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ciencia dota desigualmente á todos los cuerpos, no es otra cosa que la fuerza lumínica que retienen mas o menos fuertemente todas las moléculas en el estado de combinacion. Cuando se considera así esta fuerza primordial, ya no embarazan los hechos, que á pesar de las ideas adquiridas, obligaron á decir á Kœppelin: «El calor latente no es otra cosa que la porcion de movimien«<to que absorben los átomos.» (Curs. de fis., 1846, pág. 277); definicion que oculta un claro de la ciencia, pero que acepto como un progreso. En efecto, se habla mucho de vibracion, de movimiento, y no se sabe señalar la causa, porque se ha dividido y multiplicado bajo diversas denominaciones el agente universal bíblico, ó la luz-fuerza, de que se han hecho tantos fluidos cuantos grados tiene de manifestacion.

Esta fuerza, convertida en principio de cohesion, es mayor en los sólidos que en los líquidos, y en estos mas que en los gases: es tambien mayor en los sólidos que son densos. Y, como la fuerza lumínica obra en las superficies y se polariza en las extremidades opuestas, síguese que su manifestacion en los cuerpos no depende de su densidad, sino de la facilidad de sus moléculas constituyentes para tomar nuevas combinaciones, de su facilidad á occidarse, por ejemplo, ó simplemente de su facilidad á recibir una modificacion cualquiera en su cohesion. Esto es lo que hizo decir al sábio profesor que acabo de citar, que «el calor oculto «<es empleado únicamente para obrar sobre las moléculas de los «cuerpos, de modo que debilite su cohesion.» (Ob. cit., pág. 270). En fin, los mayores efectos eléctricos son producidos por las modificaciones, es decir, por las reacciones moleculares y sobre todo químicas, como lo prueba la accion de la pila.

Siguese de aquí que hay desarrollo de fuerza lumínica siempre que se operan cambios de relaciones moleculares en un cuerpo; y este desarrollo es tanto mas considerable cuanto son mas completos los cambios: tales son los que operan la descomposicion de un cuerpo; pero en este caso las corrientes lumínicas arrastran las moléculas del cuerpo descompuesto reducidas á su estado de invisibilidad elementar, y puede tambien decirse á su estado de penetrabilidad: porque la fuerza lumínica al parecer se manifiesta tanto mayor cuanto la materia se halla mas dividida, mas elemen

tar. Cuando un cuerpo, en fin, ha llegado al estado de disgregacion y de descomposicion, la luz-fuerza impulsa las moléculas á nuevas combinaciones, y, en estos casos, la física queda muy admirada de perder el rastro de su calórico latente, cuando deberia tenerlo siempre presente, desde el menor desprendimiento eléctrico hasta la luz sensible, ya que en realidad no hay sino una fuerza activa, que tiene muchos modos de manifestarse.

Tambien, el fuego, este medio que excita tan poderosamente la accion de la fuerza lumínica, el fuego, que el Criador concedió tan solo al hombre, aumentando la tension molecular de los cuerpos que le están sometidos, produce su disgregacion, y sus moléculas son arrastradas por las corrientes lumínicas, con mas ó menos facilidad, segun la potencia de cohesion de los cuerpos, los cuales todos se subliman en fin, ó pueden sublimarse.

La potencia de cohesion se destruye de muchas otras maneras, tales como por una percusion exagerada, y sobre todo por las reacciones químicas. Pero la mas alta expresion de la fuerza lumínica es siempre la luz sensible. Todos los demás grados de la fuerza lumínica, tales como calor, magnetismo, electricidad, etc., se manifiestan cuando las descomposiciones ó las nuevas combinaciones son incompletas ó demasiado lentas, ó en un medio impropio ó entre moléculas no elementares, sino binarias ó ternarias. Si, por ejemplo, se descomponen materias animales ó vegetales en condiciones favorables al desprendimiento de moléculas elementares, habrá produccion de luz sensible: tal es la fosforecencia, aun la del mar y de los insectos fotóforos. Frótese fuertemente la sílice con un pedazo de acero; desprendiéndose una molécula de este se hace incandescente por su combinacion con el oxígeno del aire, es decir, por la composicion de un nuevo cuerpo. El hierro no seria tan propio para producir la chispa, porque se desprende en partículas demasiado gruesas, ó ningunas, si es muy flojo y maleable.

En fin, siendo el rayo luminoso compuesto de moléculas elementares animadas por la fuerza lumínica inmaterial, los fenómenos de refraccion, de polarizacion, de difraccion de este rayo, no pueden ser mas que su modificacion verificada por un medio ó una superficie positiva ó negativa con relacion á él. Este es un

principio que debe simplificar y extender la óptica, y que basado el mismo sobre la distincion de la inmaterialidad del agente universal, hará la ciencia tanto mas fecunda, porque no necesitará crear mas flúidos proteiformes, si puede expresarse así, y la dispensará de hacer esfuerzos para pesar lo imponderable por esencia, ó de admirarse de que despues de haberlo acumulado en un cuerpo, este no pese mas.

Tal es la teoría de la luz sensible, de donde debe deducirse aun la verdadera teoría de los colores. Sobre esta materia no podria sino reproducir lo que con tanto talento desarrolló Chaubard; refiérome, pues, á su obra. (Véase El Universo explicado. Teoría del reino mineral).

S VII.-Observacion sobre la pila de Volta ó fotógeno.

