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el rey mandó proveer de gentes las fronteras, y fornecer las guarniciones de los lugares y castillos del reino de Valencia, que estaban en muy grande necesidad.

anayordomía de Cataluña andaban juntos y eran de la misma preeminencia y ejercicio que hoy es el oficio de condestable, y porque habia duda de las preeminencias y derechos que pertenecian á este cargo, así en las batallas campales como en los desafíos y batallas que llamaban juzgadas, que habia entre los cabaCAP. LXV. De la guerra que el rey de Granada, y los lleros, á quien el rey, si se desafiaban conforme á lo moros de allende hicieron al rey de Castilla, y de las que permitían las leyes, daba campo seguro; el rey cortes que el rey mandó juntar para socorrerle. y don Pedro de Moncada los dejaron á juicio y deterCuando don Fernando rey de Castilla y Leon, hubo minacion de cuatro caballeros, que fueron dọn Jimen❘ ganado la ciudad de Córdoba y las villas del obispado Perez de Arenos, Tomás de Sanclemente, Guillen de Jaen, segun se contiene en la historia general de Zasala, y Arnaldo de Boscan, y declararon lo que Castilla, despues de la muerte de Aben Jucef rey de pertenecia al oficio de senescal, y á la mayordomía en Granada, fué alzado por rey en Arjona un moro sus preeminencias y jurisdiccion, segun se lee en su llamado Mahomet Aben Alamir, al cual el rey don determinacion y sentencia, que es conforme à lo que Fernando ayudó á ganar el reino de Granada y la ciuen otros reinos siempre se usó, guardando lo que dad de Almería. Entonces, segun en aquella historia acerca desto estaba dispuesto por los viajes de Catalu-se escribe, no queriendo los moros del reino de Murña. En este tiempo envió el rey á don Guillen de Rocafull, que era gobernador de Mompeller, al condado de Saboya, para concertar casamiento del infante don Jaime, con una hija del conde Amadeo de Saboya, que | estaba en poder de sus tios, por el fallecimiento del conde su padre, y tratóse con el conde Pierres de Saboya, que sucedió al conde Bonifacio su sobrino, hijo del conde Amadeo su hermano, á quien como dicho es, el rey dió gran favor contra los de Turin y Aste, para cobrar gran parte de aquel estado, que se le habia ocupado por sus vasallos. Esta, segun adelante parece, se llamó tambien Beatriz, como la mujer del rey Man-puestas todas las fortalezas en poder de los cristianos, fredo, que fué su hermana, y eran hijas de diversas no embargante que Murcia y todas las villas y lugares mujeres que tuvo Amadeo conde de Saboya. Tambien quedaron pobladas de los moros. Fué con tal pacto y en este tiempo envió el rey á Jazberto vizconde de Cas- condicion, que el rey de Castilla, y el infante su hijo telnou al reino de Sicilia, con embajada al rey Manfre- hubiesen la mitad de las rentas, y la otra mitad Aben do y á Ramon Ricart, al soldan de Babilonia, que es- Alborque, que en aquella sazon era rey de Murcia, y taba en Alejandría. No se declara, si fué en este tiem- fuese su vasallo. Sucedió que en el año de mil doscienpo aquella embajada que se refiere por el autor que es- tos sesenta y uno estando el rey don Alonso en Casticribió la vida del rey don Jaime, que fué en su tiempo, lla, muy alejado de aquella frontera, los moros del el cual encareciendo cuán amado y temido fué este reino de Murcia tuvieron trato con el rey de Grapríncipe de los reyes, asi fieles como paganos, escribe nada, que en un dia se alzarian todos contra el que el soldan de Babilonia, teniendo gran deseo de rey don Alonso, porque el rey de Granada con toverse con el rey, y tener con él muy estrecha amistad, do su poder hiciese la mas cruel guerra que pule envió á visitar con sus embajadores, y que entonces diese. El rey de Granada allende que tenia ganael rey envió al soldan su embajada, en la cual fué el dos los moros del reino de Murcia, desde que se deprincipal un caballero, que era portero mayor del rey savino del rey de Castilla, tenia concierto con los moy se decia Bernardo Porter. Este autor escribe, que ros de África, y habia procurado que pasasen gran entraron los embajadores en Alejandría con gran triun- número de ginetes á España, con esperanza que torfo, llevando aquel caballero delante de sí el estandarte narian á cobrar, no solamente lo que habian perdido real, y que el soldan le recibió con gran fiesta, y man- en la Andalucía, pero el reino de Valencia, y cada dia dó poner cabo su sitial, el estandarte del rey, por pasaban escondidamente gentes de Abenza rey de Marhonra y acatamiento suyo. Entonces afirma este autor ruecos, Tambien los moros que estaban en Sevilla y en que el soldan rogó al embajador, que armase caballe- otras villas y lugares de la Andalucía, debajo del varo á su hijo en nombre del rey de Aragon y que ha- sallaje del rey de Castilla, gente siempre infiel, y enbiéndose celebrado la misa en una iglesia que tenian los tónces libre de miedo, trataron para cierto dia rebecristianos en Alejandría, con gran solemnidad le ar- larse todos y matar los cristianos y apoderarse de los mó caballero. Hacíase en este tiempo armada de naos lugares y castillos fuertes que pudiesen, y tentaron de y galeras para defensa de la costa de España, porque ❘ prender ai rey y á la reina, que estaban entonces en los moros de allende pasaban en socorro del rey de Sevilla, pero no les sucediendo el trato como lo tenian Granada, que se habia levantado contra el rey de Cas-maquinado, los moros del reino de Murcia declararon tilla, y ganaron muchos lugares y castillos de la Anda- su rebelion y cobraron la ciudad y los mas castillos lucía, é hizo el rey de Aragon su almirante á don Pedro que estaban por el rey de Castilla, y el rey de Granada Fernandez su hijo. Para esto ayudó con gran suma de con este suceso comenzó la guerra contra el rey de dinero un judío el mas rico y poderoso destos reinos, Castilla, por los lugares de la Andalucía, y estuvo en que llamaban Jahudano, á quien el rey daba gran par- punto de se perder en breves dias todo lo que el rey te en todos los negocios del estado, y ninguna cosa le don Fernando en mucho tiempo habia conquistado. faltaba para haber alcanzado todos los dones de fortu- Despues estando el rey de Castilla en Segovia, sabida na, si no hubiera nacido en aquella ley. Este era baile la rebelion de los moros de la Andalucía, partió para y tesorero general, y con su hacienda y gran crédito, la frontera, y mandó llamar a los infantes y caballeros,

