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y diferencias que entre sí tentan, y no hiciesen mal ni en Mallorca, y de allí partió para Barcelona, á donde daño en la villa de Luna. Acabado esto de Huesca se llegó á diez y seis de agosto, y detúvose allí algunos dias, fué el infante á Daroca por reconocer los lugares de las y en principio del mes de setiembre se partió para el fronteras: y allí tuvo nueva cierta de la muerte del rey reino de Aragon, y llegó á Zaragoza á diez y siete del su hermano, y porque los barones de Cataluña hacian mismo, intitulándose todo el tiempo que pasó antes de gran instancia que fuese luego à Barcelona, mandó su coronacion, del título de rey de Sicilia tan solaayuntar los ricos hombres de Aragon en Zaragoza. mente. Hízose llamamiento general de los prelados, Juntáronse en esta ciudad el primero de julio don Ji- ricos hombres y caballeros, y de las ciudades y vimeno de Urrea, don Bernardo Guillen de Entenza, don llas del reino, para que asistiesen á las cortes que el Pedro Cornel, don Felipe Fernandez de Castro, don rey habia de celebrar en Zaragoza á la fiesta de su coAtho de Foces, don Juan Jimenez de Urrea, don San-ronacion, como era costumbre, y juntáronse en la cho de Antillon, don Artal y don Blasco de Alagon, don Lope Ferrench de Luna, don Pedro Martinez de Luna, don Rui Jimenez de Luna, don Gombal de Entenza, don Jimeno Cornel hijo de don Pedro Cornel, don Pedro Jordan de Peña señor de Arenos y Roden, y Pedro de Sese, para tratar de la órden que se debia tener para la paz y buena justicia y defensa del reino, y que ❘ estuviesen apercibidos, que castellanos ni gentes de don Juan no hiciesen daño alguno por las fronteras de Tarazona.

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CAP. CXXIII. De la venida del rey de Sicilia, y de su coronacion.

Porque algunos meses antes que el rey muriese, se hizo por su parte grande instancia para que el almirante viniese á Cataluña, el rey don Jaime le mandó venir con catorce galeras, y llegó á Valencia con ellas, pocos dias antes que el rey muriese, y trajo á su hija dona Beatriz de Lauria, y dejóla en aquella ciudad, para que estuviese con la emperatriz de los griegos, y porque habia fallecido doña Margarita Lanza su mujer, que era hermana de Conrado Lanza, del linaje y casa de los marqueses de Lanza, del cual descendia la reina de Aragon mujer del rey don Pedro, como dicho es, casó el almirante segunda vez con doña Saurina hija de don Berenguer de Entenza. Venido el almirante, proveyó luego el infante don Pedro que se fuése á Barcelona, y procuró con él, que no se partiese de aquella ciudad, hasta que le informase del estado en que estaban estos reinos, y de lo que se proveeria para la conservacion y defensa dellos, en nombre del rey don Jaime su hermano, porque convenia que el almirante no se partiese para Sicilia, porque no quedasen las costas desproveidas, y por esta causa los enemigos acometiesen de hacer la guerra, volviendo las cosas á su primer estado, pues al tiempo que se tenia esperanza de una perpétua paz entre estos príncipes, súbitamente volvieron en suma solicitud y cuidado, temiendo que se comenzaria nueva guerra. El mismo dia que murió el rey, se embarcó en la playa de Barcelona, para llevar la nueva al rey de Sicilia, un caballero catalan que era de su casa y muy privado, que se decia Ramon de la Manresa, y llegó a Mecina á seis de julio, y el almirante, despues que se vió con el infante, sin detenerse se hizo luego á la vela con sus galeras, y fuéron á otra parte el conde de Ampurias y muchos ricos hombres aragoneses y catalanes, para acompañar al rey de Sicilia que había de partir luego para estos reinos. Ninguna dilacion se puso en esto: y dejó el rey en Sicilia por lugarteniente general suyo, al infante don Fadrique su hermano, y por principal de su consejo y gobierno, al almirante, y embarcóse en Mecina, y con solas cuatro galeras vino á Palermo, de donde se partió para Trapana, y de aquel puerto se hizo á la vela á veinte y tres de julio, y traia consigo al almirante, con la mayor parte de la armada de Sicilia, y tomó tierra

