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DE

AUTORES ESPAÑOLES,

DESDE LA FORMACION DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DIAS.

EPISTOLARIO ESPAÑOL.

COLECCION DE CARTAS

DE ESPAÑOLES ILUSTRES ANTIGUOS Y MODERNOS,

RECOGIDA Y ORDENADA CON NOTAS Y ACLARACIONES HISTÓRICAS, CRÍTICAS Y BIOGRÁFICAS,

POR DON EUGENIO DE OCHOA.

TOMO SEGUNDO.

MADRID,

IMPRENTA Y ESTEREOTIPIA DE M. RIVADENEYRA,

calle del Duque de Osuna, número 3.

1870

Shan 4210.13 (2),

1873, fuly 23. Subscription Funds.

HARVARD

UN STY
LIARY

14-2

INTRODUCCION.

No es ésta una coleccion de cartas particularmente interesantes por tal ó cual determinado concepto, morales, políticas, literarias, familiares ó de otra clase cualquiera; ménos aún es un repertorio de todas las cartas más ó ménos notables que registra la bibliografía española. Ya lo dijimos en la Introduccion al tomo primero de este Epistolario, dado á luz veinte años há: por la índole misma de la publicacion de que forman parte estos dos volúmenes, el colector del Epistolario se encuentra ligado á condiciones dadas, en la composicion de su libro, que no le es lícito alterar. Necesita, lo primero, prescindir absolutamente de todos aquellos escritores cuyas obras completas, ó siquiera escogidas (y adviértase que éstos son, cabalmente, por regla general, los más ilustres en nuestra historia literaria), figuran ya, ó deben figurar, por estar prometidas al público en esta BIBLIOTECA DE AUTORES ESPAÑOLES ; necesita, lo segundo, abstenerse de darle un carácter especial, digámoslo así, é imprimirle el de generalidad que expresa su título. De lo primero han de resultar, por precision, notables vacíos en la economía del libro: á primera vista echará en él de ménos el lector las cartas conocidísimas, cuanto excelentes, de santa Teresa de Jesus, por ejemplo, de Quevedo, de Jovellanos, del P. Isla y de tantos otros que la BIBLIOTECA ha publicado ó publicará en los volúmenes respectivos de estos autores; lo segundo será causa de que se observe en él cierto desórden inevitable, nacido de la incoherencia de las materias tratadas en estas cartas, de las diferentes épocas á que pertenecen, y de la consiguiente desigualdad en el mérito y estilo de cada escritor.

Tampoco hubiera estado bien, en una coleccion de esta naturaleza, reunir exclusivamente cartas inéditas, ó muy raras, siquiera su mérito literario fuera escaso: esta clase de publicaciones, más curiosas y á veces útiles que agradables, incumbe á las sociedades de bibliógrafos, que, dirigiéndose en sus tareas nada más que á los bibliófilos, es decir, á un cortísimo número de personas, se limitan, naturalmente, á hacer tiradas muy cortas de sus exhumaciones literarias, y de ningun modo se proponen dar gusto al comun de los lectores. Todo lo contrario sucede con esta gran BIBLIOTECA, verdaderamente nacional, que se publica para todos. El colector del Epistolario ha debido tener muy en cuenta esta consideracion. Cediendo á ella, ha resistido la tentacion vehemente de dar cabida en su libro á una multitud de cartas curiosísimas, las más completamente inéditas, otras muy poco conocidas, que habia juntado en número más que suficiente para llenar con ellas este segundo tomo, y se ha limitado á incluir en la seccion de cartas várias, por órden cronológico, muchas de las que ha considerado más interesantes. La sola preciosísima coleccion de Salazar, que posee la Academia de la Historia, y se conserva inédita en su mayor parte, le habria su

EPIST. II.

a

ministrado materia bastante para algunos volúmenes; pero, ya lo hemos dicho: esos volúmenes no habrian correspondido en manera alguna á la índole general de esta publicacion.

Poco resta que decir sobre cada una de las colecciones que componen este segundo tomo, despues de lo que se advierte al principio de cada una de ellas. De verdaderamente familiares sólo pueden calificarse las cartas del cardenal Jimenez de Cisneros y las de los PP. Jesuitas, sacadas de la gran coleccion que posee la Academia de la Historia. A unas y otras hemos concedido espacio preferente, porque éstas son en realidad las verdaderas cartas, lo que llamariamos las cartas por excelencia. Señaladamente las del gran Cardenal, reunen las cuatro condiciones que avaloran en más alto grado esta clase de escritos. Primero, son de un hombre célebre; segundo, tratan de asuntos interesantes; tercero, están muy bien escritas; ; y cuarto, son realmente familiares. Tales son tambien las circunstancias que concurren en las preciosas epístolas ad diversos del insigne orador romano, y de aquí el particular encanto con que siempre se leen. Salva la celebridad personal de sus autores, las cartas de los PP. Jesuitas ofrecen, á más de un excelente lenguaje, grande interes histórico y muy curiosas noticias. Las demas cartas de este volúmen, á excepcion de las de personajes varios, no nos parecen sino meras imitaciones del estilo epistolar, ó como si dijéramos, falsas cartas. A esta clase pertenecen evidentemente las saladísimas de Eugenio de Salazar; más de lleno aún, las de Cascales, las del Conde de Cabarrús y los sazonados Lamentos políticos del Dr. Miñano. Son las supuestas cartas de Cascales nada más que meras disertaciones sobre puntos literarios, más notables por la erudicion que por la seguridad de la crítica y el buen gusto; casi olvidadas ya hoy, nos ha parecido que bien merecian la pena de reproducirlas, como una curiosa muestra del lenguaje y de las ideas que en literatura prevalecian entre los gramáticos del siglo XVII: sabida es la grande autoridad que alcanzó en su tiempo el maestro Cascales.

Mucho mayor importancia debe darse, en nuestro sentir, á las cartas del Conde de Cabarrús, excelentes alegatos en pro de los adelantos y de la cul tura de nuestra nacion, dirigidos en forma confidencial al gran valido, que á la sazon lo podia todo, ménos hacer el bien. Desgracia incurable de ciertas formas de gobierno, contra cuya deletérea influencia se estrellan irremisiblemente áun las más derechas y firmes voluntades: tal es la fuerza de los obstáculos con que tropiezan. Claro y correcto lenguaje, sanas ideas en administracion y política, y un ardiente amor del bien público, que nunca perdonaron al ilustre estadista los muchos bien hallados con la continuacion de los antiguos abusos, justifican la insercion de sus cartas al Príncipe de la Paz en esta obra, destinada á vivir en la posteridad; privilegio que no siempre obtienen, por que merezcan, los impresos de corta extension; y tan corta es la del libro que contiene estas referidas cartas, que casi no pasa de las dimensiones de un folleto. Por lo que respecta á los Lamentos políticos del Dr. D. Sebastian de Miñano, á más de alcanzarles por completo estas consideraciones, parécenos que todavía les es más aplicable, como razon para figurar en esta obra, la conveniencia, ó mejor dicho, la necesidad de salvarlos del olvido, ó tal vez de la desaparicion, en que pudiera hacerlos caer la forma de pequeños opúsculos en

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