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y esto era necesario , para verificar la repeticion. Las palabras son en el dia diez: In Hispania civitate Almeri S. Eulalia Virginis & Martyris. En el dia doce: In Hispania civitate Almeria Eulaliæ Virginis: donde se vé una misma Ciudad, y un mismo nombre en la Santa: y como no huvo en un Pueblo de España dos Eulalias Virgenes y Martyres en los dias diez y doce de Diciembre; consta ser una misma repe

tida.

32 Esta repeticion no solo se hizo en el nombre de la Santa, sino en el nombre de la Ciudad, que una vez se escribe Almeri, y otra Almeria, errando ambas veces la voz de Almeria, en lugar de Emerita. La razon es, porque aunque Florentinio conoció y mencionó la Ciudad de Andalucia, llamada Almeria, con todo eso le faltó advertir, que esta voz es muy agena de los Martyrologios Geronymianos, en los quales no se pudo escribir tal nombre, por no haverle en el mundo hasta el tiempo de dominar los Saracenos en España: y asi alli hay yerro, como en el Martyrologio Richenoviense donde se lee Emertiæ: todo lo qual debe

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corregirse por los demás antiquisimos documentos, que escriben Emeritæ, ò civitate Emerita.

33 Del modo que erraron en repetir la Ciudad (pues ni en Mérida, ni en otra Ciudad huvo dos Eulalias con un dia intermedio): asi tambien erraron en poner segunda vez el nombre de la Santa en el dia doce. El motivo original del yerro provino (si no me engaño) de que confundieron las dos Eulalias de España (pues como se mostrará, al hablar de la Iglesia de Barcelona, no se puede negar, que tuvimos dos Eulalias). El dia de la una es el diez de Diciembre: el de la otra el doce de Febrero: y tomando el doce de ésta con el mes y Ciuadad de la otra, formaron una Eulalia nunca vista.

34 Esta sospecha se autoriza por el Martyrologio de Beda (no el vulgar que anda en sus obras, el qual es Adoniano, sino por el genuino), donde vemos, que en el dia diez de Diciembre pone à Santa Eulalia de Barcelona, sin mencionar à la de Mérida en aquel dia, ni en el doce del mismo mes, ni en el doce de cede Febrero (cuyos dias no tienen Santo alguno en Beda ):

IV. idus. Natale S. Eulalia IV.idus. Virginis in Barcelona civitate, &c. Lo mismo hizo Rabano en su Martyrologio, poniendo aquellas palabras en el dia diez de Diciembre (aunque añadió en el doce de aquel mes à la de Mérida). Consta pues, que la Eulalia de Barcelona se equivocó con la Emeritense, dando à aquella el mes y dia de ésta y à la de Mérida la dieron el dia doce de la Barcinonense: y como la Emeritense padeció en Diciembre, resultó aplicarla el doce de este mes, por confusion de las dos, por inversion de meses y de dias, y por commutacion de Ciudades. Poniendo pues un Escritor à una Eu lalia en el diez, y à otra en el doce, resultó la repeticion de la Emeritense: siendo cierto que no murió en dos dias, sino en uno que no padecieron dos Eulalias en una misma Ciudad, sino en diversas: que las dos Españolas no murieron en un mes, sino en meses distintos y asi está claro el yerro, y que éste provino por confundir à las dos Eulalias de España, equivocando meses, dias, y Ciudades.

35 Finalmente advierto, que por el Turonense consta, que la fiesta de la Santa se ce

lebraba en Mérida por Diciembre, à quien (como San Leon en sus Sermones) llama mes decimo, empezando el año Eclesiasticamente por Marzo: y aunque dice medio jam mense, no se entiende el medio en rigor, sino usualmente, sin reparar en cinco dias de diferencia. La razon es, porque ningun documento la coloca en el dia 15. ni despues asi habló sin escrupulo, en modo familiar: porque para el milagro que refiere, de florecer los arboles en la festividad de su pasion, no necesitaba determinar el dia, sino expresar el mes de Diciembre, que estaba ya abanzado al tiempo de la fiesta, esto es, en el dia decimo.

y

36 El culto, y fama de nuestra Santa se conoce por los muchos testimonios con que se halla autenticada su memoria en Naciones diversas, desde poco despues de su triumpho: lo que prueba la excelencia de su martyrio, quando tan presto se propagó su nombre por el mundo. Africa la celebra en su antiquisimo Martyrologio de Carthago, en que colocaron pocos Santos. Italia en su Martyrologio pequeño, el mas antiguo de los que tenemos de No 2

Ro

Roma. Francia publíca en sus Escritos la fama que alli tenia nuestra Santa, como nos manifiesta el Turonense referido en el cap.9. num. 22. Fortunato en el lib. 7. Poema 7. Eulalia Emerita tollit ab urbe caput... Adon, Usuardo, &c. Inglaterra, por medio de San Al-delhelmo en el libro de Laudibus virginitatis, cap. 25. escrito en el siglo septimo. Alemania, en varios Martyrologios antiquisimos, y en los de Wandelberto, y Rabano, tomandolo unos y otros de las Actas formadas en España.

37 El pricipal culto de la Santa fue en su Templo de Mérida, erigido poco despues de su martyrio, segun digimos en el cap. 9. desde el num. 14. Alli se ostentaba Dios maravilloso en su Santa, favoreciendo à los que imploraban su patrocinio con fé y devocion, y castigando à los que la despreciaban. De ambas cosas tenemos calificacion en documentos autenticos antiquisimos: pues la proteccion à sus devotos la testifica en el Siglo quarto Prudencio, diciendo en su hyinno:

Populosque suos Carmine propitiata fovet.

