La mujer: apuntes para un libro

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A. de San Martin, 1861
 

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Página 72 - Si en el amar sin ser amado hay un encanto profundo y melancólico, en el recuerdo del amor correspondido hay un raudal perenne de consuelo y alegrías. Los amantes que se ven y se hablan, tienen la felicidad del amor; los que viven separados, tienen dos felicidades: la del amor y la de la esperanza. La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones.
Página 125 - Cásares y los Virgilios, cruzaban los azarosos días de la infancia, una mujer los alimentaba con el jugo de su pecho; una mujer los adormecía con el arrullo de su amor. Cuando sus labios empezaron a articular sonidos, una mujer les enseñó a pronunciar los nombres para, vosotros venerandos, y les imbuyó vuestras creencias, y les dijo que había una patria que debían adorar; una patria que ellos ilustraron luego con el brillo de sus conquistas o con el mágico resplandor de su talento . ¡Detractores...
Página 266 - Mucho han escrito las literatas; pero mucho más se ha escrito acerca de las literatas. Se necesita todo el talento de las que en realidad son mujeres de talento , para no abatirse y sucumbir ante esa especie de cruzada que en ciertas épocas han sostenido los críticos adustos contra las autoras de versos y de libros.
Página 165 - Hombres necios que acusais a la mujer sin razon, sin ver que sois la ocasion de lo mismo que culpais: si con ansia sin igual solicitais su desden, ^por que quereis que obren bien si las incitais al mal?
Página 127 - ... las flores. En los años de la juventud consuela nuestras amarguras, perdona nuestros extravíos, y es la amiga que nunca nos engaña; la amante inalterable y fiel que nos ama sin cálculo y sin interés, sin falsedad y sin celos. Ella es la sola mujer que, sin avergonzarse ni avergonzarnosi puede besar nuestra frente y estrecharnos en su seno.
Página 124 - ... que por vosotros eleva vuestra madre. Si en noche apacible del estío acaricia vuestra frente una brisa consoladora, que no es la brisa de los campos ni el hálito embalsamado de las flores, estremeceos de placer: es el beso de pureza y de ternura que os envía desde el cielo vuestra madre. Aunque la muerte la arrebate, la madre no deja nunca de existir para vosotros, los que teneis corazon y sentimiento.
Página 8 - Y nosotros nos atrevemos á añadir: la que á la belleza del rostro adune la belleza del alma, á los encantos de la naturaleza los de la virtud, bien puede pasar en la tierra por un trasunto del cielo.
Página 17 - No olvide que la mujer fué su madre, y que es ó ha de ser la madre de sus hijos. Entre una mujer sin educar y una mujer mal educada, la primera no puede hacer el bien; la segunda hará irremisiblemente el mal.
Página 54 - La luna que boga majestuosamente en un mar inmenso de azul; la blanca nubecula que flota en la region de las estrellas; el aroma de dos violetas confundido por el céfiro; el murmullo de la fuente interrumpiendo el melancólico silencio de la noche; el dulce trino de los ruiseñores; el tierno arrullo de las tórtolas; la gota de rocío desprendida desde el cielo sobre...

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