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de la concordia, y dió licencia que cierta gente que venia de Francia en socorro del rey de Castilla, pasase por Aragon.

CAP. XXXVII.—Que el infante don Juan, que era per. seguido á instancia de su madrastra, por el rey su padre, trató de traer gente de Francia en su defensa, y del conde de Ampurias, y prosiguió su derecho sobre la administracion de la gobernacion general, ante el justicia de Aragon.

Estaba el rey en este tiempo viejo y enfermo, y como antes era el que lo queria gobernar todo, y á los que eran de su consejo, de allí adelante fué gobernado por la reina su mujer, la cual no cesaba de perseguir al infante don Juan su entenado: y por el mes de junio deste año, se recogió á Castelfollit con la duquesa doña Violante su mujer, y con don García Fernandez de Heredia, obispo de Vich, y los vizcondes de Illa y Rocaberti. Era en sazon que el rey continuaba la guerra en el condado de Ampurias, en la cual no se fiaba del infante su hijo, ántes tenia grande recelo que le favorecia, porque el conde, que estaba en esta sazon viudo, casase con doña Costanza de Perellós, que era gran favorida de la duquesa, mujer del infante: y el rey envió á mandar á su hijo, que echase de su casa á doña Costanza y al obispo de Vich, y á los vizcondes de Illa y Rocaberti, y á Pedro de Artós: y hacia contra su hijo proceso, con deliberacion de reducirle, acabado de apoderarse de lo que restaba del condado de Ampurias: y aunque escribió al obispo y á los vizcondes y á Pedro de Artes que se fuésen para él, y saliesen del servicio del infante, él les mandó que no se fuésen, y quedaron en su servicio y la duquesa envió á decir al rey, que antes se saldria ella del reino que consentir que dona Costanza saliese de su casa, la cual tenia cargo de sus hijos. Estaban padre é hijo en gran division, y tra

y con diez mil de pié ballesteros y lanceros: y el maestre de Avis salió á dar la batalla, en la cual él y su condestable se hubieron tan valerosamente, y de tal suerte gobernaron los suyos, que con ser muy inferiores en el número, fué el rey de Castilla vencido, y con grande fatiga se salió huyendo y se fué á Santaren, y de allí se entró en un barco, y por el rio Tajo se fué á embarcar en su armada, que estaba sobre Lisbona. Murieron en la batalla los mas principales caballeros castellanos y portugueses del ejército del rey de Castilla, y entre ellos don Pedro, hijo de don Alonso, marqués de Villena, y conde de Ribagorza, que estaba casado con doña Juana, hija del rey don Enrique. Fué esta batalla junto á una aldea que se dice Aljubarrota, y dióse un lúnes á catorce de agosto deste año, vigilia de nuestra Señora, y es de las muy famosas y nombradas que en España ha habido y con el suceso della, el macstre de Avis, se fué apoderando de todo el reino, y le dejó muy confirmado á sus sucesores y en aquella empresa, que fué de las muy señaladas de aquellos tiempos, no mostró ménos constancia y valor que tuvo el rey don Enrique, padre de su adversario, para hacerse rey de Castilla: y así fué prevaleciendo el derecho de cada uno dellos con las armas. Con la nueva desta victoria, el duque de Alencastre, que se llamaba rey de Castilla, y estaba confederado con el rey de Portugal, se determinó de pasar á España con gran ejército para seguir su empresa: y para esto, aunque el rey de Aragon era suegro del rey de Castilla, entendiendo cuan caido estaba su partido, envió el duque al arzobispo de Burdeos con grandes promesas, si quisiese dar paso á su gente de armas por este reino. Con recelo desto, el rey de Castilla envió á su suegro al obispo de Osma, y en secreto le dijo que se habia entendido que los ingleses, despues que supieron cuan adversamente habia sucedido la batalla, hacian grandes aparejos de guerra para venir á Castilla y pedian que se les diese paso por Ara-tándose de concordar al infante con su madrastra, se gon, y favoreciese la causa del de Alencastre: y que los portugueses, así por el suceso de la victoria, como por la venida de los ingleses, se habian animado mas en su rebelion: y pedia en nombre del rey de Castilla, que el rey le enviase la gente de guerra que tenia en su reino, y con ella fuése por general Bernardo de Forcia, hermano de la reina, que era muy buen caballero. Tambien vino con órden de procurar que el rey se interpusiese entre el rey de Castilla y el duque de Alencastre, para que se confederasen mediante el matrimonio del infante don Enrique, hijo del rey de Castilla con una hija del duque: y porque el rey diversas veces habia tratado de baber las encomiendas de Montalvan y Alcañiz, que las órdenes de Santiago y Calatrava tenian en Aragon, y daba por ellas ciento y ochenta mil florines que habia recibido del rey don Enrique, en recompensa de Molina y de los otros lugares que pretendia haber de la corona de Castilla, y mas lo que pareciese que valian, el rey de Castilla, que tenia gran falta de dinero, quisiera que el rey le diera esta suma: y él se ofrecia de dar la equivalencia de aquellas encomiendas en su reino á las órdenes. Mas el rey no pudo enviar la gente que su yerno pedia, porque la tenia ocupada en la guerra que se hacia contra el conde de Ampurias, ni quiso dar dinero, porque tenia esperanza de haber las encomiendas por concesion de la sede apostólica y en lo demás respondió graciosamente á su yerno, y envió luego sus embajadores al duque de Alencastre para que tratasen

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ordenaron ciertos capítulos, que el infante no quiso firmar y el rey no dió lugar que se fuése á ver con él: y la reina procuraba que las ciudades principales del reino se obligasen de ampararla y defenderla contra su entenado. Entónces, temiendo el infante no se procediese contra él de hecho, porque la reina gobernaba todas las cosas del reino absolutamente, envió un caballero de su casa, que se decia Copones, al conde de Ampurias, que estaba en Francia, para que enviase algunas compañías de gente de guerra en su servicio, y para que defendiesen los lugares del condado, que estaban aun en su obediencia y el vizconde de Roda fué tambien enviado al duque de Berri y á Tolosa, para hacer algunas compañías de gente de armas. En este medio, Castellon de Ampurias se rindió á la gente del rey y el conde se concertó con Juan de Bolonia, que fué conde de Bolonia, que viniese con ochocientos hombres de armas para cobrar su estado, y con esta gente vino á la frontera de Rosellon, y el conde se vino para dar priesa en su entrada. Esto era por el estío del año mil y trescientos y ochenta y seis: y el conde de Ampurias y Juan de Bolonia y los capitanes de aquella gente, repararon en Citja y la mayor parte de la gente se detuvo en Cabestan, y por aquella comarca, esperando á Vita y al vizconde de Brinquel con doscientos almetes, para que todos juntos entrasen por Rosellon. Vino en esta sazon Juan Alonso de Ejérica y de Lauria, que era pariente del conde de Leucata, con una barca al Grao de Canet, para hablar

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