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partido de la ciudad de Barcelona para la villa de Per envió piñan, en fin del mes de noviembre deste año, por esta causa al infante don Ramon Berenguer su tio, conde de Ampurias, al papa Inocencio. La suma desta embajada era, referir lo que habia sucedido en el viaje de la isla de Cerdeña, á donde fué por reducir aquella isla en mejor estado, por la rebelion de Mariano, juez de Arborea y de Mateo de Oria, sobre lo cual aventuró su persona y estado, á mucho peligro y trabajo, por lo que tocaba á su honor y al derecho de la Iglesia romana, por quien tenia el reino de Cerdeña y Córcega en feudo, y por nueva conquista se hábia vuetto a reducir á su obediencia y suplicaba, que el papa le hiciese gracia del censo que se debia por aquel reino del tiempo pasado, y por otros quince años, en ayuda de los gastos que se le habian ofrecido. Que tenian gran deseo de visitar al papa y hacerle reverencia, despues que llegó á su reino, mayormente hallándose tan cerca y en su lugar enviaba al infante su tio y llevaba principal comision de procurar, que el papa y el colegio de cardenales, entendiesen en el remedio de las guerras y males que padecian el rey y reino de Sicilia y que se determinasen las diferencias que habia entre él y el juez de Arborea, y Mateo de Oria, sobre las cuales se habia concertado de comprometer en poder del papa: y para informar de los grandes abusos y daños que se seguian, por haberse proveido las prelacías y dignidades y beneficios eclesiásticos de sus reinos, por los pontifices pasados y por su santidad, en personas extranjeras: de que resultaba, que la mayor parte de las iglesias estaban desiertas y se disipaban y destruian y cesaba la hospitalidad, á donde se debia hacer. Pero el papa y algunos cardenales, que trataron de concordar al rey con la señoría de Génova, le enviaron cierta capitulacion: y parcció al rey, que para cosas de tan grande importancia, se requeria su presencia y determinó de ir á hacer reverencia al papa que estaba en Aviñon, y partió con 'algunos ricos hombres, y los principales fueron don Alonso de Aragon su primo, hijo del infante don Pedro; don Bernardo de Cabrera, don Juan Jimenez de Urrea y don Gilabert de Centellas. Partió el rey de Perpiñan mediado el mes de diciembre y llegó á Aviñon para la fiesta de Navidad del año de mil y trescientos y cincuenta y seis y-fus recibido del papa y de todo el colegio, con muy gran fiesta: y el papa, con grande solemnidad, el diá de pascua celebró la misa, y siendo acabada, allí en la capilla del papa, el rey erigió en condado el castillo y villa de Denia, que era muy principal en su reino, por el puerto de mar y dió título della á don Alonso de Aragon su primo, poniendo debajo de los límites del condado, los lugares y castillos de Calp y de Altea, y los castillos y lugares de las montañas, que fueron de don Bernardo de Sarria y eran del infante don Pedro, padre de don Alonso. Fué don Alonso gran príncipe y el que tuvo de la sangre real mayor estado en estos reinos, porque fué conde de Ribagorza y de Denia y fué el primer marqués de Villena y el primer condestable que hubo en Castilla, y el primer duque de Gandia y siendo en muy anciana edad, faltando la línea de lo reyes de Aragon en el rey don Martin, fué uno de los que pretendieron suceder en el reino, por ser el mas antiguo de los que descendian de la casa real de varon. Estuvo el rey muy pocos dias en Aviñon y en ellos se trató de cierta concordia entre él y la señoría de Génova por medio del papa y de algunos cardenales, á quien se cometió esta plática y lo que allí se tra

