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cieron de su tiempo, segun lo manifiesta una cédula real de dichos gloriosos Principes haciendo memoria de sus muchos servicios, en la cual le hicieron merced de cierta cantidad de bienes confiscados à los rebeldes, refrendada de Alonso Dávila, su Secretario. Casó con doña Constanza de Velasco, en la villa de Belorado, habiendo de este matrimonio por hijo, entre otros, á

Hurtado Diaz de Mendoza, señor de la Corzana, el cual se halló en las guerras del belicoso reino de Granada en servicio de los Reyes Católicos, donde hizo muchas hazañas, mostrando en todo el valor de su persona y la clara sangre de sus mayores; casó con doña Maria Tenorio, Dama de la Reina, nieta del Adelantado don Alonso Tenorio. Sirvió á estos Católicos Principes de su Gobernador de Tafalla en las fronteras del reino de Navarra, reinando allí D. Juan de la Brid, con cuyas gentes tuvo muchos encuentros, como parece por cartas de los Reyes Católicos, refrendadas de su Secretario Miguel Perez de Almazan. Alcanzó los tiempos del Emperador D. Carlos, Rey de las Españas, á quien sirvió con mucho esfuerzo y valor el año de 1520 en las escisiones y alteraciones de estos Reinos en la provincia de Alava contra los rebeldes que seguian la parcialidad de los comuneros, como escribe la crónica de este Principe. Y despues, juntando sus gentes con las del Conde de Treviño y el Diputado general de la provincia de Alava, rompieron en batalla á los comuneros, prendiendo muchos de ellos, de quien se hizo justicia en la ciudad de Vitoria. Fueron sus hijos: primero, Garci Hurtado de Mendoza, que sucedió en la casa, y segundo, doña María de Mendoza, que casó con Juan de Corcuera, de quien volveremos á hacer memoria.

El Garci Hurtado de Mendoza, señor de la Corzana

y de otros vasallos, fué gran caballero y de ánimo generoso, en quien resplandecieron las virtudes y clara sangre de sus mayores, el cual casó con doña Ana de Leiva, hija mayor de Sancho Martinez de Leiva y de doña Francisca de Guevara, su mujer, señores de la casa de Leiva, y fueron sus hijos: primero, D. Diego Hurtado de Mendoza, que sucedió en la casa; segundo, D. García Hurtado de Mendoza, que murió peleando valerosamente sobre las murallas de Mastrique; tercero, D. Sancho Hurtado de Mendoza, que murió en el ejército en Flandes, y cuarto, doña Leonor Hurtado de Mendoza, á quien Madama Leonor, hermana del Emperador D. Cárlos, Rey de las Españas, sacó de pila y le puso su nombre en la villa de la Puebla de Arganzon, entre Miranda de Ebro y la ciudad de Vitoria, cuando pasó á casarse con el Rey Francisco de Francia. Casó doña Leonor Hurtado con D. Sancho Martinez de Leiva, General de las galeras de España y Virey de Navarra, de quien descienden los señores de esta casa.

El primogénito, D. Diego Hurtado de Mendoza, sucedió en la casa y señorío de sus padres y se crió de su lierna edad sirviendo de Paje al Católico Rey don Felipe II, hallándose con este Principe en la jornada que hizo á Inglaterra cuando fué á casarse con la Reina doña Maria; despues en la jornada de los Gelbes, año de 1560, donde se perdió, y tuvieron los españoles por mejor el morir que volver las espaldas, donde fueron prisioneros y cautivos este caballero y D. Sancho Martinez de Leiva, su cuñado, con otros muchos, los cuales. fueron llevados à Constantinopla y echados al remo en una galera que llamaban de la Piedra porque servia de llevarlas á unos castillos que llamaban Dardanelos, los cuales habia mandado labrar el Gran Turco á la boca del

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golfo de Lepanto, de donde al cabo de cuatro años y medio de continuos trabajos determinó aventurarse alzándose con la galera, moviendo los ánimos de los cristianos, dándoles instrucciones para que cuando los saca. sen con él á tierra á cargar la piedra y materiales que se habian de embarcar para la fábrica de los Dardanelos, que llevasen la piedra arrojadiza que les pareciese conveniente para pelear con los soldados del Turco que habia en la galera, lo cual se ejecutó y puso por obra con lo demas que les ordenó; y hecho así, al tiempo que los habian de meter en la cadena y á los bancos del remo, haciendo D. Diego Hurtado de Mendoza una señal, arremetieron todos como leones contra los turcos con tanto valor, que aunque desiguales en las armas, el ánimo y valor era tan grande y superior al de los turcos, que no pudiendo sufrir la furia y terror de los cristianos y los filos de una alabarda que primero ganó este caballero, que como un rayo acudia à unas partes y á otras, dando á unos la muerte y á otros espanto, se arrojaron los turcos que pudieron al agua porque estaban cerca de tierra, y con esto quedó señor de la galera, con lo cual al punto dieron velas y la gobernaron de modo que con próspero viaje llegaron á Venecia, donde los recibieron con decir á este caballero y á los que con él venian que tenia convenio hecho aquella Señoria con el Turco de volverle los esclavos foragidos que por allí aportasen; lo cual visto por este caballero, con gran prudencia y valor respondió al veneciano que el Rey Católico sabia de su huida y derrota en aquella Señoría, y què D. Sancho de Leiva, su cuñado, era ya rescatado y era General de las galeras de Nápoles, y lo sabria significar á S. M. para que tomase venganza de tan áspera resolucion como era la de volverlos á Constantinopla; por lo cual resolvieron darle