iglesia de San Salvador á veinte y cuatro del mes de setiembre, don Jaime señor de Ejérica, don Pedro Fernandez señor de Ijar hijos del rey don Jaime, don Jimeno de Urrea, don Pedro Cornel, don Lope Ferrench de Luna, don Bernardo Guillen de Entenza, don Atho de Foces, don Blasco de Alagon, don Sancho de Antillon, don Felipe Fernandez de Castro, don Pedro señor de Ayerve, Gombal de Entenza hijo de don Bernardo Guillen de Entenza, don Rui Jimenez de Luna, don Gombal de Benavente, Artal de Luna, hijo de don Lope Ferrench de Luna, Rui Jimenez de Luna, hijo de don Rui Jimenez de Luna, Berenguer de Entenza hijo de don Bernardo Guillen de Entenza, Guillen de Alcalá señor de Quinto, Pedro Sese, Beltran de Naya señor de Pinsec, Lope de Gurrea, Pedro Garces de Nuez, Gil de Vidaure, Lope Ferrench de Atrosillo, Gombal de Tramacet, ricos hombres, y mesnaderos y muchos caballeros, con los procuradores de las ciudades y villas del reino. En presencia de todos estos ricos hombres, y de los que habian concurrido á las cortes, y estando presentes el infante don Pedro, don Ugo de Mataplana, obispo de Zaragoza, don Pedro, obispo de Tarazona, fray Aldemaro obispo de Huesca, don Berenguer de Cardona maestre de la caballería del Temple, Bernardo de Miravalls teniente de maestre de la órden del Hospital, Melen Fernandez comendador mayor de Alcañiz. Juró el rey y confirmó los privilegios que habian concedido al reino sus prede cesores, y sus fueros y costumbres,ly fué coronado y ungido por rey, en la forma acostumbrada, y con la condicion que el rey don Pedro, y despues el rey don Alonso, se coronaron, protestando que no recibia la corona con reconocimiento que por el reino debiese hacer á la sede apostólica, conservando su derecho, cuanto á la exencion y superioridad dél, en lo temporal. Tambien se hizo otro protesto por el rey, que no tomaba la posesion destos reinos y señoríos, como heredero del rey don Alonso su hermano, porque dejaba ordenado, que el infante don Fadrique sucediese en el reino de Sicilia, y él pretendia suceder en todo, como hijo primogénito, y así ante ciertas personas luego que llegó á Barcelona, hizo un protesto, diciendo, que no recibiria la posesion de los reinos, por razon del testamento del rey su hermano, sino por el derecho de la primogenitura, que le competia por su muerte, y conforme al testamento del rey su padre, porque su fin era quedarse tambien con el reino de

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con las condiciones que tenia firmadas con el rey da la vida, por parentesco, ni por otra causa, y le sedon Alonso su hermano, para que juntos pro-ñalase en arras, y para su cámara, los lugares que en siguiesen su empresa, contra el rey de Castilla. Mas

