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mayor fuerza y poder del rey de Castilla, contra el reino de Valencia, y temióse mucho, que por aquella parte no se recibiese algun grande daño, por causa del infante don Fernando, que era muy enemigo del rey de Aragon su hermano, y tenia gran estado en aquel reino, y habia entregado como dicho es, los castillos de Alicante y Orihuela á la gente del rey de Castilla: y con este temor los de aquel reino envíaron á requerir al rey que fuése allá, porque la necesidad era tal que requeria que estuviese presente, para resistir al poder del rey de Castilla, que iba en persona á mover la guerra por el reino de Murcia, y para que entrase poderosamente en el reino de su enemigo; pero el rey, que estaba en aquella sazon en Perpiñan, y era en fin del mes de agosto deste año, envió á Francés Marradas con órden que el conde de Denia, y don Pedro de Ejérica, acudiesen con la mas gente que pudiesen á las fronteras, y envióles doscientos de caballo, y mandóles que atendiesen á defender el reino, mas que á la ofensa de las tierras de los enemigos. Esto era por esta causa que se tenia entendido que el reino de Valencia no era dispuesto á que se hiciese por él grande daño en las fronteras de Castilla: porque entrando por Chiva, de la otra parte no habia sino Requena y Oliel, hasta llegar á Cuenca y no parecia cosa muy hazañosa talar dos lugares como aquellos sin otro efecto: y por la val de Ayora es mala tierra, y no se podia cómodamente entrar por las fuerzas de aquella comarca, y por los malos pasos. Por Moxen y por Almansa, está la tierra que decian de don Juan, porque fué de don Juan, hijo del infante don Manuel, y despues se llamó el Marquesado, que es tierra muy seca, y se dijo antiguamente Mancha de Montaragon, y es de tal calidad que ejército de un rey poderoso no se podia allí mucho tiempo entretener: y estando dentro de aquella tierra, no podian hacer mucho daño en ella, y la misma dificultad se conocia entrando por las fronte ras de Villena, Biar y Castalla. Entrando por Jijona á Alicante, contra el reino de Murcia, alejábase mucho de sus fronteras, y no podia detenerse un ejército en aquella comarca: y no parecia que se debía hacer entrada solamente para talar y para hacer poco daño, porque el ejército que para ello se habia de juntar, se requeria que fuese muy grande, y no podia ser sin mucho gasto de manera que las peores entradas que el un rey y el otro tenian, era por el reino de Valencia, y la mas principal causa era porque aquel reino es muy falto de bastimentos, y no podia conservarse en él gran poder ni de amigos ni de enemigos. Por esto mandó el rey que se pusiese gran vigilancia en fortificar la ciudad de Valencia, para en caso que el rey de Castilla y el infante don Fernando entrasen con toda pujanza: y dióles por capitan general al infante don Ramon Berenguer su tio: y proveyóse que ciertas compañías de gente de caballo estuviesen en el castillo de Jumilla y en Biar, para correr aquella frontera de los enemigos: y que don Pedro Maza de Lizana estuviese en Mojen, y en la Fuente de la Figuera, y otras compañías de caballo estuviesen en Chiva, y Siete-aguas. Esto fué ocasion que lo mas furioso de la guerra se emprendió por las fronteras de Aragon y los de Calatayud, Daroca y Terael se habian en ella tan valerosamente que si eran molestados y demnificados de sus enemigos y comarcanos en algun daño, le rehacian sobradamente: y el conde de Luna y don Pedro de Luna, y don Juan Martinez de Luna, y el gobernador del reino de Valencia, y la gente del conde de Urgel,

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con diversas compañías de gente de caballo y de pié, entraron por las fronteras de Molina y Requena, é hicieron mucho daño en toda aquella comarca: y el conde de Luna peleó con Gutier Fernandez de Toledo, que era capitan general de la frontera de Molina, y habia entrado en Aragon, y lo desbarató y venció, y fué en aquella batalla muerto un hijo de Gutier Fernandez, que se decia Gomez Carrillo: y se quemaron mas de cincuenta aldeas, y el arrabal de Requena. Estando la guerra tan trabada y encendida entre los reinos de Castilla, y Aragon y Valencia, considerando el rey que su enemigo era muy poderoso y entraba con gran voluntad en esta guerra, envió á requerir al infante don Luis de Navarra, que le enviase cuatrocientos de caballo, conforme á la obligacion que tenia el rey de Navarra su hermano, en la amistad que entre ellos habia y tambien envió á Gaston conde de Fox y á Roger Bernardo de Fox, vizconde de Castelbó, para que se viniesen con toda la gente de caballo que pudiesen, á servirle, por razon de los feudos que tenian de la corona real: y así por todas partes la guerra se iba prosiguiendo con gran pujanza.

