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cho que sufrir para acostumbrarse despues al terreno ligero y seco, que se le destina: bastan las labores freqüentes, que deben darse, la primera quando el tallo ha tomado bastante consistencia, la segunda al fin de Mayo, y la tercera á últimos de Agosto. Es tam-. bien absolutamente necesario escardar las plantas á menudo.

III. Del inxerto. El mas comun es el de escudete ú ojo durmiendo inxertándose de coronilla únicamente los árboles ya formados, y aun estos rara vez se logran, porque la goma que corre. del árbol á la parte cortada hace perecer el inxerto. Es pues mejor desmochar el árbol antes del invierno, cubrir la llaga con barro de jardineros, y esperar á que arroje nuevas ramas, sobre las quales se inxertará de escudete. Es notorio que por mas que se hayan elegido para las siembras almendras todas dulces ó todas amargas,, unas darán almendros dulces, y las otras almendros amargos, por lo qual es absolutamente necesario inxertarlos para conseguir la especie de fruto que se desea. La observacion esencial que hay que hacer es no inxertar jamas sobre un individuo demasiado débil, pa-, ra que el inxerto no forme repulgo, aunque este será á la verdad menos fuerte si es almendro sobre almendro, que siendo almendro sobre ciruelo. Si se quiere evitar este defecto, debe elegirse un buen patron, porque no se podrá lograr un buen inxerto, ni tener un buen vástago, si el árbol no es vigoroso.

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El almendro pérsico y el albaricoque pérsico prueban lo fácil que seria á un aficionado paciente y diestro enriquecer nuestros jardines. ¿Por qué, á exemplo de la naturaleza, no hace sobre el almendro la operacion descrita hablando del cultivo del albaricoque? (Véase en aquel artículo el capítulo segundo donde se habla del albaricoque persico.) O¿por qué no experimenta lo que el Doctor Beal anuncia en las Transacciones filosóficas, donde se explica así:,, Si despues de muchos inxertos escogidos y curiosos se pone la almendra en una tierra bien podrida, se pueden esperar algunas especies nuevas, como semipérsico, semialbaricoque &e. ",

Hay tambien otro método de multiplicar las especies jardineras; pero pide mucha destreza: tómese de una rama nueva, por exemplo de ciruelo, de albaricoque ó de pérsico, un escudo proporcionado en su grueso á otro que se sacará de un almendro : pártase exactamente el escudo del almendro y del albaricoque en toda su longitud, júntense las initades de estos dos escudetes, y arrímense bien uno contra otro, para que las dos partes de la yema reunidas no hagan mas que una sola: pónganse ambos en la incision hecha en el árbol que se quiere inxertar, reuniendo bien los labios de la corteza, y cuidando que las dos medias yemas no se separen; y en fin, átese y cuídese este escudete como los demas. Sucederá precisamente que se perderán muchos; pero uno solo que

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se lograra de ciento no pagaria completamente el trabajo que hubieran costado todos? Si aconsejamos hacer esta operacion sobre el almendro, es porque este árbol crece muy presto, y da tambien fruto mas pronto; pero si se quiere se puede tambien hacer la prueba sobre los demas árboles. De este modo es como se ha logrado el naranjo-hermafrodita, esto es, el que da en el fruto un casco de naranja y otro de limon, distinguiéndose bien las dos carlas pepitas y la cáscara, y algunas veces sale una mitad naranja, y limon la otra mitad. El mismo orígen ha tenido la uva suiza, que da un grano negro y otro blanco, y algunas veces la mitad del mismo grano es blanco la otra mitad negro.

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No se debe inxertar de este modo un almendro con un pérsico tardío, porque siendo la vegetacion de este mas tardía que la del otro, los botones del escudete no vegetarán á un mismo tiempo. Se podrá pues hacer la prueba juntando el albaricoque precoz ó el blanco &c, con el almendro, arreglándose siempre al tiempo de la vegetacion, porque este es un punto esencial.

