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Navarra los ricos hombres que allí se hallaron de aquel reino, que eran Sancho Fernandez de Montagudo se→ nescal, Gil de Rada, García Almoravid, Ferrant de Lerat, Gonzalo Ibañez de Beztan, Martin Jimenez de Aivar, Remir Perez de Arroniz. Corbaran de Lehet, don Artal de Luna, Pedro de Varillas, y Sancho Perez de Varillas. Los caballeros eran Jimeno Sanchez de Funez, Juan García de Peralta, Roldan Perez de Aransu, Garci Sanchez de Peralta, Martin Eñiguez de Oriz y seis vecinos de Tudela. Pero estando las cosas en gran rompimiento entre estos príncipes y el rey de Castilla, algunos prelados y ricos hombres, movieron algunos partidos entre ellos, porque desistiesen de la guerra y pusieron treguas hasta la fiesta de san Mi-rentas, del interés que tenian, estando en poder de guel, del año mil doscientos cincuenta y cuatro.

porque habiendo quedado en sus haciendas y heredades se le rebelaban y alzaban con la tierra; y como gente infiel preciaban poco el señorío que sobre ellos tenia, no queriendo guardar la paz y pactos que estaban asentados: y así dijo, que por estorbar mayores inconvenientes que se podian seguir, estando poblada la tierra de tal gente, enemiga de nuestra fé, habia deliberado de for. tificar el castillo de Játiva, y otros principales del reino, y poner gente de guarnicion en ellos y en las fronteras, y despues echar los moros de su tierra y poblarla de cristianos. A esta determinacion resistian los ricos hombres y caballeros que tenian vasallos en aquel reino, porque era en gran diminucion de sus

CAP. L.-De la rebelion de los moros del reino de Valencia, con su caudillo Alazdrach.

Los moros que quedaron en las villas y castillos que se rindieron al rey en el reino de Valencia, volvieron á su natural como infieles y como vieron que el rey estaba ausente y embarazado en las cosas de Navarra y en guerra con el rey de Castilla su yerno, comenzaron de aparejar oculta guerra con un caudillo suyo que se decia Alazdrach. Este era un moro muy sagaz, y andaba tan atento à todas ocasiones, que algun tiempo entretuvo al rey, prometiéndole que se tornaria cristiano, si lo casase con una doncella principal, que era parienta de Carroz, señor de Rebolledo: y usó de un trato de tal empresa, que con él pensó prender 6 | matar al rey, y fué, que ofreció entonces que entregaria al rey un castillo suyo, que se decia Reguar: y trasnochando el rey con solos veinte y cinco caballeros, para entrarse dentro, este moro repartió su gente en siete celadas, y salieron con grande estruendo de trompetas y añafiles, á dar en él: y fué gran maravilla que el rey se escapase de preso ó muerto y prendió diez siete escuderos que el rey habia enviado delante para que se hiciesen suertes en una torre de aquel castillo. No era cosa nueva aventurarse el rey muchas veces por el reino, como si fuera entre sus vasallos: y una vez le acaeció, que acompañando á la reina dona Violante con muy pocos caballeros, se encontraron con algunas compañías de á caballo de los moros: y con los suyos los acometió tan denodadamente, que los desbarató, y por su persona mató algunos dellos. Pero lo desta jornada de Alazdrach sucedió ántes que se le ofreciese que le entregarian el castillo de Biar: y despues que se descubrió su maldad y traicion, se rebeló é hizo levantar gran parte de los moros del reino, y tomaronle por su caudillo: y por trato se apoderó de algunos castillos que se tenian por el rey, que fueron Gallinera, Serra y Pego. Teniendo el rey aviso desto estando en Calatayud oyendo misa en la iglesia mayor de Santa María de aquella villa, partió luego con la reina para Valencia, y fuése á Burriana, y allí tuvo aviso que entonces Alazdrach le habia escalado el castillo de Peñaguila y llegando á Valencia, mandó á don Arnaldo de Peralta obispo de Valencia, Pedro Fenandez de Azagra, y don Pedro Cornel, don Jimeno de Urrea, hijo de don Jimeno de Urrea, que se halló en las conquistas de Mallorca y Valencia, don Guillen de Moncada, don Artal de Luna, don Rodrigode Lizana, y algunas personas eclesiásticas, con algunos de los principales ciudadanos: que se juntasen á consejo, y estando juntos en la iglesia mayor, propuso lo que tocaba al estado de los moros de aquel reino:

TOMO IV.