cia reconocer por rey á Mahomet, eligieron por señor de aquel reino á Boatri, pero despues conociendo que no serian poderosos para defenderse contra el rey de Granada, estando sujeto al rey de Castilla, y favoreciéndole, deliberaron de enviar sus embajadores al infante don Alonso, ofreciendo que le darian la ciudad de Murcia, y le entregarian todos los castillos que hay en aquel reino, desde Alicante, hasta Lorca y Chinchilla. Con esta ocasion el infante don Alonso, por mandado del rey su padre fué para el reino de Murcia y entregáronle la ciudad, como dicho es, y fueron

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guerra que queria enviar á Castilla, Arnaldo de Fontova, don Ferriz de Lízana, Jimen Perez de Ayerve, Fortuño de Ahe y á Fortun Perez de Isuerre, y de allí se fué á Barcelona.

CAP. LXVI. De las cortes que el rey tuvo á los catala→ nes y aragoneses, para tratar del socorro del rey de Castilla, y de las demandas que se propusieron por los ricos hombres de Aragon.

con las gentes de los consejos de sus reinos, para que le siguiesen, y pasóse el año de mil doscientos sesenta y dos en proveer las cosas necesarias para la guerra. En el año siguiente, habiéndose ayuntado hácia la frontera los infantes sus hermanos y los ricos hombres y caballeros y consejos, tuvo con ellos su acuerdo, y fué deliberado, que entrasen en el reino de Granada, para talar y estragar la tierra, y mandó á don Nuño de Lara y á don Juan Gonzalez maestre de Alcántara, que fuésen á socorrer á don Aleman, que estaba cercado Siendo congregadas las cortes en la ciudad de Baren Marrera, y dello tuvieron aviso los moros, y levan- celona, púsose en estorbo en el servicio que petaron el cerco. Estando el rey en Zaragoza, á siete del dia el rey, pretendiendo don Ramon Folch vizconde mes de marzo, del año de la navidad de nuestro Señor de Cardona, y los de su linaje, que se desagraviasen de mil doscientos sesenta y tres vino de parte del rey primero, y satisfaciesen los daños que recibian los de Castilla don fray Pedro Ibañez, maestre de la ór- querellantes. Perseverando en esta demanda, el rey den y caballería de Calatrava, para procurar que el tuvo tanto sentimiento del estorbo que le ponian, que rey le enviase socorro, y él se acercase á la frontera, quiso salirse de Barcelona, pero siéndole ofrecido, que y despues estando en Jijena en la dominica de Ramos, le otorgarian el bovaje, que ya otras dos veces habian supo, que de parte de la reina de Castilla su hija, concedido extraordinariamente para las conquistas de venia para él Beltran de. Vilanova, y partió para Mallorca y Valencia, fué dello contento. Esto fué á Granen, á donde oyó la mensajería que traia, que era veinte y tres de noviembre de mil doscientos sesenta en suma pedir socorro, porque no se acabase de per- y cuatro, y habiendo concluido con los catalanes, parder la Andalucía, sino queria ver á sus nietos en su tió el rey para Zaragoza, á donde habia mandado vida desheredados. Sobre esto mandó ayuntar el rey ayuntar á los aragoneses. Estando la corte junta en á los prelados y ricos hombres en Huesca: y ha- el monasterio de predicadores, retirió el rey el prohalláronse presentes el obispo de Huesca, el abad de pósito que tenia de ayudar al rey de Castilla contra Montaragon, y el arcediano de Valencia, don Fernan los infieles, por honra y ensalzamiento de la santa fé Sanchez, hijo del rey, el cual ya en este tiempo habia católica, y tambien porqué era mejor resistir antes hecho donacion para él y sus herederos de la villa y á los enemigos que aguardar la guerra en su casa, castillo de pomar en la ribera de Cinca, y de otros como estaba