del infante don Fadrique que no dejó hijos ningunos, dió el rey don Luis el ducado de Atenas y Neopatria al infante don Fadrique su hermano, que fué el hijo tercero del rey don Pedro de Sicilia, porque el infante don Juan que fué el segundo era muerto; pero en el otoño siguiente, estando en la ciudad de Catania, adoleció el rey de una muy grave dolencia, y murió della en Yachi á diez y seis del mes de octubre deste año, siendo de diez y seis años: y fué su cuerpo llevado á sepultar á la ciudad de Catania. Dejó el rey don Luis dos hijos que no eran legítimos: el uno fué don Antonio de Aragon, y el otro don Luis de Aragon, que se crió en casa de la reina de Aragon su tia, á quien el rey don Martin de Sicilia dió la baronía de Tripi, y don Antonio casó con doña Beatriz, hija mayor de don Pedro de Ejérica, y no dejaron sucesion. Sucedió en el reino el infante don Fadrique su hermano, que era de trece años, y estaba enfermo en la ciudad de Mecina. Fué nombrada por gobernadora y lugarteniente general de aquel reino, la infanta doña Eufemia su hermana: y siendo gobernado por mujer, y el rey tan mozo y de tan poco ser y valor, que le llamaron el Simple, se movieron nuevas alteraciones y guerras en aquella isla, no ya como ántes, entre catalanes á claramonteses, pero entre los mismos aragoneses y catalanes, y entre tios y sobrinos, y muy propincuos deudos, usurpando cada uno cuanto podia del estado del otro; y así ni habia mas justicia ni regimiento de cuanto prevalecian las armas. Por estas turbacio nes y escándalos, el rey no se pudo coronar; ni aun se llamó rey en algunos dias: y para poderlo ser, la principal cosa que se hubo de proveer, fué confirmar al conde don Artal de Alagon el condado de Mistreta y las baronías y bienes feudales y el oficio de maestre justicier y otros que tuvo su padre: y esta confirmacion hizo à quince del mes de diciembre siguiente, llamándose infante y legitimo señor del reino de Sicilia. Con esto, y con asegurar otros señores, se intituló rey de Sicilia y duque de Atenas y Neopatria, y fué el primer rey que hubo de este título y de allí adelante quedó á los reyes sus sucesores y hoy le tienen los reyes de España, por razon del reino de Sicilia. No sé yo de reino ninguno de la cristiandad, que padeciese en un mismo tiempo tantos trabajos y males como aquél en esta sazon, que tenia por enemiga á la Iglesia y estaba entredicho y le hacian guerra la reina Juana y el rey su marido, dentro en su casa, y cada dia se le iban ganando lugares y castillos, por la rebelion de los de Claramonte: y lo que era última miseria, ser el rey tan mozo y simple, y gobernado por mujer y por parcialidad y bando, unas veces estando en poder de la infanta su hermana y del conde don Artal de Alagon y de Enrico Ruso, conde de Aidon, y de Bonifacio, Federico y de Orlando de Aragon y de Francisco de Veintemilla, conde de Girachi y de don Guillen de Peralta, conde de Calatabelota y por otros de la parte contraria : y habiendo tan grande disension y contienda entre los mismos barones catalanes y aragoneses, que le habian de amparar y defender, que era mucho mas fiera y terrible que la guerra que solian hacer los enemigos antiguos en los tiempos pasados. Entendiendo el rey de Aragon la perdicion y destruccion de aquel rei no, y cuanto cumplia á su honor y estado socorrerá tanta necesidad y defenderle, como se habia tratado matrimonio entre la infanta doña Costanza su hija y el rey Luis de Sicilia su cuñado, acordó, que el matrimonio se efectuase con el rey don Fadrique: y habiendo

TOMO IV.