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CAP. IV. De las novedades que sucedieron en Francia, y en el reino de Sicilia, por las cuales dejó el rey de enviar á las infantas sus hijas á Luis conde de Anjous, y al rey don Fadrique con quien estaban tratados sus matrimonios.

Aunque la guerra se comenzó tan furiosamente por tantas partes, y el rey se hallaba en aquella sazon en la villa de Perpiñan, en los últimos fines de sus reinos tan lejos della, y convenia tanto su presencia, no se pudo partir, porque tenia concertado de celebrar las bodas de la infanta doña Juana su hija con Luis conde de Anjous, hijo segundo del rey de Francia, en el mes de setiembre siguiente. Estaban ya las cosas en órden para las fiestas, y sucedió en el mismo tiempo que se dió aquella famosa batalla junto á Puitiers, entre el rey de Francia, y Eduardo, príncipe de Gales, hijo del rey de Inglaterra, en la cual fue vencido y preso el rey de Francia, y murieron el duque de Borbon su hermano, padre de la reina doña Blanca mujer del rey de Castilia, y Gualter, conde de Brena, que se llamaba duque de Atenas, y era condestable de Francia, y Roberto de Durazo, hermano de Carlos, duque de Durazo y otros grandes del reino: y fué tambien preso con el rey de Francia Filipo el menor de sus hijos, que fué despues duque de Borgoña y conde de Flandes. Esta batalla fué un lúnes á diez y nueve del mes de setiembre deste año, y puso en gran turbacion todo aquel reino, porque se levantaron los pueblos contra los principales, y los ingleses entraron taiando y destruyendo la Picardía, y lo mejor de Francia, y los de París tomaron las armas con gran tumulto y sedicion contra Carlos Delfin duque de Normandía, que se escapó de la batalla, y tenia el regimiento del reino, estando el rey su padre en poder del rey de Inglaterra. Por esta novedad, y sucediendo las cosas tan adversamente al rey de Francia, no se efectuó el matrimonio de la infanta doña Juana con Luis conde de Anjous, que estaba ya tan á punto de concluirse, y el conde casó despues con María hija del duque de Bretaña, y segunda vez con Lucía, hija de Barnabon Vicecomite señor de Milan, y hubo á Luis el segundo duque de Anjous: y la infanta casó con don Juan conde de Ampurias, hijo del infante don Ramon Berenguer, despues que falleció su primera

mujer, que fué la infanta doña Blanca, 'hermana del rey don Fadrique. Sucedió casi lo mismo en lo del matrimonio de la infanta doña Costanza con el rey don Fadrique de Sicilia, con la cual se solemnizó el matrimonio con poder del rey de Sicilia, por sus embajadores en la villa de Perpiñan, á veinte y uno del mes de seliembre deste año, y fueron enviados á Sicilia para que el rey lo ratificase, mosen Francés de Belcastell que era del consejo del rey de Aragon, y Berenguer Carboner secretario de la reina doña Leonor, y para procurar que el rey don Fadrique celebrase juntamente la festividad de sus bodas y de su coronacion en la ciudad de Catania, porque la ciudad de Palermo, á donde era costumbre coronarse los reyes de Sicilia, estaba en poder de los de Claramonte, que eran rebeldes. Habia ya la infanta, por orden del rey, hecho donacion al infante don Juan duque de Girona su hermano, de cualquiera derecho que le competia por razon de la sucesion de la reina doña María su madre, que fué hija del rey Filipo de Navarra, y estaba para partirse para Cerdeña cuando el rey tuvo aviso que el rey Luis y la reina Juana su mujer, que tenian la mayor parte de la isla de Sicilia de su opinion, por la rebelion de los de Claramonte, con esperanza de apoderarse de toda la isla por la division que habia en ella, siendo el rey mozo y sim. ple, juntaron un muy poderoso ejército y se fuéron por tierra á Rijoles, y por algunos rebeldes que estaban en Mecina, señaladamente un Nicolás de Cesaria, que era de la opinion de los de Claramonte, aquella ciudad se puso en armas y alzó las banderas de los reyes enemigos. Esto sucedió de manera, que aquel Nicolás de Cesaria, fingiendo reducirse á la obediencia del rey don Fadrique, se entró en Mecina y tuvo tales formas, que entregó aquella ciudad, que era la principal fuerza y entrada de la isla, al rey Luis, estando en ellas las infantas doña Blanca y doña VioJante, hermanas del rey don Fadrique y Conrado de Oria, que era almirante del reino. Fué esto á veinte y siete del mes de noviembre deste año: y á veinte y cuatro de diciembre siguiente, vigilia de pascua de Navidad, entraron los reyes Luis y Juana en Mecina, y fuéron recibidos con grande fiesta y con mucho regocijo del pueblo, como si fueran sus señores naturales y enviaron las infantas á Nápoles, á donde las tuvieron algun tiempo en prision. No le quedaba al rey don Fadrique sino la ciudad de Catania y algunos castillos que seguían su voz, y estuvo aquella isla á punto de perderse del todo; pero restauróse maravillosa. mente por el grande valor y singular constancia y esfuerzo del conde don Artal de Alagon; y así sobreseyó en la ida de la infanta doña Costanza á Sicilia mas de tres años.

