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CAPITULO XII.

267

DE LOS SANTOS EMERITENSES.

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presan el nombre de su Padre, diciendo, que se llamó Libe rio, y que era del estado Senatorio, lo que Prudencio no declaró en su hymno, porque atendió principalmente à la gloria de los triumphos, sin expresar todas las individualides de la historia, que propondremos segun los mencionados documentos, siguiendolos en lo que si no se halla declarado en Prudencio, tampoco tiene cosa que le contradiga.

SANTA EULALIA,
Virgen y Martyr.

3 El nombre que la pusiéron sus Padres, es griego, correspondiente en nuestro idioma à buena lsqüela:y aunque en España eran frequen tes los nombres de los Grie gos, aqui puede entenderse particular providencia, por lo bien que con el nombre sa adequó la realidad de lo que habló la Santa en edad tierna confesando la Fé delante de Tirano. Su crianza correspon dió no solo à la nobleza y es Los plendidez de sus Padres, sin sex- à la Religion que pn fesab

2 En el año de 292.ò en el antecedente, nació en Mérida, para gloria de Dios, credito de la gracia, honra de España, y lustre de la Iglesia Catholica la Virgen Santa EULALIA. Sus Padres fueron de familia muy ilustre, y rica, segun contextan los Santorales Mss. y Breviarios antiguos, correspondiendo al hymno de Prudenci que en el verso 108 del ling

mi

nobleza

LI 2

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la qual era la Christiana, como prueban todas las circunstancias. Escogieron sus Padres un Presbytero, llamado Donato, el qual, à modo de Capellan, sirvió à la niña de Maestro en la Do&trina Christiana, enseñandola los mysterios de Fé, è imbuyendola en las máximas dignas de un Sacerdote, sobre el temor y amor de Dios, y sobre el menospre cio de las cosas mundanas.

4 La niña oyendo las finezas con que elRedemptor del mundo manifestó à los hombres su infinita caridad, se fue enamorando del celestial Amante, en tanto grado, que creciendo el amor mas que la edad, deseó morir por el Amado, antes de vivir para el mundo. Aquel fuego de lo eterno, que cada dia se iba encendien do en sus entrañas, la hizo despreciar todo lo perecedero. Era niña, y no gustaba de juegos. Era doncella , у по cuidaba de parecer bien à los hombres. Era rica, y no queria joyas. Era en fin muger, noble, opulenta, y agraciada, y despreció las galas, los festines, las bodas. Dedicó à Dios su cuerpo, para darsele mas con toda el alma. Su conversacion era mucho mas séria, no solo que la de otras de

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su edad, sino que la de muchas ancianas. Su modo de andar correspondia à la gravedad de su mente, mas juiciosa que lo que podian prameter sus tiernos años, y mas admirable, por sobrepujar en ellos à las canas.

5 Este conjunto de prendas en una niña, precisamente havia de arrebatar la atencion de los Padres. Tampoco la vehemencia del amor al celestial Esposo podia estár oculta en quien tanto le amaba. Conocieron pues los Padres, que la hija se arrojaria intrépida à las llamas, si llegaba ocasion de que el Tirano intentase perseguir su constancia: y como en efecto publicaron, los Emperadores, Diocleciano y Maximiano persecucion general contra los Christianos en el año de 303. dispuso el Padre de Eulalia resguardar à la hija, por el amor natural de tan estrecho parentesco, y por la amabilidad, que sobre la naturaleza añadia la gracia.

6 Envió Liberio à su hija fuera de la Ciudad à una posesion, que los Santorales dicen estaba casi treinta y ocho millas de Mérida (ò nueve leguas y media de alli), en los confines de la Betica, al qual

lu

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lugar nombran Pontiano
cosa semejante: pero de nin-
gun modo conserva vestigio
dónde estuvo, por no haverle
mencionado los Geographos:
y si realmente distaba nueve
leguas y media de Mérida, en
los fines de la Betica, ò en sus
confines; es preciso decir que
estaba rio abajo,ò rio arriba:
porque siendo el rio limite de
la Betica, no podia caer Pon-
tiano en los fines de esta Pro-
vincia, y estár muy distante
de Guadiana. Por tanto no se
puede recurrir à sitio muy re-
tirado de Mérida por el Nor-
te, ni por el Mediodia: pues
aquel era Lusitania, y éste Be-
tica, ambos apartados de con-
fines.

por saberse que caminaba con paso accelerado, y con buena guia, como luego diremos.

8 En esta Granja, pose sion, ò Villa, estaba retirada Ja Santa, no por propria elec cion, sino por disposicion de su Padre, que conociendo bien los deseos con que la hija suspiraba por el Martyrio, la apartó de la Ciudad: y como no podia tenerla sola, quando la procuraba divertir, es preciso decir que la acompañaria gran parte de familia, con recreos, y diversiones, segun correspondia à la opulencia del Padre, y à sus intentos! Entre aquella familia refieren los Santorales y Breviarios an tiguos à una doncella, llama da Julia (de quien hablaremos despues), y à un Varon, de nombre Felix, à quien dán el titulo de Confesor, como que tuvo la dicha de haver confesado la Fé ante el Tirano. Con estos y los demás de la familia estaba Eulalia en su Granja, retirada del mundo, si mucho con el cuerpo, mas con el espiritu, porque toda" su conversacion era en el Cielo, teniendo el alma donde es-!

