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cuyo caso el Diálogo de las Lenguas habria justamente de preceder al Discurso sobre los Origenes. Don Juan Iriarte, en su aprobacion de la obra, trató tambien primero del Diálogo de las Lenguas, y concluyó hablando, como de paso, de los Origenes: sospechamos que de allí naceria la idea de querer reimprimir la obra, anteponiendo el segundo tomo al primero, idea que han seguido los editores de esta reimpresion, y que ni aplaudimos ni reprobamos, pues al fin toda la obra se reproduce; si bien aconsejaríamos al que la leyera que, respetando la voluntad del autor-colector, principiase este libro por la pág. 287, en que se abre el texto de los Origenes, los cuales, aunque no sean lo más antiguo, y por lo mismo lo más curioso, no dejan por eso de ser, en mi concepto, lo mejor de la obra. El Diálogo de las Lenguas, escrito de inmenso valor en su tiempo, es más curioso ya que útil en nuestros dias: tenía el autor sus caprichos, á que el tiempo no ha querido ajustarse; tenía infundadas antipatías, que ni en aquel tiempo ni en éste fueran justificables, ni merecen disculpa, como su aversion al céle-, bre gramático, Antonio de Nebrija, que, no por ser andaluz, dejó de saber admirablemente su lengua y otras, como muchos de su país, ilustre y rico en todo; muestra, en fin, á veces el autor del Diálogo más desenfado que fundamento. Don Gregorio Mayans, que defiende á Nebrija, sin dejar por eso de encomiar debidamente al Dialogador, sea quien fuere, se coloca en el digno puesto de la razon y de la justicia.

A la aprobacion ó censura ó dictámen de D. Juan de Iriarte precede en la primera edicion de nuestra obra otra censura de D. Manuel Francisco Rodriguez de Castro, Dean y Canónigo de la Iglesia de Santiago, papel más breve que el de Iriarte, quizá más aprovechado, no menos oportuno. La idea que da de la obra comprende en su concision cuanto puede alegarse en su elogio, y hace inútil el nuestro, que no por prolijo sería más atinado, propio y inerecido. Señala Mayans, como no podia ménos, por principal origen de nuestra lengua el idioma latino; y aunque sea punto éste ya bien averiguado, y Mayans lo trate con singular acierto, pensamos que tal vez no aparecerán impropias aquí las breves y vulgares observaciones que siguen.

Casi todos los españoles rezamos cada dia la mejor de las ora- *

ciones, obra de la sabiduría del mismo Dios, la del Padre nuestro. Dice así en nuestro actual lenguaje,-porque algunas leves diferencias ha ofrecido en tiempos anteriores: Padre nuestro, que estás en los cielos: santificado sea el tu nombre, venga á nos el tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada dia, dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentacion, mas líbranos de mal. Amén.› Casi diez y ocho siglos y medio há que fué por N. S. Jesucristo enseñada esta oracion á las turbas de Galilea; no sabemos desde qué año sería introducida en España; pero sí se sabe que entonces se hablaba en España latin, y que el texto latino del Padre nuestro dice de esta manera: Pater noster, qui es in cœlis: sanctificetur nomen tuum, adveniat regnum tuum, fiat voluntas tua, sicut in cœlo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos à malo. Desde luego se nota ser iguales en el texto latino y el castellano el verbo da, y el pronombre nos, que precede á inducas: son ademas no poco parecidos Pater à Padre, noster á nuestro, qui á que, in á en, cœlis y cœlo á cielos y cielo, nomen á nombre, adveniat á venga á, regnum á reyno, voluntas á voluntad, terra á tierra, panem á pan, nostrum, nostra y nostris á nuestro, nuestra y nuestros, hodie á hoy, debita á deuda ó deudas, debitoribus à deudores, tentationem à tentacion, libera nos á líbranos, malo á mal. La mayor parte, pues, de las dicciones contenidas en la Oracion dominical española tienen semejanza y correspondencia con sus originales ó análogas en el Padre nuestro latino. Pero hay más aún, y es que las voces del Padre nuestro español, que no ofrecen semejanza con las correspondientes en el texto de la Oracion dominical latina, la tienen con otras voces latinas, tambien aplicables al caso. Dice el texto latino qui es in cœlis; decimos nosotros que estás: pues bien, la voz estás es latina asimismo, tomada del verbo sto, cuya segunda persona del presente de indicativo dice stas, que es la misma diccion, omitiendo la e con que principia en nuestro idioma. Nuestros artículos el, le, los, la, aunque el latin no usa de artículos, están

