y yo solo, triste, peno, por medio de una ancha calle Ya que estuvieron más cerca, y aquestas lenguas me han muerto. Era la noche tan clara, cual si la aurora en el cielo con su lámpara febea luz diera á nuestro hemisferio. De suerte que pude ver todo lo que iré diciendo; iba al otro lado escrito aqueste epitafio en verso: Bueno me ha dejado el tiempo; y para mejor decir, con tiempo para morir y para vivir sin tiempo. Llevaba un purpúreo lustre y un hermoso rostro bello, que le juzgara por vivo á no saber que iba muerto. No pude saber quién era, y deseando saberlo lleguéme más, y en la boca llevaba escritos dos versos: Aquí yace mi ventura y aquí dió fin el silencio. De una novedad tan grande quedé admirado y suspenso, y por saber lo que fuere quise ver el fin postrero. Fueron saliendo hacia el campo, y al fin me salí tras ellos, y entre unos sombrosos árboles, de hojosas ramas cubiertos, cuyas levantadas cimas competían con los cielos, á donde nace una fuente y despeña un arroyuelo, que con raudo remolino hace un sonoroso estruendo, sobre una nativa piedra pusieron el triste cuerpo. Y encima del muchos ramos, colocasia y nardo bello, sagrado mirto y laurel, y acanto florido en medio. Y con yesca y pedernal, otros encendiendo fuegos, Qué breve aplicación y qué buena. Cierto que me ha contentado con grande extremo el discurso deila. RAMÍREZ Ahora venid acá, Solano; decidme qué es cosa y cosa que no es juez y juzga, no es letrado y arma pleitos, no es verdugo y afrenta, no es sastre y corta de vestir, y es todo esto y no es nada desto, y si no hace nada goza del cielo y si todo lo hace le lleva el diablo. ¿Qué es, en efecto? SOLANO RAMÍREZ La mala lengua. Porque sin ser juez juzga las vidas ajenas; sin ser letrado arma pleitos con todos sus vecinos; sin ser inquisidor quema aquél y al otro, y sin ser verdugo afrenta á todos, llamando bellacos á unos y cornudos á otros, y sin ser sastre corta de vestir á todo un lugar; y ya se ve que es todo esto y que no es nada desto, y que si no lo hace gana el cielo, y si todo lo hace se le lleva el diablo. RÍOS No es malo este enigma para una loa. RAMÍREZ No sabéis lo que me espanta que haya remedios y defensivos para el rejalgar, de triaca y unicornio y que el veneno del maldiciente sea sin remedio y mate sin que se le halle defensivo. ROJAS Dice Salomón que el callado tiene la lengua en el corazón y el maldiciente el corazón en la len gua. SOLÁNO El que á semejantes descubriese su secreto, paréceme que en esa hora se vendía por su esclavo. RAMÍREZ El hombre callado (que es lo mismo que decir discreto) por muchos casos de fortuna siempre está en pie; pero el hablador (que es decir necio), en el menor que tropiece da de ojos. ROJAS Jenofonte, filósofo, decía que tenía lástima al hablador encumbrado y envidia al caballero abatido. RÍOS Rigidio, Sanocracio, Ovidio y otros escribieron muchos libros del remedio del saber querer pero no de saber callar. ROJAS Esotro día (por lo que decís de querer) estaban en Toledo no sé cuántos galanes tratando en la comedia quién sería el amor, y uno decía que debía ser como el avestruz, otro como galápago; cada uno, al fin, lo que con su juicio alcanzaba y lo que cerca desto sabía. Y yo, con aquel pensamiento, estuve algún rato variando, y en efecto, hice aquesta loa cerca deste propósito, que entiendo que es de mucho gusto. Debajo de una ventan i que mira al sagrado Betis, cuyas cristalinas aguas besan sus murallas fuertes, estaban ciertos amigos destos de manteo y bonete, tratando ayer del amor anochece que anochece. Llegué, y aunque iba de prisa, |