CAP. V.-Que el conde de Trastamara vino de Francia al servicio del rey, y se hizo su casallo.

Antes del rompimiento de la guerra con Castilla, tuvo el rey sus inteligencias con el rey de Francia, y con el duque de Borbon su hermano, para que se hiciese guerra al rey de Castilla, hasta que recibiese á la reina dona Blanca su mujer é hiciese vida con ella: y sobre esto envió el rey de Francia un doncel de su cámara, que se decia Bernardo Accat. Entonces, considerando el rey cuanta parte tenian en los reinos de Castilla el conde don Enrique de Trastamara y sus hermanos, que fueron perseguidos por el rey de Castilla, envió á avisar al conde que estaba en Francia,

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que el rey de Castilla comenzaba á moverse contra él, y hacerle guerra, y si quisiese venir á servirle en ella, le daria una buena villa en la frontera de su reino, de donde pudiese hacer guerra al rey de Castilla, y le daria para su sustentacion cien mil sueldos de renta sobre los lugares y tierras que el infante don Fernando tenia en sus reinos: y si determinase de lo hacer, enviase un caballero para que se concluyese, y se aparejase para venir á Aragon lo mas presto que pudiese. Trató tambien esto con el conde don Enrique, don Juan Fernandez de Heredia, que estaba en aquella sazon en Francia y era de grande autoridad y uno de los principales caballeros que hubo en su tiempo en valor y consejo: y sobre lo mismo fuéron á Francia don Juan Alonso de Haro, y Alvar García de Albornoz, y Fernan Gomez de Albornoz, que estaba en Aragon y se habian venido huyendo del rey de Castilla. Esta fué la primera buena suerte y ventura del conde que estando en servicio del rey de Francia, y llevando grandes gajes dél en la guerra que tenia con el rey de Inglaterra, determinó de venirse á servir al rey de Aragon en el mismo tiempo que fué la batalla de Puitiers á donde el rey de Francia fué preso, y los mas principales de su ejército fuéron, ó presos 6 muertos: y con escapar de aquel peligro, acá se le abrió camino para la mayor empresa que se le podia ofrecer, que fué hacerse rey de Castilla. Vinose el conde al servicio del rey con estas condiciones: que se hiciese vasallo del rey y que le prestase pleito homenaje de le ser fiel, y se despidiese y desnaturase del rey de Castilla y tuviese al rey de Aragon por su señor natural, y el rey se obligaba á defender al conde en toda su vida, así en el reino de Castilla como en Aragon: y que le daria por juro de heredad, los lugares que los infantes don Fernando, y don Juan tenian en el reino de Aragon, exceptuado Albazarrin: y tambien lo que tenian en el reino de Murcia, lo cual pudiéndose conquistar se habia de entregar al conde. Ofreciósele todo lo que la reina doña Leonor, madre de los infantes, tenia en el reino de Aragon, haciendo pleito homenaje al conde de acojer en todos los castillos al rey, irado ó pagado, y de hacer guerra dellos por él, contra todos los que tratasen de ofenderle, con condicion, que si el rey quisiese retener en su corona la ciudad de Tortosa, lo pudiese hacer dando al conde equivalente recompensa en vasallos y rentas, segun lo determinasen el conde de Luna y Pero Carrillo, que era mayordomo mayor del conde de Trastamara: y habia de ser tercero con ellos, en caso que no se concordasen, don Lope Fernandez de Luna, arzobispo de Zaragoza. No se habia de hacer paz ni tregua por el rey con el rey de Castilla, sin voluntad del conde: y dábanie para su mantenimiento ciento y treinta mil sueldos, y mas lo que montaba el sueldo de seiscientos de caballo, durante la guerra á razon de siete sueldos por cada dia el hombre de armas, y el de la lijera á cinco, y para seiscientos peones; y quedó concertado, que viniendo el maestre de Santiago al servicio del rey, le mandaria entregar todo lo que la órden tenia en este reino, haciendo pleito bomenaje de servir lealmente al rey, como vasallo debe servir á su señor natural, y que daria seguridad por las fortalezas, como era costumbre. Con estas condiciones se vino el conde de Francia y trajo consigo á Gonzalo Mejía, comendador mayor de Castilla, y á Gomez Carrillo, y alcanzó al rey en la villa de Pina, que se venia á gran priesa, para acudir á las fronteras de Castilla, y en aquel lugar, el rey y el conde, un martes