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los moros. El rey tenia de su parte los prelados y ciudadanos que fueron de su parecer y mandó fortale→ cer los castillos, y entregó el de Játiva á don Guillen de Moncada, para que lo tuviese con sesenta de caballo, que se escogiesen entre caballeros y escuderos. Despues desto mandó pregonar que saliesen todos los moros de su reino, dentro de un mes, con su ropa y hacienda, la que pudiesen llevar: sobre lo cual se comenzó grande alteracion en el reino. El que mas estorbo y embarazo puso en esta expulsion de los moros, fué el infante don Pedro de Portugal, antefiriendo su provecho é interés propio al beneficio general, dándoles favor y consejo, como se defendiesen y valiesen para quedar en el reino y se ayudase dellos. Eran vasallos suyos los moros que habitaban en Murviedro, Almenara, Segorbe, Castellon y Burriana, que eran los mas guerreros y mejor armados: y teniendo al infante como por defensor y caudillo, estaban muy alterados y rebeldes, y daban grande ánimo y atrevimiento á los otros, para que se pusiesen en defensa. Mas el rey sintiendo que si el infante desistiese de los ayudar y amparar, en los demás no habria tanta contradiccion, procuró que el infante dejase sus pretensiones en la determinacion de la reina doña Violante, prometiéndole, que él seria satisfecho de cualquier daño 6 perjuicio que recibiese. La reina con consejo de don Pedro arzobispo de Tarragona, v del obispo de Valencia, y de don Jimeno Perez de Arenos, y de otros varones muy prudentes, declaró que el rey diese al infante cierta suma de dinero, y mientras la guerra durase en los lugares vecinos de Murviedro, Segorbe y Almenara, fuese obligado el rey á su costa, de guardar las fronteras de aquellas villas, y proveer los castillos de gente, que se escogiese por el infante de su familia y vasallos. Con esto aseguró el rey estas plazas que eran muy principales: y determinó de proseguir su intencion, y echar de su señorío los moros que habitaban en él. Por esta causa se levantaron todos, hicieron cruel guerra en los lugares que estaban por el rey: porque los nuestros, como en las cosas que prósperamente suceden suele acaecer, habíanse muy desvalida y descuidadamente, y mas los sustentaba la reputacion de las victorias pasadas, que las fuerzas y el poder que en aquella sazon tenian: y los enemigos estaban muy obstinados, así las mujeres como los hombres, mostrando si fuesen forzados á dejar sus casas, tener mas miedo de salir del reino que de la muerte. Con este ánimo y desesperacion tomaron las armaş casi á un instante, de suerte, que ni la gente que estaba en las guarniciones, habia podido prevenir el poder é impetu de los enemigos, ni dado que lo entendieran, tenian tantas fuerzas que les pudieran resistir, y los moros cobraron

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doce castillos. Fuese encendiendo de cada dia mas la
guerra, siendo incitados Alazdrach y los suyos por el
ódio antiguo, y el rey con grave sentimiento de tan
atrevida rebelion. Era tan grande el número de la gente
que en este levantamiento se puso en armas, que se→
rian sesenta mil hombres de pelea, sin mujeres y
niños: y fué tanta la soltura y atrevimiento desta gente
por una parte, y por otra su cobardía y miseria, que
por no perder la hacienda que llevaban, movieron par-
tido por medio de don Jimen Perez de Arenos: y daban
la mitad del dinero y ropa que tenian, porque el rey
los mandase guiar sobre su fé. Mas el rey no quiso
tomar ninguna cosa, y mandólos guiar hasta Villena
por la palabra y seguro que antes les habia ofrecido:
y fué tanta la muchedumbre que por aquella parte sa-
lieron, que apenas otro podria afirmar lo que se es-
cribe en la historia del rey, que ocupaban cinco leguas
de camino, desde las primeras hasta las postreras cua-
drillas: y que desde la batalla de Ubeda, no se habia
visto tanta morisma junta, y fué tan grande aquel he-
cho, que no sé si fué el mayor de los que en esta con-
quista sucedieron. Estaba en esta sazon en Villena el
infante don Fadrique, hermano del rey de Castilla, y
llevaba por cada cabeza de los moros un besante, y de
allí fueron á Murcia, y se esparcieron y derramaron
parte para el reino de Granada, y otros por los lugares
del reino de Toledo, especialmente en aquella comarca
que se llama la mancha de Aragon, y antiguamente
se dijo la mancha de Montaragon: y los moros que
quedaron en el reino de Valencia en su rebelion, to- |
maron por caudillo al moro Alazdrach. Sucedió entón-
ces que los consejos de Tortosa, Alcañiz, Castellot,
Orta, Villaluenga, Alcanada y Valderrobles, en nú-
mero de tres mil hombres de pelea, por la parte de
Esida y Beho, hicieron una entrada contra los moros
del reino de Valencia, y los moros salieron á ellos, y
los desbarataron y vencieron, y mataron hasta qui-
nientos cristianos: y por la otra parte del reino fuéron
á combatir á Peñacadell, y diéronle combate sin cesar
á lanza y escudo. Era aquel castillo muy importante,
porque se guardaba dél el puerto de Cocentaina, y
defendian el paso para Cocentaina y Alcoy, y el de
Sejona y Alicante: y por esta causa determinó el rey
de socorrer á los de Peñacadell, é ir en persona,
y por importunacion de don Jimen Perez de Arenos
no fué, porque es aquella tierra muy montañosa,
y no podia aprovecharse de su caballería, y se po-
nia á gran peligro: y mandó el rey que fuesen al so- |
corro los ricos hombres y caballeros, y toda la gente
de guerra que se habia juntado. Los enemigos habian
ocupado dos collados que están sobre Peñacadell, y
tienen el lugar en medio: y los cristianos comenzaron
á combatir contra los que les hicieron rostro por el un
cerro: y los moros que pelearon al principio mas feroz
y ardientemente que con perseverancia, perdieron el
monte, aunque hubo entre ellos una muy brava ba-
talla, y en ella murió Abenbazel, que era el princi-
pal capitan que Alazdrach tenia, y el mas estimado
de los suyos. Los que de allí fueron echados acogié-
ronse al otro cerro, porque no les guardaron los cris-
tianos el paso, no teniendo esperanza que desampa-
rasen aquel lugar, y despues todos los moros se fuéron
con la oscuridad de la noche para Alcalá, y á la tierra
de Alazdrach, y los nuestros bastecieron á Peñacadell,
y de allí adelante pelearon con mas ánimo contra los
enemigos, y duró la guerra entre ellos mas de tres años,
y en este tiempo Alazdrach se entretuvo con favor del

