corps y de Alabarderos.

ya

Llegados todos á la posada de S. I. se fueron apeando y entraron en la propia sala donde estuvieron el dia del reconocimiento de poderes: luego que llegó S. I. dijo á todos haberse concluido enteramente las Córtes, y que podian cada uno retirarse á sus casas cuando gustasen, y los Caballeros Procuradores comisionados por el Reino podian continuar formalizando la Instruccion de que estaban encargados, procurando despacharla y concluirla con brevedad.

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