el rey don Sancho estaba ya tan apoderado del reino, y tenia tan ganadas las voluntades de todos los pueblos, que la causa de don Alonso estaba muy desfavorecida, así en fuerzas, como en reputacion. Mayormente siendo ya reducido al servicio del rey de Castilla don Juan Nuñez, despues que le aseguraron en unas vistas que tuvieron en Herrera, en la provincia de Ceirato, con el casamiento del infante don Alonso, hijo del rey don Sancho, con doña Juana, hija de don Juan, pero vivió pocos dias et infante. Concertóse tambien el rey don Sancho, con el rey don Dionis de Portugal, y confirmó grande paz y union con él, concertándose matrimonio del infante don Fernando, hijo primogénito del rey de Castilla, con la infanta doña Costanza, hija del rey de Portugal, y dióle el rey don Sancho en rehenes algunas villas y castillos muy principales en las fronteras de Portugal. De la misma suerte, luego que el rey don Jaime recibio la corona de su reino, por diversos tratos y medios, procuró el rey don Sancho, de confederarse con él, y enviole á requerir con la paz, certificándole, que le pensaba valer y ayudar contra todos los príncipes que guerra le quisiesen mover, y tratóse, que casase el rey con la infanta doña Isabel, hija del rey de Castilla. Deseaba tanto el rey don Sancho la concordia, que se efectuó brevísimamente, mediante matrimonio del rey de Aragon, con la infanta doña Isabel, y concordáronse vistas entre ambos reyes, y estando en Montagudo, á veinte y nueve del mes de noviembre deste año, se concertó que fuesen amigos de amigos, y enemigos de enemigos, y de no recoger ningun rico hombre que se pasase del un reino al otro, sin su voluntad, y que no le darian en su tierra heredamiento. Ofreció el rey don Sancho, que entregaria luego al rey de Aragon, la infanta doña Isabel su hija, con la cual se habia de casar y que le ayudaria contra todas las personas del mundo, con su persona y vasallos, y que sobre la empresa de Navarra, ratificaria la concordia que se tomó ente él y el rey don Pedro, y que teniendo guerra con el rey de Francia, le ayudaria en ella, y que sin su consentimiento, no haria paz ni tregua con la iglesia, ni con otro príncipe con quien tuviese guerra. Fué acordado, que diez ricos hombres del reino de Castilla, que el rey de Aragon nombrase, jurasen é hiciesen pleito homenaje, que procurarian que se guardase y cumpliese todo esto, y en caso que no se cumpliese por el rey de Castilla, fuesen obligados, con sus personas y vasallos de servir en la guerra al rey de Aragon, contra el rey de Castilla, y para esto les habia de eximir de la fé y naturaleza que le debian, y se habian de poner en rehenes diez castillos que el rey de Aragon escogiese, para en caso que no se guardase lo capitulado y se entregasen. Tambien se obligó el rey de Castilla, que siempre que el rey le re'quiriese que fuése en persona en su ayuda, le socorrería, y si estuviese enfermo, ú ocupado en guerra que le hiciese gente extranjera en su reino; en cualquiera destos casos le enviaria quinientos de caballo á su costa, por cuatro meses. Exceptuaba, que este año no fuese obligado el de Castilla ir en su ayuda, y que esta concordia fuese firme entre sus herederos. Esto juró el rey de Castilla de guardar y cumplir, estando en Montagudo, con el rey de Aragon, tomase la infanta doña Isabel, su hija, por mujer, y no la dejase en to

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los tiempos pasados acostumbraron dar los reyes de Aragon, y el rey pusiese otros diez castillos en rehenes, que estuviesen obligados al rey de Castilla, por las arras. Habia de valer al rey de Castilla, de la misma manera, y con las mismas condiciones, y para ello se obligaban diez ricos hombres destos reinos, que el rey de Castilla nombrase, y en este año se habian de enviar por el rey de Aragon, en ayuda del rey de Castilla, contra el rey de Marruecos, que le tenia cercada la villa de Bejer, veinte galeras, y si tal necesi➡ dad ocurriese en las fronteras, que el rey de Castilla tenia contra Navarra, habia de ir en su socorro el infante don Pedro, hermano del rey de Aragon. Allende desto, habia de jurar el rey, que no soltaria de la prision á los hijos del rey Carlos, que ellos llamaban príncipe de Salerno y de la Morea, por lo cual se habian tambien de obligar los diez castillos. Despues que quedaron conformes en esto, se concertaron las vistas para la ciudad de Soria, á donde el rey habia de recibir la infanta doña Isabel su esposa, que segun el autor de la historia castellana escribe, no tenia aun nueve años, y allí se hicieron los desposorios, estando presentes el rey don Sancho y la reina doña María, un sábado primero del mes de diciembre deste año, con esperanza, que por ser aquel matrimonio causa de la paz universal de toda España, y que mediante ella, los infieles serian ofendidos, el papa dispensaría en el matrimonio, por su benignidad, porque antes no les pareció, que se debía pedir la dispensacion. Recibióla el rey por su esposa y mujer, prometiendo, que en toda la vida no la dejaria, por parentesco, ni por olra causa, ántes bien viviria con ella, como marido debia vivir lealmente con su mujer, y puso en rehenes diez castillos, y los seis tenia don Lope Ferrench de Luna, que eran, Uncastillo, Borja, Rueda, Daroca, Somet, y Hariza, y á Malon, que estaba en poder de don Guillen de Pueyo, y Verdejo, que lo tenia Diego Perez Descoron, y Alquezar, y Monclús que estaban en tenencia de Alaman de Gudal. Estos castillos se obligaron tambien por las arras, y cámara que se señaló á la reina, que fueron las ciudades de Huesca y Girona, y las montañas Prades y los otros lugares que las reinas de Aragon acostumbraban tener, por razon de sus dotes, con las rentas y jurisdiccion de Calatayud, Algecira, Morella, y Cervera, con sus aldeas, que se le habian de entregar, despues de los dias de la reina doña Costanza. Los castillos que se pusieron en rehenes por el rey de Aragon, y se obligaron á las condiciones de la paz, fueron Morella y Biar, que estaban en poder de don Pedro Fernandez señor de ljar, Játiva y Castalla, que los tenia don Artal de Alagon, Alpuente, que lo tuvo en tercería don Atho de Foces, Bairen, que estaba en poder de don Artal Duerta, Penanguila, cuya tenencia fué de don Sancho de Antillon, y Montesa, que la tenia don Jimeno de Luna, hijo de don Rui Jimenez de Luna, y Sexona, que estaba por el amirante Roger de Lauria, y Uxó que se tenia por don Sancho Duerta. Fueron los castillos que señaló el rey don Sancho en rehenes Cervera, Alfaro y Agreda, que se pusieron en poder de don Juan Alonso de Haro, y Alarcon, que tenia don Tel Gutierrez, Alicante y Orihuela, que estaban en poder de Garci Fernandez de Pina, Atienza, en cuya tenencia estaba Sancho Martinez de Leiva, Hita y Cartagena, que se tenian por Fernan Ruiz, hijo de don Rodrigo