rey de Castilla y de los infantes don Manuel, y don Fadrique.

CAP. LI-Que el rey dió al infante don Alonso su hijo, la procuracion general de los reinos de Aragon y Valencia, y que don Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya, se hizo vasallo del rey.

Todavía el infante don Alonso en este tiempo andaba apartado y desavenido del rey su padre, y no faltaba quien le indignase y siguiese con tratos que entre él y el rey de Castilla habia: porque el rey su padre, contra el asiento de la concordia, mostraba procurar su desheredamiento y habia dado al infante don Jaime, hijo segundo de la reina doña Violante, el reino de Valencia y el de Mallorca, siendo conquista de la corona y reino de Aragon, cuya sucesion por razon de la primogenitura, decian que le pertenecia: mas por le asegurar y sosegar en su servicio, y desviar todo escándalo y alteracion, hízole donacion de la procuracion del reino de Aragon y Valencia, lo cual en aquellos tiempos aun no era concedido por fuero á los primogénitos como despues lo fué, puesto que era la costumbre, que el primogénito tuviese las veces de la procuracion y gobernacion general, que era una misma cosa: lo cual hizo el rey por entretenerlo con esto, esperando ocasion como le pudiese tener sujeto y obediente á toda su voluntad. Estando el rey en Valencia, por el principio del mes de junio, de mil y doscientos y cincuenta y cuatro, vino á le hacer reverencia don Alvar Perez de Azagra, que por muerte de don Pedro Fernandez su padre habia sucedido en el señorío de la ciudad de Albarrazin, y ofreció de seguir y servir al rey con su persona y vasallos mientras viviese: y el rey le hizo merced en honor de cincuenta caballerías. De Valencia partió el rey para Biar, por acercarse á las fronteras del reino de Murcia, porque el rey de Castilla habia mandado poner mas gente de guerra de la que antes habia en sus guarniciones, y recelábase no se moviese por aquella parte alguna novedad. Allí le hizo pleito homenaje al infante don Alonso su hijo, que si el rey de Castilla moviese guerra contra él y sus reinos, no le daria favor, ántes ayudaria al rey su padre, y no iria contra aquella promesa, por razon de los pactos y concordias que tenia con el rey de Castilla: y prometió que de nuevo no haria con él otra liga ni confederacion alguna. Tras esto volvió el rey para Zaragoza, y fuése á la villa de Estella por el mes de agosto deste año, é iban con él don Artal de Peralta obispo de Zaragoza, fray Andrés obispo de Valencia, don Pedro Martinez de Luna, don Alvar Perez de Azagra, don Pedro Cornel, don Jimen Perez de Arenos, don Beltran Ahones, y don Martin Perez justicia de Aragon. Allí vino entonces á le hacer reverencia don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, que estaba desavenido del rey de Castilla, y recibióle por su vasallo, y dióle quinientas caballerías, las cuatrocientas en tierra y vasallos, y las ciento en dinero, con que le sirviese en la guerra; y demás desto, prometió de le valer y ayudar contra el rey de Castilla, si quisiese hacer guerra en su señorío, ó quitarle algo de la tierra que por él tenia. Don Diego hizo pleito homenaje al rey, de le servir lealmente, ante el obispo de Valencia, y don Beltran Abones, don Sancho Gonzalez de Heredia, don Orti Ortiz de Zúñiga, don Fernan Ruiz de Mianchas, y de don Sancho Martinez de Bañares. Fenecíase la tregua que con el rey de Castilla tenia el rey, dentro de pocos dias: y como estaba muy indignado de los malos propósitos y medios del rey su