á siete leguas de Torrijos: y de allí se apartaron, el rey bácia Villareal, y el infante á la ciudad de Murcia, á donde antes estaba, con ciertas compañías de gente de caballo y llevaba consigo á su mujer la infanta doña María. Entonces determinó el rey de Castilla, que el infante hiciese guerra por la parte de Játiva, con dos mil de caballo y el infante don Juan, y don Tello, señor de Vizcaya que se habia reducido á su servicio, con mil y quinientos, entrasen en Aragon por las fronteras de Soria, y el rey con la otra gente, que se decia ser hasta cuatro mil de caballo, se habian de juntar en Villareal, para venirse á Cuenca y Requena, y de allí hacer su entrada en el reino de Valencia. Habia entrado don Diego García de Padilla, maestre de Calatrava, corriendo la comarca de Castalla y Homill, que son del reino de Valencia, y no pudiendo rendir aquellos lugares por combate, se volvió á Murcia por mas gente, y dejó la caballería que llevaba en Villena, á donde mandó hacer diversas máquinas para combatir, con publicacion, que queria volver á cercar aquellos lugares de Castalla y Homill. Por otra parte entró el infante don Fernando con diversas compañías de caballo y de pié, de castellanos y moros, por el reino de Valencia, y fuése una tarde á poner en la vega de Biar á diez y siete del mes de setiembre, y aquella noche, con instrumento público, se despidió y renunció la fidelidad y naturaleza que debia al rey de Aragon su hermano como á su señor natural, y pensó hacer mas daño renovando la memoria de las cosas pasadas en la union de aquel reino, que con el poder de las gentes que llevaba: porque otro dia escribió una carta á los jurados y consejo de Biar y en ella se nombraba general procurador por el rey de Aragon en los señoríos y tierras de aquende la mar y conservador de las uniones de los reinos de Aragon y Valencia: y contaba los daños y males que él y ellos habian recibido por defender las libertades destos reinos, y las guerras en que el rey de Aragon ponia á sus súbditos

á ocho de noviembre deste año de mil y trescientos y cincuenta y seis, juraron esta concordia, estando presentes don Bernardo de Cabrera y Mateo Mercer, camarero del rey, Alvar García de Albornoz, Pero Carrillo y Diego Fernandez de Medina, secretario del conde. Entendió bien el rey, cuanto le convenia para esta guerra traer á su servicio al conde de Trastamara, pues le hizo tan gran partido, porque lo que le daba en sus reinos eran muy principales estados, y de muy gran calidad, y de mas vasallos y rentas que el condado de Lemos y de Sarria, y señorío de Noroña, y de Cabrera, y Ribera, que el conde tenia en Galicia y Asturias. Luego se puso el conde en la posesion de Tárrega y Villagrasa, y Momblanch, en Cataluña; y de Epila y Ri cla, y Tamarit de Litera, en Aragon; y de Castellon del Campo de Burriana, y de Villareal que fué del reino de Valencia. Diéronse estos lugares de Castellon y de Villareal, al conde, en lugar de la honor de Alos de Moya, y de los lugares de Cubelles, Camarasa, Montgay, Limiñana, Lorench, y de Santa Livia, que el infante don Fernando tenia en Cataluña: y por la villa de Fraga con sus aldeas, y por Peñalba, Vallobar, y por el castillo y villa de Ayerve, que la reina doña Leonor, madre de los infantes tenia en Aragon. A otra parte, por los castillos y lugares de Biel, Bolea, Pertusa y Berbegal, con sus aldeas y tenencias, que eran del infante don Juan, y por la villa y castillo de Alicante, que era del infante don Fernando, y se ganó por este tiempo, se dieron las villas de Epila y Ricla; y en lugar de la ciudad de Tortosa, se le entregó Tamarit y Momblanch. Vióse el rey en harto trabajo en acabar, que los vecinos destos lugares y villas recibiesen al conde por su señor, y le prestasen la fidelidad y homenajes, aunque á los mas ofreció, que los reduciria à la corona: y aseguraron al conde, que se le guardaria esta concordia, el arzobispo de Zaragoza, don Pedro, obispo de Huesca, canciller del rey, el obispo de Tarazo→ na, don Bernardo de Cabrera, don Blasco de Alagon, don Pedro Fernandez, señor de Ijar, don Lope de Gur-sin ninguna necesidad ni honra suya, contra genoverea, camarero del rey, y don Miguel de Gurrea y Gonzalo Fernandez de Heredia: y fueron de allí adelante capitanes generales del reino de Aragon los condes don Lope y don Enrique: y al conde don Enri-chas sisas, é imposiciones y tallas, y diversas maneque señaló el rey la villa de Borja, para que tuviese cargo de aquella frontera.