formados sobre los pronombres latinos ille, illa, illos. El verbo en voz pasiva sanctificetur aparece vertido al español con las dos palabras, santificado sea, de procedencia latina las dos, esto es, sanctificato sit, ó sedeat, porque el subjuntivo de sedeo fué sustituido al de sum en la formacion embrionaria del español lenguaje. Lo mismo acontece con las demas palabras del Padre nuestro en el actual idioma de España, como se puede ver, trasladándolas á latin bárbaro de esta suerte, prescindiendo de declinaciones, conjugaciones y reglas gramaticales propias, como de todo esto se prescindió al ir formando del latin el idioma nuevo, que ahora es el nuestro Patre nostro, qui stas in illos cœlos: sanctificato sedeat ille tuo nomine, veniat ad nos ille tuo regno, faciat se tua voluntate ad sic in illa terra quomodo in illo cœlo. Ille pane nostro de quota die da nos ille hodie, et per-dona nos nostra debita ad sic quomodo nos alteros per-donamus ad nostros debitores. Et non nos laxes cadere in illa tentatione, magis libera nos de malo. Amen..

Tómese el texto de la Oracion del Señor en las lenguas griega, gótica, árabe, hebrea y vascuence, y se verá que solo nos ofrecen alguna que otra voz parecida á las del texto castellano: es evidente, pues, que las palabras de nuestra Oracion dominical no provienen del hebreo, del griego, del gótico, del árabe, del vasco, ni de ninguna otra lengua de las que en España se hayan hablado, sino de la lengua romana ó latina. Ahora bien, lo mismo acontece á cada paso con trozos muy extensos de nuestros libros ó de nuestras conversaciones, que dejarian fuera de duda (si la hubiese) que el idioma español de los siglos modernos se formó sobre aquel otro idioma de nuestros dueños, que dominó, en España muchos siglos ántes, mal que nos pese. Eso sí, tambien pueden citarse trozos de castellano en que abunden palabras de orígen griego y de otras lenguas, que ya no se hablan; tambien tenemos en nuestro romance porcion de voces de lenguas vivas. Los orígenes del idioma español, como los de todo idioma, pueden dividirse en antiguos y modernos: unos que obraron en su tiempo, los otros que obran hoy dia. Nacido el hombre para la sociedad, no puede evitar el roce y los efectos del roce de todos aquellos con quienes conversa; toma de unos, y da á los

otros; toma á veces cuanto le hace falta; toma á veces tambien más que necesita : recibe unas veces la ley, otras la impone. En la primitiva España hablaron varias lenguas sus antiguos habitantes, como nos enseña Mayans; entraron ó penetraron en ella turbas y ejércitos de otras naciones; la dominaron sucesivamente toda romanos y godos; dominaron gran parte de ella despues los árabes; tuvo luégo trato continuado y estrecho con italianos, americanos, alemanes, franceses é ingleses: de todos ha recibido algo su idioma, espléndida vestidura de tela romana, con adornos y recamados de muchas y diferentes naciones. El tratado de los Origenes, que reimprimimos al Sr. Mayans, nos hace ver, si no todo, mucho de lo que debemos á cada una. Desde que él lo publicó, se han hecho estudios que añaden harto á los suyos; pero contando siempre con ellos: la utilidad de la obra es siempre grande, aunque necesite de otras para completarla, complemento que todavía, para ser cabal, necesitará algunos siglos. Habiéndonos ocupado nosotros tambien en esta materia, copiamos aquí los trozos que siguen, tomándolos del discurso de contestacion al de nuestro ami80, D. Pedro Felipe Monlau, al ingresar en la Academia Española el dia 29 de Junio de 1859.

