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de Don Benito de Reuolledo, y se sospecha lo era ahora en la infantería desta nacion: mandóse llevar preso á su tercio, y que informase su sargento mayor. Dijeron estos prisioneros, hablando de otras cosas, se decia en su ejército por cosa cierta que dentro de tres dias se habia de ir su armada y retirarse á la montaña la gente de tierra, que conforma con lo que supo habia escrito Burdeos al de la Mota, con carta para el Virrey y relacion de los prisioneros: hace grande instancia en que se truequen; paréceme se hará, y por lo que tenemos de más, se abrá de tomar algun expediente, y los Catalanes su desengaño, pues para ellos no ha de haber quartel, y si desta manera no quisieren los franceses, cada vno se estará con sus prisioneros, pues que de los nuestros no hay quien importe más que Don Luis de Paredes, y el número de los demás no llega al de los franceses con las tres partes. Estos dias se ha malogrado, no sé si por mal órden ó demasiado brio, el haber preso al de Burdeos, que fuera muy posible, porque habiendo tenido aviso cierto de que estaba en Tamariz, se dispuso amanecer sobre aquel lugar y embestirle con caballería y infantería por todas partes, y cogiéndoles de repente, es sin duda se entrará el lugar, y viniera su Ill ma á decir misa á Tarragona y no el dia de Corpus como havia ofrecido. La caballería se adelantó demasiado, con que fué descubierta y se desvaneció el intento. Alo sentido tiernamente el Condestable, y no me admiro, pues son ya tres ocasiones con esta las que le han malogrado: si el intento ha sido malo ó bueno, difícil es de conocer, y forçoso sentir se falte á la puntualidad de la obediencia en las órdenes que se dan, y á estar en otro tiempo, pudiera ser enseñara el castigo lo que para otra vez se ha de hacer; mas obliga á disimular el tiempo en que nos hallamos, la vecindad del ejército enemigo, y la facilidad con que se pueden pasar y pasan algunos á él. Esta noche se ha dado órden salgan quinientos caballos á la parte donde se fué á forrajear y amanescan allí mañana para desorientar al enemigo, y ver si como nos espera emos de ir, si le topa forrajeando con algun descuido, ya que antes de ayer se le malogró al

enemigo el haberse emboscado con tres mil infantes y 1 D caballos, juzgando habíamos de ir á forrajear.

SAUADO 8 de Junio) salieron los 500 caballos, que se mandaron salir: corrieron la campaña, encerrándose toda la gente que los descubria en Tamariz, y otros acogiéndose á la montaña: trújose algun poco de forraje y volvióse la caballería, viendo no habia enemigo con quien pelear. Este dia se han venido al ejército seis Napolitanos, diciendo son muchas las enfermedades que corren en el campo enemigo, y está en él por cosa asentada se irá la armada sin esperar la nuestra. Tambien han dicho lo mal que se llevan franceses y catalanes, y que ayer tuvieron vna gran refriega en que murió vn Capitan y otros soldados franceses, y está el rencor tan vivo, que no topan los franceses catalan á quien no maten, y los catalanes dicen á voces no les han hecho los castellanos la mitad de los agravios que los franceses. Uno se pasó á nuestro ejército esta tarde cuyo camarada habian muerto los catalanes, diciendo no habia de seruir más entre gente tan infame, y habia de vengar la muerte de su camarada en todos quantos pudiese haber á las manos. Aseguran estos Italianos se irá pasando toda la gente que tiene el enemigo de Italianos y otras naciones, excepto los Portugueses; de éstos no hay que esperar cosa buena, ni que fiar de los que están aquí, porque cada dia se pasan allá. Hácia la parte de Salóo, llegaron 3 galeras á las once de la mañana muy á tierra: echaron lanchas y tomaron alguna gente. Hase sabido fué Monsiur de la Mota con otros cabos del ejército, así franceses como catalanes, á tener consejo con el Arzobispo de Burdeos.

DOMINGO 9 salieron 600 (sic) caballos y 1 D infantes? con intento de atacar á Tamariz y procurar cojer al de Burdeos que se decia estaba allí. Llegaron á buena hora, toparon algunos batallones del enemigo y infantería que estaban preuenidos juzgando habíamos de ir á forrajear: peleóse con ellos, matóseles alguna gente: trujéronse seis prisioneros y algunos bagajes que enviaban á forrajear. Súpose de los prisioneros y de los soldados nuestros que se rindieron, se ha

bia vuelto á la mar el de Burdeos, con que nuestra gente, así por esto como por haber topado preuenido al enemigo, dejó el intento y se volvió. A la misma hora salieron otros. 600 caballos y 800 infantes á cortar la gente que tiene el enemigo en la Torre de Ambrosio Grasso y tomar ó clauar la artillería que allí ha puesto: hallaron al enemigo montado y la infantería para marchar. Con todo eso, el Comisario general Don Rodrigo de Herrera, reconoció por su persona la torre, y vió faltaba la artillería: escaramuçóse un poco; tomáronse dos prisioneros, y dijeron que siempre de noche retiraban la artillería, como eran pieças pequeñas, al bosque, y las boluian á poner de dia, y que el haberles topado montados y para marchar, entendian era para salir á recebir la gente que habia ido á romper nuestro comboy. A las diez de la mañana se enviaron 500 caballos á hacer vn poco de forraje para deslumbrar al enemigo, y que conociese no habia dia fijo para salir á rompernos el Comboy. Hicieron el forraje sin haber topado más que algunos catalanes que á mi entender los debieron de degollar á todos, aunque dicen se acogieron luego á la sierra, porque como á esta gente no se da quartel, es raro el prisionero que de ella traen.