CAP. VI. De la guerra que comenzó á hacer el rey de Castilla por el reino de Murcia: y de la entrada del infante don Fernando en el reino de Valencia, y como se cobró el castillo y villa de Alicante.

Luego que se comenzó la guerra, el rey de Castilla acudió al reino de Murcia y allí mandó juntar toda la mayor fuerza de sus gentes, porque entendió que por otra ninguna parte no podria hacer tanto daño, como por aquellas fronteras, por tener los castillos de Alicante y Orihuela en el reino de Valencia, que se los ha bia entregado el infante don Fernando, y por la parte quese creia tener el infante en aquel reino. Estaba el rey de Castilla en la ciudad de Murcia ajuntando sus gentes y partió della un viernes á diez y seis de setiembre para la villa de Alcoraz: y allí supo como los capitanes del rey de Aragon habían hecho grande daño por sus fronteras, y habian quemado el arrabal de Requena, y muchos lugares de aquella comarca; y con esta nueva el lúnes siguiente, fué à Torrijos á donde halló al infante don Fernando, y los dos juntamente se fuéron á los santos de Santistevan, que es un lugar que estaba

TOMO IV.

ses y contra el señor de Milan, y contra el juez de Arborea y Mateo de Oria, y ahora últimamente contra el rey de Castilla, diciendo, que por ellas se pagaban mu

ras de pechos desaforados; y que él con ayuda de diversos reyes y de grandes señores, entendia de perseguir á don Lope de Luna su enemigo, y á los otros que quisiesen ser rebeldes á la union: y con ayuda de nuestro Señor, entendia volver á su demanda y querella antigua, y perseguir á los enemigos públicos, guardando el servicio y honor del rey de Aragon su hermano, y sus derechos reales, requiriendo y mandando por la fé y homenaje que habia hecho á la union que aquello significasen luego al rey, y como se habia desnaturado dél, y le siguiesen en aquella empresa, y no se persuadiesen que aunque él tenia tierra y rentas del rey de Castilla, hiciese la guerra por él, sino por razon de la union. Mas los de Biar no curaron de responder á esto; sino con tirarle saetas, y hacer toda la ofensa que pudieron y así se fué el infante á Elda, sin hacer otro efecto. Entonces habiendo el rey de Aragon mandado publicar la guerra contra el rey de Castilla por todos sus reinos, y siendo ocupados los bienes de todos los castellanos, que eran venidos á ellos con mercancías, proveyó que toda la gente de caballo y de pié que se hacia para esta guerra, se acercasen á las fronteras de Castilla y del reino de Murcia : y detúvose en Cataluña hasta en fin del mes de octubre, de 87

ron diversas compañías de caballo y de pié en Aragon por la frontera de Molina, a donde estaban mil y seiscientos de caballo, y corrieron el campo de Gallocanta, hasta las puertas de Fuset, y robaron el lugar de Santet, de donde llevaron gran presa de ganados: y porque el lugar de Fuset no estaba en defensa, mandó el rey que lo desamparasen, y los vecinos dél se acogiesen al lugar de Cubel, que está en aquella frontera, á donde estaba por alcaide un buen caballero y muy buen capitan, que se decia Pedro, Gilbert Brun: y tambien como en el lugar de Cetina no habia tanta gente, que bastasen á la defensa dél, por ser los muros muy estendidos, envió allá el conde de Trastamara á Gonzalo Mejía, comendador mayor de Castilla, y á Pedro Carrillo y Gomez Carrillo, con algunas compañías de gente de caballo y estando el rey en Daroca, en principio del mes de enero. Pero Sanchez de Luna, que era alcaide de Tierga, por mandado del rey sacó las religiosas que estaban en el monasterio de Trasobares y las llevó á Aguaron, y por no estar el lugar de Trasobares y Tahuenca en defensa, los vecinos los desampararon, y con sus mujeres é hijos y bienes, se pasaron á Tierga y á Calcena. Por el mismo tiempo los infantes don Fernando y don Juan con mil de caballo y dos mil de pié, entraron por el reino de Valencia, y combatieron el lugar de Beniloba, y no lo pudieron entrar y perdieron en el combate mucha gente, y pasaron á correr la vega de Alicante; y el infante don Pedro, que estaba en la ciudad de Valencia, salió contra ellos, y porque don Pedro de Ejérica, y los capitanes que estaban en la frontera de esta parte de Jucar, no acudieron con tiempo, los infantes se volvieron sin recibir daño alguno, y publicóse, que los infantes se juntaban con el maestre de Santiago, y ha bian de volver a entrar con dos mil de caballo á combatir á Játiva, ó contra la ciudad de Valencia: y como

