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nadas en este momento, habiéndolas sacudido y extendido tomáron bien pronto su posicion natural.

De estos experimentos resulta bien claramente que las palomillas puestas á una pulgada de tierra, estando un poco húmeda y mullida, salen sin trabajo; que tambien les cuesta poco el salir quando el grano en que estan establecidas está al lado de otro que germina y arroja fuera de la tierra su tallo: pero tienen muchos obstáculos que vencer quando la capa de tierra que las cubre, aunque deshecha y ligera, tiene cosa de tres pulgadas de espesor, y perecen infaliblemente en el mismo grano en que han vivido si la tierra está compacta y ha adquirido cierta dureza.

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El estrago que producen estos insectos se va extendiendo poco poco y por comunicacion, aunque muchas veces vuelan á grandes distancias. Para convencerse de ello hiciéron nuestros académicos labrar una porcion de tierra en medio de una selva, sembráron en ella grano llevado del Limosin, y que seguramente no contenia ningun huevo de mariposa. Sin embargo, viéron al segar en las espigas del trigo mariposas que habian penetrado en esta soledad, pero en mucho menos número que en los campos ordinarios. Estas emigraciones las confirmáron con muchos experimentos repetidos en este género, y en los parages mas distantes de los pueblos y de las tierras de labor.

Está demostrado que estos insectos, como se ha dicho ya, atacan el trigo, el centeno y la cebada; pero tambien dañan á otras muchas especies de plantas, tales como el maiz y otras gramíneas de nuestros campos, que no se cultivan. Este insecto destructor asegura por este medio su subsistencia desde que el calor de la atmósfera está en el décimo ó duodécimo grado del termómetro de Reaumur, y mientras se sostiene en el mismo grado. Los he visto en 1781 desde 16 de Marzo hasta mitad de Noviembre (es preciso considerar al pais en que escribo), y naciéron durante todo el invierno en garrafas de cristal que tenia sobre la chimenea de mi gabinete. En estas garrafas se apareaban, ponian huevos, y salian á luz. §. III.

de

De la oruga.

Aunque este nombre conviene tambien á la oruga de la polilla que acabo de hablar, y que no tiene de comun con esta mas que su voracidad para destruir el grano; como yo no la he visto jamas, ni conozco aun en el dia su estado perfecto de insecto, no puedo decir á qué género corresponde, ni qué nombre le conviene; la designo pues con el nombre genérico de oruga, basta que

otro, despues de haberla exâminado, le añada el específico que le

conviene.

La fig. 40 lám. XI. representa la oruga vista por el lomo, pero aumentada por la lente. La fig. 41 la muestra vista boca arriba ó por la barriga; y la fig. 42 designa como ataca los granos.

No creo que los primeros huevos sean puestos en los granos; sino que semejante á los de las falsas-polillas se insinúa en ellos. Lo que yo he visto en el trigo recien sacudido ha sido lo siguiente: á los quince dias ó tres semanas de la siega he descubierto oruguitas de tres líneas de longitud sobre un quarto de línea de grueso. Su acrecentamiento era bastante rápido, y su mayor longitud de ocho líneas, sobre una de grueso.

Su cuerpo se compone de diez anillos; en el primero tiene dos manchitas morenas, que son tan grandes como el anillo mismo, que apenas se percibe hasta la segunda época de su edad; y en el segundo y tercer anillo se manifiestan dos puntos negros en el último período de su acrecentamiento; pero comprehendiendo el que tiene las dos manchas negras, se compone verdaderamente de once anillos por la parte superior. En la reunion de este con el siguiente nace una pata del color de las manchas, aunque algo mas claro ; á este anillo siguen otros dos cada uno con su pata, de modo que la oruga tiene seis patas, tres á cada lado y cerca de la cabeza; carácter que determinó á Reaumur á llamar orugas falsas á las de esta clase.

El color de la cabeza es semejante al de las manchas, pero algo mas oscuro; la tiene aplastada por delante, estrecha y armada con dos dientes ó tenazas A, fuertes y duros, y con ayuda de una buena lente se ve que tiene la boca guarnecida de algunos pelos. La parte posterior, ó el último anillo, es en su extremidad de color moreno, y armado de dos tenacillas, que se ven sin ayuda de instrumento, y por medio de las quales se mantiene colgada quando la necesidad lo exîge. Este insecto es vivaz y coriáceo, y cuesta trabajo reventarle con el pie; yo le he visto introducido has ta la mitad en el grano, y atacarle indiferentemente por todos lados. Por desgracia el insecto que produce semejante larva debe de ser muy comun, pues esta lo es mucho, y hace grandes estragos. Muy rara vez se ve esta oruga en la parte exterior de los montones de trigo, excepto en el tiempo en que los abandona para subirse á las paredes del granero, buscando sin duda un retiro apaci ble en que trasformarse en crisálida.

SECCION II.

Del recalentamiento del trigo ocasionado por los insectos.