IV. Del terreno que conviene al almendro. Las provincias septentrionales de Francia son ya muy frias para el cultivo en grande del almendro; pero este cultivo comienza á ser abundante desde Valencia hasta el mar, y desde Antibia hasta Perpiñan, porque estas provincias estan abrigadas por cordilleras de grandes montañas, y son otros tantos climas privilegiados (Véase en la palabra AGRICULTURA el capítulo tercero sobre los efectos de los abrigos.); pero no prevalece aún en la parte mas caliente de la Provenza; y si se ha de creer á Lemery en su Tratado de los alimentos, los almendros trasportados de Provenza á las islas de América se han hecho en ellas fuertes y vigorosos, pero no han dado fruto: con todo vienen bien en Berbería. Mas esta singularidad ¿no podrá provenir de haber plantado el árbol ó la almendra en un terreno muy compacto? En el clima en que pueda cultivarse el olivo debe preferirse al almendro, porque este florece muy pronto, y su flor perece á la menor helada, ó por los efectos de una niebla fria. La naturaleza parece que ha señalado el sitio conveniente al almendro destinándole el clima donde el olivo cesa de vegetar bien, porque allí encuentra el almendro el que le conviene. Y aunque lo cultivan en el territorio de Aigle en la Suiza, pais calidísimo en el verano por estar abrigado por las altas montañas de Gruyeres, dudo que en diez años se coja una cosecha copiosa, porque el ayre frio de estas montañas influye necesariamente, en los últimos dias del invierno, sobre los botones de las flores impacientísimos por abrirse.

Las tierras ligeras, arenosas, pizarrosas y calizas son las que convienen á este árbol al contrario, en las tierras gruesas y húmedas dura poco, da pocos frutos, y la goma lo esquilma. El almen

dro tiene pocas raices horizontales ó extendidas, porque todas se meten profundamente quando el terreno se lo permite; por lo qual no pudiendo penetrar ĥácia abaxo en las tierras húmedas y fuertes, padece en ellas, degenera, y perece.

En los paises calientes de que se ha hablado conviene plantar el almendro en los sitios elevados y expuestos al norte, porque los terrenos baxos le son poco favorables, exponiéndolo muchas veces á las escarchas y á las nieblas, á menos que expela habitualmente su humedad alguna corriente de ayre que venga del norte ó nordeste.

V. De la trasplantacion del almendro. Inxertada la planta por la savia de Agosto en el primer año, ó en la de la primavera del segundo, solo resta dexarlo fortificarse en la almáciga. Comunmente se espera á que tenga quatro años para trasplantarlo, y es mal hecho; porque entonces los arbolistas por desarraygar quanto antes el árbol, cortan sus raices, y lo ponen así en estado de que le cueste mucho trabajo prender, y volver á criar otras nuevas. Es pues necesario desarraygarlo completamente con cuidado, ó trasplantarlo mas nuevo; pero siempre con todas las raices que ha producido, sin lastimarlas ni caparlas, como hacen los jardineros. Véase la palabra RAIZ, y se juzgará que la naturaleza no se las ha dado en tanta abundancia á la planta para que se las destruyamos.

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La estacion mas favorable para hacer la trasplantacion es á fines de otoño luego que las hojas se han caido. Los almendros amargos nuevos conservan muchas veces las hojas verdes sobre sus tallos vigorosos aun hasta fines de invierno; pero pesar de eso conviene igualmente trasplantarlos á principios de esta estacion quando mas tarde. Todos los almendros se apresuran generalmente á producir flores, y la savia, como se ha dicho ya, se pone en movimiento luego que el frio cesa, y le sucede una temperatura algo mas dulce; y si se espera esta época para la trasplantacion, rara vez prosperará el árbol.

Las hoyas donde deben trasplantarse estarán hechas și se puede desde el mes de Agosto, para que el ayre, el calor y las lluvias penetren mas profundamente la tierra, preparen en ellas las sales, y reunan otras nuevas; pero como la tierra del fondo se habrá apretado desde el mes de Agosto hasta el principio de Noviembre, y estará demasiado dura para las raices, será bueno removerla con el azadon ó la pala. El hueco de la hoya debe ser proporcionado al grueso del árbol y al volúmen de las raices, particularmente si se arrancan de la tierra sin cortarlas. Las hoyas son comunmente muy estrechas , porque una economía mal entendida se opone desde el principio á los progresos del árbol á pesar de

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que su perfeccion depende de los cuidados que exige la trasplan

tacion.

Casi todos los autores que han escrito sobre el cultivo del almendro recomiendan expresamente que se le corte la raiz central al ponerlo en el plantel, ó al menos al tiempo de trasplantarlo; pero es un error muy grande, supuesto que este árbol siempre busca el centro, y no arroja raices horizontales sino quando el fondo del suelo le estorba penetrar hacia abaxo. Este hecho de la natuleza manifiesta que deberia haberse proscrito una práctica que va directamente contra sus leyes. Para excusar una hoya muy honda, y que la raiz central no embarace al plantar el árbol en agujeritos pequeños, han dicho, no hay mas remedio que cortársela. Este es el lenguage de los partidarios de este método. Pero es acaso el de la naturaleza que nada produce en vano, y es siempre constante en su modo de obrar? La experiencia probará siempre y demostrará al hombre mas preocupado por el método antiguo, que un almendro plantado con su raiz central y todas las demas en una hoya del tamaño conveniente, adelantará tanto en quatro años, como en diez otro á quien le hayan cortado la raiz central y cercenado las otras segun hacen los jardineros.

