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MARCIO. ¿Por qué vos no tomais un poco de trabajo y haceis eso?

VALDÉS. De más me estaba.

MARCIO. Del libro de Cuestion de Amor ¿qué os parece (1)?

VALDÉS. Muy bien la invencion y muy galanos los primores que hay en él; y lo que toca á la cuestion, no está mal tratado por la una parte y por la otra. El estilo, en cuanto toca á la persona, no es malo; pudiera bien ser mejor; en cuanto lo que toca al metro, no me contenta.

MARCIO. Y de Cárcel de Amor ¿qué me decís (2)?

VALDÉS. El estilo dese me parece mejor; pero todos esos librillos, como están escritos sin el cuidado y miramiento necesario, tienen algunas faltas por donde no se pueden alabar, como alabaréis entre los griegos á Demóstenes, á Jenophon, á Isócrates, á Plutarco, á Luciano, y así á otros

mente diseñados y sostenidos, de tal manera que no ha sido despues superada. Su estilo es tambien de primer órden, castizo, puro brillante y eminentemente español. Su defecto capital es la licencia que reina en toda ella, y en el estilo algunas pedanterías, que hoy, á la verdad, nos deleitan sobremanera, porque son un rasgo histórico de la época. (V. á Wolf, Blätter fur Literarische Unterhaltung, 1845.) (1) La Cuestion de Amor es una obra de autor desconocido, escrita en 1512, cuyo argumento se supone comenzar en 1508, terminando con la batalla de Rávena. Describe fiestas caballerescas de la época y hormiguean en ella todo linaje de poesías. La discusion sobre el amor. es harto metafísica, y el estilo, aunque pintoresco á veces, es generalmente pesado. Su mérito principal es el de manifestar en su autor la tendencia á escribir una novela histórica.

(2) La Cárcel de Amor, de Diego de San Pedro, uno de los poetas cuyas obras se encuentran en todos los cancioneros generales, comienza con un cuento alegórico y concluye con un episodio caballeresco; se imprimió por vez primera en 1492, y fué muy leida en su tiempo. Su estilo es bueno para su época, patético y lleno de aforismos y antítesis, aunque la obra es poco artificiosa en su fábula 6 argumento.

príncipes de la lengua; y en latin á Ciceron, á César, á Salustio, á Terencio, y así á otros que como escribieron con cuidado, se ve en ellos la natural propiedad y puridad de la lengua (1); y destar los libros españoles escritos con descuido, viene que casi todos los vocablos que la lengua castellana tiene de la latina, unos están corrompidos, cual más, cual ménos; y otros están mal usados, porque como no han sido escritos de personas dotas y curiosas en lo que habian de decir, sino de mano en mano, ó, por mejor decir, de boca en boca, poco a poco se han ido corrompiendo, de manera que hay ya muchos que no se dejan conocer de ninguna manera; y hay otros que con mucha dificultad y casi por rastro los sacais; y hay otros que aunque os parece conocerlos, no acabais de caer en quién son; tanto están de desfigurados. ¿Quereis que os diga una cosa que os parecerá extraña? Tengo por averiguado que si los vocablos que la lengua castellana tiene tomados de la latina, los escribiese y pronunciase enteramente, apénas habria latino que no entendiese cualquier libro escrito en castellano, y apénas habria castellano que no entendiese lo más de cualquier libro latino; pero la corrupcion de los vocablos ha sido tanta y tan grande, que sólo por esto hay algunos que contra toda ra

(1) El autor no observa que la época literaria castellana, á que alude, no puede compararse con la griega ni con la latina que citaDemóstenes, Jenofonte é Isócrates pertenecen á la época más brillante de la literatura griega, y Plutarco y Luciano, aunque posteriores por el tiempo, se confunden para nosotros con los anteriores por su estilo y por su pureza; Ciceron, César, Salustio y Terencio vivieron tambien en tiempos en que la lengua latina habia llegado al apogeo de su perfeccion; y por tanto no es justo equiparar las dos épocas literarias, griega y latina, con la española, cuando todavía faltaba mucho á ésta para lograr las excelencias que más tarde poseyó. Lo demas que añade en este párrafo, aunque él lo extrañía, es, sin embargo, muy natural, y lo mismo ha sucedido á todas las lenguas derivadas.

zon porfian que la lengua toscana tiene más de la latina que la castellana.

MARCIO. Mucho me huelgo que sin meteros en esta cuestion, vos de vuestra voluntad seais entrado en ella; porque deseando examinarla con vos, tenía temor no querríades entrar en ella. Ahora, pues, habeis comenzado, decidnos lo que acerca desto sentís; y mirad no os dejeis cegar de la aficion que teneis à vuestra lengua, ni del deseo que teneis de complacer á los italianos, por estar, como estais, en Italia. VALDÉS. Tan seguros podeis estar de lo uno como de lo otro; porque jamas me sé tanto aficionar á una cosa, que la aficion me prive del uso de la razon, ni deseo jamás tanto complacer á otros, que vaya contra mi principal profesion, que es decir libremente lo que siento de las cosas que soy preguntado.

