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ni pudiendo defender los Reales sin gran dificultad, huyeron acceleradamente. Pero al otro año (564. de Roma, 190. antes de Christo) recogiendo nueva gente venció à los Lusitanos matandoles diez y ocho mil, y cogiendo à tres mil y trescientos: con cuya total derrota se apaciguaron las Españas, aunque por poco tiempo: pues à los tres años ya hallamos en armas à los Lusitanos y Celtiberos, segun menciona Livio lib. 39. cap.6. y en el cap. 21. refiere, que Cayo Atinio venció en tierra de Asta (esto es, junto à Gerez de la Frontera) à los Lusitanos muriendo luego el Pretor, herido en la toma de Asta.

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155 Al punto vinieron nuevos Pretores C. Calpurnio, y L. Quincio, los quales juntando sus fuerzas, pasaron à la Carpetania, entre Toledo y Hippona, donde estaban los Lusitanos y Celtiberos, y empeñados unos y otros en la batalla despues de algunas escaramuzas derrotaron los nuestros à los dos Egercitos Romanos, dejando muertos à cinco mil, con cuyos despojos se armaron pero no siguiendo los vencedores à los vencidos, tuvieron estos lu

gar de desamparar sus Reales, retirandose por la noche en silencio, de suerte que los nuestros salieron por la mañana à buscar al enemigo, y se hallaron sin contrario en el campo, con lo que destrozando quanto el miedo obligó al enemigo à abandonar, se arrimaron pacificos al Tajo, hasta que reclutando nuevas fuerzas los Romanos volvieron à buscarlos, deseosos estos de resarcir la ignominia con que havian huido, orgullosos aquellos con el reciente triumpho. Unos y otros acometieron con braveza los nuestros penetraron hasta el medio donde estaba la fuerza de las Legiones, llegandolas à poner en tal aprieto, que envió el Pretor dos Legados à exhortarlas sobre que en ellas estribaba la Victoria: que si movian el pie, no solo perdian à España, y no verian mas à Italia, sino que ninguno del Egercito repasaria el Tajo. Armaronse todos del ultimo valor: los Pretores se metieron en persona por costados del Cuneo que formaron los nuestros los Centuriones avergonzados de ver à sus Gefes en los mayores riesgos, instaban à los Alfereces à mover los Estandartes,

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que

que sin detencion siguiesen Jos Soldados: los Caballeros Romanos se vieron precisados à dejar los Caballos: agregóseles la quinta Legion: concurrieron todas las tropas que pudieron : acometieron estrecharon, vencieron. De los Lusitanos y Celtiberos no se salvaron mas que quatro mil, siendo antes mas de treinta y cinco mil, segun Livio, (1) por lo que al punto fueron Legados à Roma, para que se diesen gracias à los dioses por tan gran Victoria: y en el año, siguiente (569. de Roma, P. Claudio, & L. Porcio Coss.) triumpharon en Roma los dos Pretores expresados de Lusita nis & Celtiberis, como refiere Livio. (2)

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156 Quebrantados mas que pacificados, con aquel destrozo los Lusitanos, fueron prosiguiendo en su modo de vida belicosa con algunos adversos sucesos, aunque no sobresalientes hasta el año 575. de Roma, en que ya havian padecido una derrota por el Propretor L. Postumio Albino, pues triumphó en Roma en el citado año de Lusitaneis, como vemos en las Tablas Triumphales de Panvinio. (3)

157 No les sucedió asi à los Pretores Manlio y Calpurnio, los quales fueron vencidos por los Lusitanos con muerte de seis mil Romanos, teniendo los Lusitanos por Capitan à uno que Apiano llama, Punico, (4) el qual ensalzado con esta Victoria, y uniendose con los Vettones, bajó has ta los Bastulos, à saquear a los aliados con los Romanos:, pero muerto de una pedrada en la cabeza, y sucediendole otro, llamado Cesaras, fue vencido por el Pretor Mum-, mio (que con gente acababa de venir de Roma). Siguió, Mummio à los vencidos: pero viendo estos, que venía desordenado, revolvieron sobre él con tal acierto

que matando à nueve mil recobraron sus Reales, apoderandose de los del Enemigo, con muchas armas, y banderas, que llevaron por la Celtiberia, en ostentacion de su triunfo, y ludibrio de los contrarios.. Mummio, recogiendo cinco mil hombres que le quedaron, procuró atrincherarse sin atreverse à mover, hasta que perdiesen el miedo de tan gra ve derrota y entonces, vien, do que sus enemigos camina

(1) Lib.39. cap.31. (2) Cap.42. (3) Pag. 100. (4) Pag. 286.

,

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ban conduciendò parte de la presa, los acometió de improviso, apoderandose de lo que llevaban, con la muerte de muchos.

158 A este tiempo los Lusitanos de la otra banda del Tajo salieron contra los Cuneos, socios de los Romanos, y se apoderaron de la gran Ciudad Conistorgis, atreviendose à pasar el Estrecho para saquear à los Africanos, y aplicandose otros à sitiar à la Ciudad , que Apiano llama Ocila. Entonces Mummio, aumentadas ya sus fuerzas, dió sobre ellos con tan notable esfuerzo, que mató à quince mil, y cargando luego sobre los que conducian la presa, no quedó vivo ninguno de ellos por lo que entró con triumpho en Roma en el año 601. de su fundacion (153. antes de Christo) como se lee en los Triumphos de Panvinio.

