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setecientos diez puesto que autores de mucha autiguedad escriben haber sido en el año de setecientos catorce y en aquel mismo anal de Ripoll se señala que en este año tornaron á entrar los moros en España, y declara el dia, que fué a once del mes de noviembre. A esto, segun yo conjeturo, dió ocasion, haber sido diversas las entradas, y que desde el año de setecientos catorce segun se afirma por una relacion de la sucesion de los reyes de Asturias y Leon, que es la de mayor antigüedad que yo he visto, comenzó el reinado de Pelayo en Asturias declarando, que los moros habian reinado en Asturias despues de su entrada cinco años. Era sumo pontifice el papa Constantino, aunque Sigisberto autor de harta antigüedad, lo refiere al pontificado de Gregorio segundo su sucesor, y así parece, que fueron diversas las entradas, y que ellas y la mayor furia de la destruccion del reino de los godos sucedieron presidiendo estos sumos pontífices en la Iglesia católica romana. Gobernaba el imperio Filipico Bardano, que por la muerte de Justiniano el Menor y de su hijo, usurpó malamente el imperio, y fué declarado por cismático y hereje. En el reino de Francia reinaba Childeberto el segundo, y tenia cargo del gobierno de sus provincias, en la paz y en la guerra Carlo Martelo, que fué padre de Pipino, y abuelo de Carlo Magno, y en la provincia de Guiana y en las regiones mas vecinas á España, era muy poderoso el duque Eudo. En el mismo tiempo por la parte de Persia iban los árabes tambien extendiendo su reino, y lo fueron continuando hasta sojuzgar las provincias de Frigia, Misia, Caria, Lidia y Pamfilia, y así en un mismo tiempo por oriente y por los últimos fines de occidente continuaban su reino. Los capitanes que fueron mas señalados en esta postrera entrada de los moros, que se nombraron por generales por el miramomelin de los árabes, fueron, Muza hijo de Azuir y Tarif, y estos discurriendo con sus ejércitos, siendo muy poderosos y vencedores por las costas de la Bética, y por lo Mediterráneo, y siendo ya tan señores de la tierra, que habian ocupado la Bética, y la Lusitania, entraron por la provincia Citerior, y vinieron á juntarse á Zaragoza, dejando debajo de su sujeción los oretanos, contestanos, carpetanos, y celtiberos, por donde ellos vinieron y conquistaron los lugares y ciudades principales en ménos tiempo de dos años. Fuese esta pestilencia estendiendo tanto, que afirman no haber quedado ciudad insigne, en que hubiese iglesia catedral, que eran muchas, que no fuese 6 abrasada, 6 destruida, engañando los moros á los que en los lugares mas fuertes se pusieron en defensa, atrayéndolos, y persuadiéndolos, que quedasen en la tierra debajo de su señorío y atributo. Desta manera se entregaron brevemente muchas ciudades y castilos, cuyos moradores permanecieron con ellos, y de los nombres de nuestra religion, y de su gente y secta fueron despues llamados mozárabes. Pero siendo con engaño y fingidamente reducidos á su yugo, quebrantando las promesas que dieron, fueron por los infieles ocupados los tesoros de las iglesias, y violados y profanados los templos y lugares sagrados, y reliquias de santos, si no fueron las que algunos obispos con santo celo y religion alcanzaron, y recogieron á lo fragoso de los montes Pirineos, y á los lugares ásperos de las montañas de Asturias, Galicia y Cantabria, donde se recogió la mas gente que pudo escapar de la persecucion y estrago de los enemigos.

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CAP. II. ·De la pasada de los moros de lo otra parte de los montes Pirineos.