yerno, quisiera llegar aquella diferencia á trance y jui- | de caballeros sus deudos y vasallos, y los mas princicio de batalla: pero interpusiéronse despues entre ellos los prelados y algunas personas religiosas, y anduvo sobre esto un caballero catalan, llamado Bernardo Vidal de Besalú, que era hombre muy sabio, y á quien el rey daba gran lugar en los negocios de su consejo y estado, y trabajó con ambos reyes, que se viesen y fuesen las vistas entre Agreda y Tarazona, y aunque quedaron entónces de acuerdo, que el reino de Navarra estuviese debajo del amparo y custodia del rey don Jaime pero el rey de Castilla persistió en su porfía; y las cosas se inclinaron mas al rompimiento que á la concordia. Sirvió al rey en estos negocios de Navarra, un caballero natural della, llamado Sancho Martinez de Oblitas, á quien hizo merced en este tiempo de la villa y castillo de Urrea, que está sobre la ribera de Jalon, y en principio del mes de diciembre fué á Huesca, donde estaba concertado, que habia de ir el infante don Alonso su hijo, porque el rey tuvo tales modos, que le hizo obligar con pleito homenaje, delante de don Pedro Cornel, y de don Guillen de Cardona, don Pedro Ferriz, don Gil de las Cellas, y de don Martin Perez justicia de Aragon, y de Fortun Perez de Isuerre, y de Bernardo Zatorre, que en las diferencias que con el rey tenia, estaria al parecer y acuerdo de don Jimeno de Foces, don Bernardo Guillen de Entenza, y de don Jimen Perez de Arenos, que eran los mas allegados y favoridos que el rey en su consejo tenia. En el principio del año de mil doscientos cincuenta y cinco volvió el rey á la villa de Cala-haria paz ni tregua con el rey su hermano, hasta que tayud, porque el rey de Castilla allegaba grande nú mero de gente de guerra, y aunque era fama publicaba que con intencion de hacerla contra los moros comarcanos al reino de Sevilla, que estaban en Niebla y en el Algarbe, sospechose no intentase de proseguir la pretension de Navarra, y con aquella ocasion ocupase algunos lugares de aquel reino. En este tiempo, el rey gobernaba gran parte de sus negocios, por el consejo de una dueña muy principal, que se decia doña Teresa Gil de Vidaure, con la cual vivió mucho tiempo, co-. mo con su mujer legítima, y así se declaró despues por sentencia, que lo fué, y estando en Zaragoza, á nueve del mes de mayo de este año de mil doscientos cincuenta y cinco le dió el rey el castillo y villa de Ejérica en el reino de Valencia, con todas sus alquerías, términos y rentas, que fué despues una muy principal baronía. y dióla para que la heredase el hijo 6 hija que hubiese en ella.

pales eran don Sancho García de Salzedo, don Diego Lopez de Mendoza, Gonzalo Ruiz de la Vega, Lope de Velazco, Gonzalo Gomez de Aguero, Gonzalo Gonzalez de Lucio, Iñigo Jimenez de Lanclares, Diego Ruiz de Trespon, Lope Diaz de Mendoza, Miguel Iñiguez de Zuazo, Sancho Gonzalez de Heredia, Lope García de Salarzal, Diego Gonzalez de Zaballos, Sancho Martinez de Bañares, Fernan Ruiz de Mianchas, Diego Lopez de Franco, Ruy Sanchez de Landa, Lope Iñiguez de Horozco, Fortun Sanchez de Verasuri, Juan Martinez de Heredia, Sancho Perez de Gaceo, Gutier Gonzalez de Maya, y Gonzalo Ruiz. Recibió el rey al infante y á don Lope Diaz, graciosa y amorosamente, y hízoles mucha fiesta, y prometió de favorecerlos y ampararlos contra el rey de Castilla y contra otro cualquiera príncipe y rico hombre, exceptuando los reyes de Portugal y Navarra y al conde de la Proenza, con los cuales tenia gran amistad, y ofreció, que no se haria paz ni tregua con el rey de Castilla, hasta que las diferencias que el infante don Enrique tenía con él, se concordasen de manera que él se tuviese por contento; y desto hizo el rey homenaje al infante en sus manos, con pena de perjuro y traidor manifiesto. De la misma manera el infante hizo otro tal juramento que serviria y ayudaría al rey de Aragon y á sus amigos y vasallos, con su poder y con los suyos; y que seria en su ayuda contra el rey de Castilla y contra cualquiera de toda España, que mal ó daño quisiese hacer en sus reinos; y que no