donde proveyó todo lo necesario para convocar los in- | cía. Un dia ántes, que fué la vigilia de Navidad, entrafantes, y ricos hombres y caballeros de sus reinos que le habian de servir en la guerra: y envió al vizconde de Cardona, y á don Dalmau de Queralt, y don Ramon Alaman de Cervellon, y don Pedro Galcerán de Pinós y otros varones con sus compañías de caballo, y toda la gente de Cataluña se ajuntó en Lérida, y de allíla mayor parte acudió al reino de Valencia, y el rey se vino camino de Aragon. Venia ya con el rey el conde de Trastamara: y de Pina, á donde se juró la concordia de que arriba se hace mencion, pasó el rey á Fuentes á nueve del mes de noviembre deste año, y otro dia entró en Zaragoza. Estando el infante don Fernando en el reino de Valencia, entendiendo en reducir algunos pueblos que le habian seguido en las alteraciones pasadas con color de la union, pensando que con el favor de la guerra que se habia movido por tantas partes, la mayor de aquel reino le seguiria, no hubo ninguno que se moviese, y todos se pusieron en orden para servir al rey en la guerra, contra el rey de Castilla y habiendo llegado diversas compañías de gente de caballo de Cataluña, el conde de Denia y don Pedro de Ejérica, al tiempo que el infante pensaba mas Ofender, tuvieron forma, que ganaron la villa y castillo de Alicante, que estaba en poder de castellanos, como se ha referido : y era una de las mas importantes fuerzas de aquel reino, y la principal entrada dél: y pusiéronse dentro de Alicante para estar en su defensa con buena guarnicion de gente, el maestre de Montesa y Pedro Arnal de Paretstortes, prior de la orden de San Juan de Cataluña, que fue muy valeroso caballero. En fin deste año, en la féria sexta de las cuatro témporas del adviento, creó el papa Inocencio seis cardenales, y entre ellos fué promovido á aquella dignidad fray Nicolás Rosell mallorquin, que era maestro en sagrada teología, y provincial de Aragon de la orden de los predicadores, que se llamó cardenal de San Sixto, y era persona muy acepta al rey, y fué inquiel rey no pudo ir á aquel reino, como lo tenia delibesidor general contra la herética pravedad en este reino, mucho tiempo antes de su promocion: y el rey estando en Zaragoza, hizo por esta causa muy gran fiesta.