libertad á él solo y que todos los otros fueran devueltos al Gran Turco, á lo cual mostró su valor diciendo que si alguno ó alguna oreja de los que con él habian venidoera devuelto, habia de ser él ó la suya; y así que determinase lo que habia de hacer. Esta resolucion de don Diego Hurtado de Mendoza puso en cuidado al veneciano, y los dejó ir libres à Italia, dando fin á su cautiverio. Casó con doña Juana de Guevara, y fueron sus hijos. primero, D. Francisco Hurtado de Mendoza, que murió siendo Paje de la Majestad del Católico Rey D. Felipe II; segundo, D. Diego Hurtado de Mendoza, que sucedió en la casa; tercero, doña Leonor Hurtado de Mendoza, que casó con D. Francisco de Ocio, Alférez mayor de la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, siendo sus hijos dona Francisca de Ocio y Mendoza, mujer de don Fernando Romero Samaniego, y D. José Esteban de Ocio, y cuarto, doña Maria de Mendoza, monja en el convento de la Casa de la Reina en Rioja.

El D. Diego Hurtado de Mendoza, señor de la Corzana, Caballero de la órden de Santiago, fué recibido en lugar de su hermano en palacio; hizole el Rey don Felipe III merced de la visita general de los mandatos de su órden el año de 1608, y casó en la ciudad de Vitoria con doña María Ruiz de Vergara, hija única y heredera de Francisco Ruiz de Vergara y de doña Maria Ruiz de Vergara, su mujer, señores de la villa de Santurdejo en Rioja. Hallóse en servicio de S. M. el año de 1615 en la provincia de Alava cuando se hizo la jornada de los casamientos del Sermo. Príncipe de las Españas con doña Isabel de Borbon, Princesa de las Españas, y del Rey Cristianísimo Luis XIII, su hermano, Rey de Francia, con doña Ana, Serma. Infanta de las Españas, Reina de Francia, para cuya ocasion fué nom

brado de aquella provincia por su Capitan y Cabo de la gente de ella, donde mostró el valor de su persona, y la clara sangre de sus mayores, siendo uno de los que mas hicieron en ella, por los muchos criados y allegados que con ricas libreas de grana cubierta de pasamanos y alamares de oro le acompañaron, como todos los soldados. que presentó en escuadron á S. M. dos leguas antes de entrar en Vitoria: estaban lucidísimamente aderezados de armas, plumas y libreas, haciendo en todo grandes gastos, acudiendo á lo que S. M. le ordenó de su servicio. con grande cuidado. Fué sepultado con su esposa en San Francisco de Vitoria, habiendo de este matrimonio por hijos: primero, á D. Esteban de Mendoza y Vergara, Caballero del hábito de Santiago; segundo, á doña Micaela Francisca; tercero, á doña Vicencia; cuarto, à doña Ana de Mendoza, y quinto, à doña Maria de Mendoza.

Doña María Hurtado de Mendoza, hija de Hurtado Diaz de Mendoza, señor de la casa de la Corzana y de doña María Tenorio su mujer, casó como ya dijimos, con Juan Ruiz de Corcuera, señor de la casa y solar de Corcuera, que está en el lugar de Berguenda á dos leguas de Miranda de Ebro. Fué valeroso caballero y Capitan famoso en la conquista del reino de Granada, y en las alteracio. nes de estos reinos, siguiendo la voz de sus Reyes acompañando al Condestable de Castilla, de quien fue muy estimado; dióle en Vitoria la guarda y custodia de los Delfines de Francia, los cuales estuvieron á su cargo todo el tiempo que los tuvo en su poder el Condestable. Fueron sus hijos y de doña Maria Hurtado de Mendoza su mujer, seis varones, que todos fueron famosos Capitanes en las guerras de Italia y Flandes, donde acabaron sus dias, mostrando el valor de sus personas, y la clara sangre de sus mayores; llamóse el mayor de ellos

TOMO V.

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