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de un árbol, y si un lado llega á dominar se debilita el otro, y el árbol tendrá una forma desagradable, que lo conducirá poco á poco á su ruina. Si se atiende á la causa de abigarrarse las hojas ó de crecer desmedidamente las ramas de un solo lado, se verá que es, ó porque han podado el árbol fuera de tiempo ó porque el tronco ha padecido por el lado desprovisto, ó por un golpe ó herida en su corteza, ó en fin por el efecto de alguna helada. Esta deformidad proviene muchas veces de haber cortado algunas raices al cultivar el terreno, ó de que los insectos ú otros animales que habitan debaxo de tierra las hayan roido.

VII. De los árboles que se pueden inxertar sobre el almendro. Los arbolistas siembran muchas almendras amargas para formar patrones, y lo hacen por dos motivos: el primero es el temor de los turones, y el segundo el que los escudetes sobre el almendro amargo arrojan mas vigorosamente, dan vástagos hermosos, y con esta buena figura el árbol se vende bien, que es su fin principal. El del comprador es mas remoto, porque quiere que el árbol hermoso, que paga caro, le dé fruto hermoso y bueno; y su esperanza se frustra quando ve que este árbol brota ramas de madera, da frutos pequeños y pocos, y casi siempre algo amargos: entonces reconoce su error, tiene que arrancar el árbol, y pierde todo este tiempo. Los que estan acostumbrados á ver muchas veces almendros nuevos no se dexarán engañar tan fácilmente, exâminando el pie del árbol por baxo del inxerto, porque el almendro amargo tiene la corteza mas morena y mas lisa que el dulce, y sus raices son tambien mas vigorosas.

Los escudetes de todos los pérsicos lisos prenden bien sobre el almendro dulce, y algunos autores lo prefieren á los demas árboles quando el pérsico inxertado en él se ha de plantar en una tierra ligera Rogerio de Schabol, á quien el arte de cultivar los árboles debe su perfeccion, prefiere al ciruelo el almendro para toda clase de tierras, sean fuertes ó ligeras. El Baron de Tschoudi asegura, segun su experiencia, y podemos creerlo sobre su palabra, que en las provincias septentrionales de Francia, como la Alsacia, donde vivia entonces, los almendros inxertados sobre ciruelos probaban mejor que almendro sobre almendro, y que por este medio consiguió criarlos en espaldera.

El inxerto de albaricoque de Nancy prende muy bien sobre el

almendro.

CAPITULO IV.

¿HAY MEDIOS CAPACES DE RETARDAR LA FLORESCENCIA
DEL ALMENDRO?

La a experiencia ha demostrado que si se inxertan pérsicos ó ciruelos sobre almendros, los inxertos vegetan al mismo tiempo que la especie de árbol de donde se han tomado, pero no tan prontamente como el almendro, de modo que la savia de este árbol se pone en movimiento inútilmente con relacion al inxerto. Al contrario, si se inxerta un almendro sobre ciruelo ó pérsico, el inxerto del nuevo almendro vegetará al mismo tiempo ó tan pronto como los almendros ordinarios. No debemos extrañar estos fenómenos, si consideramos que cada especie de árbol necesita para su vegetacion cierto grado determinado de calor, y que el que da el movimiento á la savia en el almendro no es suficiente para moverla en el ciruelo ó en el pérsico, y menos aún en el castaño, en el nogal, en la morera &c. El calor interior de la tierra no basta, porque es necesario ademas que la temperatura del ambiente esté en el punto que requiere la vegetacion de tal ó tal árbol. El inxerto del almendro plantado sobre otro patron, semejante en esto á todos los demas inxertos, no muda de naturaleza por su trasposicion, y sigue el curso de las leyes fisicas. Así la vegetacion es siempre conforme al órden establecido por el Criador, sin que la mano del hombre pueda substraerla á él.

El siguiente experimento de Duhamel establece la ley de la vegetacion mejor que todas las razones. Si se planta, dice, una cepa de viña en un caxon, y se muda á un invernáculo calentado con estufas, la cepa brotará, y se poblará de hojas antes que las otras que han quedado al campo raso; pero esto nada tiene de

extraño.

Si despues de haber colocado el caxon en el abrigo, se saca afuera la extremidad del sarmiento de la cepa contenida en él, se verá que las yemas que estan dentro del abrigo se abren y producen flores y frutos, al paso que las que quedaron fuera permanecen cerradas hasta que la viña arroja naturalmente.

