Historia de la conquista de Méjico: poblacion y progresos de la América Septentrional, conocida por el nombre de Nueva España

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Va. Baudery, Librería Europea, 1858 - 488 páginas

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Página 32 - Porque habiendo obispos y otros prelados no dejarían de seguir la costumbre que, por nuestros pecados hoy tienen, en disponer de los bienes de la Iglesia, que es gastarlos en pompas y en otros vicios, en dejar mayorazgos a sus hijos o parientes...
Página 335 - ... pasar de la otra banda para sitiar por todas partes el ejército. Ganóse alguna tierra de este primer avance. Los españoles no daban, golpe sin herida, ni herida que necesitase de segundo golpe. Los tlascaltecas se arrojaban al conflicto con sed rabiosa de la sangre...
Página 445 - ... capitán, que no me quitas la vida con ese puñal que traes al " lado? Prisioneros como yo siempre son embarazosos al vencedor. » Acaba conmigo de una vez , y tenga yo la dicha de morir á tus » manos, ya que me ha faltado la de morir por mi patria.
Página 168 - ... de morir en sus festividades, y se rompieron diferentes cárceles y jaulas donde los tenían y preparaban con el buen tratamiento, no tanto porque llegasen decentes al sacrificio, como porque no viniesen deslucidos al plato.
Página 45 - ... barbas tenía algo prietas, y pocas y ralas, y el cabello que en aquel tiempo se usaba era de la misma manera que las barbas, y tenía el pecho alto y la espalda de buena manera, y era cenceño y de poca barriga y algo estevado, y las piernas y muslos bien...
Página 336 - Habíanle ya desamparado los suyos y hallándose cerca un soldado particular que se llamaba Juan de Salamanca, saltó de su caballo y le acabó de quitar la poca vida que le quedaba con el estandarte que puso luego en manos de Cortés.
Página 65 - No hallamos que se refiera de otro español en estas conquistas semejante maldad: indigno por cierto de esta memoria que hacemos de su nombre...
Página 134 - ... sus felicidades, ni enciende sus cometas para que se adormezca nuestro cuidado, y se deje estar nuestra negligencia. Mi sentir, es que se junten nuestras fuerzas, y se acabe...
Página 58 - Cuando considero, amigos y compañeros míos, cómo nos ha juntado en esta isla nuestra felicidad, cuántos estorbos y persecuciones dejamos atrás, y cómo se nos han deshecho las dificultades, conozco la mano de Dios en esta obra que emprendemos, y entiendo que, en su altísima providencia, es lo mismo favorecer los principios que prometer los sucesos. Su causa nos lleva y la de nuestro rey, que también es suya, á conquistar regiones no conocidas, y ella misma volverá por sí mirando por nosotros.
Página 446 - Era Guatimozín mozo de veinte y tres á veinte y q.uatro años, tan valeroso entre los suyos, que de esta edad se halló graduado con las hazañas y victorias campales, que habilitaban á los nobles para subir al Imperio.

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