CAP. LII.—Que el infante don Enrique hermano del rey de Castilla, y don Lope Diaz de Haro señor de Vizcaya vinieron á Estella, por alzarse con el rey.

Estando las cosas en rompimiento entre el rey don Jaime y el rey de Castilla su yerno, y hallándose el rey en Estella, vinieron allí á ofrecerse á su servicio, y confederarse contra el rey de Castilla, el infante don Enrique su hermano, y don Lope Diaz de Haro, hijo de don Diego Lopez señor de Vizcaya que poco antes. habia muerto desastradamente en los baños de Bañares. Quedaba este su hijo, que era el mayor heredero en aquel señorío, y menor de edad, y como su padre anduvo desavenido del rey de Castilla, porque le amparase el rey de Aragon, y ayudase y recibiese por vasallo, como lo fué don Diego Lopez su padre, los que le tenian á cargo, lo trajeron á dar la obediencia al rey porque le confirma se la concordia que tenia con su padre. Viao don Lope Diaz muy acompañado

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la diferencia y contienda que el rey tenia con él, se acabase, de suerte, que se tuviese por satisfecho; y hizo pleito homenaje en manos del rey, so la misma pena. El mismo dia, que fué á seis del mes de setiemhre, todos los otros caballeros hicieron solemne juramento de seguir y servir al rey de Aragon en la guerra de Castilla, y hacer que don Lope Diaz guardase lo que habia prometido, y lo jurase, siendo mayor de edad, y que el mismo homenaje harian todos los caballeros del señorío de Vizcaya sus vasallos, y que no firmaria paz ni tregua con el rey de Castilla, hasta que la diferencia que el rey tenia con el rey su yerno, se determinase á su satisfaccion, segun lo declarasen don Sancho Garcia de Salzedo y Lope de Velasco; y desto hicieron pleito homenaje al rey, siendo presentes don Bernardo Guillen de Entenza, don Jimen Perez de Arenos, don Gonzalo de Pueyo, don Sancho de Antillon, don Artal de Luna, y don Jimeno de Luesia, Fernan Alvarez, hijo de Alvar Ruiz Diablo, Martin Alonso de Arenillas, y Fernan Perez de la Vega. Despues destos, vinieron á Zaragoza dos ricos hombres de Castilla, llamados don Ramiro Rodriguez, y don Ramiro Diaz, que se hicieron vasallos del rey de Aragon, para le servir en la guerra contra el rey don Alonso, y porque les habia echado de su señorío, y quitado su patrimonio, el rey les dió en tierra y vasallos sueldo para cien caballeros y les hizo mucha merced. Tambien le vino á servir en esta guerra un rico hombre de Navarra, que llamaban don Sancho Fernandez de Montagudo, al cual entonces hizo merced para él y sus sucesores de la villa y castillo de Trasmoz y sus términos, con tal pacto y condicion, que si el rey tuviese guerra con el rey de Castilla, no pudiese pedirle el castillo, y solamente fuese obligado de darle paso seguro por la villa. y si la tuviese con el rey de Navarra, no fuese tenido de servir al rey de Aragon contra él, y siempre que