17 Lo unico que sabemos de cierto es lo que escribe Prudencio, que era casa de cam po distante de la Ciudad: Abdita rure, & ab urbe procul, v. 38. y que saliendo de alli la Santa por la noche anduvo muchas millas antes de salir el Sol, caminando ligera [v.61.] Esto supone que havia distancia considerable: pero capaz de ser vencida por una doncella de doce años en una noche y una madrugada, por estaba su amor, mas que donde pacio de cosa de nueve horas: animaba. lo que no desdice de las nueve leguas y media referidas:

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9 Supo en fin la persecucion que el Pretor movia con

tra

tra los Christianos en Mérida, publicando edicto sobre que todos acudiesen à sacrificios públicos, en que ofreciesen à los dioses incienso, echando le por su mano en el fuego, ofreciendo el hígado de los animales, y añadiendo sal segun costumbre. Esta supersticion sacrilega commovió el corazon y las entrañas de la Santa doncella, abrasandola en zelo de la Fé de su Esposo; y deseando vindicar su honor con un triumpho admirable, determinó presentarse al enemigo. No contaba entonces mas que doce años de edad: pero como toda la gloria havia de ser de su Esposo, convenia que no huviese dilacion, saliendo desde luego à la batalla el sexo fragil en el vaso mas tierno, una muger contra un hombre, una niña desar mada contra un Capitan revestido del orgullo y del poder.

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triumpho à los mas fuertes. Salióse de noche de la casa, sin ser sentida de los que pretendió resguardarse. Era de noche, pero caminaba como si fuera de dia, porque los Angeles la iban alumbrando, al modo que condugeron al Pueblo Israelitico con la Coluna de luz, pues unos y otros se enderezaban à la tierra prometida, volviendo las espaldas à la Idolatría, Iba à pie, pisando el mundo mas no siempre la tierra, porque à veces pisaba las espinas y las piedras, que hacian asperisimo el camino para una doncella delicada, pero amable para quien iba à despreciar la vida,

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11 Llegó en fin al campo de la lucha, y animosa è intrépida con el exfuerzo infun. dido por el Cielo, desafió al Presidente, presentandose en su mismo Tribunal, y puesta en medio de los Ministros armados de las insignias de justicia, habló asi: Decidme, » qué furor es el vuestro en » pretender la perdicion de las » almas, haciendo que los co» razones con pródigo y sa

crílego desperdicio de sí mismismos se postren à las pie» dras labradas, y nieguen al »Dios unico verdadero? Si

»venís, ò miserables, à des» cubrir Christianos, aqui me » teneis à mí. Yo soy decla» rada enemiga de los ritos » sacrilegos con que sacrifi» cais à los Demonios. Yo pon"go debajo de mis pies los » Idolos, y en mi pecho y la"bios à Dios, creyendole con creyendole con » el corazon, y confesandole » con la boca. Isis, Apolo, Ve. »nus, y el mismo Empera» dor Maximiano, no son na» da aquellos , porque no » tienen mas ser, que el que » les quiso dar la mano del » Escultor: éste, por adorar » la obra de los hombres : frívolos unos y otros todos »nada. Maximiano con todas "sus riquezas, adorador de » piedras, rinda por sí su ca» beza à sus Idolos; pero por » qué maltrata à los Christia» nos? Cierto que teneis bue» na guia! Un excelente árbi, »tro! El que bebe la sangre » de inocentes: el que suspira » por los cuerpos santos: el » que despedaza las entrañas » piadosas: el que gusta de » molestar la Fé. Date pues » prisa, verdugo: quema, cor» ta, divide los miembros de » barro. Facil es romper una » cosa fragil: pero no será la » fuerza del dolor capaz de » commover el animo, Asi ha

bló Eulalia, ò asi habló Dios por boca de una niña.'

12 Irritado con tan animo→ sa confesion el Pretor, mandó prender à la intrépida doncella, y que descargasen sobre ella exquisitos tormentos, à fin que conociese la realidad de los dioses, y que no era vano el imperio del Principe. Pero primero (dijo) quisiera, ò fiera niña, sanar tu maldad Repara en los muchos gozos que te ofrece el deleite, y de que te privas. Tu casa arrui nada llora; la nobleza de tu familia gime acongojada de verte marchitada flor, quando estás à la vista del dote y des→ posorio. No te mueve la os tentosa pompa del tálamo, ni la venerable ancianidad de tus padres à quienes temeraria de bilitas? pues aí vés preparados los instrumentos de un mi serable fin. O la espada cor tará tu pescuezo, ò las fieras. despedazarán tus miembros, ò entregada al humo y fuego de achas encendidas serás resuelta en cenizas, hecha llanto miserable à los tuyos. Pero qué te cuesta,ò qué tra→ bajo hay, en librarte de estos infortunios? Solo con que te reduzcas à tocar con los tres dedos superiores de la mano un poco de sal y de incienso,

te

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