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ningun nivel puede ser justo sin darle el resguardo de la declinacion de la superficie de la tierra.

A este canal doy doce pies de fondo, treinta de ancho en la superficie bajá, y cuarenta en la mas alta del agua, con cinco de escarpa, que basta para dos barcos masteleros poder navegar sin estorbarse, especialmente para la navegacion de barcos chatos que nadan en poca agua como son los de Flandes y de Italia, y las muletas de Lisboa. Repruebo el camino mas largo de los seis millones, aunque yo lo habia reducido á dos. Y apruebo el de la cañada de Borujena, que es mas corto veinte y cuatro mil pies, que es mas de legua y media, y con dos pequeñas subidas se escusa cortar la montaña de Morla, alta ciento setenta y cuatro pies; y moderando el canal de la primera diligencia que en lo ancho dél se le daba mil quinientos treinta y seis pies de superficie á cuatrocientos y veinte que yo le doy, le cuento á cada pie de longitud mil ciento y diez y seis pies; y moderando así mismo la mitad de el precio de las tapias á dos reales cada una con otra, que son cincuenta y cuatro pies cada tapia, viene á hacer mucha baja, y está averiguado en Xerez que en la superficie de la tierra no se da mas de medio real cada tapia, y que por las segundas no llevarán mas, y por las terceras un real, y por las cuartas dos reales, y que arando el dicho canal se ahorrará mucho dinero y se facilitará la obra, la cual toda por este camino mas corto, sin tener consideracion á ahorros, tengo tasada en ochocientos mil ducados no haciendo caso si debajo de tierra se topará con piedra ó con aguas, que destas dos cosas no hay señales. Y cuando V. M. se quisiere aprovechar del Salado y comunicarle con Guadalete por la barca de Puerto Franco, se han de cortar cua

tro mil pies de tierra Hana que costarán doce mil ducados.

Y cuando de todo esto no se sirve (1) V. M. ó por el mucho gasto ó por otros inconvenientes que se puedan ofrecer, acomodando las armadas de V. M. dentro de los fuertes de el Puntal y Matagorda poniéndolos primero como conviene, y mas adentro de la carrera á un fuertecillo en lo mas estrecho con cadena, y las seis inclusas al lado de el puente de Zuazo á la parte de levante para dar carena en seco á los navíos y galeones, y asigurarlos de los enemigos que con lanchas no entren por el rio á quemarlos, V. M. podria mandar hacer un camino bien empedrado desde el puente de Santa María á San Lucar, pasar la plata y mercaderías en carretas de un lugar á otro tres leguas de camino, ó desde el dicho puerto de Santa María subir los barcos por el rio Guadalete hasta la barca de Porto Franco, y de allí llegar al dicho rio á Xerez por un canal de media legua, y de Xerez en carretas á Sevilla, que son quince leguas: los cuales caminos de invierno no se pueden andar con carretas sin empedrarlos, cuyos gastos son mas excesivos y los inconvenientes mucho mayores. Y no haciendo el dicho canal navegable de Guadalete á Guadalquivir, el último remedio es pasar la contratacion de Sevilla á Xerez, y que los barcos suban desde el puerto ó desde el Salado á la dicha ciudad, enderezando el dicho Guadalete, cortando sus vueltas y haciendo el canal de media legua á la dicha ciudad como dicen fué pensamiento del Señor Rey D. Felipe II, que esté en gloria, abuelo de V. M.

(1) Quizá no se sirviere.

RELACION

de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, sacada del códice número CXX de la Biblioteca Imperial de Viena.

En el año pasado de 1525 años estando Pedro Arias de Avila Gobernador de la tierra-firme, que es cierta parte de la tierra firme á la que llaman Castillo del Oro (1), en la ciudad de Panamá que es fundada en la costa de la otra mar del Sur, se ofrecieron al dicho Gobernador los capitanes Francisco Pizarro y Diego de Almagro á hacer á sus expensas cierto descubrimiento hácia la parte de levante, que es al oriente de la dicha ciudad y lo que hicieron y hallaron, es lo que se sigue.

