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enfriar, y dese en la dósis de la bebida núm. 3, despues de haber hecho tomar el bolo siguiente.

Núm. 6. Bolo depuratorio. Tómese una onza de flor de azufre, dos dracmas de mercurio dulce, quatro de antimonio diaforético sin lavar, y la cantidad de miel suficiente para incorporar esta sustancia y hacer un bolo, que se dará al animal por la mañana en ayunas.

Ésta dósis es para un buey grande; para los demas se proporcionará con relacion á su especie y á su alzada; para los perros ni ovejas no se hará uso del mercurio dulce; la flor de azufre se les dará hasta en la dósis de tres dracmas, y el antimonio diaforético en la de una á dos y media: disminuyendo esta dósis á proporcion de la debilidad de los animales.

Núm. 7. Ungüento mercurial. Tómense partes iguales de mercurio líquido ó azogue y manteca de cerdo; échense en un mortero de hierro ó de mármol; tritúrese el mercurio con una mano de hierro ó de madera, con un poco de terebentina, hasta que quede perfectamente dividido, lo que se conoce tomando un poco de la mezcla, estregándola entre las manos, y viendo que no dexa glóbulos en ellas; entonces se va echando poco a poco la manteca, que se habrá desleido á fuego manso, y se tritura hasta que se enfria enteramente.

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Núm. 8. Tómese media libra del ungüento mercurial de que acabamos de hablar, quatro onzas de aceyte de laurel, dos de flor de azufre, y media de sublimado corrosivo, muy bien molido; mézclese todo exâctamente en un mortero de mármol con una mano de madera. Si la mezcla tuviese demasiada consistencia, añádansele algunas gotas de aceyte comun, ó de manteca fresca de cerdo ó de vacas.

Núm. 9. Locion antipsórica. Tómense seis quartillos de orines humanos; dos de leche de vacas, y quatro onzas de hojas de tabaco, y hágase cocer todo á fuego manso y en una vasija de barro durante quince ó veinte minutos; retírese del fuego, déxese en infusion, y consérvese para usarla.

Este líquido se conserva siete ú ocho dias en invierno y quatro en verano, y se emplea tibio: las hojas de tabaco sirven de esponja, y se vuelven å echar en el líquido, despues de haberse servido de ellas.

Núm. 10. Agua vegeto-mineral. Tómense ocho libras de agua comun, 18 mas pura que sea posible, una onza de extracto de saturno, y quatro de aguardiente; bátanse y agítense juntos estos líquidos, y se pondrán blancos como la leche (1).

(1) Brazier, que nos ha suministrado, y continúa enviándonos excelentes articulos de medicina veterinaria, ha visto usar con mucha freqüencia en las aldeas, tanto

Núm. 11. Cebada melada y alcanforada. Tómese un buen puñado de cebada entera, y cuézase durante un quarto de hora en ocho quartillos de agua comun; cuélese el líquido, y añádasele media libra de miel comun, y dos onzas de aguardiente alcanforado.

Núm. 12. Lavativa purgante. Tómense tres onzas de sen, y échense en dos quartillos de agua hirviendo; déxese la infusion por dos horas, cuélese, añádansele dos onzas de sal comun, disuélvase la sal, y empléese para una lavativa al buey.

Núm. 13. Bebida purgante. Tómese onza y media de áloe, quatro de vinagre tartarizado, y tres de miel comun; mézclese, tritúrese, y dese en una sola dósis, por la mañana, al buey quando está aun en ayunas, y sin haber cenado la noche antes; haciéndole tomar encima y con el cuerno algunos quartillos de agua

comun.

Esta dósis es para los bueyes y vacas grandes; á los medianos se dará una quarta parte menos, y la mitad solo á los pequeños.

Para las ovejas, cerdos, cabras y perros grandes se tomará una dracma de áloe, media onza de vinagre tartarizado, y una de miel, mezclándolo todo y triturándolo como hemos dicho ya. Esta dósis se disminuirá á proporcion de la alzada del animal.

Modo de hacer el vinagre tartarizado. Tómense dos onzas de sal de potasa, y quatro de sal comun; disuelvase todo y filtrese, y resultará un agua alkalina; añádase á este agua libra y media de vinagre; y se tendrá el vinagre tartarizado, ó tierra foliola de tártaro líquido.