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tó sobre la diferencia que habia por Bonifacio, fué que el rey diese toda la isla de Córcega en feudo á los genoveses, los cuales pretendian tener ya título del papa de la mitad de ella, bien habia doscientos años: y que reconociesen tenerla, con cierto censo y tributo y que en toda la isla le tuviesen por rey y señor. Pedia el rey cincuenta mil florines de renta, por la infeudacion: y los genoveses dejaban en manos del papa y de algunos cardenales, que si la paz se concordase, declarasen la cantidad: y en caso que se efectuase, pedian, que algunos barones Orias, ciudadanos de la señoría de Génova, fuesen restituidos en los lugares y villas que les habia el rey quitado, esceptuando el Alguer y todos los lugares fuertes y lo que tocaba á Mateo de Oria. En esta plática se ingirió la pretension que los señores de Milan tenian contra el rey sobre la Gallura, la cual decian pertenecerles en la isla de Cerdeña, por sucesion de una señora, y decian los genoveses, que no podian dar su consentimiento á la paz final, si el rey no la restituyese á los señores de Milan, para que la tuviesen en feudo por la corona de Aragon: y tratábase que esta diferencia la cometiese el rey en poder de dos cardenales, y que como jueces delegados por el rey, lo decidiesen y declarasen en la ciudad de Aviñon, y fuese con condicion, que en caso que se les hubiese de adjudicar la Gallura ó parte della, pudiese el rey, con arbitrio y reconocimiento de los legados, dar la recompensa en dinero. No se declara en aquella relacion quién fuese esta dueña, por cuyo derecho pretendian los señores de Milan la Gallura y yo conjeturo que fué la hija de Nino, juez de Gallura, que era de la casa de los Vicecomites, que como está dicho en estos anales, casó con Ricardo de Camino, señor de Treviso, de quien no debió quedar sucesion. Pero las cosas se quedaron como ántes estaban, en rompimiento, por la rebelion de Mateo de Oria, porque apenas era llegado el rey á Cataluña, y luego entendió en apoderarse de algunas fuerzas y castillos del cabo de Lugodor: y por trato que tuvo con los sardos, que estaban en el castillo de Oria, le tomó á hurto por estar el alcaide ausente, y así se volvieron á revolver las cosas como ántes. Hubo el rey entonces dispensacion del papa para el matrimonio de la infanta doña Costanza su hija, y del rey don Fadrique de Sicilia, que estaba ya concordado: y cuanto a la pretension de la sede apostólica contra el rey de Sicilia, lo cometió el papa á los cardenales de Boloña, Prenestino y de Magadelona: y acabado esto en principio del mes de enero, se partió el rey de Aviñon y se vino á Perpiñan, y de allí envió por sus embajadores á Sicilia á Armengol Martin y Berenguer Carbonell, secretario de la reina doña Leonor, para tratar con el rey don Fadrique, que enviase sus embajadores á la corte del papa. Tambien el primer dia de marzo deste año, el rey erigió en condado la ciudad de Vich, con una legua al derredor, que se llamó el condado de Osona, y se dió á don Bernardino de Cabrera, y de allí adelante se llamó conde de Osona.

CAP. LXI.-De la prision del rey de Navarra.

Tenia el rey de Francia en este tiempo guerra con los ingleses y sucedió, que siendo casado Carlos rey de Navarra, con madama Juana su hija, despues de su coronacion puso nueva demanda al rey su suegro, de diversos estados que le pertenecian en Francia, señaladamente del ducado de Borgoña, que decía tener derecho a él por parte de su madre, que faé hija del