Iñiguez, y Montagudo Junto á Murcia, que lo tenian | Ferriz, Pedro Sese, Artal Duerta y Sancho Duerta,

Alaman de Gudal y don Guillen de Pueyo y otros caballeros. Todos ofrecieron de seguir y servir al rey de Aragon, y que nunca se partirian de su servicio, cumpliendo el rey, y haciendo con ellos lo que era obligado, y allí le prestaron nuevo homenaje y se juramentaron entre sí, de no se hacer unos á otros guerra, y pusieron en rehenes algunos castillos. Don Artal de Alagon puso en tercería el castillo de Sastago, don Lope Ferrench de Luna el castillo de Figueruelas, don Pedro Fernandez señor de Ijar, por sí y por don Guillen de Anglesola el castillo de Buiñuel, don Sancho de Antillon el castillo de Avizanda, don Rui Jimenez de Luna por sí y sus hijos entregó á Almenara, don Atho de Foces el castillo de Castelnou, don Jaime Perez señor de Segorbe por sí y por don Jaime señor de Ejérica dió en rehenes á Almonacir. Estos castillos se ponian en tercería, así por su amistad, como por lo que toca

en su poder Pedro de Montagudo de Lorca. Los ricos hombres que por parte del rey de Aragon se obligaron á mantener esta concordia, fueron el infante don Pedro hermano del rey, el conde de Pallás, Ramon Folch vizconde de Cardona, don Jaime de Ejérica, don Pedro Fernandez señor de Ijar, don Artal de Alagon, don Jimeno de Urrea, don Bernal Guillen de Entenza, don Atho de Foces y don Sancho de Antillon: y por entrambas partes se obligaron los ricos hombres y castillos á cumplir las condiciones que estaban tratadas entre los reyes, con pena de perder los castillos. Juraron de parte del rey de Castilla en Burgos, de hacer guardar y cumplir las condiciones desta paz, el infante don Juan hermano del rey de Castilla, y los otros infantes sus hermanos, don Juan Alonso de Haro, y don Juan Alonso señor de Alburquerque, don Juan Nuñez de Lara, hijo de don Juan Nuñez, que se llamaba señor de Molina y de Mesa, y se habia ya casado con doña Isa-ba al servicio del rey, con expresa condicion, que si bel, hija de doña Blanca, señora de Molina y otros ri- alguno destos ricos hombres se apartase de la obediencos hombres de Castilla, y estando don Juan en Coru- | cia del rey y le desirviese, perdiese los castillos. Pero ña, al tiempo que se concertó la paz, envió el rey don fué cosa mas fácil concordar todos estos ricos hombres Sancho, para que la ratificase á los obispos de Astorga, | y los de Cataluña, que poner en tregua al almirante y Osma y Mondoñedo. Juró don Juan ante estos prelados á Bernardo de Sarriá. Porque estos dos caballeros por y en presencia de Fernan Gutierre Quijada y don Ro- particular enemistad que entre sí tenian, seguian con drigo Rodriguez Carrillo, que era mayordomo de don tan implacable odio su porfía, que se habian concorJuan y de Sancho Sanchez de Ulloa repostero mayor dado con grandes sacramentos y homenajes, de no sedel rey de Castilla, y ante Rodrigo de Figueruelas em- guir su querella por términos de justicia ni de conbajador del rey de Aragon, que procuraria con todo cordia, por razon del desafío y guerra que entre sí hasu poder, que el rey de Castilla cumpliese lo que se bian publicado, declarando que si tal hiciesen, fuesen habia capitulado en Montagudo y Soria, y para en cahabidos por infames y traidores, y prometieron, que so que no lo cumpliese, se reconoció por absuelto de la todo el tiempo de su vida se harian guerra con todas fé, naturaleza y homenaje que debia al rey don San- sus fuerzas, por la mejor via que pudiesen, y no emcho, y prometió que con su persona y vasallos, ayu-bargante, que el rey los compeliese que desistiesen daria al rey de Aragon y haria guerra al rey de Casti- della, la continuarian, aunque procediese por ello á lla, hasta que se cumpliese aquella concordia, y dello quitarles todos sus bienes y los perdiesen, é hicieron hizo pleito homenaje, en poder de Rodrigo de Figue- pleito homenaje de cumplirlo así, y de tal manera seruelas. Mas don Juan, con su acostumbrada incons-guian su bando, que parecia mas competencia de ánitancia no se acababa de asegurar del rey don Sancho, y andaba siempre á punto de guerra, y con recelo de alguna novedad, mandó ir contra él, y púsose cerco sobre las villas de Moya y Canete, que le habia dado, y tomóselas, y don Juan se fué para el reino de Francia. Esta fué la concordia que el rey don Jaime asentó en el principio de su reinado con el rey don Sancho, y es muy contrario y diferente de lo que Ramon Montauer afirma en su historía, y no comprehendieron en ella los hijos del infante don Fernando, como allí se dice.