en la mano, no le faverenciendo, declaheredamientos, y se llamaba señor de Castro, don Ber- rándose, que recibiria contentamiento, en que el servinardo Guillen de Entenza, don Jimen Perez de Arenos, cio fuese del modo que los catalanes le concedieron don Gonzalo Perez su sobrino, y propuesto de parte ofreciendo que daria sus provisiones para que aquedel rey lo que la reina su hija le enviaba á pedir, fue- llo no les pudiese para lo de adelante causar perjuicio. ron de parecer, que mandase llamar á cortes á los Despues de haber dicho las razones que habia para aragoneses, porque sin ellas no se podia deliberar nin- que le sirviesen en aquella guerra, al fin de su plátiguna cosa de su servicio, y don Bernardo Guillen aña- un religioso de la órden de los frailes menores, dió, que el rey no debia dejar de favorecer en tan es- para animar al rey en su propósito, y persuadir á los trema necesidad á su yerno contra los moros, pero que ricos hombres que le sirviesen, hizo un largo razoprimero era justo, que hiciese el rey de Castilla en- namiento, y en confirmacion de su tema recitó cierta mienda en los agravios que le hacia, y restituyese la vision que un religioso de aquella órden había tenido de villa de Requena, y otros lugares que eran de la con- un ángel, que le dijo que supiese por cierto, que el quista de Valencia. Determinó el rey de mandar llamar rey de Aragon habia de restaurar á toda España, y á cortes á los catalanes en Barcelona, y en Zaragoza librarla del peligro en que los infieles la habian puesto. á los aragoneses, no para deliberar, ni pedir consejo so- No eran tan rudos los hombres de aquellos tiempos, bre el hecho de la guerra, sino para que le sirviesen que no se entendiese el fin que aquella vision tenia, en ella, porque le parecia, que no podia dejar de ayu-y levantándose el primero don Jimeno de Urrea, dijo dar al rey de Castilla, sin gran deshonor suyo y peli-que las revelaciones eran buenas, pero que ellos irian gro de la tierra, y del reino de Valencia, que estaba ante el rey, y de lo que les pidiese tomarian su acueropuesto á la morisma de allende, y tan vecino de los do.Mandó el rey venir ante sí ocho de los ricos homreinos de Granada y Murcia, y así partió determinado bres, y procuró de inducirles, á que le otorgasen aquel de concluirlas brevemente, é ir en socorro del rey de servicio, porque tenia creido, que con los demás no Castilla, y detúvose lo mas del tiempo en Zaragoza, habria contradiccion, y estando ante el rey don Ferhasta en fin deste año. En este tiempo estando el rey nan Sanchez, y don Bernardo Guillen de Entenza, en Zaragoza á doce del mes de febrero del año de mil dijeron que ellos no tenian comision, ni podian ofredoscientos sesenta y cuatro cometió á don Arnaldo cer ninguna cosa en nombre de la corte, mas de serobispo de Barcelona, y á Ponce Ugo conde de Ampu-virle con sus personas y haciendas, y allende desto rias, que tratasen matrimonio entre el hijo de Roberto conde de Artois, hermano del rey Luis de Francia que habia muerto en la empresa de Damiata, y entre la infanta doña María su hija, ó entre el hijo del duque de Borgoña, y la misma infanta, y entre el infante don Jaime su hijo segundo, con hija del duque de Borgoña, pero ninguno destos casamientos se efec-bres y caballeros, con sola razon de alegar que le era tuó. De Zargoza se fué el rey á la villa de Ejeà, á veinte concedido en Cataluña, que era tresdoblada tierra, y y cuatro del mes de febrero deste mismo año, y antes decian que todo cargaria sobre el pueblo, y el rey que se partiese nombró por capitanes de la gente de | ofrecia, que el provecho se comunicaria con los ricos