1ey Luis Utin, y de la hija primogénita del duque de Borgoña, y tambien pretendia suceder en los condados de Champaña y Bria. En esta pretension tuvo por muy contrario el rey de Navarra á Cárlos de España, condestable de Francia, que fué hijo de don Alfonso y nieto del infante don Fernando de Castilla, y habiendo entre ellos malas palabras y muy injuriosas, de allí á algunos dias, unos escuderos del rey de Navarra mataron al condestable en una villa de Normandía que se dice Aigle, estando en la cama. Esto fué segun parece, en anales de las cosas de Navarra, en el año pasado de mil y trescientos y cincuenta y cinco: y estando el rey en Perpiñan por el mes de diciembre, antes que partiese para Aviñon, envió el rey de Navarra á maestre Juan Cruzate, dean de Tudela, para que tratase que el rey se confederase con el rey Eduardo de Inglaterra, y se casase la infanta doña Costanza, que era su sobrina, con el príncipe de Gales: y el rey no quiso admitir esta plática, por el deado y amistad que tenia con el rey de Francia, cuyo enemigo era el príncipe de Gales: y porque estando ya en Cerdeña, se trató lo del matrimonio de la infanla doña Costanza su hija, con el rey de Sicilia su cuñado. Era ido en aquella sazon á Francia por orden del rey, Francés de Perellós, que era su mayordomo y y de su consejo; y trató con el conde de Armeñaque, que era lugarteniente del rey de Francia, que el senescal de Carcasona viniese á Perpiñan para concordar una muy estrecha confederacion y liga entre ambos reyes: y por parte del rey de Aragon se hizo entonces muy gran instancia que se efectuase el matrimonio que se habia diversas veces platicado entre Luis conde de Anjous, hijo segundo del rey de Francia, y la infanta doña Juana su hija segunda, y teníala el rey en Perpiñan para este efecto, con propósito de enviarla luego á Francia. Despues, mediado el mes de enero deste año, desde Perpiñan volvió á Francia otra vez Francés de Perellós con otra nueva órden para tratar matrimonio del infante don Juan, duque de Girona, con alguna de las hijas del rey de Francia, y de la infanta doña Eufemia hermana de la reina de Aragon, con el conde de Alanzon, y de las infantas doña Blanca y doña Violante sus hermanas, con algunos grandes de la casa real de Francia, y tambien se trató de casar á la infanta doña Isabel, hija del rey de Mallorca, con el hijo del conde de Armeñaque, y era contento el rey que el infante de Mallorea su hermano le hiciese donacion de todo lo que le pertenecia en la suma que el rey de Francia quedaba debiendo del precio de la villa y baronía de Mompeller, que el rey de Mallorca habia vendido al rey Filipo de Francia. Mas puesto que ninguno destos matrimonios se efectuó, la paz entre los reyes se confirmó, y el rey de Francia envió á pedir al rey que le enviase con Francés de Perellós algunas galeras de armada, y que con ellas pasase à las costas de Bretaña, por la guerra que tenia con los ingleses. Luego tras esto, por el mes de abril deste año sucedió, que estando el rey de Navarra en Roan comiendo con Carlos Delfin y duque de Normandía su cuñado, llegó el rey de Francia á muy gran furia, que era partido de París por esta causa, y prendió al rey de Navarra y al conde de Arecurt y al señor de Grabella y á otros que fueron luego muertos: y el rey de Navarra se puso en prision en Chateaugallart sobre el rio Sena, y despues fué llevado á Picardía al castíllo de Alozen Paluel. For esta prision del rey de Navarra, Gaston conde de Fox, que estaba casado con su

hermana, procuró que el rey rompiese la amistad y confederacion que tenía con el rey de Francia, y sobre esto vino á Perpiñan por el mes de julio deste año, y asentó nueva alianza con el rey, obligándose de servirle; pero el rey no lo quiso otorgar, sino exceptuando siempre al rey de Francia, que en la misma sazon envió á Perpiñan con mastre Juan Thalemar, de su consejo, y con Pedro Estatise su tesorero, á informar al rey de los escesos y delitos que el rey de Navarra habia cometido contra su persona real y en ofensa de su corona: por lo cual habia procedido contra él, y le tenia preso; pero el rey considerando el deudo que tenia con el rey de Navarra, que era tio de las infantas doña Costanza, y doña Juana sus hijas, intercedió cuanto pudo con el rey de Francia, que se mostrase placable y clemente con el rey de Navarra, pues era su yerno: y no querien do el rey de Francia tomar su consejo se siguieron grandes daños y males en su reino dentro de breves dias, porque luego pasó el duque de Alencastre, de Inglaterra á Normandía, en ayuda del infante don Felipe, hermano del rey de Navarra; y por otra parte entró en Guiana con muy poderoso ejército Eduardo príncipe de Gales, hijo del rey de Inglaterra, que era mancebo muy valeroso, y de gran corazon, y por su entrada se dió la batalla de Puitiers, y en ella fué vencido y preso el rey de Francia, de que se siguieron grandes adversidades y guerras en aquel reino.

