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prevenir el motivo de introducir de repente en el castigo al que nunca sonó en la culpa? Qué hizo éste Nardacio, ò quando tuvo lugar de encarnizarse contra Prisciliano, si en el ultimo viage desde Bourdeaux à Treveris, vemos que le siguieron Itacio y Idacio? Quién nos quita de en medio repentinamente à Idacio, substituyendo otro nunca oido, à quien pone castigado, sin mencionarle reo?

49 Esta razon bastaba para no admitir el nombre de Nardacio, ni Ursacio, y conservar los de Itacio y Idacio en los dos Obispos excomulgados por el exceso de la acusacion. Pero se acaba de convencer por el texto dado de S. Geronymo, donde despues de la muerte de Prisciliano vemos nombrado à Idacio con Itacio como Actores del suplicio, sin que entre la variedad de ediciones que desfiguraron los nombres, haya alguna que refiriese à Ursacio, ni à Nardacio: luego estos deben reputarse desfigurados: y decir que en Prospero se corrompió el Ursacio (siguiendo luego aquella voz S. Isidoro) como

en Sulpicio el Nardacio: y quedarnos en el lance del castigo de los acusadores con los mismos nombres de Idacio y Itacio, que hallamos en los perseguidores.

50 Fue 'pues nuestro Idacio privado, como Itacio, de la comunion de los Fieles, y no huvo necesidad de privarle de la Sede, porque conocien→ do su exceso, depuso voluntariamente el honor. Este humilde conocimiento y la anticipacion en la penitencia, le libró de la pena del destierro, que fue aplicada à Itacio, pues S. Isidoro no refiere el destier⚫ ro mas que en Itació. Sulpicio dice con expresion, que Idacio fue menos nocivo que el compañero compañero, y que con todo eso renunció espontaneamen te la dignidad.

SI Hasta aqui es laudable la penitencia de Idacio: pero Juego la desairó: pues mal persuadido de otros, ò suge riendole el enemigo el mal -egemplo de su antecesor Marcial, prétendió volver à ocupar la Sede, que havia renunciado. Asi lo expresa Sulpicia (1). No prosigue el Santo en continuar los sucesos:sy

(1) Licet minus nocens, sponte se Episcopatu abdicaverat: Sapienter id, Derecunde, nisi postea amissum locum repetere tentasset.

asi

asi tampoco podremos exponer las consequencias, por no haver documentos. Parece lo mas creible, que muriese Idacio privado del honor, como quien estaba removido de la comunion de los Fieles desde el año 389. en que Prospero refiere aquella pena; haviendo sido muerto en el año antes el Tyrano Maximo, que los protegia. Vivian pues Itacio y Idacio en el año 389. El primero murió antes del 392. y éste parece mas antiguo que Idacio: pues firmó primero en el Concilio de Zaragoza, por no estar introducido todavia el fuero de que el Metropoli tano precediese fuera de su Provincia à todos los comprovinciales, si no hay yerro en dos nombres, ò en el orden. Desde el año de 379. en que fueron Consules Ausonio y Olybrio ya hallamos en el Chronicon de Prospero la heregía de Prisciliano: y como Idacio empezó desde luego à perse-guir à los que le seguian, consta hallarse presidiendo en Mérida antecedentemente. Igno-rase lo que vivió despues del -año 389. en que fue privado de la comunion de los Fieles: peiro sabemos que mas de diez eños antes se hallaba Prelado

Emeritense, persiguiendo à los Priscilianistas desde su origen, esto es, desde el año 379. con lo que viene bien la Chronología del Concilio I. de Zaragoza, colocado en el año de 380. esto es, en el año despues de fraguar Prisciliano su heregía: porque en aquel año primero se empezó à propagar, y a ser perseguida por ser perseguida por Idacio: pero no pudiendo ser apagada por éste, se juntó en el año siguiente el Synodo en que leemos los nombres de Idacio y de Itacio. Asistió tambien Idacio con Itacio al Concilio Burdigalense, donde fueron de orden del Tyrano Maximo los hereges: y desde alli pasaron unos y otros à Treveris, como expresa Sulpicio en las palabras dadas: segun las quales se vẻ la ligereza con que procedió Moreno de Vargas, quando repitió, que desde el Concilio de Zaragoza no volvió Sulpicio à nombrar mas à Idacio, sino à Itacio: lo que es falso: y por lo mismo se arruina quanto quiso edificar sobre aquel fundamento.