ca,

don Jimeno de Urrea dijo al rey que en Aragon no sabian qué cosa era bovaje, que se maravillaban que se nombrase semejante género de servicio, nunca usado ni oido en la tierra, porque todos los de las cortes se habian alterado, que quisiese introducir nuevas maneras de vejar el pueblo, y desaforar los ricos hom

fueros antiguos, que por los aragoneses habian sido en-comendados en el monasterio de San Juan de la Peña, y decian, que habian sido sacados por fuerza por el conde don Ramon Berenguer príncipe de Aragon, y afirmaban, que no eran obligados de servir el honor que tenian fuera del reino, no siendo suya la guerra, y que siendo Ribagorza de Aragon, y teniendo el mismo fuero, la habia unido con Cataluña, en la donacion que habia hecho al infante don Pedro, siendo vivo el infante don Alonso su hijo primogénito, y que en muchas cosas habia desaforado los naturales de aquella tierra. Demás desto pretendian, que no debía dar tierras en honor á los hijos que tenia en doña Teresa Gil de Vidaure, que decian ser su mujer velada, y les debian ser quitadas, y repartirse entre ellos. Hasta que estas demandas y pretensiones fuesen proveidas, no quisieron otorgar el servicio, entendiendo, que aquella ciudad y reino se puede decir que está en su libertad, que se sustenta y consiste en sus fuerzas y leyes, y no el que depende de ajena voluntad, lo cual enviaron á decir al rey con dos caballeros, que eran Sancho Gomez de Balmazan, y Sancho Aznarez de Arbe. El mismo dia que esta respuesta se dió al rey, se salieron de Zaragoza los mas de los ricos hombres y caballeros, y fuéron á Alagon, habiéndose primero juramentado, como era costumbre entre sí, para procurar, que fuesen reparados los agravios que recibian, y el rey desistiese de los desaforar, segun la costumbre que se tuvo desde los principios del reino, de congregarse y unirse por lo que concernia á la defension de sus li