CAP. CXXV. Que los reyes de Aragon y Castilla concordaron los bandos de los ricos hombres de Aragon. Hecho esto se trató de concordar los bandos, que habia entre los ricos hombres de Aragon, que estaban muy discordes y tenian el reino en gran parcialidad, y fué en ello medianero el rey don Sancho. Estos eran de una parte don Bernardo Guillen de Entenza, don Atho de Foces, don Jimeno de Urrea, don Artal de Alagon, y don Blasco su hermano, don Sancho de Antillon, don Rui Jimenez de Luna comendador de Montalvan, y Rui Jimenez y Jimeno de Luna sus hijos, don Jaime señor de Ejérica, don Jaime Perez señor de Segorbe hermano del rey, Gonzalo Jimenez de Arenos y Jimen Perez y Fernan Jimenez sus hermanos, Pero Lopez de Oteiza y Lope Ferrench de Atrosillo. Del otro bando eran don Lope Ferrench de Luna, don Pedro Fernandez señor de Ijar, don Guillen de Anglesola, don Pedro

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mo y valor, que otra causa de interés, y ciertamente se puede con toda verdad afirmar, que los dos fueron de los mas excelentes y valerosos caballeros que hubo en estos tiempos.

CAP. CXXVI.-De la venida del rey don Sancho á Calatayud, á donde se confirmó entre ellos la paz, y se entregó al rey de Aragon la infanta doña Isabel.

De Soria se vinieron los reyes á la villa de Calatayud, á donde segun Ramon Montaner escribe, se hicieron grandes fiestas y regocijos, y mantuvo el almirante una justa, en la cual salieron los mas diestros y señalados caballeros, y entre todos ellos fué aventajada la valentía y destreza grande del almirante. Allí se confirmó y ratificó la paz entre estos príncipes, á diez y ocho del mes de diciembre deste año, y se tornó á obligar el rey don Sancho al rey, que no concordaria ninguna cosa con el papa, ni con los reyes de Francia y Jerusalen sin su voluntad y consentimiento, y dejando á la infanta doña Isabel en Aragon, se partió el rey de Castilla para sus reinos, con propósito de ir á cercar á Algecira, porque habia mandado juntar grandes huestes, y tenia armados muchos navíos en las costas de la Andalucía, y en la mar de Asturias y Galicia, é hizo capitan general de su armada á Benito Zacarías genovés, y le dió doce galeras. Pero sabiendo Abenjucef rey de Marruecos, que el rey de Castilla movia contra él por mar y por tierra poderosamente, levantó su real de Bejer, y pasó á allende.