dase á su disposicion el castillo, no haciendo dél guerra ni daño á la tierra y vasallos del rey. Este año á quince del mes de julio, el rey dió á don Guillen de Moncada hijo de don Ramon de Moncada, que fué muerto en Mallorca con eljvizconde de Bearne, y á don Ramon de Moncada su hijo y de doña Teresa, la villa y castillo de Fraga en feudo, por las rentas y heredamientos que sus antecesores tenian en la ciudad de Lérida, y desde este tiempo fueron señores de Fraga, hasta que por defecto de varon legítimo desta casa, volvió á la corona real. No embargante que los reyes de Aragon y Castilla estaban en gran rompimiento, se continuaron las pláticas de concordia con diversos medios; y en principio del año de mil y doscientos y cincuenta y seis, se fué el rey á la villa de Calatayud, é iban con él don Ramon Folch, vizconde de Cardona, don García Romeu, don Jimeno de Foces, don Jofre, vizconde de Rocaberti, don Bernardo Guillen de Entenza, don Martin Perez justicia de Aragon, y otros ricos hombres y caballeros y estuvo el rey en Calatayud hasta veinte y uno del mes de febrero deste año, y de alli se pasó á la ciudad de Tarazona, y en Soria se vieron él y el rey de Castilla por el mes de marzo siguiente, à donde quedaron muy confederados y conformes; y renovaron las alianzas y amistades que los reyes sus antecesores tuvieron ; y se obligó el rey don Alonso, de poner castillos en tercería en poder de un rico hombre su vasallo, que hiciese homenaje al rey de Aragon por ellos, y de se los rendir, en caso que faltase contra aquel asiento.

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CAP. LIII.-Que el rey cobró los castillos que estaban en poder de Alazdrach, y se salió del reino.

gua del rey por otro año; y enviando su embajada sobre ello, respondió el rey, que se maravillaba del rey de Castilla, que tuviese tanta cuenta en favorecer aquel moro, que le habia procurado la muerte, y se habia rebelado contra él, y le tenia sus castillos; y acercándose el término, dentro del cual se cumplia la tregua, babiendo tenido el rey la Pascua en Valencia, fuése al tercero dia á Játiva, con solos cincuenta caballeros, y el viernes despues de Pascua pasó á Cocentaina, y alli tuvo aviso, que los ricos hombres que habia mandado apercibir, habian llegado á Valencia, y el jueves siguiente se habia ya concertado con los alcaides de Planes, Castell y Pego, que le rindiesen aquellos castillos; y otro dia despues de haber oido misa partióse el rey para Alcalá, á donde mas ordinariamente solia residir Alazdrach, y no le osó esperar, y pasóse á Gallinera. Mas el rey se dió tan buena maña en este negocio, que dentro de ocho dias cobró á Alcalá y Gallinera, y otros diez y seis castillos que estaban cercados. Sintiendo Alazdrach, que el rey no cesaria de perseguirle, concertóse con él, que saldria del reino, y no volveria jamás á él: y dió el rey á un sobrino suyo á Polop durante su vida. Con esta condicion salió despues de la tierra, habiendo hecho en ella gran daño y guerra como capitan muy astuto y mañoso: y así tambien sucedió que usando el rey de Castilla en este hecho de maña y astucia, habiéndose como tercero, ni pudo evitar el odio de los pobladores de aquella comarca, ni consiguió lo que pretendia, y el rey por via de cortesanía le envió entonces à decir, que le avisaba, que aquellos dias habia andado á caza, y que en ocho dias habia volado diez y seis castillos, porque le habian referido, que en unas vistas que tuvieron el rey de Castilla y Alazdrach, despues de haber besado al rey la mano, preguntándole el rey, si sabia cazar, el moro respondió, que siendo él servido dello, cazaria castillos del rey de Aragon y deste donaire se habian reido los que se hallaron presentes.

CAP. LIV. De la muerte del conde don Pedro de Cabrera, al cual sucedió en el condado de Urgel don Alvaro de Cabrera su hijo

Por la muerte del conde don Ponce de Cabrera sucedió en el condado Armengol su hijo mayor. Tuvo otro hijo, que fué don Alvaro, que se llamó primero Rodrigo. Éste se crió en Castilla, y parece en nuestras memorias, que heredó el estado de don Pedro Fernandez, que fué tio del conde don Ponce su padre, hermano de la condesa doña Elo su madre. Tuvo el conde don Ponce, otro hijo que se llamó don Guerao y á don Ponce que se dedicó para la Iglesia. Dejó el conde don Ponce à su hijo Armengol el condado de Ur

