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que.v. m. ha tenido de lo que toca al conde de Altamira, porque no querría que los que me siguen sirviendo, como el conde sirve, perdiesen el tiempo y destruyesen su hacienda, y ansí me hará v. m. merced de solicitarlo. En extremo he holgado de saber que lo de la visita se vaya acabando, y confieso á v. m. que cada vez que pienso en ello me intristezco de nuevo, porque, dejado aparte el particular de v. m., ver trabajos tales en persona de quien tanto ha servido, me parescen términos para dar poco contentamiento á los que lo andan haciendo; y pues entro en esta plática, no negaré que no me parezca bien lo que S. M. hace conmigo, que es esperar tercera ó cuarta ocasion para hacerme merced, pues no la han aun merescido servicios de treinta años, y por remate dellos dos jornadas como las pasadas. Pero dejando esto aparte, y hablando desto que agora se apareja, digo que verá v. m. lo que escribo á S. M. sobre la materia, de que el duque de Alba me advierte, y la copia de su carta envío á v. m. porque son diferentes en el número de los soldados de lo que v. m. me escribe, porque el duque dice tres para lo de Malta y v. m. seis, ansí como lo mandará ver por la copia de su mismo capítulo de su mano. Paso confusamente por esto, porque si fuese error por parte de v. m., no se mirase allá en ello.

Tiénenme tan escarmentado los juicios que en esa corte se hacian de mí este año pasado, y saber cuán fácil es de imprimir en todas partes cualquiera murmuracion, aunque sea sin juicio y sin inteligencia, que me hacen andar mas recatado que el conde de Olivares, como v. m. lo verá por la segunda carta que escribo á S. M.; pero parésceme con ella poner remedio en los inconvenientes que podrían suceder. Y por llevar adelante el recatamiento dicho, es bien que yo sepa si contentándose S. M. que quede á eleccion mia y de las per

sonas que nombro en dejar ó no dejar la gente en la Goleta, despues de visto el sitio, cuando estuviésemos diferentes de opinion, si quiere S. M. que yo concurra con la mayor parte, aunque en tal caso yo me confirmase con la menor, porque yo pueda ejecutarlo con mas satisfaccion de S. M. y descanso mio.

A S. M. envío la memoria de lo que será menester proveer para la Goleta, que es harto mas de lo que seria menester, ansí para lo que toca á la hacienda, como para el poco tiempo que queda para proveerlo. Quédase haciendo lo que se puede, como v. m. verá por mis cartas. La tablazon y maderámen que va en la dicha memoria es forzosa para hacer algunas cofas para meter la vitualla y municion, porque alguna fuerza de agua no se la destruya, aunque en Berbería acaesce pocas veces; y para acoger dolientes y heridos del hospital parésceme que hay poca diferencia desta suma á la que v. m. tasaba para este efecto; bien es verdad que en esta cuenta no va nada de lo que toca á Malta por la causa que á S. M. escribo, ni en este reino se puede hacer mayor cuantidad de bizcocho por no haber tiempo para ello. Escribo al virey de Nápoles que mande hacer allí seis mil quintales de bizcocho, porque si en Malta se pidiese que pueda estar hecho con tiempo, lo cual se podrá cargar al sueldo de la infantería que S. M. pusiere allí, y sino lo podrán comer las galeras de aquel reino.

Para que v. m. vea que no se ha perdido ni se pierde tiempo en lo que S. M. mandó que se proveyese á la Goleta, le envío con esta una carta, que uno de los hombres que envié á la solicitud dello escribe á mi secretario; pero no se pueden en invierno abreviar mas estas cosas que han de ir por mar de lo que los tiempos permiten. En Catania á 2 de hebrero de 1566.

De su letra.

Gran bien seria para todos la preñez de la reina nuestra señora: plega á Dios que sea verdad. Este reino está miserísimo, como escribo á S. M., y imposibilitado de poder servir con lo que S. M. escribe; pero por cien mil escudos creo que los darán y con harto trabajo se podrian exigir. —Servidor de v. m.-Don García de Toledo.

Sobre de la carta.-Al Ille. señor el señor Francisco de Eraso, del Consejo de S. M. y su secretario. Madrid.

Memoria (1) que envió el Ilmo. duque de Alba á don Garcia de Toledo.