hombres que tenian tierras en honor, y trataba de ganar su voluntad, con prometerles que los haria francos y libres de aquel servicio, con solo que ellos lo otorgasen, y fuese socorido de las órdenes y clerecía, y de las universidades del rei no. Mas con esta ocasion propusieron las quejas que tenian en general, y principalmente los sicos hombres daban querella del rey, que por muchas vias los desaforaba, alegando, que daban los lugares que eran de honor á extranjeros del reino y á personas que no podian ni debian ser ricos hombres, como hizo á don Jimen Perez de Arenos, que no era rico hombre por naturaleza, á quien él habia dado la baronía de Arenos, y pretendian que estos lugares los debian tener ellos y no prelados, sino por ciertas razones probadas y juzgadas ante la corte y despues de sus dias las habian de tener sus hijos, y los mas propincuos parientes, á quien ellos señalasen, y que no podian escusar de huestes y cabalgadas sus caseros y juveros. Quejábanse que habiendo los ricos hombres de juzgar los pleitos, como era costumbre antigua de Aragon, los determinaba el rey por el derecho comun y decretos, y eran gobernadas las leyes del reino á su alvedrío, habiendo sido establecidas para que ellas rigiesen, y pretendian, que ya que el rey hubiese de poner justicia en el reino, le pusiese caballero é hijo dalgo, y le nombrase con consejo de los ricos hombres. Decian, que los mesnaderos debian de baber tales mesnaderías, que pudiesen honestamente servir al rey, así como se habia usado antiguamente. En lo que mas se porfiaba era, que decían estar agraviados, porque al tiempo que se ganó el reino de Va-bertades y fueros. De Alagon partieron para Mallen, y lencia, los pobladores dél muchos dias usaron del el rey se fué á Calatayud, de donde les envió á dón Arfuero de Aragon, y despues el rey sin consejo de los ri- nal de Peralta obispo de Zaragoza, y de su parte les cos hombres les habia ordenado fuero nuevo y pecu- dijo, que estaba aparejado de les hacer enmienda de lo liar, á lo cual no queriendo consentir don Pedro Fer- que pretendian ser agraviados, y que se maravillaba naudez de Azagra, señor de Albarrazin, don Jimeno mucho de aquellos ayuntamientos y juras que se hade Urrea, y don Artal de Luna, con muchos caballeros cian en desacato y ofensa del señorío que sobre ellos y gran número de gente se salieron de Valencia, y tenia, y que no embargante esto, el rey se justificaba fuéron à Cuart, no consintiendo en ello, por ser aquel con la razon, porque cuanto al herbaje y bovaje, él reino de la conquista de Aragon, y que debia ser po- habia desistido de aquella demanda, y nunca se habia blado á su fuero, y repartido á los aragoneses por cacobrado de caballero, y que lo habia dejado generalballerías, como se acostumbraba, teniendo por muy mente, salvo por aquellas personas que lo solian pagar constante, que ninguna cosa que de la antigua cos- antiguamente. Cuanto á los honores que pretendian se tumbre se mudaba, puede ser aprobada, sino la debian dejar á sus hijos, ó al mas propincuo pariente, aprueba generalmente el uso. Decian, que se hacia pes- y que no los debian perder, respondía el rey que esta quisa é inquisicion en el reino, siendo contrafuero, y era cosa, que nunca fué usada en España, ni era en contra la costumbre de Aragon, y que se hacian con- fuero ni costumbre, y que allende desto siendo heretrafueros en las salvas de las infanzonías, y se les em- dad propia suya, que la podia dar á quien quisiese, no bargaban las tierras que tenian en honor, con conce- la queria obligar á feudo diciendo que en pedirle lo sion suya y de los infantes sus hijos, y no se debia contrario, le demandaban gran sin razon y desaguihacer, sin que fuesen primero oidos, y se determina-sado, y lo que nunca fué demandado á rey, y que cose por justicia, y en caso que el caballero 6 rico hom-mo quiera que el fuero disponia, que pudiese embarbre hubiese de salir de la tierra por alguna razon, habian de quedar su mujer, hijos y vasallos, y sus casas debajo del amparo del rey, y los debía defender de cualquiera fuerza y agravio. Asimismo pretendian que el rey era obligado de criar los hijos de los ricos hombres, y los habia de casar y hacer caballeros, y las infantas habian de criar sus hijas, y casarlas, segun la costumbre de Aragon, y pedian, que fuese permitido á los ricos hombres, caballeros é infanzones, llevar por la tierra del rey y vender su sal. Tenian por grande agravio, que el rey intentase de introducir en Aragon el bovaje y herbaje, que eran imposiciones y tributos que nunca sus antecesores habian llevado. Pretendian entre otras muchas cosas, que se debian reformar, que les fuesen ratificados y confirmados los

gar los honores, cuando por bien tuviese, por sí ó por su portero, pero por causa destas alteraciones que se habian movido, no pensaba ponerles ningun embarazo en las tierras que tenian en honor, y les otorgaba que pudiesen escusar á sus caseros y juveros, como se contenia en el fuero. En lo de los mesnaderos decia el rey que nunca halló cuáles eran los mesnaderos ciertos y sabidos, que tuviesen las mesnaderías en Aragon, pero que era contento de conservarlos, y hacerles bien no embargante que las caballerías las tenian los ricos hombres, y si querian que de aquellas caballerías se repartiesen entre los mesnaderos, lo haria de buena voluntad, y tenia pensado de lo que à él sobrase de sus rentas, de partirlas con ellos, y que si habia dado tierras á tales personas que no debian ser ricos hom