52 Otra especie apunta alli en orden à que éste Idació tuvo por sobrenombre el de Claro, alegando para ello à Sulpicio, en cuyo nombre po

ne

ne (1) ad Idacium, cognomen-
to Clarum Emeritæ ætatis Sa-
cerdotem refert. Pero esto prue-
ba la poca exactitud en consul-
tar las Obras de los Escrito
res en sus textos: porque en
Sulpicio no hay tal sobrenom-
bre de Claro y si le huviera,
debiera Moreno haver aplica-
do à éste su Idacio la Obra,
que contra Prisciliano escribió
Itacio el Claro (segun S. Isi-
doro) lo que no se atrevió à
asegurar (aunque lo apuntó
diciendo que el escrito contra
Prisciliano era del Idacio de
Lamego: cosa muy descami-
nada, como se propuso en el
Idacio Ilustrado: pues aquet
escrito fue de uno de los acu-
sadores de Prisciliano, exco-
mulgado por el exceso en su
persecucion y esto no pudo
convenir al Idacio, que llaman
de Lamego, el qual escribió
mas de ochenta años despues
de morir Prisciliano, en el de
469. Convino pues à uno de
los dos perseguidores, de que
hemos hablado: y éste fue Ita-
cio de Osonoba (segun to pre-
venido en el lugar citado del
Tomo IV.) no el Idacio de Mé
rida.

53 D. Nicolas Antonio (2) atribuyó à nuestro Idacio Emeritense el dictado de Claro, y la Obra que San Isidoro aplica al de este sobrenombre, refiriendo en nombre del Santo las palabras siguientes: Idatius Hispaniarum Episcopus, cog nomento & eloquio Clarus, scripsit &c. (3) Pero si se pregunta de donde sacó el nombre de Idacio para proponerle aqui como constante, digo que no fue de las ediciones de S. Isidoro: porque teniendo yo las que se han hecho de las Obras del Santo, dos en París, una en Madrid, y otra en Colonia; todas usan en este lance del nombre Itacius, y ninguna dek Idacias. Viendo pues en Sulpicio distinguidos los nombres y personas de los dos Obispos de España, contemporaneos de Prisciliano, uno Idacio, otro Itacio; y ha llando en las Obras de S. Isidoro à Itacio (en lo que mira à la Obra contra el citado here siarca) y no à Idacio, por qué razon hemos de poner alli su nombre, y no el de Itacio?

54 El P. Andres Escoto (4) 85

puso, Itacius: y en la nota

cor

(1) Fol. 127.6. (2) En su Bibliotheca antigua lib. 2. num. 136. (3) Vease Tomo V. pag.451. (4) En la plana z. del Tomo II. de la His

pamra illustrata. (5) De la pag. 17.

corrigió, que debia leerse Idacius, alegando para esto à Sigeberto, Trithemio, y Vaseo: como si estos tuvieran mas autoridad que los Codices de las Obras de San Isidoro. Pero lo más es que en esto tuvo una grande equivocacion Escoto: pues Sigeberto (1) habla de Idacio Lemicense, Escritor del Chronicon, al qual corresponde el nombre que alli expresa de Idacio: pero este es muy diverso del Claro; como se ha prevenido, y como consta tambien por S. Isidoro, que habló de los dos como diversos. Vaseo (en el lugar que Escoto cita, del año 420.) trata expresamente del Idacio. Lemicense, (como Sigeberto) sin mencionar al Claro: y asi ambos usan bien el nombre de Idacio: pero no sirven para corregir el Itacio de S. Isidoro, con sobrenombre de Claro, porque hablan de personas distintas. Trithemio usó tambien del nombre de Idacio: pero fue porque trata del Lemicense, Escritor del Chronicon: y añadió la alucinacion de confundirle con el Claro, haciendo de los dos una persona, con un nombre, un apellido, y unos mismos Escritos. No debe pues

