Coleccion de las obras sueltas, assi en prosa, como en verso, Volumen 10

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en la imprenta de don Antonio de Sancha, en la Aduana Vieja, donde se hallará, 1777 - 582 páginas
 

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Página 489 - ... Tírale, yerra, vuela, y la turbada Voz en el pico convertida en hielo, Vuelve, y de ramo en ramo acorta el vuelo Por no alejarse de la prenda amada. Desta suerte el amor canta en el nido; Mas luego que los zelos que recela Le tiran flechas de temor, de olvido, Huye , teme , sospecha , inquiere , cela, Y hasta que ve que el cazador es ido, De pensamiento en pensamiento vuela.
Página 171 - No hay desdicha que el alma no revele, y así mi temeroso pensamiento no mira engaño donde el miedo apele. Cubrióse entonces de un humor sangriento el ^corazón; las lágrimas heladas no me dejaban ver el aposento. Las luces de los ojos eclipsadas, pedí favor al llanto, porque hay penas que matan vidas, de no ser lloradas.
Página 155 - Laura compitiera, y mas , pues mas la amé , la eternizara: mientras viviere* la mortal esphera, o dulce de mis ojos prenda cara, yo te prometo , que tu nombre sea luz de mi ingenio , y de mi pluma idea...
Página 152 - Llego a la cama, la color perdida, y en la arteria vocal la voz suspensa, que apenas pude ver restituida por la grandeza de la pena inmensa; pensé morir viendo morir mi vida...
Página 178 - Aplicóse tan bien la semejanza Que de una negra máscara compuesto, Por no la ver, que no para venganza, Tengo un retrato en mi cabana puesto, Para que traiga por su honor el luto, O porque para mí murió tan presto.
Página 144 - Cuando yo vi mis luces eclipsarse, Cuando yo vi mi sol escurecerse , Mis verdes esmeraldas enlutarse Y mis puras estrellas esconderse, No puede mi desdicha ponderarse Ni mi grave dolor encarecerse, Ni puede aquí sin lágrimas decirse Cómo se fué mi sol al despedirse.
Página 136 - ... con las perlas del Sur rosas Pangeas? Con celestial belleza la decora, como por ella el alma se divisa, la dulce gracia de la voz sonora entre clavel y roja manutisa...
Página 148 - Aquella, que gallarda se prendía y de tan ricas galas se preciaba, que a la aurora de espejo le servía, y en la luz de sus ojos se tocaba, furiosa los vestidos deshacía y otras veces estúpida imitaba el cuerpo en hielo, en éxtasis la mente un bello mármol de escultor valiente.
Página 45 - Cuando tomáis los pinceles Para que hermosos agraden Los claveles y jazmines Que suelen desfigurarse En el curso de la noche?
Página 135 - No como aquellos griegos en romance, que, como pescadores, del ingenio al papel echando el lance, ya sacan una perla, ya una sierpe, ya un bucio o caracol, monstruos de [Euterpe ; de suerte que ellos mismos desconocen el parto que producen, y los que los comentan los traducen. Pues dime; ¿qué naciones se conocen que no le deban versos y alabanzas en cuanto baña el mar la bella Europa?

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