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amor; se rebelaron, luego que Atilio se retiro à invernar, y sitiaron à unos subditos de los Romanos, en cuyo socorro vino el sucesor de Atilio, llamado Galba, con tanta acceleracion, que en un dia y una noche hizo caminar à la Tropa quinientos Estadios, esto es, quince leguas y media; y sin descansar se echó sobre los enemigos haciendolos huir: pero teniendo la imprudencia de seguirlos, y advirtiendo los Lusitanos el desorden y poco aliento con que caminaban (pues era mucho el cansancio) procuraron ellos descansar por veces, y formando un cuerpo, dieron sobre los Romanos, quitando la vida à siete mil. Huyó Galba con la Caballería que tenia al lado, à la Ciudad de Carmelis, donde otros se havian refugiado, y todos se fueron à invernar à los Cuneos.

160 Al mismo tiempo Licinio Lucullo (que por maldad propria, y avaricia insa

159 Atilio sucesor de Muminio, quitó la vida à setecientos Lusitanos , y asociable, hizo guerra à los Valando su máxima Ciudad, llamada Oxthrace, se rindieron con el terror los comarcanos, entre los quales eran algunos de los Vettones. Pero como toda la sugecion provenia de la mayor fuerza , y no de

ceos) se hallaba invernando en la Turdetania , y dando contra los Lusitanos, hizo en ellos, y en su Region, gran destrozo. Galba logró lo mismo por su parte de suerte que estrechados los Lusitanos,

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prometieron à Galba guardar mató à muchos, estrechando

19

los tratados quebrantados contra su antecesor. El Pretor convino dolosamente, compadeciendose de la esterilidad de sus campos, à que atribuía sus latrocinios y que por tanto les daría buenas tierras en tres territorios opulentos, que les señaló. Creyeronle los nuestros y haciendoles soltar las armas, como que ya eran amigos, cometió la vileza de pasar à cuchillo à los tres separados campos desar mados, sin que unos supiesen de otros lo que en lugar de aumentar el partido de los Romanos, agravó la guerra, por el horror que causó aquella maldad en todos los que pudieron evadirse, entre los quales uno fue Viriato, cuya guerra empezó de este infaus-, to principio, y llegó à ser muy funesta à los Romanos.

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à los demas en un sitio, donde no pudiendo salir, ni subsistir por falta de alimentos, trataron de someterse, enviando Legados, con ramos de Oliva para el ajuste. Viriato, uno de los sitiados encendió los animos, poniendolos à la vista la perfidia de los Romanos, y que si querian librarse, encontraria modo de sacarlos. Sonó bien la propuesta à los que eran tan amantes de la libertad: eligioronle por Capitan: y ordenandolos à todos en forma de batalla, les previno que al verle montar en el caballo, se retirasen todos acceleradamente por diversos caminos à la Ciudad de Tribola, esperandole alli. A este fin puso en la frente del Egercito à mil Soldados escogidos: y montando él en su caballo, huyeron los demás, pudiendo con su astucia y valor ocupar por dos dias al Enemigo, ya huyendo, ya haciendole cara de suerte que conociendo estarian ya en salvo sus compañeros, se retiró velozmente por la noche, sin poder ser seguido de los Romanos: accion que aumentó dignamente la fama de Viriato entre los suyos, mereciendola entre todos los extraños.

162 Vetilio persiguió al gar aquellas infamias : pero enemigo, pasandose ácia Tribola pero ardidoso Viriato dispuso una emboscada, de que saliendo los Soldados por la espalda del enemigo, y retrocediendo Viriato à la frendestrozaron à los Romanos, cogiendo al mismo Pretor, à quien un Soldado, viendole anciano y grueso, le mató por desprecio. Quiso el Questor de Vetilio vengar la deshonra y aunque reclutados cinco mil sobre su gente, fue à buscar à Viriato, le salió tan mal, que ni uno quedó vivo de quantos se le pusieron por delante. - 1

163 No fue menos infeliz el sucesor Plaucio, que vino de Roma con diez mil infantes, y mil y trecientos de à caballo: pues fingiendo Viriato que huía, y siguiendole quatro mil, dió sobre ellos, dejando pocos vivos. Casi lo mismo sucedió luego , queriendo Plaucio resarcir aquel daño pues fue tan destrozado, que al medio del verano se retiró el Pretor à los quarteles de invierno sin atreverse à volver à salir. Vino de Roma con gran aparató de guerra Claudio Unimano à ven

(1) Lib. 5. cap. 4.

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las aumentó, perdiendo su
Egercito, que éra lo mas so-
bresaliente de los Romanos, y
Viriato coronó los montes
con las Insignias que les qui-
tó, poniendolas alli por tro-
pheos, como afirma Orosio,
(1) y añade, que encontran-
dose una partida de Lusita-
nos con otra muy superior
de Romanos, y vencidos es-
tos, sucedió que retirando-
se los Lusitanos, cayó uno de
los que iban à pie, en una par-
tida de enemigos de à caba-
llo: y sin acorbardarse, mató
de una lanzada el caballo de
uno, y al Ginete le cortó la
cabeza con un solo golpe de
la espada: lo que atemorizó
tanto à los
tanto à los demás Roma-
nos, que como atónitos let
dejaron ir burlandose de ellos
con desprecio y sin vengan-
za de parte de los insultados.

164 Venció tambien Viriato al Pretor C. Nigidio, como se escribe al fin del libro de Aurelio Victor, intitulado de Viris illustribus, que anda publicado bajo el nombre de Cornelio Nepos, de Suetonio, y de Plinio el menor: del qual Pretor Nigidio habla la piedra de junto à la Ciudad

de

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