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to ó punto de apoyo, en el qual se ordenan las demas en forma de una torrecilla redonda.

Aunque en la fig. 1 se ha dexado un corto espacio entre cada gavilla, para distinguirlas unas de otras; sin embargo, debe considerarse lleno por las mismas gavillas, como se ve en la fig. 2; es necesario tambien tener cuidado de no dexar vacío alguno ni intervalo por donde pueda penetrar el agua, porque causaria en la hacina una humedad dañosa, y haria germinar el grano empapado en ella.

Ordenadas ya las tres gavillas, no resta mas que poner otras á su lado, para llenar enteramente los huecos que dexen entre ellas, cuidando de poner siempre las espigas de todas las gavillas sobre las primeras.

Llenos ya todos los huecos, se ordena sobre esta primera capa otra de nuevas gavillas, muy apretadas unas contra otras, y así sucesivamente hasta que la hacina suba á la altura de cinco, seis ó siete pies.

Como colocando estas gavillas sobre la primera capa las espigas de cada una se ponen y cruzan siempre sobre las otras, el centro de la hacina se encuentra siempre, por esta disposicion, un poco mas elevado que las orillas, lo qual forma un corto declive para que corran las aguas; pero este pendiente no basta, aun quando toda la superficie de la hacina esté siempre cubierta por una especie de tejadillo de paja, como se dirá luego; porque si aconteciese algun accidente á la cubierta, que desordenando alguna parte de ella penetrase algo de agua hasta la hacina, no siendo considerable este pendiente, se estancaria el agua, y podria con el tiempo penetrar en lo interior, lo que seria un inconveniente real; á fin de facilitar que el agua se corra, se procura al coordinar las hacinas apretar siempre un poco las manos sobre las orillas, para darles la figura de una especie de pirámide.

Nos resta que hablar del tejado con que deben cubrirse las hacinas; esta cubierta no es otra cosa que una gavilla, bastante grande para cubrir exactamente la superficie de la hacina, de suerte que sobresalga de ella algunas pulgadas en el contorno; en la fig. 4 se representa abierta y en disposicion de ponerla en la hacina. Se pone sobre ella con el corte de la gavilla hácia arriba, y las espigas ĥácia abaxo y al rededor de la hacina; para que sea mas sólida se ata fuertemente y lo mas cerca que se puede del extremo inferior, con el objeto de que sea mas alta y cubra mejor la hacina.

Estando abierta la gavilla hasta cerca de su atadura, y formando de este modo una especie de paraguas, se dexa conocer que esta cubierta debe impedir con precision el que el agua penetre en lo interior: al colocar esta gavilla principal se procurará que

sa centro corresponda al de la hacina, de suerte que la cubra casi igualmente por todos lados.

Para que las ventiscas no se lleven esta cubierta se sujeta á la hacina por medio de tres vencejos ó ataduras puestas en triángulo fig. 3; estas ataduras son de paja, semejantes á las de las gavillas, estan hechas de algunas plantas rastreras ó sarmentosas, tales como la clemátide, la agracera &c. (Véanse estas palabras.)

Estas hacinas evitan el daño que podrian hacer las lluvias tempestuosas, y aun las demas quando se recoge el grano, porque no se siega hasta que la espiga está enxuta, y por lo comun dos ó tres horas despues de haber llovido. Estos intervalos se aprovechan, ya apaleando el trigo, ya juntándole en gavillas, y ya llevándole inmediatamente á la hacina; en lugar que, siguiendo la costumbre ordinaria, hay que dexar las gavillas tendidas en el campo, á fin de dar lugar á que se sequen.

Despues de concluida la siega, si hace buen tiempo, se van descubriendo, desde las ocho de la mañana en adelante, las hacinas, poniendo para ello en tierra las cubiertas en una postura contraria, es decir, con las espigas hácia arriba, para que se sequen mejor: se principia despues por arriba á baxar la mies y extenderla sobre vencejos ú otras ataduras, hasta acabar con las hacinas, y se dexa así hasta que esté todo bien seco; despues de lo qual se atan las gavillas y se llevan á las granjas.

És preciso que al tiempo de formar las hacinas tengan las mugeres cuidado de quitar las yerbas mezcladas con la paja de la mies; si al atar las gavillas han tenido esta precaucion, no habrá que ocuparse en ello en este momento. Las yerbas frescas aumentan la humedad y aceleran la putrefaccion.