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Si el árbol viene de un plantel lejano, si ha estado por muchos dias fuera de la tierra, ó en fin, si sus raices estan secas, será muy conveniente poner el pie en agua por ocho, doce ó veinte y quatro horas, segun las circunstancias, para qué al trasplantarlo se adapte mejor la tierra á las raices.

Si está muy húmeda la hoya ó la tierra que se ha sacado de ella, es preciso diferir la trasplantacion por algunos dias, porque se uniria mal á las raizes, se endureceria, se petrificaria y padeceria el árbol. Es preciso quitar las piedras, y echar tierra nueva, buena y menuda sobre las raices, para que no quede vacío alguno, y cada año se debe cavar el terreno al rededor del árbol, si no está plantado en un campo de labor ó habitualmente cultivado.

Es necesario despojar de ramas el tallo del árbol plantado; pero conviene dexarle dos ó tres, cortadas á dos ó tres pulgadas por cima de su base, y cubrirle la herida con barro de jardineros ó arcilla bien amasada.'

VI. De la poda del almendro. Si se ha sembrado el almendro de asiento, y se ha cultivado cada año el terreno como lo exîge, no se deben cortar al tallo mas que las ramas pequeñas, á fin de obligarlo á formar un árbol. Estas ramillas se cortarán al principio de Noviembre, para que la llaga se cicatrice y endurezca bien antes que lleguen las heladas, porque si se espera á mas tarde es de temer que la savia se extravase, que se me la goma', y esta anuncia siempre el estado de sufrimiento de todo árbol. Luego que

el tronco está ya formado, se abandona el árbol á los cuidados de la naturaleza, que sabe mas que nosotros.

Los almendros trasplantados tienen poca necesidad de la mano del hombre este puede, quando mas, cortar las ramas débiles y quitar la madera muerta, para que la caries no se extienda al cuerpo del árbol. Como los botones de fruto solo salen de la madera. nueva, si el árbol no tuviere mas que vieja ó vástagos achaparrados, será preciso cortarle por bastante abaxo sus ramas viejas, ó desmocharlo enteramente en cuyo caso, por poco vigor que el árbol conserve, los botones de madera penetrarán la corteza vieja, y -darán ramas nuevas.

Algunos almendros, particularmente los que estan plantados en terrenos gruesos ó demasiado bien cultivados, dan solamente botones de madera y no florecen en el primer caso conviene mezclar con esta tierra fuerte una buena porcion de arena, y en el segundo disminuir las labores. Los autores antiguos de agricultura aconsejan taladrar en este caso el tronco, y es constante que esta operacion extravia una gran parte de la savia; pero daña á la duracion del árbol vale mas pues dexarlo envejecer, y quando los canales de la savia esten obstruidos, y esta suba en menos abundancia y con menos velocidad aparecerán los frutos, y recompensarán con usura del tiempo que han hecho esperarlos.

El muérdago (Véase esta palabra.), planta parasita y voraz, se pega algunas veces á las ramas del almendro, y una sola de estas plantas basta para multiplicarse muy pronto por todos los almendros de los contornos: así, es indispensable arrancarla en pareciendo el primer hilo , y cavar en la sustancia misma de la corteza hasta estirpar sus raíces ó pezoncillos, porque uno solo la reproduce de nuevo. Quando se cria el muérdago sobre un almendro es prueba de que el árbol está cubierto de musgo. El viento ó los páxaros depositan la grana de esta debaxo de la corteza y en las grietas que esta forma: el musgo conserva la humedad necesaria para su primera vegetacion, y la savia del árbol provee despues á su acrecentamiento. Los almendros de los paises cálidos y secos estan generalmente exêntos del muérdago; pero los que ve-getan en terrenos húmedos estan muy expuestos á él.

Regla general nunca se debe emplear instrumento de hierro para podar el almendro hasta fines de Octubre, y segun los climas, quando mas tarde, desde principios de Noviembre. hasta mediados del mismo mes.

El mismo cuidado que se pone en buscar para los bosquecillos árboles de hojas abigarradas es necesario poner en destruirlos en los almendrales, porque estas ramas padecen y dañan á aquella especie de equilibrio que la naturaleza ha establecido entre las ramas

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