Parnaso español: Colección de poesías escogidas de los mas célebres poetas castellanos ...

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Juan José López de Sedano
J. Ibarra, 1770
 

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Página 49 - La ejecución del hado presurosa. El mismo cerco alado Que estoy viendo riente, Ya temo amortiguado, Presto despojo de la llama ardiente.
Página 23 - Un soneto me manda hacer Violante, que en mi vida me he visto en tal aprieto : catorce versos dicen que es soneto ; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto ; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y aun parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando.
Página 24 - ¡Oh libertad preciosa, no comparada al oro ni al bien mayor de la espaciosa tierra! Más rica y más gozosa que el precioso tesoro que el mar del Sur entre su nácar cierra...
Página 258 - Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, V ríase la gente.
Página 262 - Enfrénanle de la bella las tristes piadosas voces, que los firmes troncos mueven y las sordas piedras oyen; y la que mejor se halla en las selvas que en la Corte simple bondad, al pío ruego cortésmente corresponde.
Página 49 - Pura, encendida rosa, émula de la llama que sale con el día, ¿ cómo naces tan llena de alegría si sabes que' la edad que te da el cielo es apenas un breve y veloz vuelo ? Y no valdrán las puntas de tu rama ni tu púrpura hermosa a detener un punto la ejecución del hado presurosa.
Página 27 - Carne sabrosa y tierna, vino aromatizado, pan blanco de aquel día, en prado, en fuente fría, halla un pastor con hambre fatigado; que el grande y el pequeño somos iguales lo que dura el sueño.
Página 50 - Róbate en una hora, róbate licencioso su ardimiento el color y el aliento; tiendes aún no las alas abrasadas, y ya vuelan al suelo desmayadas.
Página 261 - la guerra entre unos robles lo dejó por escondido o lo perdonó por pobre, do la paz viste pellico y conduce entre pastores ovejas del monte al llano y cabras del llano al monte, mal herido y bien curado, se alberga un dichoso joven, que sin clavarle Amor flecha le coronó de favores.
Página 261 - Escondióse tras las rosas, porque labren sus arpones el diamante del Catay con aquella sangre noble. Ya le regala los ojos, ya le entra, sin ver por dónde, una piedad mal nacida entre dulces escorpiones.

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