CAP. LXII.-De la armada que el rey envió á Cerdeña contra genoveses y contra Mateo de Oria.

Habia el rey enviado á instancia del papa Inocencio, sus embajadores á la ciudad de Aviñon, para tratar de la paz con la señoría de Génova, y detuviéronse allá mas de dos años, tratando con ciertos cardenales

que el papa habia nombrado de los medios de la concordia: y aunque se hallaban algunas formas bien justificadas y razonables, con que la paz se puso bien adelante, y el rey venia en ellas; pero la señoría con grande presuncion y soberbia, las desechó, y persistieron en pedir algunas cosas muy deshonestas, que no convenia á la autoridad del rey concederlas. Entendiendo el rey el estado en que las cosas estaban, hallándose en Barcelona el primero de marzo deste año, mandó hacer una buena armada, para resistir al mal propósito de los genoveses, que hacian muy grandes aparejos de guerra. Estaba en esta sazon la isla de Cerdeña en mucha necesidad, así por la guerra de genoveses, como por la rebelion de Mateo de Oria, que con traicion se habia apoderado del castillo de Oria contra la paz y concordia que se habia tomado estando el rey en la isla de Cerdeña, y deliberó de enviar por general de la armada á don Gilabert de Centellas: y en ella iban muy buenas compañías de gente de caballo y de pić, lanceros y ballesteros: y eran capitanes de la mar, fray Galcerán de Fenollet, que iba por gobernador del cabo de Lugodor, y Bonanat de Mazanet, vicealmirante de la isla de Mallorca y echáronse seis galeras nuevas al agua, las dos de veinte y nueve bancos, porque fuesen mas girantes y lijeras para corso, y las otras cuatro de treinta bancos, como era lo mas ordinario. Esta armada salió de la playa de Barcelona casi en fin de mayo, y mandó el rey que se fuésen á embarcar á Colibre: é biciéronse á la vela en principio del mes de julio: y habian de ir en ella don Pedro de Luna, y don Juan Martinez de Luna y otros caballeros de Aragon; pero el rey mandó, que quedasen por causa de la guerra que se movió entre él y el rey de Castilla.

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LIBRO IX.

CAP. I.-De las causas que precedieron á la guerra que se movió entre los reyes de Castilla y Aragon, Comenzóse tambien en este año la guerra entre los reyes de Aragon y Castilla, y continuóse con furor y ódio increible mucho tiempo: en la cual el rey de Aragon estuvo en peligro de perder el reino, y vió gran parte dél en poder de su enemigo: y á la postre, el rey de Castilla por causa desta guerra perdió la vida, y vino á morir en manos de su hermano: y la sucesion de aquellos reinos fué devuelta en persona no legítima. Ambos reinos padecieron grandes estragos y no fué la menor persecucion suya, ser los reyes que en estos hechos concurrieron de ánimo feroz, y mas inclinados á rigurosa venganza que à clemencia: y aunque el nuestro se justifica mucho en las causas de la guerra, y encarece la crueldad de su adversario, él no fué el mas manso y benigno rey de sus tiempos: y fuera grande alabanza suya, que con razon no pudiera tambien ser notado de demasiadamente severo

y cruel, como lo fue el rey don Pedro de Castilla. El uno y el otro cruelisimamente persiguieron á sus propios hermanos hasta la muerte: y aunque el rey de Castilla se señaló ser de ánimo mas fiero y cruel, en la forma que tuvo en derramar tanta sangre ilustre de sus naturales, fuera de la órden que disponian las leyes de sus reinos, el nuestro no tuvo aquel lugar de perseguir á los suyos, con aquella superioridad, viendose en tanta afrenta y peligro: y no sé si fué mas pernicioso y terrible que su adversario, en el modo que siguió de ejecutar su ira, con color y voz de justicia, no lo siendo. Pasaron los aragoneses en esta guerra, que tuvieron con Castilla, grandes peligros y trances, sosteniéndola dentro de sus propias casas, y en la yema del reino mucho tiempo: siendo la causa della, ódio y enemistad terrible que se tuvieron los reyes, é interés particular de los que procuraron de enemistarlos. Mas porque el rey en su historia, y don Pedro Lopez de Ayala, que compuso la del rey don Pedro de Castilla, solamente refieren la ocasion que se