vivian en Aragon, se habian criado en su casa: y cuanto á lo que decian, que las infantas debian tener en su crianza las hijas, recibian en ello engaño: porque el fuero lo entendia por las reinas y tambien les concedia que no daria tierra á ningun rico hombre de otros reinos extraños, si no fuese natural de Aragon. En lo que decian de los fueros que fueron encomendados por los ricos hombres y por los aragoneses en San Juan de la Peña, y que por fuerza se sacaron por el conde de Barcelona, el rey se maravilla, porque diversas veces se habia pedido esto por ellos, y respondia ser sin ningun fundamento porque ni ellos sabian lo que pedian, ni él tenia cosa cierta que poderles responder, y que nunca esto se habia pedido jamás por los pasados. Cuanto à la sal de los ricos hombres se respondia, que se guardarian los privilegios á los que los tuviesen del rey y de sus predecesores y en todo prometia, que estaba con ánimo de seguir el fuero de Aragon, y las buenas costumbres que fuesen á pro suya y de todo el reino. Despues desto, aquellos ricos hombres enviaron á Calatayud, á donde el rey estaba, á don Bernar do Guillen de Entenza, y á don Artal de Luna, y á don Ferriz de Lizana, con seguro que les fué dado: y siendo ante él en la iglesia mayor de Santa María, en presencia del pueblo, dieron por escrito los agravios que tenian, de que arriba se hace mencion : que fueron los principales que tocaban en general á la libertad del reino y particularmente los de algunos ricos hombres y caballeros. En lo particular el que mayor contradiccion hacia, era don Bernardo Guillen de Entenza, por razon de la villa y señorío de Mompeller, en que pretendia tener derecho, como heredero de don Bernardo Guillen su padre, que murió en el Puix de Santa María, hermano de la reina doña María, madre del rey, que era hijo de don Guillen señor de Mompeller, como arriba está dicho. Allende desto decia ser desheredado de los bienes de don Guillen su tio, hermano de su padre, y que los tenia el rey forziblemente, sin mandarle acudir con lo que dellos le pertenecia. Así mismo se querellaba, que teniendo en honor los condados de Pallás y Ribagorza, Tamarit, Favana, el campo de Jaca, Sos, Uncastillo y Roda, sirviéndole con sus caballeros y vasallos, como era obligado, se lo quitaba sin derecho ni razon. El condado de Pallás habia sido dado á don Bernardo Guillen su padre por seis mil maravedis de oro, que se señalaron en dote á doña Juliana, que era, como se ha dicho, hija de Pon

bres, lo hizo porque ellos le faltaban y no le servian como era necesario, y convenia servirse de otros y hacerles bien, y que procurasen de servirle como debian y alcanzarian eso y mas con él. En lo de la conquista del reino de Valencia decia, que aquella tierra la ganó con aragoneses y catalanes, y con otros extranjeros de su señorío que se hallaron en ella, y habia heredado á los aragoneses muy bien y asaż honradamente, así á los ricos hombres como á los caballeros que quisieron haber parte dél, y porque era reino separado y de por sí, y nunca habia sido sujeto á otro reino, no le queria obligar á otras leyes, antes era su voluntad, que en todo se gobernase como reino apartado y no unido con éste, y que cuando era dello servido hacia en él mercedes á los aragoneses, por deuda ni premio no haria merced á ninguno, pues no era obligado á dar de sureino á ninguna persona, si por su voluntad no fuese. A lo que pretendian que los ricos hombres debian juzgar segun la costumbre antigua, y que ya que él quisiese poner justicia en el reino, fuese caballero y hijo dalgo, y le pusiese con acuerdo y consejo dellos: respondia el rey, que el fuero de Aragon decia en muchos lugares, que el rey juzga y manda juzgar á sus justicias, y que nunca él habia juzgado de causa que viniese á su corte, sin consejo de los ricos hombres que se hallaban presentes, exceptuando aquellos que eran parte y que así lo disponia el fuero y que el que lo habia juzgado y usado así, entendia, que le pedian sinrazon y contra fuero. Que á donde quiera que habia fuero establecido de Aragon, juzgaba por él, y nó por leyes ni decretos y a donde no se extendia ni bastaba el fuero, se determinaba por igualdad y razon natural, y que así lo ordenaba el fuero. Cuanto á lo que se querella- | ban que tenian en su consejo legistas, decia, que no tenían de qué agraviarse por esto, pues no juzgaban sino por fuero, y que tales reinos tenia, que era necesario que residiesen en su corte personas sabias, que tuviesen noticia así del derecho civil y canónico, como del foral; porque en todas sus tierras no se juzgaba por fuero: y así convenia, que en su consejo se hallasen personas, que pudiesen administrar derecho y justicia | á todos sus súbditos y pues él juzgaba por fuero, y no se les quebraba, no les era perjuicio ninguno, mayormente que cuando iba a Cataluña, llevaba de los de Aragon, y allá los ponia en su consejo, y los cata- | lanes no se agraviaban por esto. Tambien decia, que se maravillaba, porque se sentian por haber él ordenado fuero en el reino de Valencia, siendo aquel reino tálce Ugo, hermano de Ugo conde de Ampurias: y como que debia ser gobernado por leyes y estatutos, cuales convenian á la calidad y costumbre de las gentes dél. En el agravio que se pretendia por razon de las pesquisas é inquisiciones respondia, que si los caballeros de Aragon querian, que en casos de traicion, ó en cosas secretas y malhechas no se hiciese pesquisa, que la dejaria entre ellos y cuanto á lo que informaban, que no debia el rey poner justicia en Aragon sin consejo de los ricos hombres, se respondió de parte del rey, que en aquello pedian sin razon, y nunca tal se habia usado antes era de la preeminencia y señorío del rey, y él debía poner en él justicia, y así se habia guardado por sus antecesores y por él, y estaba ordenado por fuero. Ofrecia que si algun rico hombre saliese del reino, tomaria su casa debajo de su amparo, segun que el fuero lo disponia, reconociendo que se debía hacer así y cuanto al criar sus hijos, respondía, que nunca rico hombre le encomendó su hijo, que él no lo recibiese de grado en su servicio y los mas que entonces