No debo describir aquí esta máquina. Su forma y construccion quedan perfectamente expuestas en las obras de física. Bastará decir que está compuesta de sustancias heterogéneas que, reaccionando unas sobre otras, favorecen la accion de la fuerza luminica, segun la disposicion que se las da. Todo el secreto de la pila consiste en la actividad de las reacciones químicas. La fuerza lumínica que se manifiesta, se polariza al instante y se pone en accion positiva hácia un extremo, y en accion negativa hácia otro, lo que constituye los dos polos de la pila. Entonces no hay mas que hacer convergentes las dos corrientes por medio de conductores, formados ordinariamente de dos hilos metálicos para reunir las dos acciones positiva y negativa de la fuerza universal, y dar lugar por su union á los mas singulares y admirables fenó

menos.

Cada una de las dos corrientes arrastra las moléculas elementares de los cuerpos descompuestos, segun su afinidad ó su capacidad lumínica relativas, es decir, segun su estado positivo ó negativo; quedando depositadas por las corrientes en el aire ó sobre los objetos que les están expuestos. Pero, si se hacen converger las corrientes sobre un solo punto, habrá sobre este reunion de las dos acciones diversas de la fuerza lumínica, y por consiguiente formacion de un cuerpo ó combinacion de las molécu

las arrastradas por cada corriente. Así, pues, si es el agua el cuerpo sometido á la accion descomponente de la pila, su hidrógeno será conducido hacia el polo negativo, y su oxígeno hácia el polo positivo; y, en el punto de contacto, estos dos elementos formarán agua otra vez.

Se comprende ya, por todo cuanto he dicho sobre la identidad de los fluidos imponderables y sobre la naturaleza de la accion lumínica, que en el punto de contacto de las dos corrientes de la pila debe desarrollarse el mayor calor, así como la mas viva luz conocida: esto es lo que en efecto sucede; y es lo que debe, en mi concepto, hacer adoptar la palabra fotógeno para designar la pila de Volta. Es el nombre bajo el cual la designaré en adelante.

No me detendré en excitar la admiracion de mis lectores con la relacion de los maravillosos resultados que pueden obtenerse por medio del fotógeno; pero haré observar que la potencia descomponente de este instrumento á nada es comparable sobre la tierra: ningun cuerpo resiste á su accion; de lo que se sigue que todos aquellos que no logra descomponer, deben ser reputados absolutamente simples é indescomponibles.

Todo lo que acabo de exponer facilitará la inteligencia de lo que me falta decir sobre la luz cósmica ó sidérea de que hablaré luego. Hace apenas algunos años que la fuerza lumínica, bajo diversos nombres, ha sido aplicada á las artes, y se han obtenido ya resultados prodigiosos, inauditos. La Fotografía ó Daguerreotipia, al principio exigia quince minutos al artista para producir un milagro del arte, un retrato por la simple accion de los rayos luminosos sobre una plancha metálica preparada; en el dia, gracias al perfeccionamiento de los objetivos y de los reactivos, se improvisa un retrato en algunos segundos; y se concibe la posibilidad de semejante representacion sobre papel.

El deseo de quitar toda insalubridad al arte de dorador de metales, desechando la intervencion del mercurio, hizo inventar la Galvanoplastia, que ha sido uno de los resultados mas notables de las investigaciones de Mr. de la Rive sobre el dorado por medio del galvanismo, es decir, por la accion del fotógeno. Hacer inoxidable el hierro; dorar ó colorar los metales; construir moldes; facsímiles los mas primorosos por medio de las corrientes lumí

nicas, cuyas moléculas elementares se dirigen como se quiere, ya no son cosas nuevas, y se progresa sin cesar en esta via. Va á llegar el momento en que se podrá aplicar el telégrafo eléctrico en grande escala; por este medio, un mero dependiente, sentado delante su bufete, no tendrá mas que mirar el cuadrante en que las agujas eléctricas vuelven á salir, para tener, en un abrir y cerrar de ojos, la noticia que se le transmite de una extremidad á otra de la Francia; y para volver su respuesta, no tendrá que hacer sino aplicar los dedos sobre las teclas del alfabeto eléctrico para ser obedecido al instante mismo.

La accion de los barrotes imantados, obrando sobre las ruedas con palas, ha podido hacer remontar una pequeña embarcacion durante muchas horas contra la corriente de un rio. El vapor no parece ya bastante activo á algunos sábios industriales: recúrrese al aire atmosférico comprimido, y tal vez un dia se explotará la fuerza de expansion del ácido carbónico solidificado para borrar todas las distancias.

El fotógeno, este instrumento maravilloso al cual Mr. Becquerel ha hecho tan felices modificaciones, ha venido á ser entre sus manos un medio omnipotente para reducir los minerales preciosos; verdadera piedra filosofal, arrastra las moléculas del metal, en su mayor estado de pureza, al uno de sus polos, y todo indica que mediante fotógenos bastante considerables y bastante poderosos, los tesoros ocultos en el seno de la tierra vendrán á caer por los polos del instrumento dentro del vaso destinado á recibirlos. Causa admiracion; pero podemos ir mas léjos y admirarnos á nuestro turno de que todavía no se haya pensado en aplicar á la extraccion de los minerales preciosos por medio del fotogeno, el perforamiento y sonda de las capas terrestres...

Sin duda que si se ha llegado á resultados que pueden llamarse maravillosos, inauditos, sin conocer bastante al agente empleado, se puede, sin temor de equivocarse, pronosticar otros todavía mas admirables; porque ¿quién es capaz de fijar límites al poder del fotógeno? Cuando se considera este don admirable, pero terrible, que Dios ha hecho á nuestro siglo, no puede uno dejar de horrorizarse. ¿Quién sabe si este agente, mas o menos modificado en su composicion y construido sobre grandes proporcio

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