LIBRO V.

tad que pensaba tener con los principales de aquella

CAP I.-De la paz que se concertó entre el rey don Jaime, señoría, para las cosas de la mar, pero esto se efectuó y la señoria de Génova

con buena negociacion, porque las casas mas princi-
pales y antiguas, que eran de Flisco, Espinolas, Ne-
gros, Orias, Grimaldos y la de Volta, y otras casas
muy nobles, recibieron en los tiempos pasados gran-
des mercedes y beneficios del emperador Federico, y
de los reyes Conrado y Manfredo sus hijos.
CAP. II. Que el rey envió por su gobernador y capitan
general á la provincia.de Calabria á don Blasco de
Alagon, y de la batalla que venció á Guido de Primera-
no capitan general del rey Carlos.

Pareció á todos generalmente, que el rey don Jaime fué muy mal aconsejado en la paz que se concordó con el rey de Castilla, y que en ella se gobernó como mozo, y que aquel príncipe que fué muy prudente y sagaz hizo su negocio á gran ventaja suya. Porque el rey de Aragon quedaba fuera de la obediencia de la Iglesia, y en la misma guerra que antes, con los reyes de Francia y Jerusalen, y no podia ser socorrido en ella para la defensa de sus reinos, por el rey don Sancho, que tenia bien en qué emplear sus fuerzas para la conservacion de su reino, mayormente si le fuese enemigo el Tambien por el mismo tiempo el rey envió á Sicilia rey de Francia, y tambien porque todo el mayor peso don Blasco de Alagon, hermano de don Artal, que era de la guerra habia de cargar sobre la isla de Sicilia, á caballero de gran esfuerzo y valer, y para grandes donde no podia valerse el rey de Aragon, ni aprove- empresas, con órden que fuese gobernador y capitan charse de su amistad, ni en armada ni gente. Por el general en la provincia de Calabria, que era á donde contrario el rey de Castilla, con esta paz aseguraba sus se sustentaba el mayor peso de la guerra, y el infante cosas, porque siendo su confederado el rey de Ara- don Fadrique le mandó proveer de todo lo necesario. gon, estaba opuesto á toda la furia de sus enemigos, y Mas Vidal de Sarriá, Guerao de Puigvert y Ponce de defendiendo su reino, quedaba él en el suyo en paz, y Queralt, que antes tenian el primer lugar y gobierno el infante don Alonso su sobrino perdia la mayor fuer- de la gente que residia en aquella provincia, por teza, y toda la confianza que podia desear para su em- nerse por mas pláticos y ejercitados en aquella guerpresa, y con esto tuvo respeto á otra cosa muy impor- ra, y haber tenido muy principales cargos, rebusatante, que se podria valer de sus armadas, 6 de algu- ban de recibir á don Blasco por lugarteniente general, na buena parte, para la defensa de sus costas, y con- y por esta causa hubo entre la gente de guerra gran tra cualquiera invasion de los moros de allende. Con disension, y temiendo don Blasco no se siguiese algun recelo desto, desde el principio se tuvo esta paz por escándalo entre los soldados, y fuese ocasion de permuy sospechosa, y que en ella habia muy poca con- derse los lugares y fortalezas que se habian ganado en fianza, y así luego se torno á tratar por parte del papa Calabria, teniendo mas cuenta con el servicio del rey, Nicolao de asentar tregua, para volver á los medios que con el punto de su honor y autoridad, con gran de la paz general, y poner fin á la guerra, que tanto mansedumbre y disimulacion se fué á poner junto de tiempo habia durado, aunque se tenia por mas difi- Monteleon con la gente que le seguia, y con los medios cil, por haber sucedido el rey don Jaime en los reinos y tratos que tuvo con los vecinos de la Roca de Montede la corona de Aragon, y pretender como lo mostra- leon, que estaban muy descontentos del gobierno de ba, unir con ellos el de Sicilia, y así durante este tiem- | Vidal de Sarriá, le recogieron dentro, y echaron á Vi❤ po, como volvieron á su ordinaria contienda, estaba dal de Sarriá, y le recibieron como lugarteniente y caen abierta guerra, y tenían la paz mas incierta, hasta pitan general del rey de Aragon. Desde entonces coque se dió alguna esperanza della, firmándose treguas menzó don Blasco á poner en órden los lugares y rocas por mar con el rey Carlos y con sus valedores. Tam- de aquella comarca, y puso en ellas gente muy escobien en el mismo tiempo el rey don Jaime envió á Gui- gida en guarnicion, y principió por su parte muy llen Durfort y á Bernardo de Fonollar por sus embaja- cruel guerra á los enemigos. Sucedió que teniendo cerdores, para concordar paz y amistad en su nombre cado los franceses à Montalto, los vecinos de aquel lucon la señoría de Génova, y por esta causa fueron en- gar dieron aviso á don Blasco, y con los suyos se puso viados por el reino de Sicilia, por mandado del in- dentro, y le basteció de armas y soldados, y fueron fante don Fadrique otros embajadores, y siendo go- forzados los enemigos de alzar el cerco, y como Guibernador de aquella señoría Guillermo de Bruno de la do de Primerano, de quien el rey Carlos hacia gran ciudad de Aste, y capitan que llamaban forastero Ala- cuenta, y le habia dado el cargo principal sobre la franquino de Suargio de la ciudad de Bérgamo, que gente de guerra en aquella provincia, anduviese con eran los que tenian cargo del gobierno, firmaron amis- la gente de caballo corriendo y haciendo gran estrago tad y liga con el comun y principales de aquella se- en toda aquella comarca, don Blasco que estaba muy ñoría, y con los mas poderosos que eran Oberto de codicioso de la gloria y renombre de su valor, saEspinola y Oberto y Conrado de Oria. Este se tuvo lió al encuentro á los enemigos, habiéndolos pripor negocio muy importante, porque el rey Carlos ha- mero desafiado y requerido de batalla, y de vobía hecho gran confianza en la confederación y amis-luntad de los dos generales de ambas partes se pu