Si se pone el caxon fuera del abrigo y se mete el sarmiento dentro, las yemas de la extremidad de este sarmiento que estuvieren en la estufa se abrirán, y producirán hojas y racimos quando las que esten fuera, aunque mas vecinas á las raices que las otras, permanecerán cerradas.

Si el caxon está de la parte afuera, y se hace entrar dentro el

sarmiento, de modo que vuelva á sacar por el otro lado la punta, entonces las yemas de esta extremidad, igualmente que las inmediatas á la cepa, quedarán cerradas, y las del medio del sarmiento que esten en la estufa vegetarán, se abrirán, y producirán hojas y frutos.

Duhamel concluye con razon de estos hechos: 1.o que la savia exîste en la madera en un estado conveniente á la vegetacion, y que solo le falta una causa determinante para obrar : 2. que esta causa es el calor; y 3.° que reside en las yemas que se exponen á él. ¡Quántas conseqüencias podrian sacarse aún de estos experimentos! pero nos extraviarian de nuestro objeto.

El rigor del frio no detiene absolutamente la vegetacion en las raices, sino que la suspende tan solo en las partes donde penetra, y no mas abaxo así luego que el ayre de la atmósfera vuelve á tomar el grado de calor que necesita la vegetacion del almendro, su desarrollo detenido hasta entonces se manifiesta en toda su fuerza; pero esto se verifica mas tarde si el almendro está inxertado sobre ciruelo por consiguiente seria muy útil seguir este método en los almendrales.

Muchos autores lo han aconsejado, y otros muchos lo reprueban; pero la experiencia sola es quien debe decidir.,, Yo hice inxertar de escudete, dice Duhamel en su Física de los árboles en el artículo INXERTO, por la savia de Agosto almendros en ciruelos de damascenas pequeñas negras, confiado en los escritos de muchos autores, que aseguran que por este medio brotan los almendros mas tarde, , y estan por lo tanto menos expuestos á helarse en la primavera. Los escudetes arrojáron admirablemente en la primavera y en el verano inmediato, de modo que en otoño estaban algunos poblados aún de hojas, quando los almendros ordinarios no tenian ya ninguna. No se puede concebir una esperanza mas lisonjera que la que prometian estos árboles sin embargo, todos los que hice arrancar de la almáciga para ponerlos en otro sitio feneciéron; y la mayor parte de los que quedáron en el plantel arrojáron medianamente el año siguiente, pero muriéron al tercero digo la mayor parte, porque dos de estos han subsistido muchos años despues, y me han dado muy buen fruto. El mal éxîto de estos inxertos no se puede atribuir á la falta de analogía en las partes sólidas ni en los líquidos, porque los inxertos prendiéron con la mayor felicidad y porque se inxertan y agarran todos los dias los pérsicos en almendros y en ciruelos.

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-,, Yo he notado, continúa Duhamel, que el inxerto del almendro engrosaba mucho, y que la extremidad del vástago del ciruelo quedaba muy delgada, de modo que formaba por baxo del inxerto un repulgo considerable: por otra parte la experiencia prue

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377 ba que el almendro arroja mas temprano en la primavera, y que crece mas pronto que el ciruelo."

Bernard en su Memoria premiada por la Academia de Marsella sobre esta qüestion: Quál es el mejor modo de cultivar el almendro, y quáles son los medios, si los hay, de retardar su florescencia, sin perjudicar á la duracion del árbol, á la abundancia de las cosechas ni á la calidad de los frutos, es del sentir de Duhamel; pero no sabemos si decide la qüestion por su propia experiencia, ó fiado en la de otro.

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A los experimentos desagradables de Duhamel podemos oponer los del Baron de Tschoudi, observador exâctísimo y de mucha instruccion, para reanimar con ellos la esperanza del labrador. He aquí cómo se explica en la palabra ALMENDRO en el primer tomo del Suplemento al Diccionario Enciclopédico : Duhamel asegura que el almendro viene aún en las tierras fuertes, con tal que tengan mucho suelo; pero mi experiencia es contraria á la suya. Yo tengo en una tierra compacta un almendro, cuya corteza está arrugada, los brotes delgados y negros, y nunca ha echado flor, aun que ha cumplido ya once años. Tengo otros que no hacen mas progresos en una tierra ligera, sustanciosa y profunda, pero que tienen la naturaleza de las tierras blancas, si bien nuestro clima (la Alsacia) puede contribuir á este mal suceso. No puedo criar en ellas almendros, sino en tierras pedregosas, y al abrigo de los malos vientos, y aun así, solo los que estan inxertados en ciruelos florecen bien, y los conservo tambien en espaldera.

