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la grand fuerza é valentia revolviendose, venian amos rodando por el otero. El alferez quando aquello vido, acorrió lo mas aina que pudo: é los omes de armas que estaban en la hermita non menos. E quando los del castillo que estaban mirando la fabla, vieron al su Alcayde derribado, é en las manos del Condestable, comienzan á lanzar del castillo tantas piedras, que parescia lluvia, é saetas, las quales non venian á menor peligro del su Alcayde, que del Condestable. E yá quando el alferez, é la gente de armas del Condestable llegó á ellos, el Condestable estaba muy cansado; ca la grand 10 fuerza del Alcayde lo avia atormentado mucho. E como llegaron los suyos echaron mano del Alcayde, é algunos quisieran ferir é maltratar al Alcayde, por le fallar assi asido é travado con el Condestable; mas el Condestable lo defendió de toda ferida é mal tratamiento, é tomólo, é traxolo assi 15 preso consigo, é assi lo levó á los sus caballeros, é á todos los grandes que venian con él alli: los quales non sabian cosa de aquel fecho, é todos fueron alegres, é non poco espantados de tal acaescimiento. ¡Oh enxemplo de sabiduria caballerosa! ¡Oh esfuerzo, encubierto fondon de fingido temor! 20 Arrehenes demandó á los que suelen arrehenes demandar : seguridad quiso temores en este caso demostró, por asegurar á los temorados. Muchos con vanas amenazas facen aperscebir los seguros : é el nuestro capitan con grand sabiduria fizo asegurar á los aperscebidos. Menester le fué prudencia pa- 25 ra sacar al Alcayde de su castillo: é para tomar dél arrehenes en lugar de ge los dexar : é para fablarle blanda é templadamente; mas para echar mano de un ome valiente: para acometer uno solo á un Alcayde, fondon del su castillo é su muro, mas que prudencia era menester. ¿ E quién cree que la pru- 30 dencia estaba alli sola con el Condestable? ¿Quién cree que otras virtudes non le acompañaban? ¿Quién pensará como ૐ puso las manos en aquel Alcayde, é se ayuntó con él con tanta osadia, que non vea como el grand esfuerzo lo acompañaba la virtud lo seguia: la grand valentia de corazon le 35 ayudaba, é lidiaba alli con él? Puedese aprender, é tomar enseñanza de quanto fruto aya seido la virtud de aqueste nuestro Condestable, que pudo, mediante su sola destreza é sabidu

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ria, ganar una villa é castillo en una hora, que un grand príncipe en muchos dias con grandes pertrechos non combatiera. Los del castillo veyendo assi preso al Alcayde, luego trataron de le dar la fortaleza, é los de la villa con ellos : é el nuestro capitan se apoderó de la villa é castillo. E alzando en la fortaleza las armas del Rey, é las suyas, é las sus señas é vanderas, puso en ella por Alcayde un caballero su criado, é dexó la villa sosegada é en paz al servicio del Rey, desterrando é lanzando fuera della los omes escandalosos, é los Io que non vido firmes en servicio del Rey, é los otros dexó pacificos. E partióse dende con sus gentes, é fué al castillo de Montanches, el qual tenia un Alcayde por el Infante, é por non se detener ende con la hueste, dexó ende á Don Pero Niño con la hueste que fué necessaria, é el Condestable passó adelante á la cibdad de Mérida.

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TITULO XXIX.

COMO EL CONDE DE BENAVENTE SE JUNTÒ
con el Condestable é del rebato que aquella noche ovo la
gente del Condestable: é de como andovo de noche é de dia
fasta la villa é castillo de Alburquerque, donde
los Infantes estaban.

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Omo el Rey oviesse enviado á mandar por sus cartas al Conde de Benavente que se ayuntasse con el Condestable, é estoviesse á su ordenanza, él fizolo assi, é ayuntóse con él alli. E como quiera que de alli adelante toda aque20 lla tierra contra la parte de Alburquerque, era desierta é despoblada; é. aún por los robos que los Infantes avian fecho, estaba mucho mas ; por el tiempo ser del invierno, aconsejaban al Condestable aquellos caballeros que dicho avemos que con él alli venian, que non debia passar adelante, salvo 25 ponerse por aquella comarca con sus gentes, é de alli facer la guerra á los Infantes, el Condestable les respondió:,, Que ,,yá ellos sabian como públicamente descian los Infantes, que pelearian con qualesquier persona que aquella tierra fuesse „, á los buscar : é pues aquello assi era, que mas valia facer la

