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Europa y del mundo. Entre tanto se verificó el 17 de Junio el reconocimiento de la Dinastia Napoleónica en la persona del Rey José, hermano de Napoleon, por las Córtes que se reunieron en 15 de Junio en Bayona, y la aprobacion de un Código Constitucional el 30, jurando el 7 de Julio dicho José, que cometió el ministerio de Estado á D. Mariano Luis Urquijo; el de Negocios estranjeros á D. Pedro Cevallos; el de Gracia y Justicia, á Peñuela, y el de la Guerra á Ofarril; el de Indias á Azanza; el de Marina á Mazarredo, y el de Hacienda al Conde de Cabarrús; y al Ilustre D. Melchor Gaspar de Jovellanos quiso encomendar el ministerio del Interior, que rechazó respondiendo á los ministros, al Emperador y al nuevo Rey, que cuando la causa de la Pátria fuese tan desesperada como ellos se pensaban, seria siempre la causa del honor y de la lealtad y la que á todo trance debia preciarse de seguir todo buen español. Retirándose Dupont de Córdoba, y acantonado en Andujar, las divisiones andaluzas que guiaban los Generales Castaños, Reding, Lapeña y Compigni, su total 27,000 infantes y 2,000 caballos, alcanzaron para dar frente à Dupont, que auxiliado por los Generales Vedel, Gobert y Liger-Velair y sostenido por numerosos cuerpos de tropas veteranas, se proponia á su vez desafiar á su enemigo. La van guardia de nuestro ejército, mandada por Reding, encontró en las inmediaciones de Bailen al enemigo, y se travó la accion, y despues de doce horas de mortifera lucha, se vieron imposibilitadas las legiones Imperiales de manejar las armas. Ajustóse un armisticio, y despues se concluyó un tratado por el cual depusieron las armas 17,000 franceses, habiendo tenido además 3,000 muertos, recogiendo el vencedor las águilas y artillería en las cercanías de Bailen el 17 de Julio de 1808, cimiento de nuestra gloria y fianza de nuestro porvenir. Llegada á Madrid la nueva de este acontecimiento, se apresuró José á trasladarse al litoral del Ebro á Burgos. Enlazábase con este triunfo otro de mayores proporciones; el sitio de Zaragoza que atrojo sobre si los ojos de toda la España; hubo asaltos, bombardeos, salidas y encuentros, y despues de dos me

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ses de cerco, en 15 de Agosto, quedaron humillados los franceses retirándose aceleradamente con el baldon del vencimiento, la pérdida de 3,000 de sus mejores soldados, y su principal Generel herido. Cuando los sitiados se hallaban en la situacion mas critica, y los franceses habian logrado despues de cien encarnizados combates apoderarse del Hospital y del Convento de Santa Engracia, edificios fuertes y de consideracion, Lefebre Desnuets intimó á los zaragozanos la rendicion con este mensaje. Cuartel general de Santa Engracia. Paz y Capitulacion.-El jóven Palafox respondió sin vacílar. Cuartel general de Zaragoza. Guerra á cuchillo. En la puerta del Portillo habia una batería española rodeada de cadáveres, nadie se atrevia á acercarse á aquel recinto de la muerte; observólo la jóven Agustina de Zaragoza y conociendo ser aquel punto de la mayor importancia, se acercó silenciosa, tomó una mecha, la aplicó á un cañon, y permaneció impávida y serena; á su ejemplo corren muchos á su lado, y disputan al francés aquel sitio con gloria y ventaja. Casi simultáneo escarmiento recibian los estranjeros en Cataluña. Arribó á las costas de Portugal una escuadra británica que conducia á bordo divisiones inglesas regidas por el Teniente general Sir Arturo Welesley. Apenas pisó el breton el territorio Lusitano, empezó á cubrirse de honrosos laureles; Culembeyra fué el primer teatro de sus hazañas, donde quedó derrotado el imperial Delaborde. Junot, noticioso de este suceso, recogió todas las fuerzas francesas del territorio portugués, y presentó batalla el 2 de Agosto en las inmediaciones de Torras Vedras, donde fué arrollado y apeló á las capitulaciones, conviniendo en el tratado de Cintra, ajustado en Lisboa el 20 de Agosto en que las legiones francesas debian evacuar el Portugal y dirigirse á su pais. En este estado se formó la Junta central suprema gubernativa del Reino, compuesta de veinte y cuatro individuos nombrados por las Juntas de Provincia, que se instaló en Aranjuez el 27 de Octubre y tuvo por Presidente á D. José Moñino, Condo de Floridablanca, y entre sus miembros á D. Gaspar Melchor de Jovellanos, á D. Anto