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don

A pesar de la especie de demostracion que resulta de los experimentos de Duhamel, y de las conseqüencias que se pueden sacar de las de Tschoudi, la question no está decidida todavia completamente. Ambos han hecho sus inxertos en climas poco convenientes al almendro, el uno en el Gatinoes, y el otro en la Alsacia ; y de se debian hacer estas nuevas tentativas era en Provenza, en el Condado, en el Baxo Delfinado y en Languedoc, donde la cosecha de las almendras forma un objeto considerable, y es al mismo tiempo muy casual.

Como los inxertos no prosperan igualmente bien sobre todos los individuos, seria muy conveniente que se hiciese la prueba en di ferentes especies de ciruelos, especialmente en los tempranos y vi gorosos: por exemplo, se podria inxertar sobre el ciruelo de amarilla temprana de Cataluña, el de la temprana de Tours, el de la claudia, aunque mas tardía &c. Y para no tener nada que desear convendria probar igualmente en ciruelos mas tardíos. Los estados de Provenza y Languedoc como los mas interesados en este particular deberian promover este asunto, y hacer los gastos, que serian poco considerables, de estos experimentos.

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Algunos autores han aconsejado seriamente descubrir las raices principales de los almendros durante los rigores del invierno, y no enterrarlas hasta despues de pasadas las heladas; pero este medio es absurdo, porque si el árbol no padece ó no muere, sus frutos maduran igualmente pronto, y ademas no se retarda su vegetacion, porque no se pueden mitigar los efectos del calor de la atmósfera. Estos consejeros no conocian sin duda el experimento de la vid de Duhamel.

Bernard propone en la Memoria citada un medio que importa conocer, así como la teoría sobre que lo establece. Es una cosa sabida que las heladas se hacen sentir muy vivamente cerca de la superficie de la tierra; pero fácilmente se descubre que su accion se debilita por grados á elevaciones mayores sobre el mismo terreno. La vid arroja mucho antes, y conserva por mas largo tiempo sus hojas quando se dexa á la cepa cierta longitud para que pueda enlazarse á algun árbol, que quando se cultiva segun la costumbre ordinaria. Las higueras, naranjos &c. estan mucho mas expuestos á helarse quando estan baxos que quando tienen alto el tronco. Los perales y manzanos enanos que hay en los jardines florecen constantemente mas tarde que los árboles de la misma especie, que estan al descampado, y á quienes se le cortan poco las

ramas.

Los arbolistas deberian pues, despues de haber inxertado el arbol, conservar sus primeros pimpollos ó sus primeras ramas baxas, para formar de ellas en adelante las principales, á fin de que su orígen estuviese tan cerca como fuese posible de la superficie de la tierra. Por medio de la poda se dirigiria despues el movimiento de la savia á las ramas laterales, y se cortarian aquellas que por su direccion y vigor pareciesen mas á propósito para dar á los árboles una forma diferente de la que se les quiere hacer tomar. A costa de un poco de cuidado en los primeros años del desarrollo de los árboles, se conseguiria fácilmente sujetarlos á la forma que se juzgase conveniente; y entonces, hallándose sus ramas siempre en una atmósfera mas fria, sus yemas se abririan necesariamente mas tarde.

Esta teoría está fundada en la experiencia de un cultivador que tenia en su campo muchos almendros muy grandes, y tomó el partido de hacer cortar uno de ellos, porque abriéndose muy temprano sus botones, se helaban todos los años. Como el terreno era pocó apreciable, dexó crecer los renuevos que la cepa, arrojó, y algunos años despues vió nacer sobre aquellos vástagos flores mucho mas tardías que las de los árboles que habia conservado. El vigor de los renuevos era seguramente una de las causas que habian suspendido su florescencia; pero la poca elevacion sobre el terreno era, segun Bernard, lo que mas habia influido para producir el

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