Los primeros que comenzaron á resistir á la furia de los moros, despues que acabaron una tan grande empresa, como fué destruir el reino de los godos, y poner á España debajo de su señorío, y los que tuvieron ánimo para volverles el rostro, cuanto se estienden los montes Pirineos desde el Océano hasta nuestro mar, fueron los mismos godos ya españoles, aunque vencidos, con ayuda de la nobleza y caballería de los francos. Éstos por su propia defensa tomaron las armas, porque los moros continuaban sus victorias con tanta celeridad, que no se contentando con el señorío de reinos tan extendidos, pasaron adelante, y fueron ganando la mayor parte de las provincias de Guiana y Narbona, y duró la guerra entre ellos mucho tiempo. De manera que apénas habian acabado aquella tan gran empresa, que es la mayor que se sabe de ninguna nacion, cuando pasaron los montes con tanta furia, que se halla en aquel anal antiguo, que en el año de setecientos y quince, se ganó la ciudad de Narbona por Senia rey de los moros. Confirmase bien esto por nuestras memorias, y puédese tener por cosa muy cierta, que no quedó lugar en lo mas áspero y fragoso de los montes Pirineos, ni en sus valles, á donde no penetrasen y prevaleciesen las armas y poder de aquella gente pagana, pues fueron ocupando las fuerzas principales, y sabemos que subieron por la ribera de Cinca el valle arriba hasta Santa Justa, y asolaron un monasterio muy devoto que allí había, y se apoderaron de los mejores lugares, y por la otra parte del rio destruyeron y quemaron los lugares del Val de Nocellas, que era muy poblado, y quedó mucho tiempo vermo, y fue destruido el monasterio de San Victorian, que se fundó en tiempo de los reyes godos, y con la misma furia fueron ganando todo el resto de las montañas. La principal causa de pasar los moros á Francia fué por ser inducidos por Eudo duque de Guiana, para valerse dellos contra sus enemigos, y como es aquella nacion de su naturaleza fácil á mudar region, segun su costumbre, movieron á manera de gente que muda domicilio, y llevaron por caudillo á Abderramen, siendo en número, segun los mas graves autores escriben, de cuatro cientos mil, pasados diez y seis años que entraron en España, y no pararon hasta pasar la Garona. Habia grande guerra entre el duque de Guiana y Carlo Martelo príncipe de los francos, el cual con singular esfuerzo y valor juntó toda la gente de guerra que pudo, y la caballería, y nobleza del reino, y tuvo tal maña, que confederó en su amistad al duque de Guiana, que estaba ya arrepentido de haber llevado allá á los que habian de ser su perdicion, porque los moros pusieron luego à saco la ciudad de Burdeos, y fueron talando y abrasando los condados y territorios de Angulema, Jantona, y Putiers, regiones muy abundosas y ricas, y enderezaban su camino la via de Tours, ciudad muy principal junto al rio Loire, y así ocuparon brevísimamente á Burdeos y Putiers, y la Galia que llamaban Gótica, y casi toda la Guiana. Salió entonces Martelo contra ellos, y venció aquella tan famosa batalla, en la cual pereció la mayor parte de los moros que pasaron los montes. Quedaba con grande gloria la nacion francesa, en haber alcanzado tan señalada victoria con tanto estrago de los enemigos, y fué en universal remedio de la cristiandad, pues se dió á entender à las gentes, que

villa de Ampurias, lugar principal de los indigetes; y
por muerte de Oger Catalon fué elegido por general de
aquel ejército Dapiser de Moncada, que era uno de
aquellos nueve barones, y por juntarse grande muche-
dumbre de moros contra ellos, levantaron el cerco, y
se recogieron á las montañas, á donde se hicieron fuer-
tes hasta la entrada de Carlo Magno. Esto escriben ha-
ber sucedido desde el año de setecientos y treinta y
tres, por discurso de dos años, y que en el de setecien-
tos y treinta y cinco murió Oger Catalon, aunque de
ninguna cosa destas se halla mencion en autores anti-
guos, salvo que en aquella fabulosa historia del arzo-
bispo Turpin, se hace mencion de Aigolant, pero dice:
que era rey de los moros, y que juntó Carlo Magno pa-
ra entrar en España contra él, veinte y cuatro mil de
caballo, sin la gente de pié ; tan amigo fué aquel autor
de escribir cosas, no solo no verisímiles, pero increi-
bles. No ha faltado autor, tambien catalan, de nues-
tros tiempos, que con autoridad de un muy grave va-
ron, que fué muy señalado en letras, de varia doctri-
na, y mucha noticia de la antigüedad, que fué natu-
ral de Barcelona, y se llama Gerónimo Paulo, ha pre-
sumido derribar todos los fundamentos de aquella his-
toria de Tomich en esta parte, á donde trata de la en-
trada y origen de aquellos nueve barones, y de las
otras cosas antiguas de Cataluña, y lo dá todo por fic-
cion y burla, y desta opinion son algunos, pues hubo
otras cosas nobilísimas y de la misma antigüedad,
vos descendientes se agravian haber sido excluidos del
número destos primeros barones, y muestran su orí
gen de aquellos tiempos, como son los Centellas y Crui-
llas; de cuya nobleza no se puede negar que tuviesen
su orígen tan ilustre.