En las provincias meridionales, donde las cañas del trigo son cortas, seria dificil encontrar una porcion de ellas que pudiesen servir de cubierta fig. 4; pero esto se suple con las del centeno desgranado, guardado de la cosecha anterior. En muchos parages, y casi en la mitad de Francia, se siega á destajo, ó se sirven de segadores montañeses, dándoles de comer. Estos últimos pierden muchas horas despues de la lluvia antes de volver al trabajo; y á Ducarne de Blangi le costará mucho el convencer con sus razones á estos hombres subyugados por la costumbre; á pesar de esto, el método de su pais es excelente, y merece por todos respetos ser admitido.

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6. II.

De las hacinas permanentes hasta el tiempo de batir, sacudir, 6 trillar el trigo.

En las provincias del norte encierran las gavillas en las granjas ó en cobertizos espaciosos, hechos únicamente con este objeto: dos razones hay que prescriben este método; la primera es la constitucion de la atmósfera del pais, naturalmente húmeda, poco calurosa y muy lluviosa, y una apreciable economía ha determinado la segunda. Las producciones de estas provincias consisten en yerbas y granos; es imposible labrar las tierras mientras estan empapadas en agua, y así hay que ocupar los criados de la granja durante este largo espacio de tiempo; entonces sacuden el trigo de dia, y parte de la noche con luces, y así son inútiles las hacinas en estas provincias. :

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No sucede lo mismo en los demas paises de Francia en que el clima es mas templado y menos lluvioso; la vendimia, el cultivo de las viñas, la cosecha de almendra, de aceytuna &c., no dexan un momento de descanso, y hay que pasar sucesivamente de una ocupacion á otra. Los habitantes de un pais mas o menos meridional, mas ó menos seco ó húmedo, arreglan sus trabajos al clima, y de esto procede que unos sacuden ó baten sus trigos en el verano, mediatamente despues de la siega y sin interrupcion, y otros baten una parte en verano, y otra en otoño ó en invierno. Quanto mas tiempo permanece el grano hacinado mejor se nutre, porque suda poco a poco su humedad superflua, y no disminuye tanto de volúmen como el que se sacude al instante. De esta diversidad de posiciones nace la diferencia de la formacion de las haciņas, á fin de preservar el grano de la lluvia y de la humedad, aunque expuesto al ayre libre. Hay pocas alquerías con suficientes granjas ó cobertizos para encerrar las gavillas; pero la industria suple esta falta.

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Los que tardan poco tiempo en sacudir ó trillar su grano ponen poco esmero en la construccion de las hacinas; pero se exponen á sufrir muchos daños si se muda la estacion; es verdad que forman hacinas redondas, quadradas ó largas, terminadas en punta y cubiertas con gavillas con las espigas hacia abaxo, y muchas veces hácia arriba: si sobreviene una ventisca, una lluvia tempestuosa ó que dure mucho tiempo, se desordena la cubierta de la hacina, penetra el agua en lo interior, y el grano se enmohece ó germina; quando con un poco mas de trabajo y cuidado se hubieran evitado estos accidentes desagradables. Esperan á que de un dia á otro se mejorará el tiempo; pero la lluvia continúa, y el daño se hace general. Se pueden tambien cortar los progresos quitando las gavillas

mojadas y remplazándolas con otras secas, poniéndoles nueva cubierta; pero ningun labrador se determinará á hacer este trabajo. Sin embargo, empleando al principio un dia ó dos mas, y poniendo algun cuidado en la operacion, asegura el labrador su tranqui lidad, é impide que se deteriore la cosecha; pero quando las cosas se hacen con aceleración nunca salen bien.

Bien sea que se trille ó sacuda inmediatamente despues de la cosecha, bien que se difiera la operacion, los dueños deben pre-l senciar la construccion de las hacinas, porque de ello depende su• bien estar. De estas reglas generales pasemos á la práctica.