por los términos de Alcolea y Castellfollit, que decian la Valpodrida, se habia movido gran cuestion y diferencia con los de Berbegal, y los favoreció el rey: agraviábase desto, y la misma querella tenia por un término de Manzanera, que se dice Torrella, pretendiendo que se lo habia usurpado. Querellábase tambien, porque no se le daban los derechos de la mayordomía del reino de Aragon, que pretendia ser suyos, y habia acostumbrado llevarlos como mayordomo. Don Guillen de Pueyo, don Atho de Foces, hijo de don Jimeno de Foces, y don Blasco de Alagon, nieto de don Blasco el de Morella, y otros caballeros, seguian privadamente sus querellas, pretendiendo ser agraviados: y mucho mas ásperamente que ninguno don Fernan Sanchez hijo del rey: publicando, que le hacia grandes sinrazones, las cuales él le habia declarado muchas veces y le mostraria á donde quiera que hubiese lugar: y puesto que el rey mostraba voluntad de satisfacer á las demandas y pretensiones destos ricos hombres, no se tomó reso

lucion por entonces, y partiéronse desavenidos porque se les denegaba á su parecer la justicia que ante su corte pedian: y él les quitó las tierras que dél tenian en honor.

CAP. LXVII. Que el rey mandó ayuntar sus huestes contra los ricos hombres de Aragon, y como comprome➡ tieron sus diferencias en poder de los obispos de Zaragoza y Huesca.

El rey se fué para Huesca porque tuvo aviso que para cierto dia se habian de juntar los ricos hombres en Almunien y envióles al obispo de Zaragoza, para que de su parte les rogase y pidiese por naturaleza que le debian, que no hiciesen tan grande yerro. Por su persuasion fueron ante el rey á Huesca en nombre de aquellos ricos hombres, don Fernan Sanchez, y don Bernardo Guillen: y despues fuéron con los agravios que pretendian recibir don Artal de Luna, don Jimeno de Urrea y don Ferriz de Lizana: y el rey respondió, que estaria á lo que determinasen los obispos de Zaragoza y Huesca, el abad de Montaragon y don Pedro Cornel, estando presentes el infante don Pedro, el obispo de Zaragoza, don Pedro Cornel, don Bernardo de Mauleon, Martin Lopez de Bolas. Cuanto á la demanda que los ricos hombres hacian sobre la diferencia de los honores que se les embargaban: decia que como quiera que era costumbre en Aragon, que el rey podia tomar á su mano los honores por sí mismo ó por su portero, otorgaba y prometia de gracia especial á los ricos hombres que tenian los honores, que él no se los quitaria, ni pondria embargo en ellos mientras que bien le sirviesen: y que ellos los diesen y repartiesen á los caballeros para que le pudiesen con ellos servir: y en lo que instaban que el justicia de Aragon juzgase los pleitos con consejo del rey y de los ricos hombres, era el rey contento, que en cualquier diferencia entre él y los ricos hom- | bres y hijos dalgo é infanzones, fuese el justicia de Aragon juez, y la determinase con consejo del rey y de los ricos hombres y caballeros que estuviesen presentes en su corte, que no fuesen parte, y atendido que él y los reyes sus predecesores, siempre usaron y acostumbraron de poner justicia en Aragon, él de allí adelante guardaria aquella costumbre y que seria siempre caballero é hijo dalgo. Hacíase grande instancia por estos ricos hombres por ciertas villas que eran de honor, que el rey habia enajenado por cambio y que rian que se deshiciese: á lo cual respondia el rey que él no podia mas extender su tierra de lo que era, ni era justo hacer agravio á aquellos con quien habia hecho el cambio: pero si ellos lo tuviesen por bien que lo desharia y que no pareciese á aquellos ricos hombres que él habia disminuido su reino y tierra, debiéndola partir con ellos, porque cuando él comenzó á reinar no halló en Aragon mas de ciento y treinta caballerías, y ahora habian crecido à quinientas. Confesaba, que los ricos hombres tenian razon en lo qué pedian, que no se debia dar tierra ni honor á ninguno sino mereciese ser rico hombre por naturaleza: y prometió que no se daria honor á rico hombre de otro reino y tambien concedió, que no se daria tierra ni honor á los hijos que tenia en doña Teresa Gil de Vidaure, que decian ser su mujer velada. Mas no se pudiendo tomar por buen medio, envió el rey á llamar á don Pedro de Moncada y algunos barones de Cataluña y mandó llamar á los concejos de Lérida, Tamarit y Almenara, y de algunos otros lugares, que