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,, guerra con ellos en un dia, que en muchos ; é antes luego, ,, que dexarlo para otra hora." Pues fué acordado, que dexadas alli las camas é fardages, que todos aforrados, non levando salvo sus armas é caballos, ficiessen luego el camino de Alburquerque. E levó el Conde de Benavente un camino, 5 é el Condestable con su gente el camino de la montaña : é andovieron el dia, é parte de la noche sin reposar. El Conde de Benavente llegó primero á una aldea donde los caminos se ayuntaban. E como se aposentasse primeramente en aquel logar con su gente, la qual traía dañosa é non bien cas- 10 tigada, comenzaron á facer, segund roido, como las mugeres se aquexasen del daño que los del Conde les facian, aposentandose. El Condestable, que aún non era llegado por el camino que troxiera, como oviesse enviado sus corredores á descobrir segund la orden de la guerra lo demandaba, é el Condestable lo 15 sabia bien facer, los corredores volvieron unos empos de otros, faciendo rebato al Condestable, disciendo: que los Infantes estaban con sus gentes robando aquella aldea. El Condestable tanto cobdiciaba fallarse alli con los Infantes, que non lo creiâ, mas todavia venian otros, certificando ser los Infantes alli, é 20 aún disciendo que ellos avian visto la gente de armas. Estonce el nuestro Condestable, como guerrero é esforzado capitan, mandó á todos los suyos que se metiessen las armaduras de las cabezas, é tomassen las lanzas en las manos, é que se diessen grand priessa, porque non perdiessen tanta buena 25 ventura como Dios les traía á las manos. E apretó muy bien su gente, é despues que la ovo assi ordenado, movió con ella, é andovo mas aquexadamente que fasta alli, de guissa, que con el grand esfuerzo é buena voluntad que todos conoscian en el Condestable, non parescia á ninguno que sentia la grand es- 30 curidad de la noche, nin les estorvaba la espesura de la montaña, nin sentian el áspero tiempo de invierno que por estonce les facia. E tanto andovieron, fasta que fueron cerca del aldea, como quiera que era yá grand parte de la noche passada. E como el Condestable levasse su gente junta é ordenada, 35 para arremeter con ellos de salto al aldea, é yá mandasse tocar las trompetas, ovo algunos que conoscieron que aquella gente que estaba en el aldea era del Conde de Benavente, que avia

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llegado alli primero por el camino que avia traido. Al Condestable non le plogo mucho, quando lo ovo sabido ; assi por trabajo que con los suyos avia tomado en valde aquella noche; como porque non avia lugar lo que tenia pensado que alli pudiera facer. E como quiera que dixo algunas palabras con saña é ira, mas luego comenzó de alegrar á los suyos, dichos amigables relevarles los trabajos é cuidados, aposentandose alli. E despues desto fecho, el Condestable luego con su gente fizo desagraviar á los labradores quexosos, que avian res10 cebido daño de la gente del Conde. E como quiera que todos reposassen é descansassen, el Condestable non avia lugar de poder repossar nin descansar; antes proveía como estoviessen todos á buen recabdo; por estar tan cerca de los enemigos, poniendo sus guardas, é usando de todas aquellas cap35 telas que la arte de la guerra demanda. E despues que todo lo ovo proveído, é á todo ovo dado la orden que entendió ser necessaria, assi vestido é armado como venia, se adormesció un poco, é luego antes que fuesse el dia, mandó tocar las trompetas, ó fueron todos á caballo. E andovo el Condestable 20 con aquellos caballeros que avemos dicho, é con la gente que levaba tanto, fasta que fué acerca de la villa de Alburquerque é sus batallas ordenadas llegó tanto á la villa, fasta que los truenos é saetas alcanzaban á donde él se puso con sus gen

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tes.

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TITULO XXX.

DE LAS RAZONES QUE EL CONDESTABLE
envió á descir por su faraute á los Infantes: é de como ovo
cierto desafio entre los Infantes é el Condestable é el Conde
de Benavente, é como el Condestable lo

E

quisiera abreviar.

Stovo el Condestable con su gente acerca de la villa de Alburquerque una muy grand pieza : tanto que el Con de de Benavente, é los Adelantados, é aquellos caballeros que con él venian le dixeron : que bastaba yá su estada tanto alli, que los caballos estaban trabajados, é la gente muy 30 cansada, é convenia que oviesse algund reposo : é que los

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Infantes, si salir ovieran á pelear, yá fueran salidos. Estonce el Condestable mandó llamar un faraute suyo, é dixole:,,Irás á los Infantes Don Enrique é Don Pedro, é descirles has, ,, que á estos caballeros é á mí es fecho saber, como ellos han dicho por plaza que saldrian á pelear con qualquiera 5 ,, persona que á esta tierra viniesse, é que somos aqui venidos, é estamos aqui: pedimosles por merced que quieran salir á nos ver; porque ellos puedan bien mantener lo que dixeron." El faraute fué é dixo á los Infantes lo que el Condestable le mandára descir. Los Infantes, avido sobre aquello su 10 consejo, dixeron al faraute :,,Que se fuesse, é dixesse al Condestable, que ellos avian bien entendido lo que por él les fuera enviado á descir, á lo qual ellos enviarian su respuesta." Visto por el Condestable aquello que los Infantes respondieran, non quiso partir de alli, fasta saber la respuesta, como 15 aquel que non queria dilatar lo que tanto avia en corazon de facer. Un faraute de los Infantes, que traía la respuesta de lo que el Condestable les enviára á descir, llegó al Condestable, é dixole:,, Que los Infantes le enviaban á descir, que ellos non tenian por el presente tanta pujanza de gente como él 20 ,, para salir á pelear con él, con gente por gente; mas que el Infante Don Enrique, é su hermano el Infante Don Pedro le enviaban á descir, que se matarian con él, é con el Conde de Benavente, personas por personas, é que assi darian mas presto fin á aquella guerra." El Condestable Don 25 Alvaro de Luna ovo grand placer; porque los Infantes salian á lo que él tanto cobdiciaba, é segund la grandeza de su corazon, el esfuerzo de su persona, non pudieran mover cosa de que tanto le ploguiesse. E fizo ayuntar al su consejo al Conde de Benavente, é á los Adelantados, é á Don Juan Ramirez de Guz- 30 man, é á Juan Carrillo, é á Juan de Silva, é á los otros caballeros que con él eran. E despues de ayuntados dixo al faraute: que propusiesse su requesta: la qual despues de oída por todos, mandólo apartar, para que oviesse lugar de verse en ello con aquellos caballeros, disciendole, que presto seria respon- 35 dido. E como quiera que el Condestable deliberada tenia la respuesta, que avia de dar al faraute, quiso saber el voto de cada uno de aquellos caballeros en aquel caso. Unos ovo ende

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