Lo que paresce se debe hacer para la defensa de Malta, en caso que la armada venga sobre ella, es lo siguiente:

La defensa de Malta se ha platicado se podria hacer en una de las maneras siguientes: tornando á reedificar y fortificando el Burgo y San Miguel y poniéndoles dentro la gente conveniente al tamaño de las plazas, ó fortificando el monte de San Telmo, y bien fortificado, guarneciéndole de la gente necesaria para tal efecto, que se juzga, estando fortificado de propósito como debria, seria de mil y quinientos á 2 mil soldados. Paresce que en el primer cabo de fortificar al Burgo y Sant Miguel sea cosa implaticable, así por el mucho tiempo que se debria de poner en ella, como por el mal sitio que la una y la otra plaza tienen por la superiori

(1) Este es el memorial de que habla el duque de Alba en la carta inserta en la pág. 47 de este tomo.

dad que las colinas de fuera tienen á las dichas plazas, de manera que si bien estuviesen llenas de gente, el artillería de fuera bastaria á deshacerla toda.

La fortificacion del monte para hacerse como debria para que la gente dicha la defendiese, siendo el tiempo tan adelante, es cosa asimismo imposible é implaticable, de manera que viendo las dificultades que hay en fortificarse el Burgo y San Miguel, y la imposibilidad de acabar lo del monte, será menester que con gente se suplan las faltas é inconvenientes que en la una y otra parte están dichos, y se pongan seis mil infantes sin los aventureros y caballeros de la órden que se habrán de hallar allí este verano.

Son tres partes donde esta gente se puede poner á la defensa la una dentro del Burgo y San Miguel; la otra, ó saliéndose á la campaña y trincheándose en ella, quedándoles á las espaldas dicho Burgo y San Miguel para poderse valer de los algibes y victuallas que ternian en las dichas dos plazas. La tercera haciendo una trinchea cortada en el monte con su baluarte en medio, formado del mismo terreno, y dos medios á los lados, con quien se responda, y de quien haya de tomar la defensa, cortada esta trinchea en la frente que va á tierra firme por lo mas eminente, á donde el terreno comienza á calar, y este corte ha de ser con un foso cuanto hondo y ancho se pudiere, segun el tiempo y la gente se metiere á labrar en él, y paresce que con poco que se ahonde y ensanche, con lo que de dentro se podrán levantar, y con lo que de fuera cala el terreno y con tan gran golpe de gente como el que allí se pondrá, pueden estar con toda seguridad y defenderse con gran ventaja, no pudiendo, segun la relacion, ser acometidos por otra parte.

El poner este golpe de gente dentro de las dos plazas, por lo de arriba está dicho el inconveniente que en ello ha

bria, y visto claramente que conviene salirse fuera con la trinchea dejándolas á las espaldas, por ser el pais de montañas y que no podrian ocupar de la campaña tanta parte que no les quedase de fuera siempre á los enemigos sitios eminentes y superiores al que se podria elegir para poner esta gente, no paresce que podria defenderse allí por muchos dias, y que al fin habian de ser forzados, cuando los enemigos, teniendo las fuerzas que se esperan, porfiasen la empresa. Habiendo, pues, en estos dos las dificultades dichas, resta que sea el monte el que se haya de defender, y á donde esta gente conviene que se recoja. Para lo cual se entienden las dificultades siguientes: ser piedra todo donde se ha de hacer la trinchea, dificultosa de labrar, no haber poblacion ninguna donde poder recoger municiones, victuallas y hospital, la falta del agua que no ternán que beber. A lo de la trinchea se dice que siendo el golpe de la gente tan grande que se encerrará allí, y la eminencia de lo de dentro á lo de fuera, como está dicho, que no podrán ser fastidiados ni dominados con caballeros de fuera, ni acometidos por otra parte que por esta frente, cualquiera trinchea bastará teniendo las calidades dichas, y siendo el trecho que se ha de guardar tan corto que no podrian combatir con mas gente por de fuera que la que podrán llegar á la defensa por dentro.

En lo de la habitacion para lo que está dicho, se ha de hacer cuenta que están en campaña y usar de pabellones y ranchos y de las otras cosas de que se acostumbra valer en campaña, que los enemigos no ternán mas poblado que ellos, tanto mas no pudiendo tener sus galeras en el puerto donde las tuvieron despues que ganaron á San Telmo sino muy lejos de su alojamiento, y con mucha descomodidad de los que estarán en tierra.

El agua, segun la relacion se ha hecho, en San Telmo

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