nio Valdés y à D. Lorenzo Calvo de Rozas. La junta central que habia pasado á Sevilla, y era el verdadero gobierno de la Nacion á quien éste acataba, dictaba disposiciones muy oportunas, una de ellas la celebracion y otorgamiento de un tratado de amistad y alianza con la Gran Bretaña, por el cual reconocia ésta los derechos al Trono de Fernando VII y su dinastia, prometia ayudarnos á todo trance en la lucha con la Francia. Despues de muchos desastres cundió el entusiasmo, y por todas partes se levantaron nuevos Adalides. En las márgenes del Miño, los Abades de Couto y Valladares con don Martin de la Carrera, en el Norte de la Peninsula, se presentaron los guerrilleros Porlier, el Empecinado y los Clérigos Merino y Echavarria. Estos empeñaban escaramuzas, hacian sorpresas, huian para reaparecer de improviso é incomodaban tanto á los franceses, con sus rápidas maniobras é impetuosidad en las refriegas, que hasta llegaron á esquivar su encuentro. El ejército aliado de españoles é ingleses, en fuerza de 44,000 peones y 9,000 ginetes, acaudillado por los Generales. Cuesta y Welesley ocupaba estensa linea en el diámetro de Talavera de la Reina y aguardaba colocado en sus posiciones la llegada del francés conducido por el Rey José, auxiliado de los Mariscales Jourdan y Victor, el cual dió frente a los Confederados el 27 de Julio de 1809; perdieron en esta batalla los franceses vencidos 7,389 hombres, entre ellos dos Generales y 17 cañones; 6,268 los ingleses y 1,200 los españoles, recibiendo por este triunfo los Generales Cuesta y Welesley distinciones y mercedes. El inglés el titulo de Lord Vizconde Wellington de Talavera, y la dignidad de Par. Entre los guerrilleros á quienes sus hazañas alzaron una justa celebridad, se contaban, además de los ya mencionados, Cuevillas, el Clérigo Tapia, D. Juan Gomez y el jóven Mina; los cuales llegaron á reunir bajo su mando algunos miles de soldados de intrepidéz y audacia inimitables, obteniendo el título de Generales. Convino la Junta Central en la formacion de la ejecutiva, compuesta de cinco individuos reelegibles en parte de dos en dos meses, cabiéndoles los nuevos cargos al Marqués de