para cierto dia se juntasen en Monzon, con sus gentes armadas y bien en órden. Entretanto que esta gente se juntaba y se hacian otros aparejos de guerra, partió el rey para Barbastro á donde llegaron ante él con seguro los mismos: pero no se concluyó con su venida ningun asiento, y quedaron las cosas en mayor rompimiento. Llegaron á Monzon de los primeros que el rey mandó llamar contra estos ricos hombres los vecinos de Tamarit: y fuéron á combatir una fuerza que habia bastecido don Pedro Maza, hijo de don Arnaldo de las Cellas, que estaba junto à Monzon, y combatiéronla, la cual se mandó derribar por el suelo. De allí se partió para Rafals, con los consejos de Tamarit y Almenara : y sin esperar combate se le rindió. Despues mandó cercar el castillo de Pomar que era de don Fernan Sanchez su hijo, que era muy fuerte, y junto á las riberas de Cinca, y armaron una máquina y labraron un castillo de madera para combatirle, y hicieron otros aparejos para la batería y combate. En este medio llegó al rey Pedro Martinez, hijo de don Pedro Martin Perez de Artasona, justicia de Aragon, con embajada de parte de los ricos hombres, y ofrecia de su parte que si mandaba levantar el cerco se irian para él, y ponian aquel hecho en juicio de prelados, y que tuviese por bien que les fuesen restituidas las villas y lugares que tenian en honor que les habian sido quitadas: ofreciendo de su parte, que ántes que el rey esto hiciese darian seguridad de estar á derecho. Desto plugo al rey y fuése para la villa de Monzon, y parte de los ricos hombres con algunos caballeros que serian ciento y cincuenta de caballo, se aposentaron en Gil. Los que allí estaban eran don Fernan Sanchez, don Bernardo Guillen de Entenza, don Ferriz de Lizana, don Pedro Fernandez de Vergua, hijo de don Fortuño de Vergua de Pueyo, que habia casado con doña Sibilia de Entenza, prima del rey, hija de don Bernardo Guillen y otro hermano suyo, hijo de don Fortuño. De allí se remitió su pretension y querella en poder y juicio de los obispos de Zaragoza y Huesca, y se obligaron de estar á lo que se determinase en lo que el rey pretendia contra ellos, por haberse unido y ayuntado contra su señorío como no debian, conforme á las leyes y costumbres del reino: y si juzgasen que les fuesen restituidos los lugares que tenian en honor, el rey se obligó que lo mandaria cumplir: y dióse de parte destos ricos hombres tregua al rey, hasta que volviese de la guerra de los moros del reino de Murcia y quince dias mas, y ofrecieron que se servirian en ella. Siendo puesto y señalado plazo dentro del cual compareciesen en Zaragoza, el obispo de Huesca adoleció y el de Zaragoza no quiso dar su sentencia, y quedóse el rey con los honores de los ricos hombres: y quedaron debajo de la tregua que habian jurado. Pero en el hecho del fuero que se habia de seguir en el reino de Valencia, el rey otorgó sus privilegios á algunos aragoneses que tenian lugares en aquel reino, para que fuesen juzgados á fuero de Aragon, en lo cual se ponia siempre embarazo y contradiccion por los oficiales y ministros reales, de que se seguian grandes alteraciones y escándalos. Por el mes de abril del año de mil doscientos sesenta y cinco tuvo el rey cortes á los aragoneses en la villa de Ejea, y en ellas se establecieron algunas leyes, y entre otras se ordenó que el rey ni ninguno de los reyes que despues dél reinasen, diesen tierra ni honor á ningun rico hombre que no lo fuese por sangre y naturaleza, y que fuese extranjero del reino: y que los ricos hombres,

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