(1) En el cap. 18. en que le cita.

corregirse el Itacio de S. Isidoro por el Idacio de los mencionados: pues el mismo S. Isido ro en todas las ediciones de sus Obras, los distinguió bien, segun el nombre, dictados, tiempos, y escritos y asi aunque en las Colecciones de Viris illustribus se lee Idacius, hablando del Claro, debe corregirse Itacius, como en las Obras del Santo. Y de todo resulta, que el Claro, el Escritor contra Prisciliano, no fue el Emeritense: porque éste no se llamó Itacio, sino Idacio; y el Escritor no fue Idacio, sino Itacio. Fue pues el impugnador de Prisciliano el Osonobense, como se dijo en el Tomo IV. Del nuestro no podemos afirmar, que escribiese: sino que vista la muerte de Prisciliano, y conociendo lo que havia cooperado à ella; hizo dejacion de la Sede.

55 Lo que se puede añadir es, que en su tiempo se celebró el Concilio de los Obis pos Lusitanos, que menciona el Concilio primero de Toledo: porque, segun diremos al hablar de los Concilios de Mérida, es muy probable que incidió el mencionado Concilio en el Pontificado de Idacio.

Su

Sucediole en la Sede Emeritense

PATRUINO.

Desde cerca del 385. basta

cerca del 402.

56 De éste, ni de otros sucesores, no tuvieron noticia los que han escrito de Mérida, por no haver tenido presente la Epistola del Papa San Inocencio I. escrita à los Padres del Concilio de Toledo, que publicó completa el Cl. Sirmondo, y solo en ella se declara la Iglesia de Patruino, que fue Mérida; con cuyo descubrimiento se manifiesta la poca solidéz con que procedieron algunos Escritores, que por las cosas de este ilustre Prelado quisieron ensalzar à otras Iglesias.

57 Hizose famoso nuestro Obispo por haver asistido al Concilio Primero de Toledo, celebrado en el año de quatrocientos, como queda probado en el Tomo VI. Y no solo fue uno de los que concurrieron à la causa de los Priscilianistas en aquel Concilio, sino que tuvo el honor de ser el Primero de todos los Obispos que compusieron el Synodo. Por tanto fue Patruino el que los presiTom. XIII.

dió, y habló en primer lugar, al empezar la Sesion de los Canones, proponiendo como fundamento de toda la Disciplina Eclesiastica, la observancia del Santo Concilio Niceno. »Nosotros (dijo) esta"mos discordes, obrando unos "en sus Iglesias unas cosas, y "otros otras, de lo que resul»ta un genero de escandalo, que pasa à cisma. Por tanto necesitamos decretar lo que "todos observemos uniformes

acerca de las ordenaciones de »los Clerigos. Y en primer lu"gar me parece se debe poner

por fundamento lo estableci"do en el Niceno, de suerte "que nadie dege de observar "sus Decretos. A esta tan prudente y religiosa proposicion respondieron todos los Obispos, que les agradaba: mandando que si alguno, sabiendo lo alli establecido, se atreviese à egecutar otra cosa; ese tal se tenga por excomulgado.

58 Despues de tan saludable fundamento procedieron à decretar lo demas que necesitaba expresion individual, y el todo llegó à veinte Canones, que firmaron los diez y nueve Prelados del Concilio, siendo el primero de todos nuestro Obispo Patruino, cuyo nombre se escribió Patrono en las X

edi

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