rado, nombró por capitan general dél al infante don Pedro su tio: y proveyóse con gran diligencia en la defensa de sus fronteras: y estaban en elias el infante don Ramon Berenguer, don Pedro de Ejérica, los condes de Denia y de Osona, don Pedro de Tous, maestre de Montesa, el vizconde de Cardona, el prior de Cataluña don Dalmao de Queralt, don Guillen Ramon de MonDe Zaragoza continuó el rey su camino para Calata- cada, don Pedro Galcerán de Pinós, don Berenguer yud, porque iba cargando gran poder de gente del de Ribellas, don Francés de Cervia, don Gilabert de rey de Castilla hacia aquellas fronteras, y se habian Centellas y don Pero Maza de Lizana. De Daroca se viganado por la gente del rey de Castilla, cuando se rom- no el rey á Zaragoza : y á ocho dias del mes de enero píó la guerra, algunos castillos de aquella comarca. proveyó, que se trujese gente extranjera, para poder Estando el rey en Calatayud, los capitanes que tenia resistir poderosamente á su enemigo, que comenzó á en aquella frontera, combatieron el castillo y villa de ponerse en esta guerra con toda la pujanza de sus reiIbdes, que estaba en poder de castellanos, y fué en- nos, y tratóse que el conde de Fox le viniese à servir trado el castillo por combate: y con esta nueva, el en ella con quinientos de caballo, como se habia entre rey se fué mas acercando á la frontera, con determi- ellos tratado: y los vizcondes de Narbona, y de Cosenacion de esperar en ella lo que intentaba el rey de rans, y Roger Bernardo de Fox, vizconde de Castelbó. Castilla: y antes que partiese de Calatayud, la ciudad que era sobrino del conde de Luna, y el conde de Montde Zaragoza le sirvió para esta guerra con cuarenta lesa y otros señores del reino de Francia, que ofrecie mil sueldos, y con mil soldados, los quinientos balles- ron de venir el verano siguiente á servir al rey en esta teros, y los otros iban con lanzas y los llamaban Jan- guerra. Era mediado el mes de enero, y como el rey ceros. Vínose el rey á tener la fiesta de la Navidad del de Castilla en el mismo tiempo se vino acercando a las año de mil trescientos cincuenta y siete á Cariñena: y fronteras de Molina, y se publicó que los infantes don pasada la fiesta, se pasó á la villa de Daroca, á donde Fernando y don Juan, y el maestre de Santiago, se tenia convocadas cortes á los aragoneses, para pro- venian á juntar con él, para entrar por Molina ó por veer en ellas lo que tocaba á la defensa del reino : y de tierra de Soria, proveyó tambien el rey, que los infan alli se proveía lo necesario, así en la guerra que se ha- tes don Pedro y don Ramon Berenguer, y los ricos bia de hacer por Aragon como por el reino de Valen-hombres que estaban en el reino de Valencia, se vinie

CAP. VII. De la entrada que el rey de Castilla hizo en
Aragon por la frontera de Molina.

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CAP. VIII-Que don Juan, hijo de don Luis de España, conde de Telamon y don Alvar Perez de Guzman, dos grandes señores del reino de Castilla, se concertaron de servir al rey de Aragon en esta guerra.

sen á Teruél: y el rey de Castilla entró en Molina logido en el castillo gente extranjera, y que hacia daño mas secreto que ser pudo á veinte y siete del mes de en la comarca, se procuró que el infante le removiese enero, á donde era venido el infante don Juan. Tenia de aquella tenencia y pusiese otro que fuese del reino en aquella frontera hasta dos mil y doscientos de ca- de Aragon. Esto se proveyó muy apresuradamente, ballo, y el lunes siguiente salió de Molina para entrar porque á todo parecia que previnieron los enemigos en Aragon, y vino à un castillo suyo que se decia con su presencia, y el rey de Castilla estaba en Aragon Valdesalze, y el rey eligió por mas seguro consejo, re- antes que supiesen ser llegado á Molina, porque otro partir sus guarniciones por los lugares mas fuertes, dia despues que llegó á Valdesalce, se vino á un castillo que salir á dar la batalla, esperando la gente extranje- | del rey de Aragon, que estaba en aquella frontera, que ra, que le habia de servir en esta guerra, y el suceso se dice Sisamon y allí asentó su campo para combatirde los tratos que se llevaban con algunos grandes de le, y otra parte de su ejército se fué à poner sobre CuCastilla. De los lugares de la frontera de Calatayud bel, pero sucedió una novedad, que fué causa que el que estaban en defensa, eran los mas importantes, rey de Castilla levantase luego su real, y aun estuvo Hariza, Bordalva, Montreal, Cetina y Embit, por ra- muy determinado de dejar esta guerra, por acudir á zon de los castillos, que eran bien fuertes: y estaban lo de su propio reino. en mediana defensa los lugares de Cubel, Anento, Monterde y Pardos, y porque pareció que el cortijo de Munebrega se podia defender por los de aquella villa, se proveia que en caso que allí viniesen los enemigos, se pegase fuego á la villa fuera del cortijo. En Ibdes, Járaba y Sisamon, se pusieron buenas guarniciones, y mandóse á los de Ateca, que se fuésen á Ibdes, y las mujeres y niños se recogiesen en Calatayud, y los de Santet se pasasen á Járaba. De los lugares del rio de Verdejo, se fortificó Verdejo y se mandó despoblar Bijuesca, y que se fortaleciese la iglesia, y la parte que está hacia el rio, y del lugar de Torrijo se despobló la mitad y se fortificó la otra que está sobre el rio, y se hizo su cava: y porque el lugar de Moros estaba fuerte, pareció que bastaban los vecinos dél á defenderle : y al castillo de Malanquilla, que estaba en buena defensa, se recogió la gente de la villa, y todos sus bienes se pusieron en el cortijo. Tambien se fortificaron el lugar de Clares y Villaroya, y se despoblaron Cervera y Añon, y en la ribera de Jalon los de Alhama despoblaron la villa, y se subieron al castillo, y los de Bubieca se pasaron á su castillo, y á una casa muy fuerte, que decian de Sancho Jordan, y descubrieron la iglesia con fin de pegar fuego al lugar si los enemigos entrasen por aquella parte: y los de Attea y Munubles se subieron á los castillos con sus bienes: y los de Santos, Sabiñan, Paracuellos, el Fraxno, Biver y Villalba, Morata de Jiloca, Monton, Mochales y Villel, los desempararon, y se entraron en Calatayud, y tambien los de Castellon se pasaron á Sisamon, y los de Marta y Rusca se fuéron á poner en defensa del lugar de Belmonte y los de Malvenda, Paracuellos y Fuentes se recogieron á las fuerzas y esto se hizo con grande celeridad, casi al mismo tiempo que entraba el rey de Castilla, por grande órden é industria de Pero Jimenez de Samper, justicia de Calatayud, que era caballero de grande experiencia en las cosas de la guerra: porque el gobernador de Aragon andaba reconociendo los lugares de los campos de Langa y Visiedo, y de Cella. En la comarca de Tarazona, y en los lugares del rio de Borja, proveyeron lo que convenia á la defensa de aquella frontera, don Pedro Perez Calvillo, obispo de Tarazona, y don Lope de Gurrea, señor de Gurrea y Miguel de Gurrea, y Juan Perez Calvillo, á quien el rey habia nombrado por capitanes y dió especial cargo de aquellas fronteras: aunque lo universal y la suma de la guerra estaba cometida á los condes don Enrique y don Lope de Luna: y porque el castillo de Bierlas, que es del reino de Aragon, le tenia el infante don Luis de Navarra, hermano del rey de Navarra, y habia puesto en él por alcaide á Fernan Ruiz de Caravantes, que era castellano, y le tenian por sospechoso, por haber reco