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se podia resistir á la furia de los infieles: mas no embargante esto, tornaron los moros en tiempo de Martelo cinco años despues deste destrozo á proseguir su empresa, siendo favorecidos de Mauricio conde de Marsella, con cuyo favor Alhatan, capitan de los moros, ganó la ciudad de Aviñon, que era una de las principales fuerzas de aquella provincia. Pero siendo una vez vencidos, mas facilmente fueron echados por Martelo de su tierra, y los hizo recoger á los lugares fuertes de la Proenza, y fueron desbaratados Alhatan, y Amorreo, que era un principal caudillo de los moros, el que fué muerto junto á Golibre, en los confines de España, y de la provincia Narhonense, siendo vencido con la gente de socorro que llevaba. Por lo sucedido en estas entradas de los moros en las tierras de Francia, se entenderá mejor el estado, en que se debian hallar los cristianos que quedaban despues de la perdicion de España, en las montañas y villas de Bastan, la Berrueza, Deyerri, Anso, Roncal, y Sarrasaiz, que despues corrompido el nombre, se llamó el Val de Salazar, y en la provincia de Aragon, en las montañas de Jaca, y mas al oriente, fuera de la region de los vascones, en las sierras que confinan con los pueblos, que antiguamente se decian ilergetes, lacetanos, y geretanos, en los que abora llamamos Sobrarbe, Ribagorza, Pallás, Urgel, y Cerdania, pues con tan poderosos ejércitos pasaban los montes, siendo llamados y requeridos, y destruyeron gran parte de Guiana y de la Proenza. No fué menor la gloria de Pipino, hijo de Martelo, el primero de aquel linaje, que aspiró á tomar el reino de los francos, é intitularse rey: reinando Childerico, que sucedia de Clodoveo, que era hombre muy remiso, y torpe para el gobierno: porque Pipino, con permision de los grandes del reino, y favoreciéndole el papa Zacarias año de setecientos y cincuenta y uno, fué elegido por rey, y por el valor grande deste príncipe Muerto Pipino, Carlo su hijo, que despues mereció el fueron echados los moros casi de toda Francia; y no so- título y renombre de Magno, sucedió en el señorío de lo quedaron los montes Pirineos, como límites entre Guiana, y entrando por ella en el principio de su reinaellos y los franceses, pero pasaron adelante á dar fa- do poderosamente, habiendo algunos que le eran rebelvor y socorro á los cristianos que quedaban recogidos des, la dejó pacífica debajo de su señorío. Despues teen la Cantabria; cuyo capitan era señor de aquella re- niendo las cosas de Francia en grande paz y sosiego, segion de los cántabros, que es tierra muy fragosa, y se gun se refiere en las historias extranjeras, fué diversas estiende hasta el nacimiento del rio Ebro, el cual se veces solicitado por los cristianos que estaban en Espallamaba duque, y descendia del linaje de Recaredo rey ña, que tuviese por bien de volver las armas contra los de los godos. Poseyeron aquellos caudillos de los moros infieles, y fue requerido por algunos moros, por guerras que entraron en España, el señorío de casi toda ella, y que entre ellos habia, que viniesen con toda su pujanza reinaron en Asturias cinco años; y rebelándose los á estas partes, porque se le entregaria principales ciucristianos que quedaron en aquella provincia, y en lo dades, y con esto fué un moro que algunos llaman lbmas fragoso y enriscado de los montes, debajo de su nabala, y en Anonio se nombra Ibualarabi, que fué el yugo y servidumbre, por consejo y esfuerzo, y valor que solicitó la venida de Carlo á España, y por su perestremado de su caudillo Pelayo, tomaron las armas suasion con esperanza de sujetar diversas ciudades, juncontra los infieles, y los vencieron y fueron prevale- tó grande ejército año de setecientos setenta y ocho con ciendo de tal manera, que los echaron de Asturias, y el cual pasó los montes Pirineos por la region de los fué aquel el principio del reino que se fué fundando en vascones; y lo primero que se emprendió, fué poner aquellas provincias. Tambien en tiempo de Pipino, se- cerco sobre Pamplona, la cual se le rindió luego. Desde gun se refiere en algunas historias de Cataluña, á quien allí pasando á vado el rio Ebro, tomó la via de ZaraPedro Tomich sigue en la suya, tenia el gobierno de goza, á donde escribe Regino, que se ajustaron para Guiana en su nombre Oger Golant, señor de un castillo venir en socorro de aquel ejército de los francos, inque se decia Catalon, por cuya causa dice, que le lla- numerables gentes de Borgoña, Austrasia y Bayoaria, maron Oger Catalon, y á los suyos catalones, y que y de la Proenza y Septimania, que era lo que ahora se éste emprendió con ayuda de nueve barones muy prin- dice Lenguadoque, y tambien vinieron algunas compacipales, de pasar los montes y hacer guerra á los ñías de longobardos, y puesto el cerco sobre la ciudad, moros, y que entraron hasta en número de veinte y los moros se concertaron de dar ciertas rehenes, y cinco mil combatientes por los valles de Aran y Aneo, gran suma de dinero y dejó por rey á Ibnabala, que y que en muy breves dias ganaron la Ceritania y pa- le habia servido en aquella guerra, y con esto se lesaron adelante la via de Girona, y pusieron cerco á la I vantó el cerco, y volvió el rey Carlos á Pamplona, y