38 Lo segundo, de castigar à los irreverentes, se halla autenticado en el Siglo quinto por el Obispo Idacio, que en su Chronicon refiere, sobre el año 429. el desprecio que el Rey Suevo Hermigario hizo de la Ciudad de Mérida con injuria de nuestra Santa; lo que al punto vengó el Cielo, precipitandole en el rio Ana cerca de la Ciudad: Haud procul de Emerita, quam cum Sanctæ Martyris Eulalie injuria spreverat... in flumine Ana divino brachio præcipitatus interiit. Ouro suceso

perpetuado en el mismo Escritor, es del año 456. en que afirma haver pretendido el Rey Godo Theudorico saquear la Ciudad de Mérida: pero Santa Eulalia en cuya proteccion estaba la Ciudad, le contuvo aterrandole con porten

tos.

39 En el siglo sexto, continuando la Santa en la tutela de sus devotos, se manifestó gloriosa contra el Rey Leovigildo, que havia desterrado injustamente al Prelado de Mérida Masona: en cuyo lan ce, no solo atendió la Santa

al

al consuelo de su Siervo, apareciendosele en figura de Paloma; sino que castigó visiblemente al Rey, pidiendole que la volviese el Prelado,, como referimos con Paulo, Emeritense en la Vida de Masona. Alli mismo vimos, que en Mérida con las Reliquias de la Santa se guardaba la túnica, que Leovigildo codiciaba para su Iglesia de Toledo: y asi sabemos , que con el cuerpo recogieron los Christianes su vestido. Al medio del Siglo septimo fue à visitar el Templo de nuestra Santa en Mérida el glorioso San Fructoso, que despues ascendió à la dignidad Episcopal de Dumio, y de Braga: y haviendo cumplido alli los deseos de su fervorosa devocion con la Santa, le concedió Dios los efectos de sus votos, como afirma el Escritor de su Vida, cap. 2. Dum... provinsia Lusitania eximiam urbem Emeritam, ob desiderium egregiæ Virginis EULALIE, peteret, quatenus inibi sacra vota mentis suæ sa cratissimis cordis sui affectibus persolveret, fusis in conspectu Dei dulcifluis precibus, perceptisque Domine Je su Christi largiflua pietate postulationis effectibus &c.

Y

40 Lo demás que pertenece à la Iglesia de la Santa en Mérida, se propuso en el capitulo. 9. donde nos remitimos. Fuera de alli tiene tambien gran culto en Ermitas, Iglesias, y aun lugares enteros, que recibieron el nombre de la Santa, que vulgarmente suele pronunciarse Santa Olalla, y por tanto llaman asi à los Pueblos, en Asturias, Portugal, Estremadura, Reyno de Toledo, &c. y ya digimos en el lugar citado, que, havia en el Arzobispado de Toledo un Monasterio de Santa Eulalia, cuyo Abad concurrió al Concilio undecimo.

DEL SITIO DE LAS Reliquias de la Santa.

41 En la Iglesia extra mu ros de la Ciudad de Mérida, en que descansaban y se veneraban las Reliquias de su titular Santa Eulalia, perseve raron por todo el tiempo de los Reyes Godos, esto es, hasta el Siglo octavo, en que con la entrada de los Saracenos empezaron à turbarse las cosas de la Iglesia de España, y tambien las que pertenecen las Reliquias de nuestra Santa, pues hoy es dificultoso resolver el sitio donde paran, à causa

de

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de los diversos dictamenes que
hay sobre la materia.

cuerpo y decimos
que no
se introdujo la fama de la Eu-
lalia Barcinonense, por haver
sido trasladado à Barcelona el
cuerpo de la de Mérida en la
entrada de los Saracenos.

42 Oviedo afirma, que
su Iglesia es la que goza de
este sagrado cuerpo. La Galia
Narbonense se goza de ser
ella la posesora en la Ciudad
de Elna. Mérida alega docu-
mento del fin del Siglo ca
torce, en que se ve lo persua
dida que estaba entonces la
Ciudad de tener alli el cuerpo
de su gloriosa Patrona. Y à
estas tres opiniones puede aña-
dirse otra de Tilemont el
qual excitó là duda de si por
haber sido trasladada nuestra
Santa à Barcelona, se intro-
dujo la especie de una Santa
Eulalia en Barcelona.

43 Entre esta variedad, qué podremos establecer? Pero ya que sea dificil afirmar cosa cierta; à lo menos se pueden examinar los fundamentos, para ver lo que hace mas fuerza. Empiezo por lo ultimo, à causa de que esto me parece lo mas importante, pues se ordena à negar, que huviese dos Eulalias y aun que esto derechamente pertenece al Tratado de la Iglesia de Barcelona; con todo eso conviene tocarlo aqui, por lo que mira à la traslacion del

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44 La razon es, porque antes de acabarse el imperio de los Godos, rezaba España de dos Eulalias, como vemos en el Oficio Gothico: pues aunque Tilemont no defiere bastante autoridad à este Oficio (sin haverle visto, segun confiesa) (1), tengo por cierto se guió por el comun sentir de los Extrangeros, que viendo en el Kalendario Muzarabe muchas fiestas modernas, creen no ser antiguos los Oficios proprios de aquel rito: lo que no es asi: pues el corto número de estas fiestas, todas de Santos antiquisimos,' publíca que los Muzarabes no metieron la mano en formar de nuevo algun Oficio: porque (como se ha notado desde el Tomo III.), si huvieran tenido por licito introducir algun Oficio proprio, que no estuviese admitido en tiempo de San Isidoro, quién se persuadirá, à que huviesen omi-' tido el Rezo de S. Isidoro', de San Ildefonso, y el de otros

San

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