sieron en órden para pelear. Tambien Guido de Prime- y le habia puesto el rey Carlos por gobernador y capi

rano, deseoso de venir á las manos, y mas animoso para menospreciar á los nuestros, que venturoso para honrarse dellos, con gran presuncion de palabras y muestras de ánimo feroz, incitaba á los suyos, dando á entender que luego sus enemigos serian rotos y vencidos. Fué mayor la batalla que del número de la gente que de ambas partes concurria se pudiera temer, y los nuestros en el primer ímpetu se mezclaron con grande esfuerzo con los franceses, y comenzaron á herir con mucho valor y fuéronles ganando alguna ventaja, y llevábanlos ante sí muy acosados. Fuéle á Guido saltando con la ventura el esfuerzo, aunque andaba animando á los suyos, y acudia á los lugares á donde mas reñida y trabada estaba la batalla, y entónces don Blasco instando en la mayor priesa, acometiendo por su persona en el mayor peligro, quedó vencedor y señor del campo, haciendo mucho estrago con los que le seguían en los franceses, cuyo capitan general se le rindió y fué preso. De allí adelante comenzó don Blasco á ser sobre todos muy señalado, y fué recibido de la gente de guerra por general, y amado sin competidor, mas como siempre suelen ser envidiados los mas valerosos, tentaron algunos caballeros sus émulos de le poner en desgracia del rey, é indignáronle contra él, con afirmar que habia tomado á Montalto, quebrantando cierta tregua que los reyes habian puesto, y que en Calabria mandó batir moneda en gran deshonor y perjuicio de la preeminencia real, y por esta causa el rey le mandó venir á su corte, pero ántes que partiese se fué á ver con el infante don Fadrique, y le dió su fé, y prestó homenaje que volveria á Sicilia, despues que el rey entendiese que estaba libre de aquella culpa que se le imponia, y hubiese satisfecho á su honor, y así lo hizo, y fué el principal ministro que el infante don Fadrique tuvo para emprender el reino y señorío de Sicilia. Este año falleció Rodolfo emperador de Alemania, príncipe muy excelente, y de gran valor, y fué elegido en su lugar por rey de romanos Adolfo de Nasao, y se ganó la ciudad de Acre por el soldan de Egipto, á diez y ocho del mes de mayo, y fué el postrero que salió della Enrique rey de Jerusalen y Chipre, que perseveró en su defensa valerosísimamente, hasta que estuvo desconfiado del

Socorro.

CAP. III. De la batalla que venció el almirante Roger de Lauria á Guillen Estendardo junto á Cotron, y de la guerra que hizo con su armada en levante.