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CAP. III. De las entradas que hicieron en España Carlo
Magno, y Luis su hijo.

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mandó derribar los muros de aquella ciudad, porque no se rebelasen. Pasado el estío, tornando con su ejercito á Francia, fué de sobresalto acometido en los lugares mas ásperos de los montes, por los vascones que eran naturales de la tierra, y robaron el bagaje y todos sus tesoros; lo cual principalmente se atribuye haber sucedido por orden y consejo del mismo Ibnabala rey de Zaragoza. Es de advertir una cosa, para mayor noticia del estado en que se hallaban los moros en España en aquellos tiempos, que segun se escribe en las historias de los árabes, despues de la muerte de Mahoma, la silla y trono principal de sus sucesores se puso, y fundó en la parte mas superior de la pro-é insignias del imperio, Ludovico su hijo, desde Toviocia de Egipto, y en Persia y Arabia, y la provincia de Africa y España, que se sujetaron por sus ejércitos en el occidente, se gobernaban por sus generales y presidentes, y aun en el tiempo de Carlo Magno no habia reino ninguno principal de los moros en España, ni pasaron á ella la silla de su imperio, y las provincias se gobernaban por los capitanes y presidentes que de allá enviaba, aunque en nuestras historias se llaman reyes, y así era mayor la confusion, estando España gobernada por tantos, y teniendo sus príncipes y emperadores tan lejos toda la mayor fuerza y magestad de su reino.

alegría del pueblo, por haber vuelto la silla del imperio á Italia, pasados cuatrocientos y sesenta años que se habia trasferido á Constantinopla ; y fué éste el principio del imperio occidental, siendo emperatriz en Constantinopla Irene. En este mismo año en el estío, se ganó por los francos la ciudad de Barcelona, que habia dos años que la tenian cercada por haberse rebelado Zaet, el cual fué allí preso con mucho número de infieles, y Ludovico hijo de Carlo, entró en Barcelona, y sacó aquella ciudad de poder de los moros, lo cual se refiere que pasó desta manera. En el mismo tiempo que Carlos fué à Roma á recibir la corona

Tambien parece por anales antiguos, que en el año de setecientos y ochenta y ciuco, los moros que tenian la ciudad de Girona, se pusieron debajo de la obediencia del rey Carlo; y refieren Anonio y Regino, que en este tiempo tambien la ciudad de Barcelona era su→ jeta á los francos, y con diversas ocasiones y sucesos, unas veces era sojuzgada de los francos y otras de los moros; y finalmente, habiéndose apoderado della un principal caudillo moro, llamado Zaet, la rindió al rey Carlo, y esto fué, segun por Regino parece, año de setecientos y noventa y siete, y fué Zaet á Aquisgran, á donde el rey estaba este mismo año, y allí se hizo su vasallo; y siendo cobrada Barcelona por los francos, envió el rey á Ludovico su hijo, con Abdalla moro, que habia sido echado por su hermano del reino, y puso cerco sobre la ciudad de Huesca, y algunos autores franceses escriben, que Azen rey de Huesca, envió al rey Carlo las llaves de aquella ciudad, en señal y reconocimiento de vasallaje.

