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¿No son estos mosqueteros
quien con gozos infinitos
aquí me daban mil gritos
y á la puerta sus dineros?
Hablad, mosqueteros míos;
respondedme unos á otros;
que, por diez, que sois vosotros
los que hacéis la barba á Ríos.
Son nuestras ollas las cajas
donde cobran los dineros,
y dellas los mosqueteros
el tocino y zarandajas.

ROSALES. Cómo se han de haber mudado
todos los que están aquí
si yo con barbas salí

BART.

y me he vuelto desbarbado.
Y que es posible que crece
cabello, uñas, persona,
y esta barba socarrona
contino se está en sus trece.
Todos los santos le valgan,
mi señor, no esté afligido,
porque en todo largo ha sido
mas no en que barbas le salgan.
El juró, dándole, vaya,
antes de Pascua barbar;
perc ya puede cantar,
jura mala en piedra caya.

ROSALES. Niño, téngoos de azotar;

ANT.

con la merced que alcanzamos,
señores, adentro vamos,
que ya es hora de empezar.
Eso es andar por las ramas;
señoras, pues son tan bellas,
hablen los galanes; ellas

y

Rosales á las damas.

ROSALES. Digo, pues, que yo me fundo en serviros humillado,

como el hombre más barbado

que tenga España ni el mundo.
(Entrase cada uno como hablando.)

JUANA. En tu gran merced fiada

QUIT.

segura me puedo entrar.
Yo también con suplicar
me amparéis como á criada.
servir nací;

MARÍA. Yo para

ARCE.

ANT.

no tengo que me ofrecer.
Yo, que me he holgar, he de ser
el mejor que viene aquí.

Yo me ofrezco, que es muy justo,
como un humilde criado.

TORRES. Y yo, como esclavo, herrado
al banco de vuestro gusto.
SOLANO. Yo os pido, por Dios, también
recibáis mi voluntad.

CALLE. Yo que guarde esta ciudad
por muchos años, amén.
RAMÍREZ. Yo, que es lo más importante,
me perdonéis, os suplico.

BART. Yo quisiera, aunque soy chico,
ser, en serviros, gigante.

ROJAS.

Ríos.

Yo, que me perdonéis vos,
si á serviros no acertare.
Y si aquesto no bastare,

baste la gracia de Dios.

SOLANO

Buena es la loa y muy breve, para ser entre toda la chusma, y eso de ir á la fin diciendo cada uno sus dos versos y entrándose, es muy bueno.

RÍOS

Pues será menester que aquí, en este lugar, se saquen en papeles, porque se reparta en llegando á Valladolid.

RAMÍREZ

Bien cerca estamos de la ciudad de Segovia.

SOLANO

No es cosa peregrina las muchas rajas y paños que se labran en ella, ¡y qué buenos todos!

RÍOS

Es así; pero otras cosas tiene de grandísima alabanza, como son la casa de la moneda, alcázar y fortaleza, que es de las mejores, más vistosas y fuertes que que hay en el reino.

RAMÍREZ

Y aquel bosque que esta metido en aquel valle, con tantas arboledas y aguas, lleno de jabalíes, corzos, gamos y todo género de animales, así de aves como fieras, ¿no es cosa que admira?

ROJAS

Pues si se tratara de su antigüedad, de las más antiguas es de España. Pues según dice una corónica, fué fundada por los celtiberios españoles, y poblada por el rey Hispan, de quien España tomó nombre, aunque hay algunos que quieren que esta ciudad sea la que Ptolomeo llamó Segoncia en los pueblos arevacos. Entre los grandes edificios que hay en ella, así fuertes como principales, hay una puente de piedra, por la cual viene el agua á la ciudad, que dicen fué hecha por mandado del emperador Trajano, la cual tiene, como ya habéis

visto, muchos arcos sobre arcos, y es sin género de mezcla de cal, yeso, ni otra materia alguna.

RAMÍREZ

La sala de las armas, que está en el Alcázar, ¿no es notable? Y aquella donde están pintados los retratos de todos los reyes y príncipes de España, imitando las efigies, figuras y edad que cada uno tenía cuando murió.

SOLANO

Sin eso tiene muchos monasterios, y muy buenos, y entre ellos el del Parral, que es de Jerónimos, y y el de Santa Cruz la Real, de Dominicos, y aquella iglesia que se está labrando de Nuestra Señora de la Fuencilla, que hace tantos milagros cada día. ROJAS

Muchas cosas se pudieran decir en alabanza desta gran ciudad, porque, sin duda, entiendo que es donde más limosnas se hacen de todas cuantas hay en Castilla ni en mucha parte de España, y esto puedo decir como testigo de vista que lo vi y supe el tiempo que estuve aquí con Ríos, ahora tres años, que fué cuando hice aquella loa en alabanza de la A.

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Yo no la he oído y gustaré de oirla.

Pues escuchadla.

ROJAS

De la antigua Babilonia, ciudad insigne y soberbia,

hará que salí tres años,
pluguiera á Dios no saliera.
Surqué el mar de Alejandría,
en Ancona pisé tierra,
vi á Nápoles, á Milán,
Padua, Génova, Florencia,
Sena, Numancia, Sicilia,
Tiro, Cartago, Venecia,
á Tebas, Corinto, Troya,
á Roma la santa y bella;
vi sus alcázares sacros,
murallas, torres, almenas,
pirámides, chapiteles,
bronces, mármoles y sierras,
pináculos y obeliscos,
cornisas, efigies, termas,
simulacros, mausoleos,
colosos, láminas, puertas,
monumentos inmortales,
y en los sepulcros, de letras
mil epitafios escritos

con caracteres de piedra.

Mas como el hombre se incline continuo á ver cosas nuevas, dejé á Roma, vine á España, que es mi patria y es ajena, Pues ampara á los extraños y á sus propios hijos niega, que la virtud al extraño hace natural por fuerza. Yéndome, pues, una tarde acaso á ver la comedia, entre otras cosas que vi, vi una novedad, que es ésta: que en la loa engrandecían

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