En el año siguiente de mil doscientos y noventa y dos estando el rey en Barcelona á once del mes de abril por haberse ido don Guillen de Rocafull al servicio del rey de Francia á donde tenia su naturaleza y el solar de su casa, aunque estaba muy heredado en el reino de Valencia, el rey dió la baronía de don Guillen á Asberto de Mediona, que habia servido al rey don Pedro y al rey don Alonso, en las guerras pasadas, y le quitó el rey de Francia un castillo muy principal, que tenia en el Carcasés que se decia Monlauro. Por el mismo tiempo el almirante Roger de Lauria, que era venido con la armada de Sicilia, se hizo á la vela de la playa de Barcelona, y navegó la via de Sicilia, y fuése á desembarcar al puerto de Mecina, por la necesidad que habia de su presencia, en la defensa de aquellas costas, y por lo que tocaba á las costas de Calabria. En aquella sazon Guillen Estendardo, que era un muy principal señor de Francia,

tan general para la defensa de Pulla, habia juntado toda la mayor fuerza de la gente de caballo, para ir contra la frontera la Calabria. Con esta nueva el almirante mandó poner en órden treinta galeras, y por el mes de junio deste año hizo vela la vuelta de Calabria, y llegando á vista de un lugar que decian Castella, en el territorio de Cotron: Estendardo, que se habia acercado á la marina hácia aquella parte, puso en celada hasta cuatrocientos de caballo, teniendo aviso que la armada iba allí á surgir, Masel almirante, que prevenia siempre á lo que podia acontecer, y vencia las asechanzas con ellas mismas, de tal manera ordenó los suyos al desembarcar, y saltaron en tierra con tanto concierto, como si tuvieran á los enemigos presentes, y no pudiendo Estendardo escusar de llegar á las armas, salieron contra ellos, y tuvieron una muy brava batalla, y fué Estendardo herido, y sacado del peligro, y quedó preso entre otros muchos caballeros Ricardo de Santa Soffa, y por mandado del almirante fué degollado, porque habiendo sido capitan de Cotron por el rey de Aragon, habia entregado aquella ciudad á los enemigos. Esta batalla afirma otro autor siciliano, haber sido en la costa,de Pulla entre Leche y Pisicro. Recogida la gente hízose el almirante á la vela, via de Romanía, y costeando la Morea fué sobre la ciudad de Malvasía, y á media noche dió sobre ella, y entróse por fuerza de armas, y hubo del saco muy gran despojo, y de allí pasó al Chio, é hizo mucho estrago en aquella isla, y puso saco las naves de mercaderes que en ella estaban, y con gran presa de navíos de levante, volviendo por la Morea hizo mucho daño en sus costas, y en Clarencia, y por ruego del señor de aquel estado, rescató la gente que traia prisionera, y entró con muy gran presa de los despojos de levante, por el mes de octubre en el puerto de Mecina. Tambien se refiere por autor antiguo de aquellos tiempos, que tuvieron los suyos una muy brava batalla en el puerto de Modon, con doscientos de caballo, que tenia allí en guarnicion el príncipe de la Morea, que les quisieron impedir que no saliesen á tierra, y fueron por los nuestros vencidos. En este año estando Abenjucef rey de Marruecos en Tanger, con grandes compañías de gente de caballo y de pié, para pasará España, con veinte y siete galeras, y gran armada y otros navíos, llegó el almirante de Castilla con doce galeras, y acometió al armada de los enemigos, y hubo entre ellos una muy fiera batalla, en la cual fué rota y desbaratada la de los moros, y ganáronles trece galeras. Despues desto habiéndose ajuntado la armada que el rey don Sancho habia mandado hacer, con las galeras del rey de Aragon, cuyo vicealmirante era Berenguer de Montoliu, partió de Sevilla con su ejército contra Tarifa, que era el lugar de donde los moros mas daño hacian en su comarcas, y muy oportuno para el paso de Berbería, por estar en el estrecho, y por diversos combates que le dieron por mar y por tierra, fué el lugar entrado por fuerza por el mes de setiembre.

CAP. IV. Que el rey trató de reducir á su servicio á los ricos hombres que se tenian por agraviados dél. En esta sazon todos los ricos hombres de Aragon, no obstante la concordia que por medio del rey don Sancho se habia tratado, andaban en sus bandos muy divisos y desavenidos fuera del servicio del rey, y por reducirlos á su obediencia, por el mes de diciembre

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