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tomó para romper la guerra, diré yo algunas cosas muy importantes que procedieron, por las cuales entrambos, con sobra de voluntad vinieron á las armas, que por otros autores no se cuentan. Aunque el rey de Castilla fué el promovedor de la guerra, y lijeramente admitió la ocasion de ella, estaban ya muchos dias antes los ánimos de estos príncipes muy indignados, y con grande sentimiento y queja el uno del otro: el rey de Aragon, por el favor que los infantes don Fernando y don Juan sus hermanos y notorios enemigos, hallaban en el rey de Castilla: y el de Castilla por el mismo caso, por haberse recogido á estos reinos don Enrique conde de Trastamara, y don Tello, señor de Vizcaya, sus hermanos y los caballeros que los seguian. Allende desto, sucedió otra cosa que dió muy gran causa al rey de Aragon de procurar todo daño y afrenta al rey de Castilla, que le tocaba en lo muy importante de su estado, y le tenia con grande recelo; y fué, que despues que el rey de Castilla se salió de la villa de Toro, á donde estuvo detenido, y en poder de la reina su madre, y de los grandes que sigujeron aquella querella, que volviese á hacer vida con la reina doña Blanca su mujer, y dejase á doña María de Padilla, y no se rigiese el reino por sus parientes, se concertó con los infantes de Aragon, porque dejasen aquella voz y dió á la reina doña Leonor su madre la villa de Roa, y á los infantes hizo mucha merced, y dió diversos oficios en su casa, porque se fuése á su servi- | cio. Entonces el infante don Fernaudo, porque el rey de Castilla se tuviese por mas seguro dél y de su hermano, puso en rehenes en poder del rey de Castilla y y de sus gentes, los castillos de Orihuela y de Alicante, y otros que tenia en el reino de Valencia, contra la voluntad del rey de Aragon, en los cuales le pertenecia derecho en la sucesion, y teniéndose por él en feudo y siendo de su señorío. Esto fué estando el rey en Cerdeña: y siendo vuelto á Cataluña, entendiendo que se procuró aquello maliciosamente por el infante don Fernando su hermano, por tener gente del rey de Castilla en el reino de Valencia, y por escusarse que no estaba en su mano de impedirles la entrada, envió á requerir al rey de Castilla, que no quisiese detener, en nombre de rehenes, aquellas fuerzas, pues rehenes de tales castillos no se podian ni debian poner en poder suyo, ni de otro príncipe extraño: y sobre lo mismo fueron requeridos de parte del rey los infantes y la reina su madre. Pero aunque esto pasó desta manera, los infantes no se tenian por seguros del rey de Castilla, y estando el rey en Cerdeña, envió el infante don Juan con un hijo de su ama, que se decia Pero Garces de Jaunas, que era letrado en derecho civil, á decir à don Pedro Fernandez, señor de Ijar, que él ó el arzobispo de Zaragoza, ó algunos de los ricos hombres del reino, se interpusiesen con el rey para que los perdonase, en lo que habian contra él excedido, por su mocedad, y por mal consejo, porque deseaban venirse á su servicio, y el infante se ofreció de ir à Cerdeña, á servir al rey con cuatrocientos ó quinientos caballos. Entonces no quiso el rey recibirlos, sin que primero los infantes hiciesen paz perpétua con diversos ricos hombres de sus reinos, con quien tenian grande enemistad, señaladamente con el conde don Lope de Luna: y queria que se volviesen á cobrar los castillos de Orihuela y Alicante, que habian entregado al rey de Castilla: y que en el perdon no se comprehendiesen los que estaban fuera del reino por razon de la union. Tratándose esto, sucedió que el rey de Castilia comenzó con grande furia á

