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mejante asunto. Cualquiera que haya leido los eruditísimos libros del Orígen de la Lengua Castellana, que escribió el Doctor y Canónigo Bernardo Aldrete, con ayuda de su Hermano, el Doctor Josef (entrambos hombres doctísimos), pensará que es inútil emprender el mismo asunto; pero si lee lo que ha escrito Don Gregorio Mayans, hallará tanta novedad, que le causará admiracion. Trata de los Orígenes de nuestra Lengua desde el primer orígen de todas las demas, sin contarnos fábulas. Distingue las matrices de ella, empezando desde las que sabemos que hubo, sin decir palabra de las que, por falta de memorias, no se puede hablar. Escribe de cada una de las matrices con suma erudicion, profundísimo juicio, y gran claridad. Es el primero que ha formado una Arte Etimológica; pues no sólo ha trabajado y ordenado unos cánones etimológicos, que todavía no teniamos, y éstos mucho más abundantes (que yo sepa) en combinaciones de letras y ejemplos de aquéllas, que los que tienen hasta hoy otras naciones, sino que con mucha leccion y meditacion ha recogido los principios y reglas necesarias para sacar etimologías; y uniendo aquéllos y éstas con un método natural, ha venido á formar una nueva Arte, por medio de la cual se logran muchas luces y se abre un camino no trillado para la más fácil averiguacion de tantas dificultades de suerte, que tendrán harto que hacer los presentes y venideros, si quieren llenar la alta idea que se les ha propuesto. Finalmente, para animar á los industriosos, manifiesta las perfecciones que tiene nuestra Lengua y las que puede recibir, y concluye exhortando á practicarlas con una muy elocuente Oracion, que, aunque se ha publicado diferentes veces, siempre ha sido leida con nuevo gusto. Pero lo que yo más me admiro y alabo, es aquel carácter de la Religion que descubro en todas las obras de Don Gregorio Mayans: de suerte, que no hay asunto que sea extranjero á su piedad cristiana. Por cuya causa, y por ser tan útil como he dicho, esta obra, compuesta de muchos libros, juzgo que V. S. debe dar con gusto la licencia para que se imprima, y se logre el fruto que de tan provechosos trabajos se debe esperar. Así lo juzgo en Madrid, á 12 de Marzo de 1736.

D. MANUEL FRANCISCO Rodriguez dE CASTRO.

LICENCIA DEL ORDINARIO.

NOS el Licenciado Don Antonio Vázquez Goyánes, Teniente Vicario de esta Villa de Madrid y su Partido. Por la presente, y lo que à Nos toca, damos licencia para que se pueda imprimir é imprima el Libro intitulado Origenes de la Lengua Española, de varios Autores, recogidos por Don Gregorio Mayáns y Siscár, Bibliotecario de su Majestad. Atento que de nuestra órden ha sido visto y reconocido, y no contiene cosa que se oponga á nuestra Santa Fe Católica y buenas costumbres. Dada en Madrid á veinte de Diciembre, año de mil setecientos y treinta y seis.

LIC. GOYÁNES.

Por su mandado,

JUAN

SACRISTAN.

APROBACION

DE DON JUAN IRIARTE,

BIBLIOTECARIO DE SU MAJESTAD.

M. P. S.

Habiendo de órden de V. A. examinado con la debida reflexion Los Origenes de la Lengua Española, compuestos por varios Autores, recogidos por Don Gregorio Mayáns y Siscár, Bibliotecario del Rey nuestro Señor, etc., no he encontrado en toda la obra punto alguno que se oponga á las leyes de estos Reinos y regalías de su Majestad, ni que, por consiguiente, impida la licencia para su impresion.

Despues de cumplir de esta suerte con el superior mandato de V. A., se me ofrece suplicarle me permita obedecer otro no ménos riguroso y absoluto: quiero decir el del Uso, mudo legislador, que á las más graves y expresas leyes suele intimar silencio; y especialmente constituyéndose juez de Aprobaciones, obliga á exceder los términos prescritos por V. A.

Movido, pues, de su autoridad, si bien convidado por otra parte de las plausibles circunstancias del presente escrito, pasaré á formar un diseño de las partes que concurren á su mayor recomendacion.

La primera y principal de las que juntó la diligencia del erudito Colector, es El Diálogo de las Lenguas, discurso sumamente apreciable, por cuanto nos descubre las várias fuentes del Idioma Castellano, dilatado rio que por cuantas naciones ha pasado, tantos arroyos ha logrado añadir á su caudal.