Los dichos capitanes teniendo noticia de una provincia que se dice el Perú que es en la misma costa de tierra firme en la parte del mar del Sur de donde es la ciudad de Panamá hácia el levante, partieron en el año de 25 (2) con dos navíos de cuarenta y setenta toneles y un bergantin pequeño, y hasta ciento y cincuenta hombres compañeros de la tierra y sus maestros y marineros que discurriendo por la costa hasta dar en dicha provincia, hallaron algunos pueblos junto á la mar, pequeños, y con algunos de ellos asentaban sus paces y pasaban de largo. Tuvieron noticia en aquellos pueblos que entrando la tierra dentro, detrás una sierra que se hace grande habia muchos pueblos adonde habia mucha cantidad de oro, y que la tierra era muy llana y enjuta, toda por la mayor

(1) Debió decir Castilla del Oro.

(2) 1525.

TOMO V.

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parte prados, y poco montuosa, y que era tan caliente en cierto tiempo del año que no podian andar los indios sin llevar debajo de los pies unas cortezas de árboles hechas á manera de chinelas, porque descalzos se quemaban los pies, y unos sombreros hechos de hojas de árboles sobre las cabezas. Yendo por la costa adelante, dejando estos pueblos pequeños que digo, hallaron que la costa era algo mas áspera y volviéronse atrás al paraje de aquella tierra caliente para tomar contratacion con los indios: todos los pueblos que habian dejado en la costa halláronlos quemados y los indios alzados y idos la tierra dentro. Parece que en aquellos pueblos solo se sirven los indios de pesquerías y hacer sal para proveer los otros de la tierra dentro. Procuraron de entrar los capitanes y gente á un pueblo de que tuvieron noticia que era grande y bueno, y dieron sobre él: halláronle barreado todo de madera de rama; al combatir fueron heridos algunos cristianos y quebraron el ojo al capitan Diego de Almagro. Las armas que tenian eran lanzas y tiraderas y macanas y piedras. Al fin entraron el pueblo y hirieron y mataron algunos indios. Ellos tenian alzado toda la hacienda, mugeres y hijos; y los capitanes por curar los enfermos tornáronse al navío. Y porque la tierra era muy áspera de ciénagas, y muy montuosa por toda aquella costa la dicha provincia, que es hasta ochenta leguas, aunque es la costa llana para la tierra dentro, no se manda por caminos ninguno, salvo por los rios é canoas, porque lo demas es todo ciénagas y montes muy espesos y muchas partes de palmas espinosas: y porque los capitanes no tenian navíos sotiles para por los rios, no entraron sino en tres ó cuatro partes, y no podian ser sino vistos; y hallaban los indios alzados y no podiau conse-

guir otro efecto sino proveerse de algunos mantenimientos para en los navíos. De algunos alcances que siguieron, tomaron algun oro y piezas que los indios tienen para sus personas: halláronse unas madejas de hilo de oro tirado que pesaba (4) mas de seiscientos castellanos, y muy fino oro en aquellos pueblezuclos que di go pesquerías, pero no les habian tomado nada por guardarles paz pensando que los pudieran atraer á ella. Viendo la aspereza de esta tierra y que no tenia gente ni aparejo para poder atravesar las tierras para ir á los pueblos grandes, que arriba dije que es caliente y rica, siguieron la costa adelante que va por la mayor parte discurriendo norte sur, y viéronse en mucha necesidad con tiempos contrarios porque se hacen muchas puntas en algunas partes, y hallaron algunas islas despobladas: cerca de tierra fueron á dar á un rio grande que pusieron nombre San Juan, y hallaron ahí algunas poblaciones; y por ser vistos antes que pudiesen dar en ellas, se fueron los indios con lo que tenian y algunos pueblos quemaron. Los capitanes aposentáronse en un pueblo, y los indios vinieron á dar sobre ellos y les pusieron en harta necesidad; pero al fin se fueron los indios, y quedáronse aposentados y procuraron de hacer paz con ellos; pero no á fecho (2).

Y viendo los capitanes la poca manera que habia en aquella tierra de poblar ni haberse provecho, y que traian la gente muy cansada acordaron de enviar un piloto muy bueno que tienen que se dice Bartolomeo Ruiz, que fué con un navío y cierta gente la costa delante, mandándole que la siguiese dos meses todo lo que pudiese andar. El

(1) En el ms. pasaba.

(2) Así el ms. querrá decir: pero no hubieron suceso.

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