En el año siguiente de setecientos y noventa y ocho, comenzaron los moros á ser señores de la mar, y saquearon los islas de Mallorca y Menorca, y segun Regino y Anonio refieren, el rey don Alonso de Asturias y Galicia, envió á Fruela y Basilica sus embajadores á Carlo, despues de haber puesto á saco á la ciudad de Lisbona, y le envió muy ricos dones, y presentes de armas, caballos y esclavos, y un pabellon de estraña labor y grandeza, y conforma bien con esto la razon de los tiempos, pues hallamos por muy antiguas memorias, que el rey don Alonso el Casto fué eligido en el reino de Asturias, en la era de ochocientos veinte y nueve que fué año de nuestra redencion de setecientos noventa y uno. Mas las empresas de Carlo Magno, sucedieron tan prósperamente, que pudo con autoridad y favor de la sede apostólica, hacerse señor de las tierras y estados del imperio latino, que estaban sugetas á los emperadores que residian en Constantinopla, y fué en el año de ocho cientos y uno, por el papa Leon, nombrado emperador, yadornado de las insignias imperiales, en la iglesia de San Pedro en Roma, con gran regocijo de los príncipes y señores que allí concurrieron, y con increible TOMO IV.

losa vino con su ejército á España, y el rey moro que residia en Barcelona, que algunos escriben que se lla→ maba Adolo, que era su vasallo, le salió á recibir ofreciéndose de seguirle, y dejando la ciudad debajo del gobierno de aquel moro, como ántes estaba, pasó con su ejército adelante, haciendo guerra muy cruel en los lugares de los moros, en las regiones y territorios de los ausetanos, é ilergetes, y ganó de aquella entrada toda la tierra que despues se nombró Cataluña, hasta Lérida, y mandó quemar y asolar aquella ciudad, y talando los lugares de su comarca, prosiguió adelante su conquista, hasta llegar á poner su real sobre Huesca, talando y quemando todas sus comarcas. La ciudad fué defendida por los moros con grande obstinacion, y sobreviniendo el invierno, se recogió Ludovico con su ejército á Guiana. No pasaron dos años, que estando el rey de Barcelona en la Proenza, Ludovico le mandó prender por sospecha que tuvo, que se queria rebelar contra él, y entró otra vez en España, dividiendo sus gentes en tres partes, y en la una envió por general á Rostagno conde de Girona, para que con su gente se fuése á poner sobre Barcelona, y la otra parte con la mejor y mas escogida gente, y con dos principales capitanes ordenó que pasase adelante, para que hiciesen rostro á los enemigos, y les hiciesen guerra entretanto que la ciudad de Barcelona se defendia, y estorbasen, que los moros no pudiesen llegar á hacer daño en su real, ni socorrer á los cercados. Con lo restante de la gente se quedó el rey Ludovico en Rusciño, lugar principal de la provincia Narbonense, muy cerca de los confines que la dividen de España, y á donde despues fué poblado Perpiñan; de cuyo nombre se dijo aquella region y condado, Rosellon. Habíase juntado la mayor parte de la morisma de España para resistir á Ludovico, y socorrer á Barcelona; y estando los reyes moros en Zaragoza, entendiendo que el poder de los franceses era grande, no osaron pasar adelante, y repartieron sus gentes en guarniciones, poniéndolas en frontera en lugares y castillos mas principales. Los capitanes del rey Ludovico se fuéron á juntar con los que estaban sobre Barcelona, y fué la ciudad combatida diversas veces, pero los moros se defendian con una increible desesperacion, tanto, que muchos dellos, menospreciando la vida, se echaban de los muros abajo, teniendo por mejor la muerte, que la hambre que dentro padecian. Duró la mayor parte deste invierno el cerco, y siendo llegado el rey, le rindieron los moros la ciudad, y fué esta la primera vez que se libró del poder y gobierno de los infieles; y dejó Ludovico en su defensa al conde Bernardo, y señalan que quedó con gente de guarnicion de godos que eran (á lo que yo puedo entender) los naturales y descendientes de sus primeros pobladores, y entonces fué preso Zaet.

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