la Romana, á los Generales Riquelme y Caro, á D. Sebastian de Lozano, á D. José García de Latorre y al Marqués de Villel, cuya junta principió á funcionar en 1.o de Noviembre, fijando la Central la convocacion de Córtes para 1.o de Enero de 1810. El Duque del Parque, caudillo de nuestro ejército del centro, atacó en 8 de Octubre, cerca de Tamames, al General Marchant, desbaratándole y acosándole hasta los muros de Salamanca. La Junta Central abandonó Sevilla y se dirigió á la Isla de Leon; Sevilla desacató su autoridad y creó otra compuesta del Marqués de la Romana, del Conde del Montijo, y de D. Francisco Palafox. Los reveses de la fortuna obligaron á suceder en el supremo régimen á una Regencia, compuesta de cinco individnos, siendo llamados á desempeñar este cargo los Obispos de Santander y Orense, los Generales Escaño y Castaños, y D. Miguel Lardizabal Uribe. Este gobierno empezó á funcionar el 31 de Enero de 1810. Reunidas las Córtes en 24 de Setiembre de 1810, eligieron por Presidente á don Ramon Lázaro de Doy, y Secretarios á D. Evaristo Perez de Castro y á D. Manuel Lujan: en el mismo dia se constituyeron en Córtes generales, reconocieron la legitimidad de Fernando VII, y declararon nula y de ningun efecto la renuncia que habia hecho de sus derechos en Bayona; acataron la religion católica; confirmaron á la Regencia en el desempeño del poder ejecutivo, y espresaron la responsabilidad de esta; proclamaron la soberania popular delegada en las Córtes por la eleccion de sus miembros; prohibieron que ningun Diputado recibiese gracia ó empleo. El Duque de Orleans acudió á las Córtes solicitando el mando de nuestro ejército en Cataluña; pero los Diputados desestimaron esta pretension. Nuestras colonias quebrantaron los lazos que las unian con la metrópoli y se erigieron en libres y soberanas, grito que alzándose en el recinto de Caracas vino á perderse en las márgenes del Rio de la Plata. En estas circunstancias renunciaron la Regencia sus miembros y se redujo el número de estos á tres, confiriendo su cargo al General D. Joaquin Blaque, á D. Gabriel Ciscar, jefe de escuadra, y á D. Pedro Agar, capitan de fra

gata. El Paraguay y Tucuman siguieron el ejemplo de Caracas. Dióse nueva organizacion á los ejércitos, dividiendo las mas de las provincias en seis distritos militares. Hormigueaban las guerrillas en toda la Peninsula, siendo en mas crecido. número en Castilla y la Mancha, regidas entre otros, además de los dichos, por D. Eugenio Velasco, D. Manuel Hernandez, llamado el Abuelo, el clérigo Villacampa, el médico Palarea, D. Juan Abril Martinez de San Martin y D. Juan Abad, conocido por Chaleco. En Asturias y Galicia peleaban nuestras tropas, que acaudillaba D. Nicolás Mahy y luego el General Castaños, quien introdujo la disciplina que le faltaba. El estruendo de las armas correspondia de uno á otro polo de la Península, y Europa entera se aprestaba á contemplar acontecimientos mayores y decisivos; así es que el Czar Alejandro allegaba tropas, aumentaba recursos y conquistaba alianzas para lidiar de nuevo contra Napoleon. En este tiempo sucumbieron cerca de 20,000 personas en el periodo de seis meses en Madrid de hambre. Entre tanto Wellington, á la cabeza de un ejército de 47,000 hombres cayó sobre las márgenes del Tormes, cruzó este rio y se posesionó de Salamanca; el Mariscal Marmont vino á las manos con los anglo-portugueses en el sitio denominado los Arapiles, y quedó destruido por aquellos, por cuyo hecho concedieron las Córtes al General inglés el Toison de Oro. De sus resultas salió de Madrid José en 27 de Junio. El 30 penetró en esta poblacion el caudillo británico y se confirió el cargo de Gobernador á D. Cárlos España. Soult abandonó con sus tropas imperiales á Granada y tomó la ruta de Murcia. Suchet reconcentró sus fuerzas en Valencia y desbarató al General D. José O'Donnell. El Empecinado triunfó en Guadalajara: Porlier y Mendizabal se señorearon de Bilbao: el Coronel británico Sterret se hizo dueño de Sevilla, y el aleman Schepeller de Córdoba. Las Córtes abolieron la inquisicion, prohibiendo su restablecimiento en lo sucesivo. Nombróse nueva Regencia, recayendo la eleccion y voto de la Cámara en D. Joaquin Mosquera y Figueroa, Consejero de Indias, en los Tenientes Generales Duque del

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