Núm. 14. Tómense quatro onzas de ungüento mercurial número 7, dos de aceyte de laurel, una de flor de azufre, y dos dracmas de precipitado roxo: mézclese todo é incorpórese.

para los hombres, como para los animales, el litargirio disuelto por el vinagre, del qual resulta el extracto de saturno ó agua vegeto-mineral de Goulard, quando este extracto está dilatado en mucha agua. Goulard en su Tratado de los efectos de las preparaciones del plomo, aconseja como tópico el agua blanqueada con el extracto de Saturno, y quatro ó cinco dias despues, disipada ya la erupcion, añadir media onza de sal comun á dos libras de este agua, y continuar lavando con ella las partes afectadas de sarna. La húmeda y la canina, dice Goulard, se desvanecen en el término de diez dias con este solo remedio, que no causa asco ni peligro.

En el dia es demasiado familiar á los albéytares y cirujanos de las aldeas; pero exige mucha atencion, porque puede repercutir el humor, y causar los mayores desordenes. Daremos en prueba de ello dos o tres exemplos tomados de las obras del Doctor Percibal, para hacer ver la circunspeccion que exige el uso de este tópico. Un joven que tenia en la espina dorsal un tumor, que habia resistido á todos los tópicos, se aplicó el extracto de saturno, y algunas horas despues padeció cólicos violentos y calambre en las extremidades. Habiendo aplicado en las contusiones de una muger que habia volcado de un coche, el extracto de saturno, experimentó espasmos de estómago y cólicos violentos. Un hombre que tenia en una pierna una úlcera considerable se la lavó muchas veces con agua vegeto-mineral, y quatro dias despues padeció cólicos y paralisis en los miembros. Son muchos los exemplos de esta clase que podriamos citar. Así pues, no conviene emplear jamas el agua vegeto-mineral sino al fin de la enfermedad; y aun en este caso deben haber precedido los remedios generales é internos.

Núm. 15. Bebida sudorífica. Tómese un buen puñado de flores de sauco, dos onzas de palo santo ó guayaco hecho pedazos; cuézase el palo en tres quartillos de agua comun, hasta que embeba una tercera parte, retírese del fuego, añádasele entonces la flor de sauco, y ademas una onza de sal amoniaco y otra de flor de azufre. La dósis de esta bebida es igual á la del núm. 3. M. T.

SARRACENICO (trigo), TRIGO NEGRO, POLIGONO FAGOPIRO. Parece verisimil que esta planta fuese traida á Francia por los caballeros que fuéron á la conquista de la Tierra Santa; en lo qual hicieron un regalo excelente á su patria.

Tournefort le coloca en la segunda seccion de la decimaquinta clase, que comprehende las yerbas y matas de flores apétalas ó compuestas enteramente de estambres, cuyo pistilo se convierte en semillas envueltas en el cáliz, y le nombra fagopyrum vulgare erectum. Linneo le clasifica en la octandria triginia, y le nombra polygonum fagopyrum.

Flor: apétala ó sin pétalos, compuesta de ocho estambres y tres pistilos, encerrados en un cáliz teñido de blanco y un poco lavado de encarnado, que sirve de pétalos. Este cáliz es de una pieza sola, abierto y dividido por sus márgenes en cinco partes ovales y obtusas.

Fruto: cada flor no produce mas que una semilla morena y triangular, con los ángulos salientes é iguales.

Hojas: en forma de corazon y hierro de flecha, y de un verde claro; las inferiores estan sostenidas por peciolos largos, y las superiores son casi adherentes á los tallos.

Raiz: fibrosa, y compuesta de un número grande de fibras capilares.

Porte: su altura varía segun la naturaleza del terreno, y segun el mas o menos cultivo que se le da; pero en general se puede decir que el tallo se eleva á la altura de dos pies; es derecho, cilíndricò, liso y ramoso; sus flores nacen en la cima de cada rama, dispuestas en ramillete; y las hojas estan colocadas alternativamente en los tallos.

Sitio originario de Africa y connaturalizado en Francia. Es planta anual en los terrenos secos, y quando la estacion es buena principia á florecer quince dias despues que ha salido de la tierra; en general está mucho tiempo florido, pues sucede estar ya mas de la mitad de los granos maduros, y abriéndose aun las flores tardías.

PLAN DE ESTE ARTICULO.

SEC. I. Del cultivo del trigo sarracénico.

SEC. II. Del trigo sarracenico considerado como abono.
SEC. III. Propiedades económicas del trigo sarracénico.
SEC. IV. Descripcion de un molino para el trigo sarracénico.
SEC. V. Del trigo sarracénico de Tartaria 6 de Siberia.

SECCION PRIMERA.

Del cultivo del trigo sarracénico.