LUNES diez (de Junio) fué el Comboy general á forrajear con 800 caballos y 1 D infantes: el enemigo quiso lograr lo que hasta este dia habia deseado, y así cortó el comboy con 9 batallones de caballería y 3 D infantes. Nuestra vanguar dia iba á cargo del capitan Cristóval Lopez, y la retaguardia del capitan Blas, los quales auisaron luego á Don Aluaro de Quiñones, quien fué luego á dar quenta al general; y reconociendo el riesgo que habia en socorrer el Comboy porque habia auisado Don Estacio Coronel, quien estaba de guardia en las Orcas, que el enemigo marchaua con todo el grueso la buelta de Tamariz, confirióse entre los dos el modo que se habia de tener, diciendo dicho Don Aluaro no hallaua otro remedio mejor que tomarle los pasos de la retirada, y así que su Exc.a enviase gente á las Orcas, donde él se iba con el resto que habia quedado de la caballería y al puesto de la Ermita de Loreto, y fuese de los tercios de Don Fer

nando de Riuera y Don Alonso de Calatayud que estaban más vecinos á estos parajes, hízose así, y el general montó luego y recorrió las fortificaciones, dando orden á los Cabos estuviesen con el mismo cuidado que si llegase el enemigo, juzgando queria cercarnos con el achaque del Comboy para acudir con las galeras, y echando gente darse la mano con la de la tierra y romper algun quartel. Hecho esto, pasamos á la Ermita de San Jerónimo, que está en medio del camino de Tamariz, y de la eminencia donde está la ermita de Loreto. Procuróse saber de cierto el estado del Comboy, y á este tiempo llegó el Teniente de Espatáfora, y dijo cómo el enemigo les habia cortado con la gente referida y Cristóval Lopez se habia hecho fuerte en vnas tres casas, guarneciéndolas con la infantería, y habiendo tomado en medio el bagaje que pudo juntar, cubriéndole con infantería y caballería; y el Capitan Blas habia hecho alto en vn llano poniendo su gente en buena disposicion, y iba cargando el enemigo de manera que si luego no se acudia, seria imposible poder despues ser socorrida nuestra gente. Apartáronse el Marqués Cheri, que se estrenó de Maese de Campo General, y Torrecusa con el Virrey, y dieron orden se estuviese con cuidado en los parajes arriba referidos, y se sacasen hasta 1 D 500 infantes de diferentes tercios, y fuesen por el camino que habia ido el Comboy para darle calor segun el estado en que le hallasen. Apenas esta gente empezó á marchar, quando descubrimos venir á nuestro comboy, habiendo dado lugar el enemigo, volviéndose á la montaña, á que se juntasen Cristóval Lopez y Blas; y fué que como la gente que se puso en Loreto desalojó algunas emboscadas que por allí habia, se juzgó cortado y quiso desembaraçarse del Comboy. Éste llegó, aunque con pérdida de algunos bagajes que se desmandaron y huyeron por el camino de Loreto, los quales cayeron en manos del enemigo, y hirieron dos soldados del Tercio de Calatayud de dos cuchilladas. Volvieron el General Maese de Campo y Torrecusa á conferir lo que se habia de hacer, y fué Torrecusa de parecer que pues el enemigo era fuerça se volviese retirando á su quartel, se le picase en la

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retaguardia, para que, ya que nos habia inquietado, supiese le sabíamos de inquietar; resolucion bizarra, pero que pudo sernos muy costosa, como se verá. Dispúsose para ejecutarla, que la infantería que iba marchando hácia el Comboy, volviese hacia las Orcas, para que allí hubiese más grueso en todo acontecimiento. En tanto que la infantería que iba hacia Tamariz estuvo hecha alto, envió el de Burdeos dos Galeras para que se juntasen con otras dos que de ordinario están en la ensenada de Tamariz que habian estado toda la mañana disparando á la gente que iba y venia de nuestro comboy, aunque sin efecto alguno. El que querian hacer las galeras que venian, era tirar á la infantería nuestra que habia, por haberles dado vna fuerte carga la infantería: dióse orden á Don Fernando de Ribera para que se retirase, y avanzáronse las tropas de la caballería para dar calor: incorporóse con los demás, y puestos todos en forma, se les volvió á presentar la batalla al enemigo, el qual dobló con gran frente los batallones de la colina, hasta que por las cuestas abajo retiró la infantería y él se retiró. Nuestra gente se estuvo fija conservando los puestos, y la de las Orcas, vna colina de donde habia desalojado al enemigo, y despues de haber quedado la campaña por nuestra nos retiramos. Don Fernando de Riuera andubo vizarro, siempre delante de su gente, y acudiendo á todas partes, y no es posible haya peleado hoy infantería como ésta. Emonos alegrado todos, porque el crédito deste tercio habia estado algo hajado. Esta campaña murieron cosa de nueve hombres, y quedó prisionero el capitan Don Hipólito Salazar: de la caballería, murió, porque es sin remedio, vna estocada que tiene el Marqués de Casal, y salió mal herido en la mano izquierda Don Diego de Portugal, y por la mañana en el Comboy hirieron á Don Juan de Gomara de vn balaço en la boca, y á Don Antonio de Estrada de vna estocada que le atrauesaron: la pérdida nuestra ha sido muy poca, la del enemigo muy considerable, y el dia de todas maneras grande. Tomáronse nueve prisioneros, y ha corrido voz, y se alienta mucho que está muy mal herido Monsiur de la Mota por el pescueço: quien reconocen todos

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