Un paquete de cartas, de modismos, locuciones, frases, hechas, frases proverbiales y frases familiares

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Oficina Tipográfica, 1888 - 323 páginas
 

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Pasajes populares

Página 192 - Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse sin daño de barras; digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan.
Página 99 - Traía consigo gran cantidad de receptas, a una parte [de] jarabes ya otra de purgas. Y cuando visitaba algún enfermo, conforme al beneficio que le había de hacer, metía la mano y sacaba una, diciendo primero entre sí: «¡Dios te la depare buena!», y así le daba la con que primero encontraba.
Página 18 - ¡Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra!
Página 64 - Pero querría yo que la pintasen manos de otro mejor pintor que el que ha pintado a éstas. —Tienes razón, Sancho —dijo don Quijote—, porque este pintor es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda, q[u]e33 cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: Lo que saliere, y si por ventura pintaba un gallo, escribía debajo: Este es gallo, porque no pensasen que era zorra.
Página 259 - ¿Ahora sabes lo del huevo de Juanelo, que los ingenios más grandes trabajaron en hacer que en un bufete de jaspe se tuviese en pie, y Juanelo con sólo llegar y darle un golpecillo, le tuvo? Las grandes dificultades, hasta saberse lo son; que sabido, todo es fácil.
Página 237 - El perro del hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer. Refrán que reprende al que ni se aprovecha de las cosas ni deja que los otros hagan uso de ellas.
Página 201 - Diccionario académico, un juego de naipes, "especie del que se llama del parar. Juégase volviendo a la cara toda la baraja junta, y la primera carta que se descubre es del contrario, y la segunda del que lleva el naipe, y estas dos se llaman pintas. Vanse sacando cartas hasta encontrar una semejante a alguna de las que salieron al principio, y gana aquel que encuentra con la suya tantos puntos cuantas cartas puede contar desde ella hasta dar con azar, que son el tres, el...
Página 59 - ¡Oh, inaudita devoción de la corte! Hacer peregrinación gustosa a venerar las señales de unas paredes que fueron santas. De cuantos bajan al Sotillo, no debe de haber tres que sepan que hubo en él tales paredes.
Página 213 - A mí poco se me entiende de trovas; pero éstas me han sonado tan bien, que me parecen de Lope como lo son todas las cosas que son o parecen buenas.
Página 201 - ... llaman pintas. Vanse sacando cartas hasta encontrar una semejante a alguna de las que salieron al principio, y gana aquel que encuentra con la suya tantos puntos cuantas cartas puede contar desde ella hasta dar con azar, que son el tres, el cuatro, el cinco y el seis, si no es cuando son pintas, o cuando hacen encaje al tiempo de ir contando; como, por ejemplo, si la cuarta carta es un cuatro, no es azar, sino encaje. El que lleva el naipe ha de querer los envites que le hace el contrario, o...

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