Toda especie de terreno conviene al trigo sarracénico, excepto

el demasiado húmedo ó enaguazado. Sin embargo, debemos advertir que la mayor ó menor abundancia de su cosecha depende mucho de la calidad del suelo, y mas aun de la estacion; gusta mas de los terrenos fuertes que de los otros, y prevalece medianamente en las tierras ligeras, en las arenosas y en las guijarrosas. La experiencia ha demostrado suficientemente que esta planta, desde el instante de su siembra hasta el de su cosecha, no ocupa la tierra mas que de ochenta á cien dias, segun el clima y la estacion.

otras,

Es muy perjudicial contentarse con arañar la tierra, dándole solo dos rejas ó labores cruzadas; es mucho mejor labrarla profundamente y multiplicar las labores, aunque sea unas en pos de si no se puede otra cosa. Muchos autores han escrito que el trigo sarracénico no desustanciaba la tierra, y que al contrario hacia perecer las malas yerbas. Este segundo artículo es muy cierto, porque las sofoca con su sombra; pero el primero es falso. No me podrán persuadir jamas que una planta de raices muy fibrosas no desustancie la tierra inmediata y de la superficie, puesto que nunca arroja raices perpendiculares: tal vez por esta razon se contentan con arañar la tierra.

Se siembra el trigo sarracénico en dos épocas, dependientes de las circunstancias y de los climas; ó inmediatamente despues del invierno, quando no hay que temer las heladas tardías, ó despues de recogido el trigo ó el centeno: la menor, helada hace perecer esta planta. El primer método es el de los paises naturalmente frios, donde el invierno es muy largo; y el segundo es que está adoptado en los paises templados, en los quales inmediatamente despues de la siega se dan priesa á labrar, sembrar y cubrir la simiente. Esta planta no requiere despues trabajo alguno hasta el punto de recogerla. La cantidad de simiente que se emplea es un tercio de la de trigo ó de centeno; y por lo

el

TOMO XV.

I

general se hace la siembra con demasiada priesa. Siguiendo el primer método se logra con freqüencia una cosecha de las mas abundantes, y muy preciosa en los paises elevados donde no cogen mas que un poco de centeno y patatas; porque casi todo el pan que comen es de trigo sarracénico hecho harina. Yo aconsejaria á estos pobres habitantes que amajadasen con sus lanares y demas ganados los campos que habian de producir al año siguiente centeno ó trigo sarracénico, que los labrasen profundamente y al paso que los rebaños los fuesen abonando, y que mudasen sucesivamente el aprisco hasta que el frio obligase á conducirlos á un parage menos elevado. Este terreno se encontraria así bastante mullido al tiempo de las nieves y los hielos, y estos esponjarian la tierra aun mejor que las labores, y podrian estar seguros de que á menos que la estacion siguiente fuese muy irregular, tendrian una cosecha abundante, y de un grano mas grueso, y sobre todo mas harinoso; porque quando el grano está encogido, casi no contiene mas que salvado.

Hay dos modos de recoger esta planta; ó segándola con guadaña ú hoz, ó arrancándola á mano. El primero es mas breve; pero el golpe de la guadaña hace caer muchos granos, á causa de la desigualdad y duracion de la florescencia, pues sucede que quando una parte está madura, la otra no lo está aun suficientemente. Arrancándola á mano se desperdicia menos, particularmente si la tierra está húmeda, como sucede ordinariamente en otoño, época de su recoleccion quando ha sido sembrada despues de la cosecha del trigo; ó teniendo cuidado de arrancarla despues de una lluvia ligera, ó quando está aun cargada de rocío, ó en fin durante las nieblas.

Si se espera para hacer la cosecha á que se hayan caido las hojas, que los tallos esten secos, pasadas todas las flores y los granos maduros, se perderá mas de la mitad porque se caerán; y el daño será mucho mas considerable aun si en este tiempo rey nan vientos fuertes, porque se pierde el mejor grano. La mejor ocasion de arrancar ó segar las plantas es quando las tres quartas partes del grano tienen un color moreno.

Despues de segado ó arrancado el trigo sarracénico se reunen las plantas, y se hacen gavillas, que se juntan unas á otras con el grano hacia la parte de arriba, dándole una base bastante ancha para que resistan á las ventiscas, y á fin de que penetrando el ayre por entre las gavillas deseque las plantas con mas prontitud.

El sarracénico puede permanecer en este estado quince dias, nutriéndose aun durante este tiempo con un resto de savia, y madurando mucho mejor. Los que no quieren perder nada cubren

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