Perseveró mucho tiempo Alazdrach en su rebelion, y traía sus pláticas secretamente con el infante don Manuel hermano del rey de Castilla, que era señor de Villena, y despues las trajo con el mismo rey, por se avenir con él contra el rey de Aragon, no obstante la nueva concordia: porque el rey de Castilla era muy vario, y de poca firmeza en sus empresas. Con este trato el rey don Alonso envió al rey su suegro á pedirie con grande instancia y encarecimiento, que diese tregua á Alazdrach, y no embargante que estaba mas codicioso de la venganza que de la paz, diósela por un año por su respeto. Tenia el moro los pendones del rey de Castilla y del infante don Manuel, para ponerlos en los castillos, y tenerlos en su nombre, siguiendo esperanza, no solo atrevida, pero deshonesta; y para ello le daban gran favor, y él mostraba tener demasiado orgullo, desmandándose en sus palabras, y amenazando al rey con el rey de Castilla, en unas vistas que tuvo con don Jimen de Foces. Pero creciendo con la osadía y menosprecio, juntamente el descui-gel y el val de Ager y todo el vizcondado, segun lo dido, considerando el rey el trato que el rey de Castilla traía, por apoderarse de los lugares que no eran de su conquista, determinó con arte y maña de acabar lo que dificultosamente pudiera, continuando la guerra; y concertó con un moro, por quien Alazdrach se gobernaba, que le persuadiese, que mandase vender todo el trigo que tenia, con esperanza de la ganancia, ofreciendo, que le darian mas largas treguas por respelo del rey de Castilla. En este medio mandó el rey apercibir á don Ramon de Cardona y a don Guillen de Anglesola, y á los otros ricos hombres de Aragon y Cataluña, para que con sus compañías se hallasen con el rey para la fiesta de Pascua florida; y Alazdrach tornó á pedir al rey de Castilla, que le alcanzase tre

vide Noguera Ribagorzana hasta Corbins. Este Armengol vivió pocos dias, y sucedióle don Rodrigo, que despues se llamó el conde don Alvaro, y al tiempo de la muerte del conde don Ponce su padre, él y don Guerao su hermano quedaron menores de edad, y por ser muerto don Guerao vizconde de Cabrera su tio, estuvieron debajo de la curadoría de don Jaime de Cervera, y procuró en fin del año de mil doscientos cincuenta y seis de concordar las diferencias que de muy antiguo tenian los condes de Urgel, con los condes de Fox y con los vizcondes de Castelbo, y le cedieron el derecho que tenian, el conde don Alvaro y su bermano, y les podia pertenecer en los lugares, en que se habian apoderado los condes de Fox y vizcondes do

Castelbo, desde el castillo de Oliana la ribera de Segre arriba en el territorio de Urgellet, que ahora llaman la Seu de Urgel, y por la ribera de Bellira, hasta el puerto del Val de Andorra, y desde el collado de Arnalt, hasta el que llamaban de las Cruces y de Lagunarda, especialmente el castillo de Nargon, y el Val de Cabo, y el de Castelbo y á Ciutat, con los valles de San Juan y de Andorra, y con el castillo de Arahen, y dieron por libre al conde de Fox de todo lo que poseia en el condado de Urgel, absolviéndole de cualquier reconocimiento que fuese obligado hacer. Á esto se obligaron don Jaime de Cervera, y don Ramon su hermano, Be-hombres de sus reinos para hacer la guerra contra Alazrenguer Arnaldo de Anglesola y Berenguer de Anglesola, Bernardo Ramon de Ribellas y Ramon de Besora. Entonces don Ramon de Cervera se quedó con Algerre, que era del condado de Urgel, y despues sucedió en aquel lugar doña Esclaramunda su hija, y de doña Berenguela de Finos su mujer, que fué hija de don Galceran de Pinos.

CAP. LVI.-De la ida del rey à Mompeller, y de las vistas que tuvo con el rey Luis de Francia en Carbolio, adonde concordaron las diferencias que de antiguo habia entre los reyes de Francia y Aragon.

Partió el rey en el principio del año del nacimiento de nuestro Señor de mil doscientos cincuenta y ocho, del reino de Valencia, para ir á Cataluña, y pasar á Mompeller, porque estaba concertado, que se viesen él y el rey de Francia. Detúvose en Tortosa hasta cuatro del mes de abril, y aun mandaba juntar los ricos

CAP. LV.-Que los reyes de Aragon y Castilla confirmaron sus alianzas.

