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RAMÍREZ

¿No es buena la invención de querer volar?

ROJAS

Sin duda éste quería ser correo, y como era viejo y le faltaban fuerzas, quiso caminar con alas, y lo que no hizo Pirro (que fué el primero que inventó correos) quiso hacer éste, siendo segundo, que se hiciesen los hombres pájaros.

RÍOS

Trujo un correo los días pasados una carta al mozo que me guarda el hato, y decía el sobre escrito: A Juan Díaz, guarda mayor de la ropa de Ríos y maestro de hacer nubes en los tablados; porte un cuartillo, y dijo uno: échele media azumbre.

SOLANO

Cuando fuera arroba, yo aseguro que no le hu yéramos la cara.

RAMÍREZ

¿No es Madrid aquel que se divisa?

RÍOS

Quién puede ser sino el mejor lugar que tiene España; y cuando dijera el mundo, no hiciera á ninguno agravio.

SOLANO

Cierto que me pesa de haber por aquí venido.

¿Por que?

ROJAS

RAMÍREZ

No quisiera velle tan solo.

ROJAS

No por eso deja de ser el que siempre ha sido, y quien tiene tantos méritos y ha hecho tan buenos servicios, no es posible esté tan olvidado que algún día no le den el gobierno de alguna real Corte á cargo, que es el oficio de que tantos años ha servido. Que para otra cosa sin duda que no es bueno, y ésta asienta en él como sobre azul el oro.

RAMÍREZ

Participa Madrid, entre otras muchas cosas, de un cielo muy claro, que así por esto, como por ser los aires que por ella corren muy delgados, es el lugar más sano que conocemos.

SOLANO

¿Sabéis cómo se llamó aquesta villa antiguamente?

ROJAS

Según dice una corónica, fué su nombre antiguo Mantua Carpentanorum, la cual dicen fundó un hijo de Tiberino (esto toca á la ciudad de Mantua, de Italia), rey de los latinos, y la llamó deste nombre de Mantua, por memoria de su madre, que se llamó Manto, y el sobrenombre Carpetana se le dió por estar en los pueblos Carpetanos. Y después dicen algunos que se llamó Ursaria.

RÍOS

Querer tratar de su grandeza, templos, suntuosidad y edificios, es cansarnos; sólo digo que no hay rincón en Madrid donde no se puede volver los ojos con extraño gusto, por haber en él tanto que mirar. Fuera desto, es el lugar más venturoso y de mejor estrella de cuantos cubre el cielo.

¿De qué manera?

SOLANO

RÍOS

Porque no hallaréis en el mundo nación, por remota que sea (aunque nunca la haya visto si no es de oídas), que no le quiera bien, desee bien, diga del bien y le pese entrañablemente de su mal.

RAMÍREZ

Verdaderamente que tenéis razón; que hasta hoy no he visto hombre ni mujer, natural ni extraño, que no le alabe.

RÍOS

Todo lo merece, y pues nos es tan claro su merecimiento y le viene tan de atrás, quédese su alabanza en silencio mientras estuviere puesto en olvido. ROJAS

Cerca del silencio os quiero decir una loa, que sin duda entiendo que es la mejor que hasta ahora he dicho ni hecho.

SOLANO

Siendo loa, será para nosotros de mucho gusto.

ROJAS

No salgo á pedir que callen,
no á pedir silencio vengo,
que ya no se halla en España,
ni en los más remotos reinos.
Ya en los alcázares sacros,
ya en los cristalinos cielos,
ya en los siete errantes signos,
ya en todos cuatro elementos.
Ya en cuanto Telus ocupa

con su manto oscuro y negro,
ya en los astros luminosos,
ya en los palacios de Febo,

ya en los campos, ya en los prados,
ya en los lugares plebeyos,
ya en los más peinados riscos,
ya en los más desiertos yermos,
ya en las plazas, ya en las calles,
ya en las ventas, ya en los pueblos,
ya en las fuentes, ya en los ríos,
ya en los jardines, ya en huertos,
ya ni en los cerúleos mares,

ya ni en casas, ya ni en templos,
ni en cuanto hay del Gange á Atlante,
ya no se hallará silencio.
Ah omnipotente fortuna,
y cómo es fácil tu crédito;
ay cielo voluble y móvil,
ay triste siglo del yerro,
ay hambre sedienta de oro
á cuántos hidalgos pechos
tu cruel maldad incita
á hacer negocios bien feos.
Ay vengativas discordias,
ay pálido y torpe miedo,
ay trabajos, ay desdichas,
ay amor, ay duros celos.
Ay gran máquina del mundo;
mas ay, licencioso tiempo,
con qué ligereza pasas
y cuán veloz es tu vuelo.
Cómo encumbras al humilde
y humillas al altanero,
descasas á los casados
y cautivas los solteros.

Quitas mujer, das amiga; mas ¿cómo es posible, tiempo, que olvides discretos pobres y quieras á ricos necios? Ay silencio de mi alma; quédese aquesto en silencio, que yo callaré verdades bien á costa de mi pecho. Murió el silencio, ya en fin; ya en fin, el silencio es muerto; envidiosos le mataron;

¿que á quién no matarán ellos? Crédito, fortuna, amor, trabajos, desdichas, celos, oro, bien, necesidad,

discordias, maldades, miedo. Mundo, temor, cielo, tierra, mujeres, máquinas, tiempo, envidia, discretos, pobres, casados, ricos y necios. Todos éstos le mataron, y aquesto sé por muy cierto, y si queréis saber cómo estadme un poquito atentos. Cuando en descanso apacible, en grave y profundo sueño, en el silencio y aplauso de la muda noche en medio, los humanos dan reposo á los miserables cuerpos, cual si el licor de la Estigia ó las aguas del Leteo, les hubiera rociado ojos, sienes y cerebros,

cuando al fin descansan todos

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