perseguir á todos aquellos, que siguieron la voz de la reina doña Blanca de Borbon, y se apoderó de la villa de Toro, estando en ella la reina su madre, y en su presencia mandó matar á don Pedro Estevanez Carpenteiro, que habia sido elegido por maestre de Calatrava, despues de la muerte de don Juan Nuñez de Prado, á quien tambien habia mandado matar el rey de Castilla, y fueron juntamente muertos con el maestre Rui Gonzalez de Castañeda, y Alonso Tellez Giron, y Martin Alonso Tello, y mataron en Toro otros caballeros, y fué presa la condesa doña Juana, mujer del conde de Trastamara, y segun escribe don Pedro Lopez de Ayala, estando el rey sobre Palenzuela, quiso matar á los infantes de Aragon y al maestre don Fadrique su hermano, y á don Juan de la Cerda, que estaba con él, y dejólo de hacer esperando á don Teilo, que se venia â su servicio, por matarlos á todos cinco juntos: y por dilatarse su ida, se libraron de la muerte, lo cual estuvo secreto mucho tiempo. En esta sazon, buyendo el conde de Trastamara de la ira del rey, y de aquella furia, fuése para el rey de Francia y muchos caballeros con él, y otros se vinieron para Aragon, y entre ellos Alvar García de Albornoz y Fernan Gomez, que eran hermanos de don Gil Alvarez de Albornoz, cardenal de España, y se habian alzado en Cuenca contra el rey de Castilla, se vinieron á este reino con don Sancho, hermano del conde de Trastamara, porque tenían mucho deudo en la casa de Luna por la parte de la madre; y Fernan Gomez pretendió suceder en la encomienda mayor de Montalvan, en vida de Fernan Ruiz de Tahuste, y tuvo aquella encomienda. Despues que el rey de Castilla cobró la villa de Toro, y comenzó á hacer grande estrago en los que tomaron la voz de la reina doña Blanca, por descubrir como hallaria al rey en sus negocios: en principio deste año, estando en la villa de Perpiñan, le hizo saber lo que pasaba, diciendo que algunos ricos hombres y caballeros de su tierra, tenian á la reina doña María su madre en su villa de Toro, y que desde allí se hacian muchos deservicios y grandes desconocimientos; y por esta causa tuvo cercada aquella villa, y la habia entrado por fuerza de armas un mártes á cinco del mes de enero, á gran honra suya, y mató á muchos de los que estaban dentro, y otros se prendieron, y hubo piedad de todos los otros. El rey oida esta embajada respondió á ella muy tibiamente, dando á entender que no le pesaba que el rey de Castilla se diese tan buena maña á hacer enemigos de sus propios vasallos, persiguiendo tantos caballeros y gente tan principal de sus reinos, y de Perpiñan se vino á Barcelona, para dar grande priesa, que se juntasen las armadas de Cataluña, Mallorca y Valencia, para enviarlas á Cerdeña. Sucedió tambien, que en el mismo tiempo se armaron en Barcelona, con licencia del rey, por los oficiales del rey de Francia, nueve galeras, y fué capitan dellas un caballero principal de la casa del rey, que era Francés de Perellós. y fué con ellas la via de Normandía, contra el rey de Inglaterra: y habiendo pasado el estrecho de Gibraltar, fué á entrar en el puerto de Cádiz; y llegando muy cerca dél, para tomar allí refresco, halló dos naves de mercaderes, y tomólas diciendo ser ropa de genoveses, con quien los catalanes tenian guerra. Hallóse allí á caso el rey de Castilla, que habia ido á la ciudad de Cádiz en una galera para recrearse Y ver la pesca que se hacia de los atunes en las almadravas, y envió luego un caballero que se decia Gutierre Gomez de Toledo, y con un su secretario á rogar al

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