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drach poderosamente, si no se saliese del reino dentro del término que estaba tratado, y estando en aque lla ciudad, vino á su corte Pedro Alonso, hijo del infante don Pedro de Portugal, á quien se habia dado la encomienda de Alcañiz, y allí confirmó el rey cierto cambio, que el comendador de Alcañiz, y la orden de Calatrava habian hecho con un rico hombre de Aragon, que se decia don Jimen Perez de Pina, á quien se dió por la orden la villa y castillo de Fabara, por el heredamiento y tierras que don Jimeno tenia en la ciudad de Valencia y sus términos. Luego pasó el rey á Mompeller, y estando en aquella villa, se concertó con el rey de Francia en las diferencias antiguas que tuvieron sus predecesores y confirmaron una perpetua paz y amistad entre sus casas, y para esto se determinó que se viesen en un lugar, que se dice Carbulino. Esto fué por el mes de mayo deste año de mil doscientos cincuenta y ocho, y á once de aquel mes se concertó entre ambos reyes, de tal suerte, que el rey de Francia renunciaba el derecho que pretendia y alegaba tener por el feudo antiguo sobre los condados de Barcelona, Urgel, Besalú, Rosellon, Ampurias, Cerdania, Conflente, Girona y Osona, y sus villas y castillos, y el rey de Aragon por el de Carcasona, y el Carcasés, Roda y Rodes, Lauraco y Lauragués, y por el Beses y su vizcondado, Leocata, Albiges, Ruhen, y por el condado de Fox, Cahors, Narbona y su ducado, Mintrua, y el Mintres, Fenolleda, y el Fenollades, tierras de Salto, Perapertusa, y por el condado de Aimillan, y vizcondado de Crodon, Gabaldan, Nimes, Solos y su condado, y San Gil, con todas sus villas y derechos. Entonces se confederaron en muy estrecha amistad, y se concertó casamiento entre la infanta, doña Isabel, que fué la hija menor del rey de Aragon, con Filipo hijo primogénito del rey de Fran

Sucedió estando el rey en Lérida, en el año de mil doscientos cincuenta y siete que en el mes de agosto se tornaron á confirmar las alianzas que se habian concertado entre él y el rey de Castilla, y se dió órden en satisfacer todos los daños que se hicieron de un señorío á otro, despues que comenzó el rey don Alonso á reinar, como habia sido acordado entre ellos en las vistas que tuvieron en la ciudad de Soria, exceptuando lo que tocaba al reino de Murcia, que pretendia el rey de Aragon, que debía ser enmendado, segun lo capitulado en el cerco de Biar, de que arriba se ha hecho mencion. Otorgó, que se harian las enmiendas por el reino de Aragon, como se divide y limita la frontera de los reinos de Aragon y Castilla, desde Alfaro hasta Requena. Para esto dió el rey comision bastante á don Martin Perez de Artasona justicia de Aragon y á don Rodrigo Perez de Tarazona, y para los daños que se habían hecho por todos los reinos de Mallorca y Valencia y por los condados de Barcelona y Urgel, y por el señorío de Mompeller cometió las entregas á Jimeno de Pavía y á Gonzalo Lopez de Pomar, que en aquella Sazon era alcaide de Játiva, y declaróse que estos dos anduviesen haciendo estas entregas desde Alventosa hasta la mar, así como se dividia el reino de Valencia con el de Aragon, y con el de Murcia, y proveyó el rey de la procuracion y gobierno de todo el reino de Valencia. Fueron enviados por embajadores, para tratar cia, á un rico hombre de Aragon, que se decia don Jimeno de Foces. Esto fué á seis del mes de setiembre deste año, y de allí partió para Barcelona, y porque los navarros se habian alzado de la obediencia del rey, y no querian estar debajo de su gobierno, segun lo habia dispuesto el rey Tibaldo, y habia entre aragoneses y navarros guerra por los lugares de las fronte ras, en que se hacían grandes daños y robos, á trece de noviembre del mismo año se asentó tregua entre ambos reinos, por el rey y Gaufredo señor de Beamonte, senescal de Navarra, en nombre de aquel reino, y un rico hombre del reino de Navarra, que se decia don Gil de Rada fué à Barcelona á ponerse en la obediencia del rey, y ofreció de entregarle los lugares y castillos que él y doña María de Lehet su mujer tenian en aquel reino, y obligóse de hacer paz y guerra por el rey, del Castillo de Rada, y darle la posesion dél, siempre que la pidiese.

este matrimonio, despues de diversas embajadas, don Arnaldo obispo de Zaragoza, el prior de Cornella, y don Guillen de Rocafull, que era gobernador de Mompeller: y concordóse, precediendo dispensacion de la sede apostólica, por la consanguinidad que entre ellos habia: y en razon del dote y arras se habia de asignar á la infanta la quinta parte del reino, en tierra llana, segun la costumbre de Francia. Hizo tambien entonces el rey de Aragon donacion á Margarita reina de Francia, del derecho que le pertenecia en los condados de la Proenza y Folcalquer, y en todo el marquesado que llaman de la Proenza, y en el señorío de las ciudades de Arles, Aviñon y Marsella, que fueron del conde don Ramon Berenguer, que fué echado de su estado por los mismos proenzales sus súbdi→ tos, con ayuda de los condes de Tolosa, y se apoderó despues dél, Carlos hermano del rey Luis, que casó con Beatriz la menor de las hijas del conde de la Proenza, como dicho es, favoreciéndole para ocupar aquel

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