Aunque se consiga segar en tiempo seco y se formen las hacinas con el mayor cuidado, se trille, aviente y acribe con buen sol; en una palabra, por mas precauciones que se tomen para que no se moje ni humedezca el trigo, no dexará por eso de recalentarse en el granero á una, dos, tres ó quatro semanas de encerrado. El calor será fuerte y vivo, , y se sentirá al meter la mano en el monton: introduciendo en él un termómetro, sube el líquido á 24, 30, 36 grados y aun mas. En este caso todos los domésticos se aceleran á apalearle, le mudan de puesto, y disminuyen el grueso del monton, su olor fuerte los medio sofoca, el polvo que respiran les pica en la garganta, tosen, estornudan y lagrimean, y parece que el calor queda enteramente disipado; pero á los tres ó quatro dias se renueva como antes, y á pesar del apaleo se sostiene con mas ó menos fuerza por tiempo de un mes ó seis semanas, contrayendo el grano un olor desagradable que nunca pierde.

ó

En semejantes circunstancias me he servido de la criba, fig. 2, lám.III, tomo V, pág. 120, para pasar todo el grano, y por medio de esta operacion he conseguido refrescar el trigo, separar la cantidad prodigiosa de excrementos de los insectos, sus despojos y los granos vacíos, ó empezados á picar; pero habiéndole vuelto al granero se recalentó de nuevo, aunque es verdad que no tanto como el del granero vecino, que se apaleaba todos los dias. Este recalentamiento no procede del grano como grano, porque se supone muy seco, sino del calor que cada oruga comunica á su grano al tiempo de trasformarse en palomilla, y de estos calores parciales resulta uno total, mas ó menos fuerte, segun el mayor menor núme→ ro de orugas. Yo creo tambien que sus excrementos contribuyan mucho á esto, aunque parece que estan secos y baxo una forma pulverulenta, roxiza y muy fina. Los vientos secos del norte retardan los primeros recalentamientos, y los disminuyen quando los hay; con los vientos del mediodia y con los húmedos, tales como los de las provincias poco distantes del mar, sucede lo contrario, pues acelaran el recalentamiento, le aumentan mucho, y le renuevan quando cesa, porque entonces nacen un gran número de orugas, y se multiplican los estragos en lo interior del grano. El recalentamiento cesa luego que el calor de la atmósfera baxa de los diez grados, y en tiempo de invierno no hay ninguno. Sin embargo, se renueva á la primavera siguiente si han puesto muchos huevos en otoño. Los académicos citados observáron que un quar

tillo de grano se recalentó en el mismo tiempo que un monton considerable, y que conservó mucho el calor. El apalear ó disminuir el volúmen de los montones es pues una operacion bastante inútil; y si la criba me produxo algun bien, fue porque separó toda la inmundicia y un número considerable de palomillas, que sin duda no se habian apareado, y por consiguiente no desováron,ó tal vez por la diminucion de los huevos sacudidos por la frotacion del grano al echarle en la tolva y caer en la rejilla, fig. 5, para rodar sucesivamente á lo largo de la rejilla inferior B, fig. 2. Los gorgojos producen el mismo recalentamiento si hay muchos; pero sin embargo siempre es menor que el de las polillas.

Creo que el ayre del sur aumenta el recalentamiento, porque dilata los poros de los granos, y los penetra su humedad: por eso en esta época se hinchan los granos. El mismo efecto obra en los excrementos de los insectos; y así se establece una fermentacion, que reuniendo su calor al que producen los insectos, aumen tan la masa comun. El viento del norte, al contrario, disipa la humedad, seca los cuerpos, comprime los poros, y tal vez el animal no puede con tanta facilidad roer y comer el interior del grano, porque está mas seco. Lo cierto es que salen á luz menos palomiIlas con el viento del norte que con el del mediodia.

La fig. 43 representa el gorgojo del trigo muy aumentado; A es el animal completo; B su antena separada; Č la cabeza y las antenas, y D una de sus patas.

CAPITULO II.

DE LAS CAUSAS INTERIORES DE LA ALTERACION
DE LOS GRANOS.

Si las circunstancias han obligado á segar antes que el grano esté bien maduro, como sucede algunas veces en los paises del norte, es claro que su parte azucarada no puede haberse convertido aun en sustancia harinosa. Entonces se encuentra el grano, con corta diferencia, en el estado que tiene al tiempo de su germinacion; y por consiguiente se halla muy próximo á fermentar, á poco que concurran á ello las circunstancias, la humedad, por exemplo; así este trigo encerrado húmedo fermentará en el granero, se recalentará y se deteriorará. Admitamos que el grano haya sido encerrado en el punto de sequedad y madurez que le conviene; á pesar de ello, la causa interior del recalentamiento no dexa de subsistir; quiero decir, la parte azucarada que encierra, aunque enteramente encubierta por la sustancia harinosa y desconocida al gus

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