Sostiene el Sr. Monlau que el latin se habia ya vuelto castellano hacia el siglo x; faltándonos documentos extendidos en romance por aquella época, & de qué recurso nos valdremos para probar lo que el nuevo Académico da por seguro? Á falta de escritos en la lengua vulgar, á la cual, como niña entonces, no le permitian explicarse de oficio por sí, habremos de acudir á la lengua madre, caduca ya y desmemoriada, que, pretendiendo Sostener el lenguaje de su juventud gloriosa, tropezaba á cada paso con las infantiles voces de su hija, indocta, pero traviesa, de quien se veia heredada en vida. Oid, Señores, una muestra de voces pertenecientes al castellano antiguo, que se hallan en documentos latinos del siglo x (1). Acenias (aceñas), adiusso

(1) Pudiéramos principiar esta lista por el sobrenombre de Abarca, con que se distinguieron dos Reyes de Aragon, D. Sancho Garces II, que entró á reinar en el año de 905, y el hijo de D. García Sánchez I, D. Sancho García, cuyo reinado principió en 970.

(ayuso, abajo), adta (hasta), aldeola (aldehuela), alfoz, algoton (algodon), aliuba (aljuba), alongado, arretomas (redomas), azuli (azul), barbechar, barrio, barro, bellaco, bezerro y bezerros, caballeros, cabello, cabezas, camino, cárdena y cárdenas, cargato (cargado), castaniares (castañares), causas (con el significado de cosas), cerca (por cercado), cerca de, cerro, ciriales; la preposicion con, usada en la singular expresion cruces tres con plata (1); copas, coto, cubas, cuevas, cuerno; la preposicion de con artículo (de la Cueca, del Quadro); deuesa, divisa y devesa (dehesa y dehesas), eo (yo), espinazo, espinosa, ermida (ermita), fenar (henar), foios (hoyos), fueras, forcia (fuerza), ganancia, gallegos y gallegüelos, hermana, homiciero (homicida), ieguas, incrucillata (encrucijada), infanzones, ladera, lagares, lanzada, káscaras y kascarellas, lavandeiras, linares, loveros, maiuelo (majuelo), mayordomo, mantas, malandrines, manteles, Matavellosa, matera (madera), mesa, murillos, nugares (nogales ó nogueras), olivares, olmo, páramo, perales, pinzon, portales, portillo, potros, poza y pozo, prado, presa, ravanal, rávanos, realengo, rebollo, ribera, rio, saia, sernas, silos, sirgo, spolas (espuelas), tela, texera, tiendas, toro, torre, troncos, vadiello (vadillo), Valderatero, vallejo, varones, Villaexcusa, Villaverde, zapata, zancos y zumake: todas estas voces constar en documentos anteriores al año 1000, hasta hoy tenidos por verdaderos, y muchas son nombres de loca

Las palabras que se citan despues, se han copiado de las obras siguientes:

España Sagrada, tomos XVI, XVII, XVIII, XIX, XXVI, XXIX, XXXIV, XXXVI, XXXVII, XXXVIII y XL.

BERGANZA, Antigüedades de España, tomo II.

Historia del Real Monasterio de Sahagun, sacada de la que dejó escrita. Fr. José Pérez; corregida y aumentada por Fr. Romualdo Escalona. LLORENTE, Noticias históricas de las tres Provincias Vascongadas. González (D. Tomás), Coleccion de privilegios, franquezas, exenciones y fueros, copiados del Real Archivo de Simáncas.

MUÑOZ (D. Tomás), Coleccion de fueros y cartas-pueblas.

Ademas se han sacado algunas voces de documentos sueltos, que posee la Real Academia de la Historia.

(1) España Sagrada, tomo XVIII, documento del año 962, que principia en la pág. 355.

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