MARCIO. Con ese presupuesto podeis comenzar á decir; y segun lo que dijéredes, así darémos crédito á vuestras palabras.

la

VALDÉS. Eso quiero yo; y comenzando, digo, que habiendo considerado bien estas tres lenguas, conviene á saber, tina y toscana y castellana, hallo que la lengua toscana tiene muchos más vocablos enteros latinos que la castellana, y que la castellana tiene muchos más vocablos corrompidos que la toscana. La primera parte de los vocablos enteros bien sé que, siendo en favor de vuestra lengua, me la concederéis.

MARCIO. Concederémosla, no porque es en favor de nuestra lengua, sino porque es la verdadera.

VALDÉS. Sea como mandáredes; para confirmacion de la segunda, que sé no me la concederéis si no la pruebo, digo esto que si me poneis en las manos un libro castellano, os mostraré cómo los más de los vocablos, ó son latinos ó son corrompidos, ó se pueden poner latinos adonde habrá algunos que no lo sean; y digo los más, porque todavía, como os

he dicho, hay algunos, los cuales de ninguna manera podemos excusar, mayormente en las partes pequeñas, como son adverbios, conyunciones y artículos.

MARCIO. No basta que digais ser así, sino que nos mostreis cómo en efeto es así.

VALDÉS. Soy contento; y porque tenemos averiguado que lo más puro castellano que tenemos son los refranes; en ellos mesmos os lo quiero mostrar. Uno dice Ese es Rey, el que no ve Rey; el cual en latin, tomando palabra por palabra, dirá : Ipse est Rex, qui non videt Regem. Otro dice Malo verná, que á mí bueno me hará. Malus veniet, qui bonum me faciet. Hoy por mí y cras por tí; el latin, Hodie pro cras pro te. Otro dice Malo es errar y peor perseverar. Malum est errare, et pejus perseverare. El latin bien veo que es, como dicen, de cocina, pero todavía se entiende; ¿qué os parece?

me,

MARCIO. Que es casi lo mesmo.

VALDÉS. Pues así podria mostraros trescientos destos; y porque mejor os satisfagais en esta parte, tomad algunos versos latinos, y mirad cómo palabra por palabra los mostraré casi todos castellanos.

MARCIO. Tomo el principio del Arte Poética de Horacio. VALDÉS. Bien está.

Humano capiti cervicem pictor equinam,
Jungere si velit, et varias inducere plumas.

MARCIO. Bastan ésos.

VALDÉS. Ahora escuchadlos palabra por palabra: Humana cabeza cerviz pintor de yegua, ayuntar si querrá y varias inducir plumas.

CORIOLANO. Para mí es ésa una muy cerrada algarabía. VALDÉS. Teneis razon, porque va dicho palabra por palabra; pero con las mismas palabras, poniendo cada una en su lugar, lo entenderéis.

CORIOLANO. Ea, ponedlas.

VALDÉS. Si á una cabeza humana querrá un pintor ayuntarle una cerviz de yegua, y ponelle várias plumas. ¿Entendeislo agora?

CORIOLANO. Sí, muy bien.

VALDÉS. Pues vos tambien creo que veis cómo en estos dos versos no hallo vocablo ninguno que no lo conozcais casi por latino, sino es el querrá.

MARCIO. Decís muy gran verdad; y no se puede decir sino que es ésta una prueba harto bastante, y por ella y por lo demas veo que teneis razon en todo lo que decís de los vocablos corrompidos.

VALDÉS. Pues si bien lo supiésedes, yo os prometo que lo diríades más de verdad; porque hallaríades algunos vocablos, que ni por pensamiento parecen latinos y son latinísimos; y si quereis os diré algunos.

MARCIO. Ántes nos haréis grandísima merced.

VALDÉS. Ogaño ¿quién pensará que haya sido latino?
CORIOLANO. Nadie.

VALDÉS. Pues convertid la g en cy ponedle su aspiracion que perdió, y haréis hoc anno, que significa lo mismo que ogaño. Esto mismo hallaréis en agora; convertid la g en c, y aspirad la a y la o, y diréis hac hora, que es la mesma significacion que agora.

MARCIO. Digo que teneis mucha razon.

VALDÉS. De la mesma manera hallaréis otros muchos que están de tal manera enmascarados, que no basta conocerlos sino quien es muy curioso en la una lengua y en la otra. Otros hay que como van atapados y no enmascarados, son más fácilmente conocidos, como son: agua por aqua, leño por lignum, tabla por tabula, lecho por lectum; y de verbos, hacer por facere, traer por trahere, pedir por petere, que sería nunca acabar. Hay tambien otros vocablos, en los cuales no solamente habemos mudado letras, pero habemos

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