Viéndose el rey de Aragon tan ofendido por el rey de Castilla en esta guerra y con cuanta furia se ponia en ella, tuvo con diversos grandes de aquel reino sus inteligencias, para que le viniesen á servir en ella, ó la hiciesen al rey de Castilla dentro en su reino, ofreciéndoles grandes gajes y mercedes: y fué en tal ocur rencia de tiempo y de tales novedades, que muchos esperaban ocasion para venirse á su servicio. Entre los otros, con quien principalmente se trataba, eran, don Fadrique, maestre de Santiago y don Tello, señor de Vizcaya, hermanos del conde.de Trastamara: y para mí tengo por muy cierto, que fué esta una de las principales causas, porque el rey de Castilla mandó matar al maestre de Santiago, aunque antes ya habia deliberado de matar á sus hermanos, y es cierto, que el rey de Castilla no sintió tanto las causas principales, que le movieron para romper la guerra al rey de Aragon, cuanto servirse en ella del conde de Trastamara y hallar él y los suyos tan buen acogimiento en este reino. Anduvo en estas pláticas, entre el rey de Aragon y don Tello, un caballero castellano, que se decia Suer García, hijo de Garci Suarez de Toledo, y con él le envió el rey á prometer, que si hiciese guerra al rey de Castilla en su ayuda, le daria sueldo para quinientos de caballo y para otros tantos peones, y que le daria en su tierra otro tanto como tenia en Castilla y le aseguraria, que no baria paz ni tregua con el rey de Castilla, sin su voluntad, y para esto pedia el rey que don Tello se hiciese su vasallo y se desnaturase del rey de Castilla y le hiciese pleito homenaje de servirle bien y lealmente. Pero lo del maestre y don Tello que tenian mucho que perder en Castilla, no se podia concluir tan facilmente, y así el uno perdió primero la vida y el otro estuvo muy cerca de perderia antes que se determinasen, y les alcanzó la furia de aquel príncipe, que dias habia les procuraba la muerte. Tambien un caballero muy principal de aquel reino, que se decía Sancho Manuel, nieto de don Juan Manuel, por medio de don Pedro de Ejérica, trató de venirse al servicio del rey y ofreció de poner á su madre en rehenes y una hermana suya, y que despues que se hubiese hecho vasallo del rey, entregaria la villa y alcázar de Villena : y en esto tambien hubo dilacion. Pero los que mas determinadamente se arriscaron, fueron dos grandes señores de aquel reino, que el uno era don Juan, hijo de don Luis de España, conde de Telamon y principe de las Fortunadas, de quien se ha hecho mencion en esta

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