En materia de Ortografia son curiosísimas las reglas y reparos

que nos comunica su Autor, solicitando fijar los límites de la Etimologia y del Uso, y serenar las interminables contiendas de estos dos poderosos caudillos, que tienen tanto tiempo há dividida en bandos, y tiranizada la República de las Lenguas.

Sabe ponderar con modestia las riquezas de nuestro idioma, y carear sus primores con los del Griego, Latino y Toscano. Esmérase, ya en desentrañar la verdadera significacion de las voces más desconocidas y extrañas, ya en definir el mejor uso de las que admiten variedad, y ya en señalarnos las expresiones más politicas y cortesanas, mezclando á cada paso sus conjeturas, cuyo feliz acierto han acreditado el tiempo y la experiencia.

Diestro en valerse de la Filosofia vulgar en beneficio de la Gramática, todo lo resuelve, apoya y autoriza con numerosa copia de Refranes: y no sin gravísimo fundamento, pues éstos, en mi juicio, son los textos más eficaces y convincentes para el intento, así por su notoria antigüedad, como porque, perpetuándose con la tradicion del pueblo, que en materia de lenguas no suele ser tan inconstante como en las demas, conservan la primitiva pureza de los Idiomas: lo que especialmente se reconoce en el Castellano.

Pero al paso que desfruta la doctrina de estos sabios Ancianos, sabe agradecido servirles de intérprete en siglo extraño, declarando el sentido y fuerza de sus obscuros términos, recónditas frases y misteriosas alusiones: de suerte, que sin querer nos ha dejado una especie de Glosario de los Adagios ménos inteligi

bles.

A lo último propone várias excelentes reglas, y selectos ejemplos de la buena traduccion. Y nos comunica juntamente una curiosísima noticia de las obras, así en verso como en prosa Castellana, más bien escritas hasta su tiempo; luciendo á competencia su delicado gusto y bien fundada crítica, especialmente en el exámen y juicio que hace de la Novela de Amadis de Gaula, punto que trata con la universal inteligencia que se puede esperar de quien confiesa haber gastado diez años en la leccion de Aventuras Caballerescas.

Por lo que toca á la forma del Diálogo, no echará ménos el Lector la variedad, suspension, órden y decoro que requiere este

género de escritos; pues destituido de tales circunstancias, más parece un modelo interrogatorio que una gustosa conversacion. Finalmente, nuestro erudito Anónimo, ademas de las referidasprendas, se manifiesta versado en los Idiomas Toscano, Frances, Latino y Griego, y verdaderamente digno del célebre siglo en que floreció, que parece haber sido el del Señor Emperador Cárlos V.

Síguense varios opúsculos, muy conducentes todos al más perfecto conocimiento de nuestra Lengua, como son:

Los Refranes que ordenó Don Íñigo López de Mendoza, que juzgo son los primeros impresos, no sólo en Lengua Castellana, sinotambien en las demas vulgares de Europa: por cuya razon, como por ser Libro bastantemente raro, merecen volver á la luz pública.

El Origen y aplicacion de un Refran Castellano, su Autor Don Juan Lucas Cortés, breve rasgo de la consumada literatura de varon tan eminente, que si bien no dejó nada impreso, logró dejar eternamente estampado en la posteridad el crédito de su universal erudicion.`

Y asimismo diversos Aranceles de Vocablos Godos y Arábigos, introducidos en nuestro romance, que notó la diligencia del Doctor Bernardo Aldrete, y del Racionero Francisco López Tamarid.

Llégase á éstos El Vocabulario de Germania, compuesto por Juan Hidalgo, obra cuyo título ocasionó la equivocacion de dos célebres Escritores de Bibliotecas. El primero es Don Nicolás Antonio, quien entendió que Germania era Lenguaje de Matones y gente fanfarrona, llamándola Thrasonicum quoddam sermonis genus. El segundo es Alonso Lasor de Varea, Autor Italiano, que tomando la presente Obra por Vocabulario de la Lengua Germánica ó Alela puso en su Biblioteca Geográfica entre los escritos que tratar cosas de Alemania, no siendo en realidad más que un breve Diccionario de la Algarabía que hablan en España los Gitanos, llamada por otro nombre Jerigonza: la cual consta por la mayor parte de voces conocidas, si bien trasladadas, ya por metáfora ó ya por alusion, á diversos y extraordinarios sentidos. A este modo se halla en Francia una especie de mendigos de profesion con nombre de Gueux, que forman entre sí una como República,

mana,

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