Las cien mejores poesías (líricas) mejicanasAntonio Castro Leal, Manuel Toussaint, Alberto Vásquez del Mercado Porrúa hnos., 1914 - 335 páginas |
Índice
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Las cien mejores poesías (líricas) mexicanas Antonio Castro Leal No hay ninguna vista previa disponible - 1935 |
Términos y frases comunes
acento agua alegre Alfesibeo alma altiva alumbra amor Antiloco árboles ardiente aura aurora azul Babilonia baña bella beso blanca blando bosque brilla busco canción canto céfiro Chinampas cielo Citeres corazón cristal deja divino dolor dulce eres escuchar esperanza estrellas eterno Eufrates exhalar Favonio flores frente frondas fuego gemido gloria grito hermosa himno hojas hondo huye impía inmensa jilguero labios lago lágrimas Lesbos linfas lirio llanto llena llora luna Luxor mano Manuel José Othón mira Mirtilo monte morir Motecuhzoma muerte mundo náyades negra tempestad nido nieve Nirvana noche nubes ojos olas ondas orilla oscuro padre pálida pasa pecho pena placer plectro poetas primavera púrpura de Tiro rayo ribera río risueña roja rosa sangre selva seno serena silencio sombra sonora soplo sueño suspiros templo teogonías tierra Tlepolemo triste Troya turba ufano umbría verde viento vivir vuelo
Pasajes populares
Página 17 - Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana. Siempre tan necios andáis, que con desigual nivel, a una culpáis por cruel, ya otra por fácil culpáis.
Página 218 - ... como si fuera un campo de matanza. Y la sombra que avanza... avanza, avanza, parece, con su trágica envoltura, el alma ingente, plena de amargura, de los que han de morir sin esperanza. Y allí estamos nosotros, oprimidos por la angustia de todas las pasiones, bajo el peso de todos los olvidos. En un cielo de plomo el sol ya muerto; y en nuestros desgarrados corazones el desierto, el desierto... y el desierto!
Página 17 - Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis : si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿ por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.
Página 220 - Todo lo que medroso oculta el hombre se escapará, vibrante, del poeta, en áureo ritmo de oración secreta que invoque en cada cláusula tu nombre. Y acaso adviertas que de modo extraño suenan mis versos en tu oído atento, y en el cristal, que con mi soplo empaño, mires aparecer mi pensamiento. Al ver entonces lo que yo soñaba, dirás de mi errabunda poesía: era triste, vulgar lo que cantaba. . . mas ¡qué canción tan bella la que oía!
Página 17 - Si la flor delicada, si la peña, que altiva no consiente del tiempo ser hollada, ambas me imitan, aunque variamente, ya con fragilidad, ya con dureza, mi dicha aquélla y ésta mi firmeza.
Página 121 - Tú corres blandamente bajo la fresca sombra que el mangle con sus ramas espesas te formó, y duermen tus remansos en la mullida alfombra que dulce primavera de flores matizó.
Página 218 - ¡Qué enferma y dolorida lontananza! ¡Qué inexorable y hosca la llanura! Flota en todo el paisaje tal pavura como si fuera un campo de matanza. Y la sombra que avanza... avanza, avanza, parece, con su trágica envoltura, el alma ingente, plena de amargura, de los que han de morir sin esperanza.
Página 17 - Óyeme con los ojos, ya que están tan distantes los oídos, y de ausentes enojos en ecos, de mi pluma mis gemidos: y ya que a ti no llega mi voz ruda, óyeme sordo, pues me quejo muda. Si del campo te agradas, goza de sus frescuras venturosas, sin que aquestas cansadas lágrimas te detengan enfadosas; que en él verás, si atento te entretienes, ejemplo de mis males y mis bienes.
Página 162 - Pero ¡no!..., .tu misión no está acabada; que ni es la nada el punto en que nacemos, ni el punto en que morimos es la nada.
Página 163 - En tanto que las grietas de tu fosa verán alzarse de su fondo abierto la larva convertida en mariposa, que en los ensayos de su vuelo incierto, irá al lecho infeliz de tus amores a llevarle tus ósculos de muerto. Y en medio de esos cambios interiores tu cráneo, lleno de una nueva vida, en vez de pensamientos dará flores: en cuyo cáliz brillará escondida la lágrima, tal vez, con que tu amada acompañó el adiós de tu partida.