I. Del terreno en que se han de formar las hacinas. La erà debe estar cercada en quanto sea posible (Véase el capítulo siguiente); pero conviene dexar abiertos los dos lados de donde soplen los vientos que dominen en el pais, á fin de aventar con facilidad. Se traza el sitio que ha de ocupar la hacina antes de principiarla, y al rededor se hace una zanja pequeña con su vertiente, y la tierra que se saca de ella sirve para elevar el suelo; por este medio las aguas Ilovedizas se corren sin que el suelo se empape en humedad. Hay otro medio mas sencillo y ventajoso aun, que consiste en poner de distancia en distancia en este suelo estacas de madera quadradas, de algunas pulgadas de grueso, y sobre ellas unas tablas, y así no tocarán en tierra la paja ó las gavillas, correrá ayre por debaxo, disipando la humedad, y permanecerán siempre secas las hacinas, haga el tiempo que quiera. Se me objetará el gasto que acarrean estas precauciones; pero hay que advertir que una vez hecho, sirve para muchos años, teniendo cuidado despues de deshechas las hacinas de guardar este tablado en un parage seco, hastá la cosecha siguiente; y si se considera que es mucho el gasto, se pueden sustituir haces de heno ó de sarmientos, haciendo con ellos una capa bien gruesa.

. II. Del modo de formar con solidez las hacinas. Su figura es por lo comun redonda ó quadrilonga: en ambos casos la parte media de la altura de la hacina es mas ancha que su base; y la cima se termina en cono en la primera y en pirámide en la segunda, de modo que la progresion en aumento y diminucion es igual.

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Si la hacina es redonda, es preciso plantar en el suelo y en el medio un varal ó madero de un grueso y altura proporcionados al volúmen que se le quiera dar, y si es quadrada se plantarán en fila dos, tres o quatro varales, tambien segun su extension. Su solidez depende de su base. La lám. VII. fig. 5 representa una hacina á medio hacer, con el fin de que se vea la posicion de los varales AAA, del travesaño BB atado á los varales CC, fixados en tierra en DD; la fig. 7 representa una de las gavillas, de que se hablará mas abaxo, que deben colocarse en E fig. 5, y la fig. 6 demuestra el modo de

sujetar las gavillas de la cubierta con dos ligaduras AB, que abrazan el travesaño C.

Basta uno o dos trabajadores á lo mas para ordenar las gavillas de cada hacina ; ambos interpolarán su trabajo, y no le harán con separacion cada uno por su lado, porque las gavillas no se enlazarian bien entonces. Se principia el primer asiento ó camada en el suelo ó en el tablado, segun la forma y la proporcion de la hacina; la primera fila es exterior, con la paja hácia fuera y las espigas hácia dentro, apretando bien las gavillas unas contra otras. Formada esta primera fila se pone otra interior, y despues la tercera, quarta &c., hasta llegar á los varales perpendiculares, cuidando siempre de unir fuertemente unas gavillas á otras, y de no dexar ningun vacío, y procurando que el primer asiento quede uniforme.

Aunque la hacina sea quadrada 6 quadrilonga es preciso que no forme ángulos, para asegurar su solidez; las esquinas estarán rebaxadas, como lo representa la fig. 8.

Estos rebaxos AB dependen de la longitud general de las gavillas, entre las quales se eligen siempre las mas largas para los ángulos, porque sirven de trabazon á toda la obra. Las espigas y una parte de las cañas de la gavilla A estan cubiertas y cruzadas con las espigas y las cañas de la gavilla B, y en los ángulos solamente es donde se deben cruzar las gavillas en la parte C; en los demas parages las gavillas de un asiento se tocan, pero no se cruzan. Concluido el primer asiento ó camada, y estando toda la superficie del tablado cubierta de gavillas, se principia la segunda fila con el mismo órden que la primera; pero como las gavillas estan atadas al rededor, dexan necesariamente entre sí una cavidad, que es preciso llenar con las de la segunda fila, y asi sucesivamente en todas las superiores, por ser muy importante que no quede ningun vacío. Para mayor solidez se puede, si la longitud de la paja lo permite, cruzar tambien la segunda gavilla de la esquina de cada ángulo, de modo que haya quatro gavillas cruzadas en los ángulos entrantes, que formarán otras tantas llaves de alto abaxo.

He visto en muchos parages atar seis cuerdas á la punta del varal perpendicular, que correspondian quatro á los quatro ángulos, y dos al centro de las caras longitudinales; cada punta de la cuerda estaba atada á una estaca grande, clavada fuertemente lo mas cerca que se podia de la hacina. Estas cuerdas y estacas hacian el mismo efecto que las barretas ó cadenas de hierro que se ponen en las paredes al construir los edificios, é impedian el empuje de la hacina, ocasionado por la acumulacion de gavillas. Esta precaucion no debe omitirse quando la hacina ha de permanecer mucho tiempo en pie.

A distancia de algunos pies sobre el suelo se hace que las filas

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